Ermita de Santa Quiteria
Bolea (670 m)
Eremitorio de San Cristóbal
Aniés (935 m)
Ermita de la Virgen de la Peña
Aniés (1050 m)
Sábado, 10 de febrero de 2018
”Habiendo un caballero militar de los que
guarnecían el vecino castillo de Loarre, salido a caza por aquellos montes y
sierras con un halcón, soltólo contra una perdiz distante. La cual, huyendo de
su cruel enemigo, se arrojó dentro de la mencionada hondura a donde en
seguimiento de la perdiz prosiguió su vuelo el halcón…”.
Según
nos cuenta el maestro Antonio Gª Omedes en su web romanicoaragones.com, así es como da
comienzo la narración del Padre Faci acerca de los orígenes legendarios de la
ermita de la Virgen de la Peña de Aniés, que como tantas y tantas de nuestras
montañas han quedado grabadas en el subconsciente colectivo desde hace siglos,
y que aún perduran… Pero a eso ya llegaremos, porque el arranque para esa
nuestra visita de hoy viene de lejos.
Explotación trufera con la ermita y sus dependencias como telón de fondo |
Peñas que albergan el eremitorio de San Cristóbal |
De
nuevo huyendo del mal orache pirenaico para refugiarnos en la antesala de la
sierra Caballera, donde también hacía lo suyo… pero menos. Hace poco más de un
mes que estuvimos por estas tierras, y volvemos para completar el recorrido.
Entonces fuimos desde Bolea hasta el eremitorio de San Cristóbal volviendo
sobre nuestros pasos hasta el pueblo, y nos quedamos con las ganas de seguir
ruta hasta llegar al santuario de la Virgen de la Peña de Aniés. Pues hoy nos
hemos quitado esas ganas, y no sólo hemos llegado hasta Aniés, sino que hemos
vuelto hasta Bolea. Bueno, a decir verdad, hasta la ermita de Santa Quiteria,
donde damos comienzo y fin a esta circular.
Preparados para la marcha desde la ermita de Santa Quiteria |
Gendarmes que custodian la entrada al barranco |
Pues
sí, desde esta ermita de Santa Quiteria, de la que tan orgullosos están en
Bolea nos abrazamos ya de entrada al PR-HU 111, que con suavidad y sin
estridencias se deja transitar metiéndonos poco a poco en ese barranco que el
incipiente Sotón ha ido labrando a lo largo del tiempo. Vamos dejando
visualmente al otro lado del barranco unos viejos bancales que, cansados de
dar, sin nadie que los anime, se emperezan rindiéndose al entorno que
agradablemente los va engullendo. Son pequeños corros de tierra que cuando se
hacía corto con la del llano, había que ganarle al terreno para engrosar esa
economía de subsistencia. Esos del llano, más cercanos al pueblo aún sobreviven
la mayoría con almendros y centenarios olivos que hemos dejado atrás.
Acrobático eremitorio de San Cristóbal |
Cuidadín!!! |
El
desnivel entre el lecho del río y el sendero se va acortando, hasta que en una
hora convergemos debajo mismo de los paredones de conglomerado que albergan el
viejo eremitorio de San Cristóbal. El sendero se vuelve gorga y el piso hielo,
lo que hace transitarlo con sumo cuidado, al igual que el cruce del barranco
antes de iniciar el repentino ascenso al otrora lugar santo que supieron aprovechar
en las oquedades que ofrecen estos paredones, que sin vértigo alguno se empinan
enhiestos sobre el barranco. Unas escalinatas robadas al vacío es preciso subir
si queremos visitar el interior.
Queremos.
Lo
hacemos.
Interior de la estancia |
Se
respira respeto ante el crujir del tiempo, que ha ido dejando un poco a su aire
el viejo altar, una pintura mural, y otros elementos de la exigua estancia,
cuyo fondo invita a salir al exterior y asomarse al vacío… que también hacemos,
contemplando los alrededores desde las alturas. Unos minutos de estancia y
retomamos esas escalinatas que desafían al vacío para incorporarnos al sendero
que, bajo un enorme morrón de la roca, emboscado sube hasta ese pequeño circo
que alberga tramos de hielo, próximos a nuestro camino.
En uno de los puntos del exterior |
Camino nevado hacia la Virgen de la Peña |
Una
vez fuera del bosque echamos un bocado mientras admiramos las extraordinarias
vistas que nos ofrece la atalaya. Un cuarto de hora más de ascenso sorteando el
pequeño arroyo que helado se muestra a tramos, media hasta llegar a la pista,
no sin antes pasar por lo que queda de unos viejos corrales y los campos que
guardaban. La parcialmente nevada pista nos va sacando hacia dar amplitud de
vista sobre el somontano de esta sierra de Caballera y la Hoya de Huesca en
todo su esplendor, en un prolongado tramo junto al vallado de una finca trufera.
En una de las revueltas que da, ajustándose al terreno, en media hora más,
llegamos al arranque del sendero que sube al santuario de la Virgen de la Peña,
otro de esos privilegiados emplazamientos en los que los vapores de la recurrente
leyenda de apariciones marianas han hecho de esta espectacular atalaya un lugar
de culto.
Luminoso sendero de subida a la ermita |
Nos
encontramos la puerta cerrada… así es que… de vuelta por el mismo sendero hasta
la pista que se dirige al pueblo, y que burlamos por una trocha en los últimos
compases. Atravesamos Aniés y tomamos el GR 1, que coincide con el Camino
Natural de la Hoya de Huesca, que por 5 kilómetros de pista nos acerca hasta
las proximidades de Bolea y de su ermita de Santa Quiteria, donde concluye esta
bonita circular por el somontano de la sierra de Caballera.
Y desde Aniés de vuelta camino de Bolea |
Una
bonita circular, decimos, que en buena compañía y alejándonos de los zarpazos
que el mal orache lanza sobre el Pirineo, hemos completado recorriendo 14,7 km
en 5 horas de tiempo total, del que 3h 45’ han sido en movimiento, con un
desnivel acumulado de en torno a 770 m D+/-.
Fotos en Facebook: https://www.facebook.com/chema.tapiagr/media_set?set=a.1711588515530531
Hola Chema.
ResponderEliminarA la segunda fue la vencida, menuda capa de hielo que había en el barranco, un poco más y tenéis que ir con patines.
Muy buena circular, me falta conocer el eremitorio de San Cristobal, así que me apunto la circular.
Un saludo
Sí, Eduardo, bonita circular. Gracias.
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