lunes, 14 de septiembre de 2020

Pico Arnales, el pequeño de los Infiernos


AQUERAS MONTAÑAS
Pico Arnales (3002 m)
Lunes, 14 de septiembre de 2020


Los primeros rayos de sol peinan las cumbres
            Las montañas del Balneario de Panticosa son un mundo, pero en ese mundo hay muchos submundos. Hoy hemos estado en uno de esos submundos, que es un mundo en sí mismo, y que no es otro que el de Pondiellos. Muchos accidentes geográficos que comparten ese nombre, pico, aguja, collado, ibones… en una bellísima cuenca que completan los Infiernos-Arnales y el Garmo Negro. Pero como no lo vamos a hacer mejor, dejamos que lo exprese Ansel Adams un fotógrafo, especialmente de naturaleza, californiano, que nos dejó dicho: “Creo que el mundo es incomprensiblemente hermoso: una perspectiva infinita de magia y maravilla.”  Pues nos viene al pelo, porque es fácilmente aplicable a cualquier montaña de los Pirineos, y a estas nuestras de hoy, también.

Ibones de Pondiellos, entre el Garmo Negro y los Infiernos

Ibones Azules
            Con la amiga Lidia, emprendemos hoy una nueva ruta por estas montañas para alcanzar la cima del Arnales, apéndice suroriental del macizo de los Infiernos, y que se asoma a poniente a la preciosa cuenca de los ibones de Pondiellos, y la vista a levante la comparten los ibones Azules y los propios ibones de Arnales. Eso como más inmediato, porque tiene a su disposición un buen elenco de montañas a uno y otro lado para contemplar. De momento, nos situamos en el Balneario de Panticosa, una extraordinaria cuenca glaciar condenada a sufrir permanentemente el dislate urbanístico de quien lo proyectó y construyó, pero también de quien lo consintió. Pero vamos a comenzar a elevarnos, como única forma de salir del espanto.

Ibones de Arnales

Hacia el collado de Pondiellos
            Y lo hacemos tomando la ruta del Garmo Negro, pasando primeramente junto a la fuente de La Laguna o fuente Purgante, para continuar por el bosque por camino bastante descarnado, debido a la gran cantidad de tráfico humano que soporta. Tras los primeros compases por el bosque, la Majada Baja y la Alta de Argualas se suceden, habiendo dejado a la izquierda el desvío para los ibones de Ordicuso. El transcurso junto a un arroyo aporta frescor a una mañana ya fresca de por sí. La llamada de un viejo amigo, que no de un amigo viejo, nos viene bien para coger resuello en la empinada cuesta. Pronto entramos en la zona de grandes bolos que hacen agilizar el paso, dirigiéndonos al collado de Pondiellos.

Aguja de Pondiellos

Pequeño ibón bajo los Infiernos
            Dejamos atrás el camino del Garmo Negro y la cuesta se empina más si cabe, alcanzando finalmente el collado en unas dos horas y media. Un collado que nos muestra la belleza de los ibones de Pondiellos, en una cuenca entre los Infiernos y el Garmo Negro. Es un rincón salvaje que ejerce gran poder de atracción. Nuestra ruta establece un marcado rumbo a la derecha, para pasar por las faldas del pico de Pondiellos, hasta el cuello de Saretas, para dirigirnos a la rinconada que forman los Infiernos con nuestra montaña de hoy, el Arnales, por cuyas faldas también pasamos. Finalmente nos encaramamos a un pequeño collado que da vista a la cuenca de los Azules, y que forma el bajante de los Infiernos, para hacer un cresteo final hasta la misma cumbre.

Lidia, a punto de coronar

Cresta para subir a los Infiernos
            Momento de cumbre. Sí. Momento en el que nos cobramos la recompensa del esfuerzo. Como tres horas y media sin tregua por terreno granítico, poco cómodo, pero que nos ha permitido auparnos a este tresmil más bien escaso, pero que no le importa lo más mínimo, ni tampoco a nosotros. Lo que sí le importa, y también a nosotros, es lo que nos ofrece, además de unas vistas sobre unas montañas y unos valles rabiosamente bellos y salvajes, con innumerables cuencas que albergan esos restos glaciares en forma de ibones, la paz y la tranquilidad de vernos en una solitaria cima con todo un mundo a nuestros pies.

Pedreras infinitas

            Y después del subidón viene la peor parte, la del descenso, que lo realizamos por el mismo itinerario, recorriendo los mismo hitos que en la subida, y que se suceden por el mismo orden, pero a la inversa, habiendo invertido un tiempo total de 7h 55’, bastante holgado, por cierto, para recorrer 9 km, y salvar un desnivel acumulado total de 1370 m D+/-, con un balance más que positivo de la jornada de alta montaña de hoy, con un tiempo y una compañía inmejorables.



Las fotos y el track
























4 comentarios:

  1. Eres puro corazon de piel de montañas.Gracias por el precioso dia.

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    1. No somos más importantes que ellas. Las montañas con su latido son las que marcan el ritmo del corazón; el esfuerzo consiste en acompasar el nuestro. Nuestros pasos, nuestro corazón, nuestra mente, todo enfocado, como un rayo láser, hacia la misma dirección. Y en cuanto al día... algo habrás tenido que ver también tú... Gracias, por ello.

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  2. Hola!!! Me ha gustado mucho tu descripción de la ruta. He querido bajar el track, pero te lleva a facebook, supongo que querías poner enlace a wikiloc. ¿Tienes a mano el track? Y gracias por compartir.

    Juanra

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    1. Disculpa, Juanra. Veo ahora el mensaje. Ya lo he enlazado bien. Gracias por el comentario y el aviso...

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