lunes, 19 de junio de 2023

Valles de Aezkoa y Cize, miles de años humanizando el paisaje en la muga

 Año XII. Entrega nº 825


IXOS MONS
Urkulu (1423 m)
Valles de Aezkoa y Cize
Sábado, 17 de junio de 2023

            Miles de años humanizando el paisaje, sí. Quien mucho sabe de ello es el paleontólogo español Juan Luis Arsuaga, genio de talla mundial, que nos descubre con sus estudios toda una secuencia de la prehistoria humana, que nos ayuda a entender la evolución de la especie. Prolífico divulgador, nos detenemos en esta frase: “Los humanos prehistóricos que descubrieron la muerte reaccionaron celebrando la vida. A través del adorno y el embellecimiento de sí mismos, afirmaron su existencia, desafiando la tragedia final que se avecinaba. Emplearon el simbolismo para expresar su inmensa alegría de estar vivos (aún)”.



            Nuestros antepasados tenían buen gusto en la elección de los emplazamientos para hacer de ellos su hogar, y en el entorno desarrollar sus actividades cotidianas. Desde el final del Paleolítico, hace unos 10 000 años, encontramos vestigios en las áreas pirenaicas de relieves suaves y climas relativamente benignos. En el Pirineo navarro, la cordillera comienza su despertar por el oeste mostrando esos relieves suaves con grandes praderíos, que proporcionan pastos para el ganado que, aunque en constante y doloroso declive, estamos en un área colindante con el país vecino que, afortunadamente mantiene este sector primario aprovechando el régimen de facerías entre ambos territorios. Un sector pirenaico éste, como decimos, que hasta el Ori no encuentra la primera cota de dos mil metros con importantes afloraciones rocosas. Un Ori que vigila los pasos de nuestro deambular por entre los valles de Aezkoa y Cize, a caballo de la muga, entrambos valles.


            En una ruta didáctica, de la mano de Rosa Marí y Juan Pablo, anfitriones en la jornada de hoy, siete amigos más acudimos a Aribe, que es de los menos poblados del valle, pero que está situado en el centro de éste, y quizá por ello, acoge la Junta General del Valle, constituida por su presidente y 14 vocales, elegidos a través de listas abiertas cada 4 años. Un valle que comprende 9 municipios, siendo el de Orbaizeta el más extenso y poblado. Y a él nos dirigimos para, una vez, cruzado su capital y el núcleo donde se ubica la antigua fábrica de municiones, sobre el barranco de Txangoa, continuar como unos cuatro o cinco kilómetros para entrar a Irati por su extremo más occidental a través de Aezkoa. En un amplio collado sobre el paraje de Azpegi, del que toma el nombre, y rodeados de ganado vacuno y equino, en un lugar muy rico en vestigios megalíticos, dejamos los vehículos.




            Al NW tenemos el primer objetivo del día, subir al Urkulu, de 1423 msnm, que no vemos a pesar de ser la cota más alta de esta sierra, pues nos lo tapan los roquedos de sus estribaciones. Casi cuatrocientos metros de desnivel desde el arranque, que acometemos a pecho, lo que aumenta su dureza. Bien se vale que por el camino vamos haciendo paradas para escuchar las explicaciones de Rosa Mari sobre botánica y costumbres ancestrales de aprovechamiento de pastos, con las diversas frecuencias en la quema controlada de los arbustos que van colonizando el suelo dependiendo de la biodiversidad y su conservación. Estamos en una zona kárstica y, a pesar de la espesa vegetación herbácea, aparecen a la vista grandes dolinas y vaguadas que enriquecen visualmente el terreno. 



            En llegando a la zona de roquedo, nos aupamos a él para incorporarnos a un sendero que nos lleva definitivamente a lo alto del Urkulu (1423 m), a cuyo pie, en el lado norte, se halla el paso fronterizo del Col d’Arnosteguy, por el que discurría la vía romana de Burdeos a Astorga. Antiguo Camino de Santiago, llamado más tarde Camino de Napoleón, por razones obvias. Pero más antiguo que ambas reseñas es la “torre-trofeo erigida en el siglo I a.C. por los romanos para conmemorar la conquista de Aquitania”. Una torre a la que nos aupamos para darnos un verdadero festín visual contemplando los alrededores que, por falta de conocimiento no podemos describir, de este modo, animamos también a quien quiera subir aquí para ver lo que nosotros vemos y sentir lo que nosotros sentimos, que no diferirá mucho de lo que pasó por la mente y los corazones de aquellas gentes que dejaron aquí su impronta.



            Nos apeamos de este extraordinario otero, para seguir unos metros por la misma muga, hasta encontrar el hito 206 y al poco volver a entrar en este lado del Pirineo, por un límite inexistente, y que las montañas no entienden. Sin sendero aparente, guiados por el instinto, vamos bajando hasta entrar en el extraordinario hayedo, por cuyo interior transitamos, hasta volver a cruzar la muga y salir de él en las proximidades de la borda de Lezeaundi. Media hora de descenso por una vaguada, donde la ausencia de la brisa hace sofocante la marcha, es lo que nos cuesta llegar al quizá el más representativo de este milenario mundo de megalitos, aunque artificial, el crómlech de Organbide, a escasos metros del hito fronterizo 212, en una línea que no se había trazado aún en la época en la que estos monumentos funerarios cumplían su función. Este, en concreto, tiene un alto significado hoy en día para la facería Aezkoa-Cize, desde 1556, un pacto para compartir 6200 ha. de pastos a uno y otro lado de la frontera, que se renueva cada año el tercer sábado de julio entre la Junta General del Valle de Aezkoa y la Comisión Sindical del Valle de Cize, con 21 pueblos y 6200 habitantes en total.






            Desde este Col d’Orgambidé, según los mapas, nos incorporamos a la pista forestal asfaltada, nuevamente por terreno galo, hasta llegar en tres cuartos de hora a otra borda, desde donde continuamos de frente, ya por sendero, y con fuertes pendientes sobre el barranco, con vistas a la cueva de Arpea, a la borda homónima, bajo la atenta mirada del Errozate. Un bucólico lugar con un par de cabañas y escaso campo de cultivo, atravesado por el arroyo en un conjunto armónico al amor de la cercana cueva, que visitamos. Se trata de una oquedad bajo los plegamientos, con gran altura y escaso fondo, refugio de pastores, y quién sabe si de contrabandistas, pero con una gran carga simbólica y mitológica. De regreso a los aledaños de las cabañas, se impone parar un momento para echar algo al cuerpo y reponer fuerzas para la cuesta que nos espera.





            Casi una hora para superar los 240 metros por una ladera herbosa y pendiente, tan solo con trazas de animales y zigzagueando para que no se nos atragante, bajo los cielos del comienzo de una plomiza tarde. Una vez llegados al alto de la loma, un agradecido llaneo hasta bajarla por su cara sur, hasta el arroyo de la fuente de Loigorri, dando vista ya a la Reserva Natural de Mendilatz, otro espléndido hayedo que forma parte del extenso Irati, cuya zona más oriental ya visitamos no hace mucho tiempo. Nos incorporamos al GR 12, Sendero de Euskal Herria, sendero de Gran Recorrido que discurre por el País Vasco y Navarra. En un descampado antes de entrar en el hayedo, de nuevo una zona rica en vestigios megalíticos. Nos dejamos engullir, definitivamente, ya por el bosque, para al cabo de tres cuartos de hora salir a la loma que domina el puerto de Azpegi, punto de arranque de esta preciosa circular por montes navarros. 





            En total, han sido 14,3 km, recorridos en poco más de 7 horas, con 750 metros de desnivel acumulado D+/-.


Web

Valle de Aezkoa 

Junta General del Valle de Aezkoa 

Mendikat 

Wikipedia 

Wikiloc 

RAE 

IGN 

Geamap 

Hijo de la Tierra  

El Pirineo no se vende 

 




Las fotos y el track


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