IXOS MONS
Santo Domingo (1524 m)
Domingo, 17 de marzo de 2019
“El anticlinal cabalgante de Santo Domingo, y su posterior erosión ha
dejado en resalte las famosas “rallas” de Santo Domingo, estratos
verticales calcáreos en alturas superiores que provocan, además, las típicas
inversiones térmicas de ambientes húmedos a cotas inferiores, desarrollando
formaciones vegetales de gran valor ecológico (hayedos), hábitat de un gran
número de especies como el quebrantahuesos, el águila real, el milano negro o
el buitre leonado”.
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Ralleras de Santo Domingo |
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Longás desde el camino |
Párrafo extraído del folleto turístico
recién editado por el ayuntamiento y que conocíamos a través del alcalde de Longás,
que amablemente nos mostraba al cruzarnos con él a la vuelta de nuestra salida
de hoy. Una salida más del calendario de actividades del CP Mayencos de Jaca, y
que 8 socios y amigos hemos llevado a cabo en la jornada de hoy, subiendo al
Santo Domingo, cumbre de la sierra homónima y de la comarca de las Cinco
Villas. Una zona inédita para nuestro club, y que para alcanzar su techo se ha
seguido el itinerario mostrado en el libro “100 cimas, 100 paisajes. Aragón
comarca a comarca”, de Prames Publicaciones.
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Parroquial de Santa María, siglo XIV |
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Casa a la entrada del pueblo |
Una interminable pista, cuyo
asfaltado es largamente demandado por los vecinos de esta localidad, la une con
la carretera del puerto de Santa Bárbara. Es por donde accedemos al pueblo, dándonos
por saludados por el puente románico de su entrada y que, como él, encontramos callado,
tranquilo, pareciera como inmerso todavía en su dilatada historia medieval, en
una historia comenzada a escribir en el año 938 en unos documentos del
monasterio de Leyre, al que pertenecía el territorio, pero que se remonta a
mucho antes, ya que fue poblado por tribus prerromanas, como la suessetana,
incluso tiene en sus alrededores yacimientos neolíticos, en el Corral de Mayayo,
y de la Edad de Bronce en el Corral Solano Bajo.
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A punto de salir |
Con total respeto a tamaño pedigrí
comenzamos nuestra andadura antes del toque de
nueve de la mañana.
Atravesamos el pueblo, Ayuntamiento, Hostal Os Tablaus, Casa Lerrero, y salimos
ya por un ancho camino que pronto abandonamos para tomar una senda a nuestra
derecha, colgada sobre unos campos otrora más aprovechados que ahora. Al poco
se cruza el incipiente río Onsella, que nace de estos barrancos de los pacos de
Santo Domingo, aunque es el de Fuenmayor el que se arroga la paternidad, y que en los primeros kilómetros de sus 45 presto se dirige a
dar nombre al territorio: Bal d’Onsella, le llaman, y que finalmente se rinde
al Aragón en Sanguesa.
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Cruzando el río Onsella |
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Comienzo y fin de la circular |
Junto al lugar del cruce del río
se mantiene como puede una vieja casa de la central eléctrica. Es aquí donde
arranca un empinado camino señalizado con balizas, y que poco a poco nos va
metiendo en el bosque al tiempo que por el citado barranco de Fuenmayor. Llegamos a O Paso d’as
Arrogatas, que nos obliga a cruzar de nuevo el citado barranco para seguir subiendo
por su margen derecha, hasta que al cabo de una hora desde el comienzo llegamos
a una pequeña campa donde se señalizan dos itinerarios para alcanzar nuestra
meta: a través del collado de San Esteban o a través de la fuente los Berros.
Tomamos el primero, a la izquierda, para volver por el segundo, a la derecha.
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Paso d'as Arrogatas |
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Descanso y contemplación |
En menos de otra hora de
discurrir por bosque mixto, éste nos da un respiro que aprovechamos en una pequeña
explanada para echar un bocado disfrutando del sol al que amenaza el frente
anunciado y cuyas primeras voladas de aire van llegando por estos lares, y pensamos
que mucho más por arriba. Continuamos camino hasta alcanzar el collado de San
Esteban, en donde dejamos un pronunciado cortafuegos a la izquierda, para tomar
otro, muy vestido ya de pinos, a la derecha y pertrecharnos de paciencia para
superar los doscientos metros de desnivel que nos separan hasta el de Santo
Domingo en un tramo de pronunciada pendiente.
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Progresando por el bosque |
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Objetivo a la vista |
Una vez alcanzado, nos asomamos a
la soleada cara sur de esta sierra, dando vista ya a nuestro objetivo y a las imponentes
ralleras que tiene a sus pies. Al
poco de bajar, nuestro sendero se une al que viene de Biel por Campo Fenero,
que tomamos ya hasta destino, no sin antes superar otro corto pero valiente
tramo. La llegada a la ermita, a menos de tres horas del arranque, se hace con
un fuerte viento de cara, como preámbulo de la inestabilidad atmosférica
anunciada. Paramos poco, un numeroso grupo de Pamplona pulula por el lugar. Un
lugar singular que asemeja a una gran hamaca en la que se mece la ermita, con
los puntos de sujeción en las dos cumbres. El edificio de la ermita tiene
adosado otro que hace las veces de refugio.
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La última cuesta |
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Tras visitar la cima, alcanzamos la cima norte |
Visitamos primeramente la sur,
donde se encuentra el vértice geodésico, y que con sus 1524 metros de altitud
es el punto más alto de la sierra y de la comarca de las Cinco Villas, con unas
vistas sobre las solanas impresionantes, y que se pierden en la lejanía hacia
el valle del Ebro. De vuelta a la ermita para alcanzar la cima norte, que se
tiene que conformar con ser la segunda al tener un metro menos; para compensar,
disfruta de una panorámica sobre el Gran Norte algo espectacular. Primero se
llega a un panel informativo, debiendo continuar la ralla unos metros en dirección SE para acceder a ese punto más alto de la cima norte, dotado con un Nacimiento de forja.
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En la cima norte |
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En la fuente de los Berros |
De nuevo a la depresión de la
hamaca, para despedirnos de la ermita y su enclave y tomar la pista que la une
con Longás, que recorremos algo más de 500 metros para meternos por el PR-Z 114,
que la burla durante veinte minutos por agradable sendero entre bosque, y volver
a salir a ella en un punto muy próximo al Portillo de Santo Domingo, una
debilidad de esta enorme rallera, y
que comunica por pista con la zona sur. Casi enfrente tiene continuidad el
citado sendero que, ya con decidida vocación de descenso nos va bajando por el
bosque a tramos pendientes, y a tramos muy pendientes. A los diez minutos
llegamos a la fuente de los Berros, un oasis comparado con la sequera del entorno, y donde aprovechamos para echar otro bocado,
tras de lo cual reemprendemos la bajada.
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Surgencia de las aguas blancas |
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Uno de los muchos y encantadores lugares de paso |
Al cabo de casi media hora, hay
algo que nos llama la atención, y es una surgencia cercana al barranco al que venimos abrazados, y que ofrece unas aguas teñidas
de blanco, fuente del Yesar, la llaman, y pensamos que se debe al terreno de yesos y margas que la
sustentan, también de piedra tosca, de la que encontramos grandes y bellos
ejemplares en el camino. Otro cuarto de hora más y cerramos la circular, a partir de donde desandamos lo andado para subir, hasta llegar a Longás, paso d’as Arrogatas,
cruce del Onsella a la altura de la vieja casa de eléctricas y entrada al
pueblo por casa Lerrero. De camino a los coches nos cruzamos con Jesús Mayayo,
el alcalde, con el que ya había coincidido en alguna ocasión. Nos saludamos y
nos brinda una calurosa acogida en Os Tablaus , que agradecemos, y que, con su hostal, es el único
establecimiento hostelero de la localidad, al margen de O Zenguillón, una casa de turismo rural.
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Rincones íntimos |
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Sobre el puente románico |
Y así fue, y así pasó. Una bonita
jornada de montaña en una sierra pre pirenaica poco visitada por no tener un
excesivo interés montañero, pero que si lo haces sorprende por sus bellos
rincones, sus solitarios caminos, sus ingentes masas forestales, y sus cielos
abiertos a los cuatro vientos… aunque hoy han sido más los que nos han azotado.
Una zona, como decimos, que ha causado admiración al grupo, que ha hecho votos
de volver. En el día de hoy, le hemos metido algo más de 6 horas de tiempo total,
del que 4 y media han sido en movimiento, para recorrer una distancia próxima a
los 15 km, con un desnivel acumulado de 1145 metros D+/-.
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