Año XIV. Entrega nº 977
“Antes que el esfuerzo, las rocas y el viento, es la amistad el componente esencial en la montaña”. Geyson Millar (1977 - ).
Palabras de este gran montañero que vienen a confirmar que la amistad es el mejor adhesivo para compactar el resto de los valores, que son muchos, relacionados con este noble oficio de subir montañas que, hoy en día, se lleva a cabo de forma lúdica, pero con y por gran amor por ellas.
Se oye mucho hablar de los ochomiles, de las gestas que los tienen como escenario; o de las siete cumbres como techo de los continentes; o de los tresmiles en nuestras latitudes… pero ¿y los dosmiles?, de esos no se habla mucho. Sólo tenemos que abrir el foco de nuestra, llamémosle, paleo-mirada para llegar a la conclusión de que hace millones de años, estaríamos hablando también de ochomiles por estos lares.
Unas montañas antiguas, unas montañas “blandas” soportando la “caricia” de la erosión, fruto de lo cual se nos muestran tal y como las contemplamos, pero no por eso hay que dejarlas de tener en cuenta, no por eso hay que mirarlas de reojo, porque son muchas las que están en ese grado de humildad y que, juntando varias de ellas, te sale una preciosa ruta, nada despreciable. Habiéndose sabido colocar en lugares privilegiados, ofrecen unas impactantes panorámicas de cielos abiertos, de grandes espacios, ocupados por montañas a cuyos pies descansan plácidos lagos que nos cuentan épocas glaciales.
Todo ello ocurre a un lado y otro de esa frontera que el ser humano se empeña en trazar en los mapas y que, por más que se empeñe, no consigue dividir ese conjunto geográfico y geológico, cultural e histórico, como son los Pirineos, y no lo hace, porque no se dejan, como una gran familia que permanece unida.
Una frontera que tomamos como referencia para ubicarnos, porque hoy la traspasamos por el túnel de Somport para dirigirnos hacia la commune d’Urdos, y antes de llegar al pueblo, a 4,2 km de la boca túnel, tomar la pista d’Arnousse y recorrerla unos 3,3 km para dejar los vehículos y dar comienzo a la ruta. Como para quitar la carbonilla, nos espera una cuesta muy pronunciada, que pronto se calma para permitirnos cruzar el barranco de Larry, y acompañarlo por su margen derecha.
Dejamos atrás el desvío que en una hora nos llevaría a Urdos. El sequero que lleva tiempo soportando el monte hace que se vaya adelantando el otoño, obligando a las especies de hoja caduca a desprenderse, por puro motivo de economía, de sus hojas, otra lección de la naturaleza, ofreciéndonos en el proceso esos cálidos colores que, apagándose, encienden los del alma.
Se vuelve a cruzar el barranco por una palanca y, como en hora y cuarto llegamos al desvío para las cabañas pastoriles, y seguidamente al refugio de Larry (1746 m), donde aprovechamos para probar las frías aguas de su fuente. Estamos en un plató, rodeados de montañas, algunas de las cuales nos disponemos a subir.
En seguida, un cartel nos anuncia que estamos en los límites del Parc National des Pyrénées, un buen ejemplo a tener en cuenta. Límites que vamos bordeando por un sendero que nos va subiendo hasta un collado sobre lo que encontramos en los mapas como Baigt de Saint-Cours, un circo que da continuidad a un valle que vierte en la gave d’Aspe entre el fort du Portalet y le Chemin de la Mâture, en un largo descenso que ya conocemos de otras ocasiones.
Un cuarto de hora por los aleros de este circo y llegamos al col d’Ayous, que descubre unas vistas que quitan el hipo. Una amplia cuenca a nuestros pies, con humildes montañas, como las que llevamos intención de visitar, pero destacando orgulloso por encima de todas ellas su majestad el Midi d’Ossau.
Sobre este col d’Ayous pivota nuestra ruta de hoy. Al norte, nordeste más bien, tenemos el pic d’Ayous, y al sur el de Larry. A ver qué sabemos hacer. De momento nos dirigimos hacia el d’Ayous (2288 m), que en sus dominios estamos. Una vez en él, sacamos a relucir la cartilla de los poyaques* para ir pegando cupones, como el del pic les Arougos (2279 m), sólo porque está ahí. Bajamos a una vaguada y nos disponemos a coronar su roma cima.
Pic des Moines/pico de los Monjes, con el pico Lecherín, Sombrero, de la Garganta de Aísa, al fondo
De vuelta sobre nuestros pasos, para bajar a esa vaguada y subir al pic d’Ayous que, sin coronarlo de nuevo, lo vadeamos por la derecha, para ir bajando hacia el col d’Ayous, y dirigirnos hacia el sur en busca del pic de Larry, que domina el circo homónimo. En ese tránsito, tenemos que usar de nuevo la cartilla para pegar el cupón de una cota sin nombre (2265 m), por la que pasamos, pero bien señalizada sobre el terreno.
Ahora sí, ahora sí que vamos derechos hacia el pic de Larry, que con sus 2337 msnm es el techo de la ruta de hoy. Los últimos metros cimeros se los hace ganar, pero al final ve que vamos con buenas intenciones y se deja. Estamos al final de un cordal sin continuidad, o si la tiene, no se ve fácil. Un cordal que parte aguas entre el mundo Larry al oeste, y todo el amplio circo d'Ayous, que alberga varios lagos, como los de Bersau, Gentau, Miey o Roumassot, entre otros, y que cierra al sur con el pic des Moines o de los Monjes, que los dos idiomas habla, así como todo el cordal fronterizo con el circo de Astún.
Para la bajada se descubre otro itinerario, que va prometiendo, y que nos evita algún paso más incómodo de la subida. Nos lleva a los pies de esa cota sin nombre que, por no subirla, vadeamos por su izquierda, por una travesía un tanto expuesta, pues se trata de una ladera empinada pero que, con cuidado, se pasa sin problemas. Nos unimos al sendero de subida, que nos lleva al col d’Ayous, que visitamos por tercera vez, despidiéndonos no sólo de él sino de todo lo que él ve en esa amplia cuenca d’Ayous.
Deshacemos lo andado hasta el refugio de Larry, que vamos dejando atrás al tomar otro itinerario de vuelta, otro cupón para la cartilla. Éste, nos sube al col de Gouetsoule, que ya visitamos en otra ocasión, y que nos da paso a su mundo, con su cabaña, por cuyos pies pasamos antes de entrar en el hayedo. Mientras pensamos que llevamos la dirección opuesta a donde están los vehículos, contemplamos el precioso barranco d’Arnousse, que anticipa las galas cromáticas de un anticipado otoño.
Pronto, esa sensación, real por otra parte, de ir alejándonos, se torna favorable, porque nos dirigimos ya en la dirección deseada, bajando hasta la pista d’Arnousse, que en cuarenta minutos nos deja en los vehículos, dando así por concluida una preciosa ruta por esta parte de los Pirineos, con sus hayedos, sus montañas y la amistad que, damos por sentado, que ésta no, ésta no damos por concluida.
Con una cartilla de poyaques* bastante nutrida, terminamos una jornada a la que le hemos dedicado 8 horas de nuestras vidas, para recorrer 21 km, y salvar un desnivel acumulado de 1600 m D+/- según BaseCamp y 1436 m D+/- según Wikiloc, habiendo alcanzado la máxima altitud en los 2337 del pic de Larry.
GLOSARIO
Poyaque: contracción de “pues ya que estamos aquí…”, empleado coloquialmente para añadir algún objetivo, no previsto, sobre la marcha.
RECURSOS DIGITALES
Las fotos, con sus comentarios, y el track
Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
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