I Vuelta Último Bucardo
Domingo, 19 de agosto de 2012
Supongo que hay varios
métodos para saberse uno vivo. Se me ocurre el de explorar los propios límites.
Siempre nos ha atraído la primera edición de cualquier carrera a pie,
especialmente si es por montaña. Y como desde el primer fin de semana de junio,
con la Trans Monegros Trail no habíamos probado suerte, pues eso, que ya
tocaba. Sí, nos atraía el que era la primera que organizaban; nos atraía el
nombre, Último Bucardo, a que suena bien; nos atraía el pueblo, Linás de Broto;
nos atraía el entorno, puerto de Cotefablo; nos atraía el recorrido, mayor cota
el Pelopín, con poco más de dos mil metros, mucho tiempo oyendo de él y con
ganas de visitarlo; en fin, todo un capricho que no estábamos dispuestos a
perdernos.
Llamo el viernes a Olga y
no me cuesta mucho, más bien nada, hacerla cómplice de esta ocurrencia. Domingo.
Segundo día de esta otra vuelta de sofocante calor que nos achicharra vivos,
con subidas de mercurio de 25 grados a las siete de la mañana en Jaca. Ni los
más viejos del lugar. A pesar de ello, para allí nos dirigimos. Alea jacta est.
Ocho y cuarto de la
mañana, de una mañana que nace entre nubes, que lo mismo alivian el calor, que
aportan un grado extra de humedad, y en consecuencia de más y de peor calor.
Inscripciones, estiramientos, calentamiento, saludos a los conocidos, Luis
Lardiés, Orosia…, y al turrón. Han repartido algo más de cien dorsales, aunque probablemente
no se hayan presentado todos.
A punto de dar la salida |
Echamos la mirada en lontananza al hemiciclo oeste y pocos montes habrá que no vayamos a pisar. Sirena de salida, y con una idea clara, pero que muy clara: el “enemigo” a batir no son los que llevemos delante, para tratar de alcanzarlos; ni los que llevemos detrás, para tratar de que no nos alcancen. No, la lucha no es contra ellos, esta batalla es entre uno mismo y la montaña, entre uno mismo y el desnivel, con la dosificación como árbitro, y con la capacidad de sufrimiento como único aliado para ir superando esas cuestas arriba y abajo que se nos antojan técnicas, muy técnicas.
Se sale de El Llano,
donde está situada también la meta, pradera en el barrio alto de Linás. Damos
una amplia vuelta para estirar la carrera, ya que enseguida entramos en el
camino de Buxosa, luego pista del mismo nombre. Un rompe piernas constante nos
lleva a la pista de La Selva, camino de Fragen. De nuevo se empina la senda,
para subir por la Selva de Fragen al Serrato de Yosa, donde damos vista ya al
patio sur.
Serrato de Yosa, con el Pelopín |
Una fuerte cuesta en
dirección sur por el Cerro y Punta de Cotatiata (1.520 m), para, a renglón
seguido, iniciar el fuerte ascenso al Pelopín, cuyos últimos compases se
interpretan en una despiadada y empinadísima rampa de lajas sueltas, con un 30%
de desnivel, que nos va dando vista a varias antecimas, entre donde se
encuentra el kilómetro 12, y enseguida, la cumbre. Hasta ahora hemos ido con
Olga mano a mano muy a gusto, pero el comentario de un voluntario en el
control, acerca de su posición hace que se enchufe a la carrera, y a partir de
aquí haga la suya propia. A ver, a ver, si caza la perrica.
Cumbre del Pelopín |
Omnipresente Ordesa |
Pista de Toronzué, y
bosque de La Cercosa en el kilómetro 18. Arizones y piedras son nuestros nuevos
compañeros de viaje, de un viaje en el que quedan algo más de 4 todavía, y que
se hacen altamente asfixiantes entre bojes. La humedad es alta y el calor sofocante.
Hay muchas piedras sueltas; en algún tramo, la senda y la barranquera son una
misma cosa. Un mal paso nos proporciona una torcedura de tobillo que nos hace
ver las estrellas en pleno día, y que nos cuesta un breve parón para recuperar.
Pasan varios corredores que traíamos cercanos. Estos cientos, miles de pasos
haciendo equilibrios con los pies, mirando, cuidando dónde se pisa, va bien
para los tobillos, refuerza los ligamentos, si no te lesionas, claro. Seguimos.
Se viene oyendo la
megafonía de meta, y algún claro del bosque ya nos permite ver Linás, por lo
que nos parece, incluso, que vamos llegando, pues no, sólo son las ganas,
porque el itinerario gira de nuevo hacia el norte, para llegar al puente de
Torunzué, donde se vuelve al sur para dirigirnos, ahora ya sí, al pueblo, al
que accedemos junto al río, por debajo de la carretera nacional, a través del
barrio de La Bajera, la última sorpresa de la jornada, porque todavía hay que
superar una fuerte pendiente, más que fuerte nos parece fortísima, en los
últimos cien, doscientos metros. Estas últimas decenas de metros son
auténticamente demoledoras, el calor sobre el pavimento es abrasador. Pensábamos
que veníamos mal, y veníamos mal, pero aún nos queda algo de energía para
animar a los que nos han pasado mientras esperábamos la recuperación del
tobillo, que nos los topamos subiendo, y que vienen verdaderamente en las
últimas.
Sierra de Tendeñera |
Los datos, puesto 56 de
77 llegados, con 3:47:01, y con un desnivel acumulado de 2.600 metros. El extraterrestre del primero hace 2:05:54, poco más
de la mitad de tiempo. Y el sufridor del último, en 4:49:07; así es que
contento, muy contento, como no puede ser de otra manera, porque el objetivo
era no pasar de 4 horas y que el de la escoba no la empleara con nosotros, y
los dos se han conseguido. Orosia, cuatro minutos antes; Olga, diez minutos, y por cierto, el tercer puesto en veteranas como recompensa a su esfuerzo; y
Luis, diecisiete. Fenomenal.
El balance, como decimos,
positivo, muy positivo. Como conclusión, podemos decir que sí, que
efectivamente estábamos vivos, que la hemos terminado, pero que por la tarde
estábamos muertos. Muertos, pero a gusto, muy a gusto.
El reportaje completo de fotos, en:
Y si queréis más información, en:
Trepidante relato; a seguir explorando límites en más ocasiones...
ResponderEliminarGracias, David. Mientras el cuerpo aguante. Sin duda.
EliminarFantastico Chema! Aupa!
ResponderEliminarGracias, Pespe. Gracias.
EliminarYa sabes, el próximo año otra vez, en Linás estaremos esperando para cuando llegueis a la meta aplaudiros de nuevo.
ResponderEliminarGracias por el relato, es estupendo, y por vuestra participación en esta I Vuelta del Ultimo Bucardo, fue un placer poder ofreceros el abituallamiento de llegada. Sin vosotros "corredores infatigables" no hubiese sido posible esta carrera.
Gracias por participas y hasta la II Vuelta del Ultimo Bucardo.
Gracias, Marina. Lo intentaremos. Gracias de nuevo.
Eliminar