domingo, 13 de septiembre de 2015

Peyreget, el pequeño de los Ossau

AQUERAS MONTAÑAS
Peyreget, el pequeño de los Ossau. 
Sábado, 12 de septiembre de 2015


            Septiembre, mes de despedidas y de encuentros. Despedidas de los rigores del verano, y encuentro con el tiempo que de la mano trae. Un tiempo que de vuelta al cole, viene con los deberes debajo del brazo, viene a revalidar año tras año su martingala, viene con los fenómenos atmosféricos propios de su sexo y condición. DANA es como llaman los expertos ahora a ese brusco meteoro que conjuga diversas presiones y temperaturas en distintas capas de la atmósfera. 


            La dama de las mil tormentas juega a su antojo con ellas, juega a su antojo con quien va a cortejarla. Se sabe alta, esbelta, pinturera, más que su gemela Anayet, con más puntas, con más cabeza, donde reposan los sueños de los que tienen pendiente su conquista. La Gran Dama del Pirineo, o eso se cree, se sabe rodear de mal orache para protegerse de tanta y tanta mirada intimidatoria. Desata su pasión envuelta en fumarolas, como añorando termo tiempos pasados, vulcano tiempos pasados. Hoy, ignorando el calendario de actividades de la Sección de Montaña del CP Mayencos, apenas ha levantado los párpados para echar una mirada de soslayo, pero no te guardamos rencor por ello, Gran Dama, sabemos esperar, sabemos tener paciencia, como tú. Sabemos que bajo esa indolente apariencia, todavía late un tierno corazón que se conmueve ante la presencia de quien quiera cortejarte. Hoy, hemos estado ahí.


Allá que vamos
            Sí, hoy era el día señalado para ir a tu encuentro, y lo hemos hecho. Ocho mayencos, esta vez acercándonos ya a la paridad, hemos desafiado el mal orcahe, y a pesar de haberte dado por perdida desde el principio, hemos querido ir a ver si de cerca nos decías lo mismo que de lejos. Y sí, lo has hecho, has sido fiel a ti misma y te has escondido tras los velos del tiempo, ofreciéndonos tu peor cara. Nosotros, hemos cumplido. Nosotros, hemos madrugado para ello.

Mundo Pombie
        Ocho de la mañana. Aparcamiento d’Anéou. Apenas 4 coches. Ambiente otoñal. Llueve. No hemos venido hasta aquí para ver llover, no. En todo caso para sentir llover. Nos pertrechamos con ropas de agua, tampoco mucho, la temperatura es alta, y bajamos al plató para dar comienzo a esta nueva ruta. A ver lo que da de sí. Un muy amplio circo ocupado por un par de rebaños de ovejas que no tienen prisa por mover. Nos arrimamos al comienzo de las zetas y las dibujamos como ellas son. En tres cuartos de hora nos presentamos en el collado de Pombie, y en otro cuarto más en el refugio.

Lo que se deja ver
            La indiferencia de la Gran Dama es patente. Nos metemos en el refugio, a ver si se le pasa. No, no se le pasa. Nadie en el refugio, sólo su guarda. Nadie en la montaña, sólo su guarda. Plan B. Tancaro ha de ser que su hermano menor, el Peyreget, se muestre igual de intratable. Lo intentamos. Tomamos el sendero que culebrea por entre las pequeñas cuencas que albergan tímidos lagos, y llegamos al col de Peyreget, que une este monte con el Petit Midi. Los huracanados vientos que trae la tempestad que tenemos encima rodean sin piedad este monte próximo objetivo nuestro, lo abrazan, y se juntan airadamente, muy airadamente, en este collado. El fuerte viento que nos ha aupado hasta aquí, nos lo encontramos de frente en el collado. Se vuelve loco por cumplir su misión. No se lo reprochamos. Los truenos hace rato que reclaman su espacio, y no se lo vamos a negar, cada uno a lo suyo. Tomamos el sendero hacia el sur, sendero que nos va a ir subiendo a la cima entre nieblas y rachas infernales de viento, en poco menos de media hora.

Circo d'Anéou
          Cima. Apenas cuatro fotos y para abajo por una corta arista que nos deja en la ladera que por sendero de piedras primero y herboso después nos va bajando hacia ese circo d’Anéou que algún destello entre nieblas y nieblas nos deja ver. Col de l’Iou, y brusco giro hacia el este para, ya por mejor sendero, y sin perder altura, dirigirnos hacia el collado de Pombie, desde donde bajamos hasta el plató de inicio. Lloviendo pero secos, así venimos, el fuerte viento no cesa. Algo más de 11 km, en 4h 20’ de tiempo total, del que 3h 10’ ha sido en movimiento, para hacer un desnivel acumulado en torno a los mil metros. Una mañana, como todas, sin par. Y en agradable y mayenca compañía.






2 comentarios:

  1. ni siquiera el tiempo nos hace pasar un mal rato cuando salimos los de la Sección de Montaña de Mayencos

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