Produce una sensación de sorpresa especial que arrebata, que le constituye en una maravilla aparte, con un sello propio e inconfundible, debido quizá a la variedad de acantilados, de anfiteatros, de cascadas, de praderas y de bosque que encierra en un espacio relativamente reducido. Es una de las muchas odas que le brindaba el gran precursor pirineísta Lucién Briet, quien dedicó parte de su vida a ensalzar las bellezas de este valle, y que tres años antes de morir viera convertido en 1918 en el Parque Nacional de Ordesa, y más delante de Monte Perdido, con la ampliación de 1982.
Una vez que nos separamos, fuimos descendiendo por unas terrazas hacia el nevero que viene del cuello del Perdido.
Aunque la zona a atravesar era bastante horizontal y la nieve hubiera permitido atravesarlo marcando peldaños con las botas, preferimos, ya que los habíamos traído, colocarnos los crampones para atravesarlo.
Una vez atravesado el primer nevero, Luis Mari prefirió continuar con ellos hasta el segundo nevero, porque se trataba de un terreno bastante arenoso y sin grandes piedras, mientras que Fernando y yo, preferimos quitárnoslos y llevarlos en la mano.
Muy poco después de quitar los crampones, llegamos al segundo nevero, donde nos los volvimos a calzar para atravesarlo, esta vez con mucha más pendiente y estando la nieve mucho más dura.
Al finalizar este tramo, decidimos quitárnoslos, ya que el último nevero se podía atravesar por su parte inferior, sin tener que descender mucho y donde afloran bastantes piedras, ya que el espesor de la nieve era muy exiguo.
Una vez atravesado este tercer nevero, comenzó la ascensión dura, primero por una glera muy poco estable y después por una canal bastante descompuesta, debiendo poner mucho cuidado en donde se colocaban manos y pies y procurando no echar demasiadas piedras al compañero que venía detrás, aunque alguna cayó.
Los últimos metros para llegar a cumbre, fueron un paseo triunfal al haber conseguido el verdadero objetivo de la jornada.
Brindamos con el consabido GUASILLO, rezamos una oración por los fallecidos y ausentes y de nuevo para abajo, poniendo más atención si cabe en la bajada, dado el mal estado de la canal.
Una vez abajo y para llegar a la subida al Boudrimont NW, decidimos bordear el segundo nevero por su parte inferior de manera que no necesitásemos colocar crampones, debiendo ir ascendiendo por unas terrazas similares a las que habíamos bajado para llegar al nevero de la Espalda del Perdido.
La ascensión y posterior descenso del cuarto tresmil de la jornada, la realizamos por la misma arista, disfrutando como cosacos, a pesar del patio que se abría a uno y otro lado.
Una vez descendidos decidimos colocar los crampones y subir el nevero hasta llegar al punto por donde habíamos entrado, con el fin de tener más claro la subida, aunque se veía que se podía ascender por muchos sitios.
Una vez llegados al punto donde nos habíamos separado, el camino de vuelta era evidente, aunque lo realizamos un poco más alto para no tener que perder altura, ya que el caos de piedra era imposible salvarlo.
En el Punta de las Olas nos encontramos con Luis Villar, que nos indicó que habíais pasado hacía una hora y media con el fin de llegar a coger el autobús de las 6,30.
Nosotros decidimos no correr y a cambio, cuando llegamos al collado de Arrablo decidimos completar la jornada haciendo también la sierra Custodia, llegando al punto de recogida del autobús justo al mismo tiempo que llegaba, con lo que fue dejar las mochilas en el maletero, subir al autobús y salir para Nerín con unos 15 minutos de adelanto sobre el horario programado.
Según el GPS, realizamos 28 Km, con un desnivel positivo y negativo de 1.940 m, en un tiempo total de 11h 55 minutos.
Si hubiéramos tenido un poco más de tiempo se hubiera ascendido también al Pueyo Mondiceto para lograr hacer 2.000 m de desnivel, pero lo dejaremos para otra ocasión.
Como resumen diremos que fue una jornada EXCEPCIONAL, desde todos los puntos de vista, donde se logró completar todos los tresmiles accesibles del macizo de Ordesa, (quedan el Dedo y el Nudillo, pero esos son de escalada), ascendiendo la Espalda de Esparret a la tercera intentona.
De esta manera, un pirineísta empedernido, acompañado por dos de sus amigos, conseguía sacar con este clavo, otro que esperaba su turno desde hacía seis años. Nuestra más sincera ENHORABUENA!!!
Las imágenes de esta segunda parte pertenecen a los integrantes de este grupo.
Fantástico reportaje y maravilloso blog, me ha gustado mucho. Tienes un nuevo seguidor desde Cantabria, saludos desde http://faunacompacta.blogspot.com/
ResponderEliminarGracias, Germán. Nada comparado con el tuyo, del que me declaro seguidor, también.
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