Oza - Taxeras
Jueves, 24 de septiembre de 2015
Con el tránsito del Sol al signo
de Libra despedimos al verano y damos la bienvenida al otoño. Los signos
zodiacales tienen su correspondencia con los cuatro estados de la materia. Libra
es un signo de aire, concretamente de aire de montaña, y es la mejor
combinación, la mejor excusa para echarnos de nuevo al monte para impregnarnos
de ese aire regenerado tras el paso por el equinoccio. En él se iguala la
duración del día con la noche, que a partir de ahora va ganando terreno. Pero
no sólo eso, también queríamos comprobar si lo pillábamos de sorpresa. Y sí, lo
hemos pillado, nos hemos encontrado a un bosque ausente, entretenido en sus
faenas de darle la vuelta al fondo de armario para cambiar sus ropajes. Éste me
gusta, éste no me gusta… y prevemos que se va a quedar con lo de siempre, con
lo más bello, con lo más inspirador.
Altivo Castillo de Acher ,desde Oza |
En nuestros montes cercanos
tenemos un escenario ideal para ser testigos de ese cambio paulatino de
vestimenta, antes de la siguiente época, la de desnudez. Momentos místicos de
la erótica natural que en pocos lugares como en el Parque Natural de los Valles
Occidentales podemos apreciar. Dos de sus ejes vertebradores, dos de sus
principales valles, el de Ansó y el de Hecho, labrados por los ríos Veral y
Aragón Subordán, bajan orgullosos hasta sus respectivos finales en el Padre Aragón. Bajan
orgullosos, decimos, de su pasado, de las tierras que riegan, de sus gentes, de
las montañas que dejan atrás, y todo eso se nota cuando visitas sus cabeceras.
Unas cabeceras que aunque cada una se ha sabido labrar su propio destino,
también han sabido mantener varios nexos. Hermanas se sienten porque han sido
paridas en hermanos montes.
Ya van asomando los grandes de lo lugar |
Uno de esos sitios donde es fácil
dar gusto a las dos cuencas con nuestra visita es recorriendo por debajo la
llamada Faja de Mazandú. Hoy, con Sara y José Luis, unimos la Selva de Oza con
Taxeras, subiendo por el barranco de Estribiella, hasta su collado, y bajando
por el de Mazandú, hasta Taxeras, extremo oriental del Valle de Zuriza. Desde
la Casa de Forestales de Oza, el sendero parte ya con ganas, parte ya tiesote.
Es una antigua trocha de madera, pero cómoda de subir, al margen de su
desnivel. Un hito desmoronado, que no vemos, hace que no tomemos la entrada a
la senda y sigamos la evidente trocha, metiéndonos en el mismo cauce del
barranco, hasta que nuestro mosqueo nos hace dudar. Vuelta sobre nuestros
pasos, reconstrucción del hito, y seguimos. Como media hora perdida… o ganada
entre el bosque, según se mire.
Barranco de Estribiella |
Oza, que vamos dejando atrás |
Después de esta hora y media
empinada, nuestro paso por la tasca sirve de descanso para los pies y el
fuelle, hasta dar comienzo a la subida al collado, que coincide con el desvío
hacia esa Gran Dama que es la Forca. Tomamos el de la derecha. Ante nosotros se
abren dos salidas, la del barranco, mucho más agreste, y la de más al norte,
más a la derecha, que nos subirá al collado en base a zigzagueos constantes por
un no muy bien definido camino, pero que no ofrece ninguna pérdida, porque este
primer collado está a la vista. Los últimos compases se empinan un poco más, y
la presencia de esquistos, hacen que en algún paso haya que afinar la atención.
Mazandú, bajando a Taxeras |
Esto nos aúpa a otro pequeño
valle colgado, que tenemos que recorrer para llegar, ahora sí, al verdadero
collado de Estribiella, al punto más alto de la jornada, a nuestra cima de hoy,
en otra hora y media más. Total, tres horas desde el arranque, que bien se
puede hacer en dos y media, como mucho. Hay un tópico muy manido, pero por ello
no menos cierto, y que dice que cuando una puerta se cierra otra se abre.
Exactamente eso ocurre en los collados, las bellas vistas que vas teniendo a
tus espaldas, y cuya perspectiva vas ganando con esfuerzo, tienes que renunciar
a ellas en favor de las que te encuentras de frente. En nuestro caso, estamos
en el nacimiento del barranco de Mazandú, que tras regar esta partida, va a engrosar
el de Petraficha en Taxeras, y con él, y muchos otros, hasta juntarse con el
Petrechema en Zuriza, dando forma al Veral.
Barranco de Mazandú |
Estamos en uno de esos lugares
que decíamos al principio de nexo entre estos dos grandes valles de Zuriza y
Oza. Estamos bajo el humilde, por no decir humillado pico de Estribiella, y
decimos lo de humillado porque no le debe ser fácil convivir eternamente con el
altivo Rincón de Alano, en el extremo oriental de esta Sierra de Alanos, que
cierra al sur Taxeras y Zuriza. Una sierra, y nunca mejor aplicado el
apelativo, porque cada uno de sus picos, de sus afilados picos, son una punta
de esa sierra caliza que, bueno, ahí está, para admiración de todo el que pase
bajo sus pies. Todas estas reflexiones surgen mientras damos buena cuenta de un
bocado que nos permitirá continuar nuestra marcha.
Supervivencia |
Tenemos a la vista los corrales
de Mazandú, hasta los que llega una pista que termina un poco más arriba. A
ella llegamos al cabo de casi una hora desde el collado, descontando la comida.
En ese tiempo de marcha, primero hemos acompañado de cerca al barranco, y
luego, el camino te sube al lomo que viene de la cumbre del Estribiella, para
ya por buen pisar ir bajando de nuevo al barranco de Mazandú, para cruzarlo, y
tras coquetear con las entradas y salidas de varios de los pequeños barrancos
que bajan de la gran muralla, llegar finalmente a la pista. Una pista de
amplias lazadas que puedes ir burlando por sendero.
Cambio de ropajes |
Una jornada espléndida en lo
meteorológico y en buena compañía. Hemos tardado 5 horas de tiempo total, del
que 2h 50’ ha sido en movimiento, para recorrer los 9,3 km, haciendo un
desnivel acumulado de 925 m D+ y 775 D-. Habrá que volver a ver cómo van esos
seres con lo del armario. Sí, habrá que volver.
Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/OzaTaxeras
El track, en: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10897552
No hay comentarios:
Publicar un comentario