sábado, 14 de marzo de 2015

De caco por Claraco y Rapitán

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Por Claraco y Rapitán
Sábado, 14 de marzo de 2015


            De caco por Claraco. Pega, verdad? Pues sí, pero es que además es verdad. De caco por Claraco y Rapitán es una nueva entrega de esta historia de correrías previa a ese maratón por montaña de La Almunia del domingo que viene. Una nueva entrega, decimos, en una jornada invernal, que se ha colado entre otras de un adelantado buen tiempo. Jornadas, unas y otras, que juegan al despiste entre ellas, que se encorren, que se rodean, que se pisan los talones, que tienen al medio totalmente desorientado. Hoy, que ha amanecido en Jaca entre claros y nubes, en un momento de descuido de los primeros, se han colado las segundas, y se han apretado bien entre ellas, aliándose con bajas temperaturas. Conclusión, una buena nevada, que en poco rato ha cubierto todo del blanco elemento, aunque ya se sabe, nieve marcelina en las patas se la llevan las gallinas… y los gallos, que de todo ha habido hoy. Pues mira, te cuen, dos gallinicas y cuatro gallos, dos andarines y dos trotones. Isabel, Sara, Julián, José Luis, Jesús y servidor picapedrero. Vamos.

Fotos robadas
            Foto de salida en el Pelos, que nunca se sabe si está contento o no,  siempre tiene la misma cara. Paseo de la Cantera y Árbol de la Salud, desde donde se nos ofrece un panorama totalmente invernal, facilitado por un tiempo ya cansado de tanto ir y venir, pero es lo que tenemos y hay que aprovecharlo. Camino de Santiago, que recorremos hasta el puente Oliván, donde salimos a la carretera para pisarla en esa decena de metros hasta la entrada a la pista de Claraco, por el barranco Salado.

Estampa invernal
            Entre palabras y barros, cuestas y anhelos, vamos subiendo al trotín trotando unos, y andando, a buen paso, otros. Llegamos a Claraco y lo pasamos. Decimos lo pasamos porque apenas nos enteramos de no ser por ver esa imagen de piedras amontonadas que insomnes se cuentan sus historias con el escaso eco de la sordina de la espesa niebla. Seguimos hacia arriba, hasta llegar al collado de Ipas, donde reagrupamos de nuevo, para comenzar el descenso por estos replegados montes, que hacen que nos pasemos de largo la entrada a esa vieja ermita desposeída del imán de antaño, de ese poder de atracción sobre las gentes de estos pagos, que depositaban en su Virgen sus deseos, sus penas, sus ilusiones, sus alegrías y tristezas. Ya no hay vírgenes que amparen, ya hay poca gente que amparar.

            Barranco de Ipas y subida al monte Rapitán, cuya cuesta te pone el corazón a cien, para poder disfrutar luego de ese precioso tramo de bosque que te arrulla, que te atrapa, que te acoge sabiendo que pocos son los que van a visitarlo en días como hoy. Fuerte, frío, risas, abanicos… y poco más, la niebla sigue en sus trece. El descenso lo hacemos por el sendero, y una vez en el hospital, tramo urbano que va llevando a cada mochuelo a su olivo.


            Según el cuento de Jesús, válgasenos la expresión, hemos hecho en torno a 20 km, en 3 horas, con 850 m de D+, y los mismos de D-, claro. Algo menos los andarines… pero tampoco mucho, porque han ido a buen paso. Bueno, pues para haber sido una mañana para haberse quedado en la cama, no ha estado mal. Nada mal.





2 comentarios:

  1. llegasteis al aperitivo de sol de medio día , no??.Nosotros fuimos desde Castiello andando hacia Jaca con toda la chiquillería cuando todavía nevaba levemente, pero Jaca luego nos regaló una espléndida tarde soleada.bss

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    1. Sí, una mañana rara en lo climatológico, pero felices de acompañarla. Gracias.

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