Canal y collado de Izas (2.240 m)
Lunes, 9 de septiembre de 2013
En nuestro deambular por ixos camins
de la comarca de La Jacetania, hoy nos toca patearnos la Canal de Izas, un bellísimo
corredor entre la divisoria de aguas con el Gállego, allá en el collado de
Izas, y la desembocadura en el Aragón de todas las aguas recogidas en paco y
solana, por las agrestes paredes de caliza del cordal de la Pala de Ip (Punta
Escarra, la propia pala, la loma de Tronqueras, la Moleta e Iserías), y las más
suaves de la sierra de las Arroyeras, que con su máxima expresión en el vértice
del Anayet, llega hasta el mismo collado. En definitiva, estamos hablando de
que vamos entre la blanca caliza y el rojo vestigio volcánico.
Arranque del GR 11, desde el GR 65.3 |
También entre el blanco y rojo de
las señales internacionales de GR, ya que estamos en uno de los ramales que
unen el valle del Aragón con el del Gállego. El otro ramal discurre por el
vecino valle de la Canalroya, que andan los dos con los pelos de punta por las ambiciones
expansionistas de las estaciones de esquí próximas. Hay muchos intereses
encontrados, y cuanto más cortoplacistas peor. Más sensato será no sacrificar
unos valores medioambientales y paisajísticos de primer orden, respetando dos
de los valles vírgenes del Pirineo, e incluirlos junto con los macizos de
Anayet y Partacua en un espacio protegido. Agitada mesa, que en un cajón tiene
un proyecto y en otro, el otro.
Camino hacia la luz |
Pero nosotros a disfrutar, que es
lo nuestro. Y lo hacemos en una mañana de resaca de un par de días tormentosos.
Amanece con las brumas propias de ello, pero enseguida se espabila y se queda
un día 10. Partimos del antiguo horno Buisán, para coger el Camino de Santiago
(GR 65.3) en dirección Somport, hasta que nos topamos con el desvío al GR 11,
por el que nos metemos. Tras veinte minutos de andar por prados y arbustos,
aparecemos en el barranco, que ya se puede cruzar sin hacer comedias por entre
los bolos, un puente lo ha solucionado. Se sube a emparentarse con la pedrera, que
en una hora incluido el tiempo de entretenerse restableciendo hitos, nos lleva
ya a zona más amable, a camino por tasca, acompañado de una excelente vista ya
sobre el valle.
Punta Escarra y Pala de Ip |
El agua baja por el barranco
alegre, juguetona, abundante, poco le preocupa saber que estamos terminando el
verano. Cascada de las Negras. Desvío a la derecha para subir al mundo Iserías,
con su refugio, su ibón… pudiendo prolongar el recorrido hasta la Moleta,
extremo occidental del cordal de la Pala de Ip, que cierra el circo homónimo
por el norte. Llegamos al refugio de Izas, y seguimos por buen camino. Al cabo
de tres cuartos de hora más, el evidente camino te aboca a cruzar el barranco,
donde hay que llevar cuidado para no perder de vista las señales. Poco menos de
media hora más y llegamos a otra cabaña de pastores. Estamos ya en el fondo del
circo, y justo debajo del collado, al que si queremos tratar de tú, tendremos
que superar como unos 200 metros más de desnivel.
Campanal de Izas |
Sin señales aparentes, acometemos
la subida ligeramente escorados para el sur, por no decir todo tieso. Unos
metros antes de llegar al collado ya vemos algún hito y un sendero franco, que
nos sube hasta la cima de hoy, ocupada por la terminal de un telearrastre de
Formigal, que habría que no perder de vista de seguir el descenso. Pero no, lo
haremos por el mismo valle que hemos subido. Una vez aquí tratamos de seguir
las señales de pintura, hasta donde podemos. Cabaña de pastores y continuamos
por ese margen del barranco hasta debajo mismo del refugio de Izas, por un
viejo puente.
Y poco más, acompañados por la
raya que separa el sol de la sombra, el día de la noche, nos vamos acercando
trotín trotando hasta la pedrera, que ya exige más atención. Salimos del valle,
y lo hacemos por el Col de Ladrones. Próximo a él, un sendero en diagonal nos
vuelve a dejar en el Camino de Santiago, y ya en nada de nuevo en el punto de
arranque.
A lo largo de 24 km hemos salvado
un desnivel positivo acumulado de unos 1.400 metros, que luego ha habido que
bajarlos, claro. Siete horas y media, que se hubieran podido reducir en más de
una, disfrutando de este valle, una de las joyicas del Pirineo.
El reportaje completo de fotos,
en:
qué bonito!!!
ResponderEliminarSí, Cacatúa, lo cierto es que da gusto estas salidas solitarias. Gracias por el comentario.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVolver de vacaciones y empaparme esta interesante y bien detallada descripción, me llama a calzarme las botas y subir por ese valle que ya recorrí con raquetas hace unos inviernos con los camaradas de Esbarre. Pero tendrá que esperar, las obligaciones son lo primero y así las suelas durarán más.
ResponderEliminarYa sabes, José Luis, que el monte siempre está ahí esperándonos, y que de su paciencia debemos empaparnos. Gracias por el comentario.
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