Peña Oroel (1.769 m)
por Vía Mayencos
Sábado, 19 de septiembre de 2015
La Cruz. La cruz, como toda
expresión geométrica, está cargada de simbolismo, no en vano la tenemos en el
imaginario colectivo. Por qué está en la cumbre de muchos montes? Para
exteriorizar nuestra cultura, nuestras tradiciones, inducidas? Para recordar
nuestras conquistas? O quizá para reforzarnos ante nuestras debilidades… Como
símbolo formó parte de la vida y muerte de uno de los Grandes Maestros de la
humanidad. Cada uno sabrá los sentimientos que le producen. Pero historias
aparte, hoy nos fijaremos en uno de los aspectos, posiblemente menos
manoseados: sus líneas. Sí, porque su sencillez no puede velar su significado,
que es muy profundo, pero eso lo dejaremos para otro momento. Hoy nos
limitaremos a decir que para acceder a ella, para acceder a la montaña, a su
cumbre, básicamente hay dos formas, la horizontal y la vertical.
Primeros escarceos por el bosque |
La horizontal es la clásica, la
“llana”, la “fácil”, la popular, la senderista, la que emplea la inmensa mayor
parte de la comunidad montañera. Sin embargo, la vertical ya merece más
respeto, es más técnica, más directa, supuestamente más corta, pero no más
fácil, no más rápida, requiere más preparación… está llena de dificultades.
Hoy, el hombre y la cruz, el hombre y su cruz, se han enfrentado a ese reto de
la ascensión vertical. Con Josemari y la inestimable colaboración de Jesús,
hemos acariciado cada una de las inestables piedras que nos hemos encontrado al
paso por ese gran conglomerado de la cara norte de la Peña Oroel. Hemos
transitado por sus estrechas cornisas. Hemos navegado por sus fajas. Nos hemos
empotrado en sus húmedas y frías chimeneas. Hemos crecido con sus espolones.
Nos hemos dirigido por esa delgada línea que separa la pared del abismo,
formando parte de ambos. Todo por llegar a la cruz, a nuestra cruz.
Contacto con la pared |
Estamos ante uno de esos días en
los que tienes que llegar pronto a casa, y qué mejor que pasarlo en un lugar
cercano. Y si es querido, mejor. La Peña Oroel conjuga ambos propósitos, y la
abordamos por la Vía Mayencos, que discurre por su cara norte, por su aparente
imposible cara norte, pero que cuando te metes en ella, vas viendo que te va
ofreciendo sus recursos. Se arranca desde el Parador, tomando el sendero normal
hasta los restos de un viejo aljibe, donde lo dejaremos para tomar otro, menos
pateado, a la derecha. El sendero va metiéndote por el bosque, con los
consiguientes ejemplares de árboles que no han soportado las cargas de las
últimas nieves y los airados cierzos posteriores, que andan cruzados y pueden
despistar un poco de la tímida traza.
Fajas de la cara norte |
Veinte minutos y nos encontramos
una amplia barranquera llena de bolos, que atravesamos. Seguimos por fuertes
pendientes hasta dar con la primera presencia de pared, de conglomerado, que va
a ser nuestra compañera de viaje. Aunque hasta ahora había algún tramo de
fuerte desnivel, el ambiente era más amigable, sin duda, el paso por el bosque
te oculta lo que a su término va a poner de manifiesto, y son los espacios
abiertos hacia el Parador, de donde sales, hacia el Campo de Jaca que vas
dejando abajo, y de todo el enorme patio que se va ya dibujando con la
Balancha y las sierras pirenaicas. La llegada definitiva al muro es la señal
inequívoca de que hay que comenzar a ponerse los elementos de seguridad.
Salimos ya al exterior, la cosa ya impone más. Ya se nos muestra con toda
crudeza el enorme paredón que tenemos que ir recorriendo dirección W, para ir
ganando las fajas por estrechas cornisas.
Jesús asegurando |
En media hora más llegamos al pie
de la chimenea (III), que subimos sin problemas, a pesar de lo mojado de la
roca, con las artes de Jesús. Unos viejos clavos, pero en perfecto uso, sirven
de anclaje para el aseguramiento. En la parte superior de la misma, un árbol
también se presta para un amarre. Continuamos hacia el W siguiendo hitos y señales
rojas, además de ir encontrando más clavos en lugares comprometidos,
especialmente con nieve o hielo. Otro tramo de bosque, y a la salida enseguida
nos topamos visualmente con la cruz allá en lo alto. Nos vamos poniendo bajo su
vertical para ir subiendo por el espolón hasta alcanzarla, que lo hacemos al
cabo de casi tres horas.
Mañana despejada en lo más alto
de Oroel. Sí, mañana despejada, ventosa y fría. Este flujo de norte mantiene muy
bien definidas las siluetas de los montes pirenaicos, de todos, de los que
reconocemos y de los que no. Breve bocado y para abajo, ya por el camino
normal, hasta el Parador. Buena y vertical mañana, con 5,8 km, y 4h 20’ de tiempo total, del que en torno a 3h ha sido
en movimiento, para salvar un desnivel acumulado de 620 m. Objetivo cumplido, y
el de llegar a tiempo a casa, también.
Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/PenaOroelPorViaMayencos
La imagen de cabecera está tomada del blog pirineodeluis.
El track, en: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10865022
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