AQUERAS MONTAÑAS
TRAVESÍAS VARIAS JORNADAS
Ruta 3 Valles
Lunes 7 a viernes 11 de julio de 2014
Cuando se
apagan las luces de los sueños y se encienden las del camino sólo nos queda
recorrerlo. Así podríamos comenzar esta nueva historia. Una historia compartida
por una zona histórica de nuestro Pirineo. Una historia compartida por una
Ribagorza sin fronteras. Una historia compartida por tres de sus numerosos
valles. Una historia, compartida, en definitiva, entre un numeroso grupo de
jóvenes viejos, o de viejos jóvenes, como prefiráis, pero con un corazón que se
acompasa para latir unido en torno a esta pasión de andar, de ver, de conocer,
de reír y de disfrutar de este gusto por las montañas, por estos viejos
condados, a través de una ruta organizada por la agencia Free Flocks, de Pont
de Suert, ese fluir libre que nos ha permitido unir, en sentido ciclónico, los valles de Bohí,
Barrabés y Castanesa. Vamos.
Primera
jornada. El Pont de Suert – Erill la Vall. Con la tradicional burla al colesterol en forma de
blanco por fuera y amarillo por dentro, como dice la adivinanza, 18 de los 23
iniciales, pero todos en el corazón, partimos del hotel Cotorí de El Pont de
Suert, con la promesa de volver al cabo de cinco días, y de hacerlo, además,
con el mismo entusiasmo y con la misma alegría que ahora, pero también con más
conocimiento del medio y de las personas con las que vamos a compartir caminar
y camino. Esta primera etapa discurre abrazados al Camí de l’Aigua, uno más de los Caminos Naturales que tenemos a nuestra disposición en todo el territorio nacional, y que
señalizada con vistosa cartelería metálica de color granate hace fácil su
seguimiento.
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Grandes seres |
Partimos pues, tras la foto de familia, de uno de los
puentes que une ambas orillas de esta Noguera Ribagorzana, que pronto
abandonamos para seguir por uno de sus vástagos, dicen que el principal, por la
Noguera de Tor. Una vez fuera del casco urbano, travesía de la carretera
incluida, nuestros pasos se encaminan ya por agradable sendero, en dirección a
Caldes de Bohí, y en una hora pasamos por uno de los puntos, sin duda, con
historia. Se trata de la Ermita del Remei, un conjunto de pequeña capilla,
casona en ruinas y románico puente, el del Castillo de Tor, buen escenario para
una foto de grupo. Un par de horas más de robledal y de lluvia nos sacan del
bosque a la carretera de Irán, donde aprovechamos para echar un bocado y airear
nuestras prendas. Seguimos dirección descendente, y al poco de nuevo al
sendero, que en otra hora y media nos lleva hasta el Salencar de Barruera, un
pequeño oasis junto a ese ensanche artificial del río que ha ido alojando los
sedimentos de su vida a raíz de la construcción de la presa de Cardet, y que es
un comportamiento ejemplar de la naturaleza para adaptarse a las agresiones del
homo sapiens (¿??). Bocao y trago… y que la bota no pare…
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Viejos condados en el más viejo
aún reino del granito |
Un largo paseo domesticado a la ribera del río nos
lleva hasta Barruera, donde un curioso monumento a base de una gran roca madre
de granito, de la que maman diez chicorronas, nos recuerda que estamos no sólo
en la Vall de Boí, sino también en su municipio, a uno de cuyos núcleos hemos
llegado, y al que nos acercamos para ver, aunque sólo por fuera, su iglesia
románica de San Feliu (S XI y XII). Una hora más de incómodo pisar por los
bolos de la orilla del río, y tras ser engullidos por un tubo intestino
metálico bajo la carretera, y cuyos peristálticos movimientos corren por
nuestra cuenta, nos acerca ya a destino.
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Santa Eulalia, en Erill la Vall |
Llegamos a Erill la Vall, y no nos es difícil acercarnos, es más, nos lo
pide el cuerpo, a su iglesia de Santa Eulalia, bello ejemplo del románico de
estos valles, con su esbelta torre de 6 pisos, que visitamos uno por uno, y
donde tenemos ocasión de ver el entorno a través de sus ajimezadas ventanas. En
el portal de entrada a la iglesia, reposan apoyadas en la pared como una
cincuentena de grandes antorchas cuidadosamente arregladas, y que entre esta
jornada y la siguiente terminaríamos comprendiendo su significado y utilidad. El
interior del templo es pequeño, pero repleto de antiguos objetos robados a la
historia, con unos paneles informativos, a los que no se les hace mucho caso,
pues los cicerones Maribel y Luis se encargan de ponernos al corriente. Estamos
hablando de un monumento histórico-artístico desde 1962, y que ha ido
reencontrándose con su cronología constructiva gracias a unas excavaciones
arqueológicas en su subsuelo y alrededores, que le han afianzado su identidad.
Casa Pernallé, a la que llegamos guiados por una mocica
homónima de la santa del lugar. Buena cena. Buena compañía. Buena armonía. Primera etapa: El Pont de Suert – Erill la
Vall. Distancia: 19,7 Km. Tiempo total: 7h. En movimiento: 4h 55’. Desnivel
positivo acumulado: 1.293 m. Negativo: 883 m. (según mi GPS. Y 849 y 436 según la
agencia).
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Largas sombras a primera hora |
Segunda
jornada: Erill la Vall – Aneto. La mañana está serena. Las lluvias quedaron atrás.
Salimos para enfrentarnos al barranco del Basco, previo al Port de la Gelada,
cumbre de hoy. Nos adentramos en el barranco por su margen izquierda, que
pronto abandonamos en busca de un tortuoso sendero que con esfuerzo nos va
subiendo, ofreciéndonos como recompensa unas buenas vistas sobre valle de Bohí.
El bosque nos da un respiro, que aprovechamos para echar breve bocao y trago,
que nos sirven para acometer el último tramo, unas poco definidas lazadas por
entre la tasca, y que en casi dos horas desde el arranque nos dejan en el
collado, a casi dos mil metros, desde el que damos vista ya al siguiente hito,
y punto más alto de la jornada de hoy. También lo hacemos a las altas cumbres
del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de St. Maurici.
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Subida hacia el collado del Basco |
Por delante, el rodeo de un circo en el que se van
intercalando sucesivos barrancos que todavía albergan restos de neveros de un
invierno atropellado por una breve primavera y un perezoso verano. Aguas, todas
ellas, que confluyen en Berruera. En una hora alcanzamos el Port de la Gelada,
que desde sus 2.070 metros es una excelente atalaya sobre el valle de Barrabés,
al que desde aquí se puede decir que comenzamos su visita. El fuerte, y nada de
este tiempo, viento empuja al grueso del pelotón a ir perdiendo altura en pos
de uno de los refugios, quizá la Artica Longa, para darle gusto al gastro.
Mientras tanto, unos cuantos nos acercamos, dirección sur, a uno de los
picachos que flanquean el collado, el que en principio pensamos que es Les
Pales del Port, pero que igual no lo es, siendo un apéndice hacia el SE, que
aparece en los mapas como l’Estalliró, a unos 2.250 metros. Y por eso de que
detrás de un monte siempre hay otro monte, aún nos acercamos hasta el
siguiente, hasta los 2.400 del Cap de la Gelada.
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En el Cap de la Gelada |
En el descenso tratamos de recuperar el tiempo
invertido. De nuevo al collado, para seguir dirección a la cabaña donde nos
espera el resto del personal, bien comiditos y reposaditos. Ahora nos toca a
nosotros, pero más breve. Todos juntos ya, nos incorporamos a la llamada Ruta
de la Fauna, un atractivo turístico de Senet, a donde llegamos y damos buena
cuenta del espacio expositivo e informativo de La Serradora, un centro que nos
acerca a los usos y costumbres de las gentes de estos valles, de cómo el hombre
se ha aprovechado del medio para su subsistencia, y no para su depredación y
especulación como hacemos ahora, una vez que nos hemos cargado esa otra forma
de vida. Un vídeo sobre la formación y los aspectos más importantes de esta
cordillera que tanto amamos, nos recoge en una pequeña aula, donde la ama del
lugar nos pseudo secuestra para pasarnos un documental sobre las fallas, esa fiesta
típica de los
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Barrabés, valle compartido |
pueblos del valle, que nos traslada inmediatamente a las
antorchas que vimos en el atrio de la iglesia de Santa Eulalia de Erill la
Vall. Son tradiciones que en los últimos años se han preocupado de recuperar y
de incorporar a las ofertas turísticas, poniéndose de acuerdo los distintos
núcleos para no celebrarlas el mismo fin de semana, de modo que se puedan
recorrer las de varias localidades. Es la fiesta del mallo, la del fuego, la de
la purificación… en fin, la de tantas y tantas tradiciones, con tantas y tan
diversas formas, pero con el mismo contenido, con el mismo sentido, que no es
otro que el de recordar que formamos parte de la tierra y de sus latidos.
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Antigua parroquial de San Clemente,
en Aneto |
Cuarenta minutos desde Artica Longa, y cuarenta más en
este centro. Cruzamos el río y la raya virtual administrativa. Unos pocos
cientos de metros de carretera local nos suben a Aneto, y no podemos por menos
que acercarnos hasta una ermita que hay a la entrada, y que alberga el viejo
cementerio, que reza a San Clemente y que fue parroquial. Nuestros huesos llegan ya al alojamiento de hoy… y el de mañana.
Casa Moliné, donde nos enteramos de que mañana hay una coincidencia onomástica.
Buenas noches. Segunda etapa: Erill la Vall -
Aneto. Distancia: 13 Km., (con los dos picos, 16,4 Km). Tiempo total: 8h 45'.
En movimiento: 5h. Desnivel positivo acumulado: 1.468 m. Negativo: 1.358 m. (según
mi GPS. Y 1.012 y 910 según la agencia).
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En un ambiente desapacible y frío
salimos del embalse de Llauset |
Tercera
jornada: Embalse de Llauset – Embalse de la Baserca. Etapa fuera de programa, y que
sirve para adentrarnos en la tiranía mineral, granítica, exigente y bella de la
alta montaña pirenaica. Con salida y llegada igualmente en Casa Moliné de
Aneto, los rodantes nos echan una mano para comenzar y terminar la jornada, que
empieza acercándonos hasta el embalse de Llauset por esa serpenteante carretera
construida para tal fin, y que nos cuesta recorrer casi media hora. Y terminan, llevándonos desde el término del barranco de Salenques, en el embalse de la
Baserca, de nuevo hasta Aneto.
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La entrada al barranco nos coge en frío |
La de ayer fue una jornada de regalo en lo
meteorológico. La borrasca nos hizo un guiño, y lo disfrutamos. Hoy es
distinto, hoy vuelve a enseñar sus fauces, hoy vuelve a agarrarse la raca a las
altas cumbres, y hasta aquí llegan sus bramidos en forma de frío, viento y
alguna goteta suelta. Pero no nos va a parar. Foto de salida, cánticos, y a las
furgos, que hay un largo y espectacular camino por delante. La llegada al
embalse no es de lo más amable que se pueda esperar, más viento, y más frío nos
reciben con ganas de no hacernos agradable el arranque, pero lo suplimos con
ganas, con coraje, con pitera. Vamóóóóóós!!! El arranque es bajo roca,
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Y qué contentas se ponen al llegar al sol |
por un
túnel que acrecienta más si cabe esa sensación de frío que está instalada en
estos montes, y que sólo una esperanzada salida al sol puede aliviarnos. Es lo
que hacemos. Por el GR 11, o mejor dicho, por una de las dos variantes que hay
desde el ibón de Cap de Llauset, subimos hasta el collado de Angliós, donde ya
podemos ir disfrutando del cálido sol y de las vistas que al grupo de ibones
nos ofrece.
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Embalse de Llauset |
Menos de una hora para alcanzar el collado, desde el
que se divisa la vertiente que dejamos atrás, que reposa con el embalse de
Llauset a los pies, y el collado de Vallibierna en uno de sus lejanos altos.
Por delante, una extraordinaria cubeta que alberga un rosario de pequeños y grandes
ibones, llamados de Angliós, a los que tras las fotos de rigor, y ya al sol que
más calienta, vamos bajando lentamente, como si nos hiciera duelo perder
altura. Una vez abajo, repaso de mapas y viandas, para ir recorriendo el fondo
de este inmenso plató de ibón en ibón, hasta el último, a cuyas orillas dan
reposo algunos cuerpos, mientras otros lo buscamos en el afán de subir y subir.
De subir y subir. Hasta el Serradet de Angliós nos apretamos, para dar buena
cuenta de sus alrededores, entre lo que destaca otro ibón, el de Fe, según los
mapas.
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La furia de los vientos, sobre Angliós (foto de Fdo. Cebrián) |
Vuelta a bajar y a dar alcance al grupo, ya bien
entrado en el barranco de Salenques, que te engulle súbitamente entre
pronunciadas pendientes y exuberante vegetación. Sin apercibirnos de ello, nos
saltamos la entrada a la cascada del Pi, y seguimos bajando sin remisión, hasta
encontrar un lugar algo menos incómodo y pararnos a echar un bocao. Seguimos,
hasta que a los veinte minutos nos topamos con el punto de regreso de una
pequeña ruta que, saliendo del final del barranco, une los dos márgenes a
través de un puente que aprovechamos para hacer fotos y más fotos.
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Un respiro en el camino |
Lo salvaje del descenso parece que se suaviza, y ya
abrazados al cauce, como decenas de troncos detenidos, vamos perdiendo altura a
su ritmo. Una hora larga media para llegar al final de este viaje de agua,
donde las que trae este barranco se amansan y se funden con las de la Noguera
Ribagorzana en el embalse de la Baserca, allí donde continúa la cuatribarrada
del GR 11, pero con otro nombre. Aquí finaliza el tramo aragonés de la Senda
Pirenaica, que dejó de ser navarro en Zuriza, a doce jornadas al oeste. Aquí, a
pie de pantano, nos recoge Mario y sus hijas, los posaderos, que en varios
viajes nos acercan hasta su casa, donde daremos cumplido reposo tras la
preciosa jornada de hoy, la más alta, la más alpina, la más bella.
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Noche de celebraciones |
Y aquí podía terminar el relato de hoy, pero hay que
dejarle hueco para contar lo bien que lo pasamos en la fiesta de cumpleaños que
entre todos hemos preparado. Salimos esta mañana, y hemos vuelto con un año más, y el casero también. De modo que corre el cava y los tropiezos de una riquísima tarta de manzana
con la que nos sorprende Pilar, la ama de la casa, de una casa en la que, y de
la que, vivieron sus antepasados durante varias generaciones.
Cava, jotas, tarta de manzana, jotas, más cava, más
jotas… y sobre todo risas y más risas, en un ambiente de fiesta en el que
hacemos partícipes a Pilar Amat, a su hija, también Pilar, y cómo no, a Mario,
el otro homenajeado. También a otros tres alojados en el establecimiento. Ahora
sí. A dormir. Tercera etapa: Embalse de
Llauset – Embalse de la Baserca. Distancia: 9,3 Km. Tiempo total: 6h 45'. En
movimiento: 3h 25'. Desnivel positivo acumulado: 460 m. Negativo: 1.230 m.
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Espléndido valle de Barrabés |
Cuarta
jornada (tercera de la ruta original). Aneto – Castanesa. Una nueva mañana por delante, y que
comienza como todas, cabalgando a los sones de la Albada, ese canto mañanero
labordetino que “anima a las gentes a comenzar la jornada”, como dice su letra.
Subimos a la parte alta del pueblo para salir a la estrecha carretera del
embalse, que vamos burlando a tramos, hasta darle esquinazo al monte y
encararnos ya hacia el interior del barranco de Llauset. Última mirada al
pueblo. Última mirada a Barrabés. Última mirada a una Noguera Ribagorzana con
dislexia lingüística, y que hace bueno lo de que nunca una raya en el mapa
consiguió no entenderse a sus gentes.
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Por el camino verde... |
Ahora toca bajar. Ir bajando poco a poco hasta el
fondo de este valle que, como los anteriores, rezuma agua por todos sus poros.
Un agradable sendero nos deposita con cuidado en la carretera, que pronto
abandonamos, al igual que el GR 11, para seguir por el GR 18 dirección
Castanesa, no sin antes pasar por las bordas de Nestui y Moliné. Hace tiempo
que venimos ya viendo de reojo el collado de Salinas, nuestro punto más alto de
hoy, al que nos vamos dirigiendo. En una evidente pista que sale a la derecha,
y cortada por barrera, nos desviamos y detenemos para darnos un respiro antes
de acometer ya la subida al collado. Hacemos otro alto en un refugio de
pastores, el de Salinas, como el entorno, donde nos cruzamos con Fernando, un
viejo amigo que viene repasando el terreno tras haberse celebrado una prueba
deportiva por estos caminos.
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En un promontorio del collado de Salinas |
Sin perder de vista el objetivo, nos dejamos engullir
por el barranco de la Font del Bisbe, que al empinarse demasiado tratamos de
eludir. Intenciones que nos despistan y alejan, pero que consiguen que subamos
más descansados. Finalmente llegamos al collado de Salinas, que desde sus 2.180
metros nos ofrece ya unas excelentes vistas sobre la cabecera del valle de
Castanesa, esa puerta de atrás de Cerler que en alguna pesadilla se nos ha
mostrado atacado, invadido, agredido, desprovisto de identidad, en un alarde
monopolístico de explotación insostenible y cortoplacista. Pero dejemos las
pesadillas y volvamos a nuestros sueños. Sueños de montañas libres, como éstas,
aunque la amenaza sigue en el aire.
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Verde, que te quiero verde...
y blanco inmaculado |
Estirada al punto más alto del collado y al abrigo del
aire para descansar y echar un arranque, más de cuatro horas de ascenso lo
merecen. El patio es inmenso, la vista no da alcance a las ansias de devorarlo.
Bocao, trago y paisaje, un embudo de sensaciones que alimentan cuerpo y alma.
Emprendemos la bajada, y las marcas rojiblancas nos van metiendo a un barranco
que vamos dibujando con él su tortuosa trayectoria. Los materiales blandos
ceden siempre ante los duros. También las personas. Barranco de Pletillet, que
al cabo de una hora acompañando a sus aguas, nos detenemos para echar otro
bocao y reposo. Los pies agradecen el remojo.
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El agua nos da un respiro. |
Cascadas que desaguan de los altos de las montañas
refrescan la visual. Una hora más nos queda para llegar al fondo del valle,
donde en un costado de la pista sale el camino para la variante de Denuy (GR
18.1), que ya teníamos decidido no hacer, de modo que seguimos ya por pista
hasta Fonchanina, que alcanzamos en tres cuartos de hora más. Aldea que vive
del pasado. Iglesia de San Antonio y seguimos, ya por carretera, otra media
hora, que se hace eterna, hasta Castanesa Bajo, nuestro alojamiento de hoy. Ca
de Graus lo tiene como misión, en donde nos
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Un peirón en el camino |
acomodamos para a la tarde a visitar
el barrio alto, la Vila de Dalt, como la llaman, y recorrer sus rincones, sus
calles, sus casas, alguna de ellas de gran porte y hacienda. Iglesia de San Martín, con su cementerio. Iglesia de la Virgen de la Nova, con su accesible
campanario separado de la nave principal, que nos es mostrada amablemente por
uno de los paisanos que mata la tarde a la sombra. Vuelta al alojo, para
ponernos a la orden de Alejandra, una rumana con lo suyo bien puesto, y que nos
lleva a raya. Más risas, claro. Cuarta
etapa: Aneto - Castanesa. Distancia: 21,9 Km. Tiempo total: 8h 50'. En
movimiento: 5h 45'. Desnivel positivo acumulado: 1.306 m. Negativo: 1.216 m.
(Según mi GPS. Y 1.106 y 1.010 según la agencia).
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El bosque nos da un respiro |
Quinta
jornada (cuarta y última de la ruta original): Castanesa – El Pont de Suert. El sol se despereza iluminándole el
flequillo al Turbón. Es hora de mover. Es el último día, y no será el mejor…
eso de perder altura es lo que tiene. Y para ir acostumbrándonos, tenemos por
delante un rosario de poblaciones, Ardanuy, Benifons, Noales, Bibiles, Bonansa
y Cirés. Ahí estamos. Pueblos que vamos a ir recorriendo hasta acercarnos a El
Pont de Suert, nuestro lugar de destino de hoy y definitivo. Foto de familia en
el gran perolo de Ca de Graus, y comenzamos la marcheta por caminos de todo
tipo, descarnados, emboscados, bonitos rincones, otros no tanto… hasta cachos
de carretera… pues eso, no tanto. Los primeros compases están aromatizados por
un intenso olor a jara, que hace las delicias de nuestro olfato. Conforme van
cayendo pueblos a nuestras espaldas, también lo hace el sol, un impenitente sol
que nos recuerda que estamos en verano, que estos días atrás se nos había olvidado.
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El bosque, siempre el bosque |
Al llegar a Noales salimos a la carretera, que en unas
decenas de metros recorremos en dirección a Castejón de Sos, para tras cruzar
un puente sobre el río Baliera, volvernos a meter de nuevo en sendero, que al
poco nos lleva a la base de un gran promontorio de rocas rojas que se agarran
como lapas a nuestros pies. Y qué mal nos cae a todos… Eso sí, al terminar,
encontramos un corro de sombra y llano, donde damos buena cuenta de bocao y
trago. Qué delicia, xD.
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Santos que ya no amparan |
La idea es parar a comer en Bonansa, y es lo que
hacemos, no sin antes detenernos a visitar la ermita de San Roque. Estamos ya
en tierras bajas, y eso se nota, el calor comienza a ser insoportable. Sólo nos
queda Cirés, que no nos recibe con amabilidad, los trajines de unas obras son
los culpables. Un breve tramo de carretera y de nuevo al sendero, que al volver
a salir a un codo de la misma enfilamos visualmente nuestra meta de hoy… y
definitiva, El Pont de Suert, al que vamos llegando poco a poco para agruparnos
y hacer una entrada triunfal todos juntos.
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Entrando en El Pont de Suert |
Foto de familia, visita a la agencia, y al hotel,
donde Maite y José Luis nos dan una sorpresa con su presencia. Se adhieren a la
cena, al alojamiento y al desayuno. Última cena, último alojamiento y último
desayuno. Gran velada final, donde no falta el cava, las risas y los
parabienes, ni los diplomas, ni las jotas, ni otros rancios ya, pero queridos
cantos de juventud. Los últimos también… de momento. Quinta etapa: Castanesa – El Pont de Suert. Distancia: 20,4 Km. Tiempo
transcurrido: 8h 30'. En movimiento: 5h 25'. Desnivel positivo acumulado: 824
m. Negativo: 1.447 m. (Según mi GPS. 657 y 1.269 según la agencia).
Cinco días, cinco. En los que hemos pateado tres
grandes valles, el de Bohí, en la Ribagorza catalana; el de Barrabés, compartido
con la aragonesa; y el de Castanesa, en Aragón. Participando todos de un mismo
conjunto paisajístico, y que ha hecho las delicias del caminante. Y por si
fuera poco, lo hemos enriquecido con una etapa central, en la que nos hemos
adentrado en la alta montaña granítica y lacustre, salvaje, exigente y bella.
Cinco días, sí. Cinco días en los que hemos compartido caminar y camino,
pateando bosques y pastos, prados y aldeas de montaña que aún conservan ese
ambiente de antaño cuando el hombre estaba más apegado a la tierra, más
integrado en el paisaje. Cinco días,
decimos, en los que en total hemos recorrido casi 88 km, en cerca de 40 horas
de tiempo total, de las que 24 y media han sido en movimiento, para salvar
5.350 metros de desnivel positivo acumulado, y 6.135 negativo. Un verdadero
placer.
Y con esta foto de cima, terminamos agradeciendo a todos su trabajo e implicación para que esta ruta haya salido como ha salido. Como siempre, gracias a todos y a todo. Y......... yavalepués.
El reportaje completo de fotos, en:
Las fotos de Fernando Cebrián, en:
Y las de Caco, en:
La página oficial de la
ruta:
Los tracks, en:
Muy chulo el reportaje.
ResponderEliminarGracias,
Gracias, Óscar.
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