viernes, 5 de marzo de 2021

Villar de Sarsa y las pardinas de Catalupera y Fatás, por el Soduruel olvidado

 


IXOS MONS
Villar de Sarsa (1015 m) y las pardinas de Catalupera (1085 m) y Fatás (1115 m)
Jueves, 4 de marzo de 2021

            A Van Gogh no hay que presentarlo, claro, ni a su pintura tampoco, pero quizá sean menos conocidas algunas de sus frases, como por ejemplo esa de que: “Si realmente amas la naturaleza, encontrarás belleza en todas partes”, que asociamos mucho con esa tan manida y que tanto nos gusta airear, que es la de “Lo pequeño es hermoso”, del escritor alemán Schumacher, porque sí, porque en los pequeños detalles podemos descubrir grandes cosas, y en lo referente a la naturaleza, podemos encontrar enseñanzas en cualquier parte, y también eso es belleza. También podemos encontrar belleza en esos lugares, deshabitados ya, incluso abandonados a su suerte, por los que, de vez en cuando, acudimos en busca de los ecos del olvido.


Ermita de Sarsa, emplazada en Jaca
(imagen de Románico Aragonés)

            En la alta montaña no tanto, claro, pero donde en algún momento de la historia ha podido haber actividad humana, quedan vestigios de ella y, desafortunadamente, en el Alto Aragón de eso vamos bien servidos, por lo que es frecuente el vernos involucrados en esa maraña de piedras amontonadas, fagocitadas por las fieras barzas, o los más fieros artos, en enclaves que salen al paso de nuestras rutas. En esta ocasión ha sido bien cerca de casa, en el Soduruel, referido al solano de la Peña Oroel. Así que, en la carretera A-1205, como a 250 metros pasado el desvío al Parador de Oroel dejamos el vehículo para transitar por la muy transitada, ya en sus tiempos, calzada romana, y lo hacemos con Petri y con Toño, que empeñado está en descubrir el emplazamiento del antiguo poblado medieval de Villar de Sarsa, cuya ermita fue trasladada piedra a piedra a Jaca en el año 1972, emplazándola en el extremo oeste del Paseo de Invierno y, aunque no es cien por cien fiel a la original ha sido una forma digna de ponerla en valor, ya que de lo contrario hubiera llevado el mismo paso que el pueblo, como luego veremos.




Restos de Villar de Sarsa

            Nos incorporamos, como decimos, a esa calzada, que describe una ancha canal de principio, con una muy vistosa erosión del pendiente terreno. Cuando se suaviza la pendiente se hace el tránsito más cómodo. Se va rodeando la peña, y en menos de media hora se pasa junto a los restos de Casa Morcheta, dejando abajo los de Casa Moquito, y enseguida nos incorporamos a la pista que viene de la propia carretera. Al cuarto de hora dejamos la pista para tomar un sendero a mano izquierda que, tras cruzar un pequeño barranco se pierde la traza, y ayudados del track, llegamos al lugar donde se emplazaba este poblado medieval de Villar de Sarsa que, según informaciones extraídas del blog Despoblados Medievales, de Cristian Laglera, albergaba la ermita, advocada a Santa Ana, y que ya fue precedido de otro llamado Sarasa. La ermita, que como decimos está emplazada en Jaca, es del siglo XII. según indica también Antonio Gª Omedes en su web de Románico Aragonés.



            Restos de muretes y algún montón de piedras es lo que pervive hoy en día, siendo pasto de las barzas y del olvido. De nuevo en la pista, pasamos por el cruce de otra finca, esta en buen estado, las Fuentes de Sarsa, se llama, haciendo honor a unos buenos chorros de agua que manan en sus proximidades. Tomamos dirección este para pasar, a los diez minutos, por un depósito de agua contra incendios, de reciente factura. Enseguida se nos bifurca la pista, debiendo tomar el ramal de la derecha; el de la izquierda pasa por Ordolés, por donde regresaremos. Seguimos por el pinar, y antes de media hora nos encontramos otra bifurcación, volviendo a coger la derecha para, ya en un tramo de ida y vuelta, acercarnos a visitar los restos de la pardina Catalupera, a donde llegamos en veinte minutos desde el desvío.




            Por muy poca distancia, en el término municipal ya de Caldearenas, está situada en un collado, como a unos 1085 metros de altitud. Aún conserva las paredes en pie, con casa de dos plantas y amplios corrales, estaría rodeada de extensos campos, que hoy se van perdiendo entre el matorral, que nos cobra bien su tributo para adentrarnos en el edificio con el fin de rendir nuestros respetos más de cerca. Echamos un bocado y volvemos sobre nuestros pasos y en otros veinte minutos llegamos al cruce, que ahora tomamos a la derecha, para visitar la otra joyica de la jornada, la pardina de Fatás, con su ermita de San Bartolomé, esta sí en el término de Jaca, y que encontramos totalmente intratable. Se le supone de mayores dimensiones que la anterior, incluso pudiera ser un caserío. Su profusa vegetación deja entrever varios edificios, alguno de los cuales será la ermita, pero todo ello está muy bien custodiado por barzas y artos, que impiden acercarnos a ellos. Salvo los restos de una borda junto a su era, por más que buscamos, no encontramos debilidad alguna que nos permita entrar en el resto de las edificaciones.








            Volvemos sobre nuestros pasos, incluso dejamos atrás el desvío para Catalupera, y seguimos, tomando el ramal de la derecha para pasar por Ordolés, que bien está ya que vamos hoy de pardinas. Y poco más, con las mismas de regreso hasta el coche: depósito de agua, cruce de las Fuentes de Sarsa y calzada romana de nuevo, completando así una interesante ruta, no recomendable para hacerla en verano, pero que a estas alturas de año se deja hacer bien. Al final, han salido 18,4 km, recorridos en 5 horas, y salvando un desnivel acumulado total de 555 m D+/-.










Las fotos y el track






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