Año XIV. Entrega nº 979
“Sólo con mis pensamientos, con pasos graves y lentos
Me adentro por los rincones más desiertos:
Mi mirada atenta evita los senderos
Donde algún pie humano haya dejado su huella”.
Estos versos del Canzionere del italiano Francesco Petrarca (1304-1374) y que, de forma figurada, ya que en el siglo XIV difícilmente se hablaría de senderos, evoca una época más reciente del montañismo romántico, de ese acercamiento a las montañas con fines exploratorios, de conocer, de admirar, de compartir. Algo de todo eso queda todavía en algunos que, no pretendiendo explorar, ya que en nuestras latitudes poco espacio hay para ello, sí que nos adentramos en esos senderos, otrora transitados por la necesidad, hoy lo hacemos por gusto, por un gran gusto por las cosas sencillas, por las cosas auténticas.
Y como una buena muestra de ello, hoy no sólo nos aupamos a la sierra de Sis, sino que nos adentramos en sus pliegues, como ya lo hicimos no hace mucho, para visitar la ermita de la Virgen de Sis. Y lo hacemos no por caminos por descubrir, sino por los trazados por la historia de los últimos siglos, y que llevan a los lugares de trabajo y de devoción desde Beranuy, como es el caso que nos ocupa hoy.
Esta población, capital hoy de un buen número de pueblos y despoblados, se extiende por faldas abajo de la susodicha sierra, en la margen izquierda del río Isábena, que trae las más puras esencias de las montañas castejonenses y paulesinas, y que ya corren a sus anchas tras en estrechamiento del congosto de Obarra.
Casa el Molino
Con el respeto que merece su historia, cruzamos el puente medieval que, orgulloso, nos muestra una vistosa rallera* en la orilla izquierda del río. Una pronunciada cuesta nos pone al pie del recién señalizado GR 17 (Camino de Santiago Vía Arán-Pirineos), que coincide con el clásico GR 18.1 (Sendero de la Ribagorza), que se desprende de su matriz en tierra baja y se vuelve a encontrar debajo de Castanesa. Justo en ese panel arranca la reciente señalización del PR-HU 47 que, junto a los dos GR mencionados, traza una amplia circular por entre frondosos cajigares para visitar la ermita de la Virgen de Sis.
Y a ello vamos, no sin antes visitar la parroquial de Beranuy, que reza a Santa Eulalia de Mérida, y que presume de sus orígenes de románico ribagorzano. Seguidamente tomamos la senda que nos va a ir acercando a las paredes de estos grandes conglomerados, que van enseñando alguno de sus estratos más débiles y vulnerables a la erosión.
Vamos tomando perspectiva del valle, cuyo fondo, regado por el río, quiere también formar parte de ese paisaje que lo delimita. En menos de hora y media nos presentamos en el desvío para el mirador del Mallo, que no despreciamos, porque queremos acercarnos hasta él para ver lo que ve, para sentir lo que siente. Ambas cosas son las que experimentamos cuando nos asomamos sobre los casi quinientos metros de abismo sobre los que se asoma, con una más que amplia perspectiva sobre el valle.
Mirador del Mallo
De vuelta al desvío para retomar el sendero, que nos conduce hasta las bordas de Beranuy, tan alejadas de la población, como ahora del tiempo. En la parte alta encontramos las señales de la derivación, que invitan a subir al Puyalto, y que no declinamos, de modo que… para allá vamos. Indica una hora hasta la conexión con el GR 18, y nos cuesta menos de tres cuartos, la subida es por pista, y se hace rápido.
La llegada a la pista que recorre toda la loma de la sierra, que hace de cabañera aún en uso, es la recompensa a este añadido que le hemos hecho a la ruta. Una cabañera mencionada ya en un documento del año 987 como “Vía Carrale”.
Otro cupón que pegamos en la cartilla de los poyaques*. Estamos a los pies del Puyalto que, con sus 1778 msnm es el punto más alto de la sierra después del cercano l’Amurriadó, o Tusal de Santifons (1791 m).
Ascendemos los escasos 70 metros de desnivel para alcanzar el techo de la ruta, y lo primero que nos encontramos en la cima es un perfecto círculo de piedras, que los expertos sabrán si es o no un crómlech, pero que a nosotros nos lo parece, y no es de extrañar, pues la zona está repleta de ellos. Son monumentos funerarios que, a diferencia de los dólmenes, bajo los que inhumaban a los muertos, en los crómlech los incineraban, como dando un paso más a la evolución en el ámbito de lo religioso/espiritual, pasando de hacer la ofrenda a los dioses telúricos a hacerla a los estelares, en la época del Neolítico a las puertas del Calcolítico (hace entre 6000 y 3000 años +-).
Pero volvamos a la actualidad, porque no nos podemos entretener mucho, ya que hay amenaza de aguas para esta tarde, que llevamos algo más de tres horas y calculamos que nos quedan más de cuatro todavía. Un repaso rápido al entorno, cercano y lejano, y de vuelta, en primer lugar, al término de la derivación, para continuar por pista hasta las bordas, desde donde retomamos el camino por sendero a la vera de campos perdidos para el espacio y para el tiempo.
Pronto nos encontramos bajo la protección del cajigar*, que nos ofrece sus mejores vestimentas, y con ellas, no tardando mucho, llegamos a este emplazamiento mágico de la ermita de la Virgen de Sis, cuyo origen, según la leyenda, es atribuido a “Pedro el Monche”, un religioso procedente de Poblet, que encontraría aquí una imagen de la virgen.
Es un edificio de dimensiones modestas, con origen en el siglo XII, en el que destaca su peculiar espadaña al que, por sus características, se le atribuye las funciones de esconchuradero*, para realizar bendiciones o conjuros en días de tormenta; contigua están los restos de la vivienda del ermitaño.
Sin levantar la vista del panel, podemos añadir la curiosidad de que el nombre de “Sis”, que se le da a la sierra, y en consecuencia a la ermita, se cree que se deriva de la confluencia de territorios de seis pueblos, que son Obís, Soperún, Pardinella, Beranuy, Morens y Calvera, los dos primeros, actualmente, pertenecen al municipio de Arén, mientras que el resto, al de Beranuy.
Rodeando el patrimonio histórico está el natural, que nos ofrece una amplia gama de colores salidos de la paleta del Pintor, y que contemplamos mientras echamos un bocado, pero breve, porque aún queda tajo. Bajo la ermita discurre el barranco de Sis, al que nos acercamos para ofrecer nuestros respetos a la grácil cascada, que derrama sus aguas en un precioso rincón.
De vuelta a los pies de la ermita, para retomar el camino, cruzando, primeramente, el barranco, y continuando, a lo largo de una hora entrando y saliendo de barrancos, hasta un portillo rocoso, desde el que vamos saliendo ya del barranco principal, en cuyo seno se encontraba la ermita.
Pues hasta aquí llega la reciente señalización del PR-HU 47, justo en la conexión con los mencionados GR 17 y GR 18.1, que tomamos en dirección a Beranuy, primero por sendero entre campos, a alguno de los cuales tenemos que subir para ir por su canto al estar el camino totalmente invadido por zarzas en algún tramo. Se sale a una pista, que da paso a otra asfaltada, que tomamos por la izquierda, hasta llegar a cerrar la circular donde la hemos abierto hace más de siete horas.
Repitiendo itinerario hasta el ayuntamiento, a pie de carretera general, damos por terminada esta ruta en olor de santidad y disfrutando de los paisajes que nos ha ofrecido la sierra, que alimenta a unos bosques en plena transformación para asombro y admiración del caminante. Al final, incluida la derivación, han salido 21,6 km, recorridos en 7 horas y media, con un desnivel acumulado de 1130 m D+/- (Wikiloc: 962 m D+/-).
GLOSARIO
Rallera: Estrato muy inclinado, que da lugar a cresta rocosa
Cajigar: Bosque de quejigos
Poyaque: Contracción de “pues ya que”, pues ya que estamos aquí, hacemos…
Esconchuradero: Lugar para conjurar, exorcizar…
BIBLIOGRAFÍA
La montaña y el hombre. Georges Sonnier. Editorial R.M. (1977)
Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados, III. Antonio Ubieto. Anubar (1984)
RECURSOS DIGITALES
Las fotos, con sus comentarios, y el track
Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
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