Peña Oroel (1.769 m)
Domingo, 14 de junio de 2015
Colla Excursionista de Vilanova
del Camí. En su programa Excursions 2015, en el 14 de Juny leemos: “PEÑA OROEL.
Sortirem des del Refugi d’Oroel, i passarem pel mirador d’Oroel i per una Font
dita dels Forestals. Peña Oroel está situada prop de Jaca, amb impresionats
vistes del Pirineus…”. Pasan de la veintena. Gentes sencillas, amantes de lo sencillo,
que han decidido rebasar sus límites territoriales habituales para campar por
nuestros fueros en busca de esa sana ambición que, también sanamente, nos
consume a los amantes de la libertad, a los amantes de la naturaleza, a los
amantes de la montaña, en definitiva.
Debido al mal estado de la
carretera del Parador no ha sido prudente llegar con el autobús hasta él,
teniendo que rediseñar el recorrido, algo que ya hicimos hace unas semanas con
Cayo, Hipólito y Javier, que vinieron de avanzadilla a tantear el terreno.
Sobre esa ruta acordada, aún le han dado una sabia variación. El autobús nos
sube hasta Barós, de donde partimos, para subir hasta el Parador por su
barranco. Tras subir y bajar a la Cruz, la vuelta la hacemos hasta Jaca por el
de San Salvador. Vamos.
Acogida en Barós |
Iglesia, lavadero y fuente. Elementos
de Barós que son testigos de la acogida a los caminantes que vienen a descubrir
otros lugares, y donde les ubicamos sobre el territorio. Provincia, comarca,
localidad y reino. Monumentos e historia. Todo ello queda atrás, así como la
parroquial de San Fructuoso y la ermita de Santiago, ambas del siglo XI, con
las primeras expansiones del cristianismo.
Progresando por el bosque |
La mañana ha amanecido con
brumas. No era su voluntad. Quería agradar, pero las lluvias de ayer la han
obligado a ello, a pesar de todo, debajo del brazo portaba el firme compromiso de que nos
va a traer un sol potente que las va a barrer. No hay que recordárselo,
conforme el barranco nos va engullendo, conforme nos va haciendo partícipes de
su lozana soledad, vamos comprobando que la Cruz se va empinando para vernos
mejor. Fuentes de Barós, todavía dormidas, no las queremos despertar. Cruce de
barrancos y vamos empinando ya el sendero por el bosque, que nos lleva hasta la
carretera del Parador, al que nos acercamos en dos patadas.
Fragancias |
Se impone una parada para echar
un bocado, y dicho y hecho. Entre las espléndidas vistas que nos ofrece el
Campo de Jaca y nuestra altiva peña, nos acomodamos para tomar fuerzas. Nos
esperan 567 metros de impío desnivel, que comenzamos a ritmo llevadero… pies y
lengua van al paso. Las treinta y tres curvas se van sucediendo por un bosque
al que le ha venido muy bien la lluvia de estos días atrás, porque andaba ya
pelín justo. Bien contadas, llegamos al collado, pero un poco antes
nos detenemos en esas recuperadas construcciones de piedra de viejos usos
domésticos, neveros, pozos de hielo, les llaman, precursores de las primeras
neveras de hielo y de los actuales frigoríficos que las sustituyeron.
Llegando a la Cruz |
Agrupados ya, nos enfilamos por
el sendero de la arista, hasta confluir con el de la vaguada en ese gran hito
que hacemos mayor contribuyendo con nuestra aportación. Llegada a la Cruz y
repaso a los montes, a ver si están todos en su sitio. Sí, lo están, aunque
alguno jugando al escondite con esas nubes que se enredan con ellos y que
amenazan una tarde un poco movida. Tampoco nosotros nos libramos de ellas sobre
nuestra vertical, que si no pasa de ahí tampoco viene mal la sombra.
Reconocimiento, agradecimiento y saludo a todos los vientos de la rosa, foto de
familia y más ligeros ya emprendemos el descenso.
Reponiendo fuerzas en el Parador |
Sobre las dos y media llegamos de
nuevo al Parador y sus mesas entre el bosque, que aprovechamos para
aposentarnos y reponer fuerzas. Con el gastro más calmado emprendemos la bajada
a Jaca con otro talante… que hasta aquí no ha sido malo. El grupo se estrecha
para entrar en el barranco de San Salvador, que nos hace disfrutar de su frescura
y del murmullo de su voz. Y lo que más temíamos a estas horas cansinas de la
joven tarde, el sol por el tramo entre la salida del barranco y la llegada a
Jaca, también nos lo solucionan esas nubes que hacen lo mejor y no hacen lo
peor.
Llegada al Gas, no sabemos de qué
tipo, pero sí con unas aguas saturadas de yesos. Y por el reciente sendero
entre éste y Escolapios, llegamos hasta el bus, que esperando está. Son las
cinco de la tarde, y el camino es largo, así que besos y abrazos, otra foto de
familia y despedida hasta que queráis. Un verdadero placer haber compartido
caminar y camino con buena gente.
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