lunes, 8 de junio de 2015

2ª Marcha Senderista de Jaca

ANDADAS
2ª Marcha Senderista de Jaca
"Pueblos de La Solana"
Domingo, 31 de mayo de 2015



            El Club Atletismo Jaca, con la colaboración del Ayuntamiento de Jaca y de la Comarca de La Jacetania, afronta con ilusiones renovadas, por segundo año consecutivo, esta Marcha Senderista de Jaca “Pueblos de La Solana” en este último día del mes de mayo, un mes asociado a las flores, bien asignado en el Calendario de la Revolución Francesa como Floreal. Y así ha sido, una gran cantidad y variedad de ellas nos han acompañado a lo largo de los dos habituales recorridos de 15 y 30 km, y en el recién estrenado de 40, para los más valientes y preparados. Modalidades las tres, incluidas en el Calendario de Andadas Populares de Aragón, coordinado por la COAPA, dependiente de la FAM.

El chocolate da comienzo a la jornada
            La primera cita de la mañana es la salida de 40 km a las siete, en la plaza de la catedral, pero antes, bastante antes, ya se empiezan a agolpar en la carpa de control los participantes, que no acudieron ayer, en busca del dorsal y de la bolsa del andarín. Un chocolate con churros entona el cuerpo y lo prepara para el esfuerzo que nos espera. La mañana está fresca, radiante, amenazando calor. A la hora en punto se da la salida, y con Javier y servidor picapedrero en cabeza, e Isabel, Julián y Dani cerrando, damos comienzo a esta 2ª Marcha Senderista de Jaca “Pueblos de La Solana” con este nuevo recorrido de Gran Fondo. A las 8:30 se dará la salida a la distancia de 30 km, y al cabo de un cuarto de hora a la de 15, circuitos ambos que repiten el trayecto del año pasado.



Paseo de Mocorones
            Es una prueba no competitiva, no obstante siempre hay quien se lo plantea como un reto personal, de forma que desde los primeros compases ya hay participantes que se destacan. Glacis de La Ciudadela, Rompeolas y paseo de Mocorones, usado como salida natural para el peregrinaje jacobeo. Nada esconde, pues ya desde el principio ya nos muestra toda la llamada Vereda Oeste de Jaca, esa solana que alberga los siete núcleos poblados que vamos a visitar, y que están a nuestro alcance visual, como también ese monte Grosín que hará las “delicias” de nuestro regreso. Pero no pensemos en eso todavía, que tiempo habrá.

Pasarela de La Botiguera
            Cementerio y seguimos en descenso por el Camino de Santiago en busca del nivel del canal, que cruzamos para bajar a la chopera de La Botiguera, un poco alborotada por las obras de la nueva autovía. Las serenas aguas del Aragón se impregnan del reflejo de los que vamos pasando por el puente colgante. En fila de a uno, no da para más, vamos recorriendo ese tramo final del barranco de Castelillo, desde sus últimos suspiros que van al río hasta la pista de La Solana, que tomamos en dirección a Jaca, para dar un brusco giro hacia el norte y enfilar las primeras rampas de la jornada dirigiéndonos hacia Banaguás, el primer pueblo, en cuya plaza, amparada por la parroquial de San Juan Bautista y la Casa Abacial, ya nos esperan con agua para que se nos pase el calentón.




Caminos de viejo
            Por una vereda jalonada por muros de piedra con rancio sabor a antiguo, a rural, a auténtico, nuestros pasos, con la mirada puesta en la Sierra de San Juan de La Peña, San Salvador y Cuculo, nos llevan a cruzar el conocido ya barranco de Castelillo. La falta de lluvias de este mes está precipitando el verano agostando el cereal, que convive con las amapolas camino de Abay, donde nos reciben con sólidos y sus mejores sonrisas. Punto más alejado para los de 15 km, que regresarán a Jaca por el camino del río. Nosotros, y luego los de 30, por debajo de la restaurada San Andrés nos incorporamos a la pista que parte en dirección a Ascara, hasta que nos topamos con el Lubierre, que adolece también de flojera. Lo cruzamos y nos abrazamos a él para volverlo a hacer en dos ocasiones más.

Araguás nos acoge con sus mejores galas
            De nuevo son los campos y su frescura los que nos acompañan hasta Novés, tercera parada del día, pueblo al que entramos por dura rampa jalonada por casa Ferrero. Aquí de nuevo agua. Salimos a la carretera para tomar la local que nos sube a Araguás del Solano. Bueno, eso de que nos sube no es literal, qué más quisiéramos. Estamos haciéndolo al pueblo más alto del recorrido, y el asfalto no nos sube, bien al contrario, se agarra todo lo que puede, ayudado por ese sol que comienza ya a campar por sus fueros, y que delega en esa fogata que se han preparado para meter más calorías al cuerpo en forma de bocadillo de panceta.



Pardina de Las Planas
            Por caminos de viejo salimos de nuevo a la carretera para pisarla unas decenas de pasos y entrar por el molino a la vera del Lubierre de nuevo, para subirlo hasta ese paso de hormigón que nos deje en el sendero de subida a Caniás, por un sendero quizá de lo más bonito de todo el recorrido. Avituallamiento y al tajo. Otro breve tramo de carretera local y enseguida por entre campos hasta el llamado camino de La Solana, que enfilamos ya dirección Jaca. Y eso es lo que hacen los de 30 a punto de llegar otra vez a la altura del barranco de Castelillo, que lo cruzan, pero no nosotros, que damos un brusco giro hacia la izquierda para tomar una pendiente pista que nos lleva a la pardina de Las Planas, que pone al descubierto otro duro tramo.



          “No puede ser, no puede ser”, dice la cabeza cuando la vista le enseña un empinadísimo cortafuegos. Pues sí, no sólo puede ser, sino que es, aunque si nos hacemos a la idea de subirlo todo, nos llevamos la sorpresa de que pronto tiene salida a un sendero, que aunque no deje de subir, ya tiene menos tintes trágicos al ir arropados por el bosque. El último tramo se apiada del caminante y se modera el desnivel, para dejarnos en un collado, que nos da vista al gran norte, donde las altas y nevadas cumbres pirenaicas rompen el paisaje.

Cima del Grosín, con Begoña y Maite,
además de los itinerantes Willy y Joseato
            Pronto nos ponemos bajo las faldas de Grosín, abriéndose la vista a nuestra derecha sobre el barranco que hemos subido y La Solana, sintiendo la satisfacción de haber tomado tal perspectiva. Pronto encontramos el sendero cimero, que no se entretiene zigzagueando, y que apoyado por el sol, que no nos quita ojo de encima, nos hace subir bien las pulsaciones. Llegamos arriba, donde nos da la bienvenida Begoña y Maite, dos voluntarias que disfrutan de nuestra presencia, así como lo hacen cada uno de los 360º de espacios infinitos que nos rodean.



Sofía y Carlos llegando a Guasillo
            El descenso, para el que no lo conozca, y habiendo “disfrutado” del ascenso, es una auténtica sorpresa. Un bosque de pinos y bojes nos da un respiro y nos reconforta, dándonos el oxígeno que nos ha faltado subiendo. Pista de la Sierra d’Angelé hasta el collado del paco de Serés, para bajar a Guasillo por pista. En este sexto y penúltimo paso por población tenemos otro avituallamiento, y ánimos para continuar, que ya falta poco. Aquí nos incorporamos al circuito de 30 km, por lo que ya vamos mezclándonos con ellos, que aunque han salido hora y media más tarde, llevan como 10 km menos. El cansancio y el calor van pasando su factura, pero no hay que reblar. Asieso nos ofrece el último avituallamiento líquido, para bajar por la senda de los Indios al cerro de San Miguel y por un incómodo, pero corto tramo de margas llegarnos hasta el puente del mismo nombre.



            Un cambio de última hora nos obliga a tomar una diagonal en lugar de otra para subir a la corona de Jaca, con la diferencia de que ésta nos aleja en lugar de acercarnos, puesto que da salida al paseo de Mocorones a la altura del tanatorio. Y ya, sin más dilación, Rompeolas, Ciudadela y… catedral, que por muy religioso que se sea, no sé si otra ocasión habrá en la que más nos alegremos de verla. Por nuestra parte, han sido algo más de seis horas y media, que tampoco está tan mal.



            Después del esfuerzo, los participantes en las distintas distancias se van dando cita en la Pista de Hielo, donde están centralizadas las duchas y la comida, en la que la distensión se adueña de nosotros. Con algunas sugerencias, que por supuesto estamos dispuestos a tener en cuenta, la opinión que nos transmiten es unánime referida a la organización, avituallamientos, y sobre todo al recorrido. Por nuestra parte, satisfechos, muy satisfechos de la respuesta en esta segunda edición y encantados de haber acercado a personas de otros territorios nuestros valores medioambientales y paisajísticos, que ahí dejamos sin gastar para seguir aprovechándonos de ellos el año próximo.




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