lunes, 21 de septiembre de 2015

Peña Oroel, por Vía Mayencos

IXOS MONS
Peña Oroel (1.769 m)
por Vía Mayencos
Sábado, 19 de septiembre de 2015



          La Cruz. La cruz, como toda expresión geométrica, está cargada de simbolismo, no en vano la tenemos en el imaginario colectivo. Por qué está en la cumbre de muchos montes? Para exteriorizar nuestra cultura, nuestras tradiciones, inducidas? Para recordar nuestras conquistas? O quizá para reforzarnos ante nuestras debilidades… Como símbolo formó parte de la vida y muerte de uno de los Grandes Maestros de la humanidad. Cada uno sabrá los sentimientos que le producen. Pero historias aparte, hoy nos fijaremos en uno de los aspectos, posiblemente menos manoseados: sus líneas. Sí, porque su sencillez no puede velar su significado, que es muy profundo, pero eso lo dejaremos para otro momento. Hoy nos limitaremos a decir que para acceder a ella, para acceder a la montaña, a su cumbre, básicamente hay dos formas, la horizontal y la vertical.


Primeros escarceos por el bosque
            La horizontal es la clásica, la “llana”, la “fácil”, la popular, la senderista, la que emplea la inmensa mayor parte de la comunidad montañera. Sin embargo, la vertical ya merece más respeto, es más técnica, más directa, supuestamente más corta, pero no más fácil, no más rápida, requiere más preparación… está llena de dificultades. Hoy, el hombre y la cruz, el hombre y su cruz, se han enfrentado a ese reto de la ascensión vertical. Con Josemari y la inestimable colaboración de Jesús, hemos acariciado cada una de las inestables piedras que nos hemos encontrado al paso por ese gran conglomerado de la cara norte de la Peña Oroel. Hemos transitado por sus estrechas cornisas. Hemos navegado por sus fajas. Nos hemos empotrado en sus húmedas y frías chimeneas. Hemos crecido con sus espolones. Nos hemos dirigido por esa delgada línea que separa la pared del abismo, formando parte de ambos. Todo por llegar a la cruz, a nuestra cruz.

Contacto con la pared
            Estamos ante uno de esos días en los que tienes que llegar pronto a casa, y qué mejor que pasarlo en un lugar cercano. Y si es querido, mejor. La Peña Oroel conjuga ambos propósitos, y la abordamos por la Vía Mayencos, que discurre por su cara norte, por su aparente imposible cara norte, pero que cuando te metes en ella, vas viendo que te va ofreciendo sus recursos. Se arranca desde el Parador, tomando el sendero normal hasta los restos de un viejo aljibe, donde lo dejaremos para tomar otro, menos pateado, a la derecha. El sendero va metiéndote por el bosque, con los consiguientes ejemplares de árboles que no han soportado las cargas de las últimas nieves y los airados cierzos posteriores, que andan cruzados y pueden despistar un poco de la tímida traza.

Fajas de la cara norte
            Veinte minutos y nos encontramos una amplia barranquera llena de bolos, que atravesamos. Seguimos por fuertes pendientes hasta dar con la primera presencia de pared, de conglomerado, que va a ser nuestra compañera de viaje. Aunque hasta ahora había algún tramo de fuerte desnivel, el ambiente era más amigable, sin duda, el paso por el bosque te oculta lo que a su término va a poner de manifiesto, y son los espacios abiertos hacia el Parador, de donde sales, hacia el Campo de Jaca que vas dejando abajo, y de todo el enorme patio que se va ya dibujando con la Balancha y las sierras pirenaicas. La llegada definitiva al muro es la señal inequívoca de que hay que comenzar a ponerse los elementos de seguridad. Salimos ya al exterior, la cosa ya impone más. Ya se nos muestra con toda crudeza el enorme paredón que tenemos que ir recorriendo dirección W, para ir ganando las fajas por estrechas cornisas.

Jesús asegurando
            En media hora más llegamos al pie de la chimenea (III), que subimos sin problemas, a pesar de lo mojado de la roca, con las artes de Jesús. Unos viejos clavos, pero en perfecto uso, sirven de anclaje para el aseguramiento. En la parte superior de la misma, un árbol también se presta para un amarre. Continuamos hacia el W siguiendo hitos y señales rojas, además de ir encontrando más clavos en lugares comprometidos, especialmente con nieve o hielo. Otro tramo de bosque, y a la salida enseguida nos topamos visualmente con la cruz allá en lo alto. Nos vamos poniendo bajo su vertical para ir subiendo por el espolón hasta alcanzarla, que lo hacemos al cabo de casi tres horas.


            Mañana despejada en lo más alto de Oroel. Sí, mañana despejada, ventosa y fría. Este flujo de norte mantiene muy bien definidas las siluetas de los montes pirenaicos, de todos, de los que reconocemos y de los que no. Breve bocado y para abajo, ya por el camino normal, hasta el Parador. Buena y vertical mañana, con 5,8 km, y 4h 20’ de  tiempo total, del que en torno a 3h ha sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado de 620 m. Objetivo cumplido, y el de llegar a tiempo a casa, también.
  


Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/PenaOroelPorViaMayencos
La imagen de cabecera está tomada del blog pirineodeluis.




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