Punta Espata (2.202 m)
Sábado, 10 de enero de 2015
De nuevo en el monte, para saborear este nuevo año que comienza, y
hacerlo en un pico menor, pero no por eso menos importante, que todos lo son.
Muy próximo al macizo de la Collarada, tiene unas vistas privilegiadas sobre
esta sierra que languidece en su intimidad, sobre esta sierra que no sabe si va
hacia el invierno o retrocede hacia el otoño, sobre esta sierra que ve, que
siente, el desacuerdo entre su reloj biológico y los blancos jirones que
pretendidamente la adornan, pero que apenas lo consiguen.
Fuente del Paco |
El anticiclón está a gusto entre nosotros, y el agradable buen tiempo
que nos proporciona va en contra de lo que la tierra demanda, que es frío y
nieve. Por nuestra parte, y ya que no lo podemos evitar, nos aprovechamos de él
para auparnos a la Punta Espata o Pico a Ralla, que altiva se yergue para ser
vista desde Villanúa. Es en esta localidad de donde salimos, dejando el
vehículo junto al puente del barranco de Bozuelo, justo en el arranque del
sendero que nos sube a la fuente del Paco por un bosque que no disimula su
despiste por este tiempo fuera de tiempo.
Refugio del cubilar |
Tras unas duras rampas, el camino se suaviza y en silencio nos permite
el paso por esa fuente a los pies de un refugio forestal. Frías aguas, como de
su nombre se desprende, que dejamos correr mientras continuamos nuestra marcha
hasta el puente, que permite a la pista volver hacia Villanúa. En este punto,
nosotros seguimos abrazados a la margen izquierda del barranco para cruzarlo en
poco y continuar por un bien definido sendero que va ganando altura por el seno
del bosque. Un bosque salpicado por algún claro que almacena todavía esa nieve
que de forma testimonial se mantiene todavía.
La cima al alcance de la mano |
En hora y media larga llegamos a dar con la pista en una amplia curva
cuyo exterior alberga el refugio del cubilar, que nos marca la continuidad de nuestro
camino, ya que seguimos junto al barranco. Y lo hacemos con el collado de
Marañán o Espata enfrente, hasta que los árboles que tenemos a nuestra derecha
nos dejan paso por una ladera herbosa de indefinido camino, alcanzando una
plataforma desde la que vamos obteniendo la recompensa del esfuerzo. Las vistas
sobre Villanúa al fondo del valle del Aragón. Sobre este punto, y siguiendo con
las amplias zetas que nos permiten mantener el resuello, giramos bruscamente
hacia el este, encaminándonos ya con decisión hacia el collado de Bacún, que a
la derecha (S) nos daría paso hacia ese pico, y que a la izquierda (N) nos lo
da a nuestro objetivo.
Últimas rampas |
La empinada pero amable tasca da paso a la más incómoda piedra,
inevitable para alcanzar la cima de Punta Espata, también llamada Pico a Ralla,
porque aunque su apariencia desde el valle principal sea la de una cima
piramidal, hace ya tiempo que nos ha mostrado su realidad, que no es un
punto cimero, sino una ralla, una
pequeña sierra, naturalmente con su
punto más elevado a 2.202 metros, que alberga una curiosa imagen de hierro
silueteado que representa la calidez de hogar y la ternura de una madre alargando la mano a su hijo. Hay que llegar hasta aquí para verlo, y es lo que hemos hecho al cabo
de tres horas de ascensión, que desde luego han merecido la pena. Auparse hasta
aquí para contemplar lo que su vista nos ofrece no tiene precio. El
extraordinario macizo calcáreo de Collarada, con esta cima principal,
Collaradeta, Somolas… con unas entrañas labradas por el agua y el tiempo, que
albergan un sistema kárstico en el que la tradición oral sitúa el hogar de las
güixas y sus aquelarres.
La madre encumbrada a lo más alto |
El arco norte, algo más alejado, está ocupado por los desafiantes
Estiviellas, Lecherines, Aspe y sus Llenas, Berneras… y hasta Bisaurín y
Agüerri quieren salir en la foto. Por el sur, nuestra vista se recrea
contemplando las suaves lomas de Bacún y Letas, el Oturia, la Oroel, San Juan
de la Peña… y los menos próximos Moncayo y Urbión. En el este próximo, el tajo para que el Aurín lleve apresuradamente sus aguas hacia el siempre humeante
Sabiñánigo. Al otro lado de ese tajo da comienzo otra extraordinaria sierra, la
Partacua, con sus innumerables cimas a cual más bella.
Una vez despedidos de todos y cada uno de ellos, iniciamos el
descenso, que hacemos por el mismo itinerario de subida hasta el cubilar, desde
donde continuamos por la pista hasta tomar el camino Viejo de Collarada, que
burlándola nos deja ya próximos a ese puente que cruza el barranco debajo de
ese otro que lo salva para permitir que el canfranero llegue a destino.
Seis horas de actividad, de las que más de cuatro y media han sido en
movimiento, para cubrir unos 17 km, salvando 1.200 metros de desnivel, que se
han convertido en más de 1.300 acumulados, en una mañana extraordinaria en lo
meteorológico, pero fuera de calendario.
Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/PuntaEspata2202M
El track, en: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8638921
No hay comentarios:
Publicar un comentario