miércoles, 16 de noviembre de 2016

Palomera y San Ginés, dos bastiones del Alto Jiloca

IXOS MONS
Palomera (1.533 m)
San Ginés (1.601 m)
Lunes, 14 de noviembre de 2016

Hay en sus riberas infinitos pueblos
Cuyos vecinos de sola fruta
Grandísimo provecho tienen,
Porque hasta la Corte de Madrid llevan


            Con estos breves apuntes
Vega del Aranda
recogía el humanista y escritor holandés Enrique Cock, en sus Anales del Año Ochenta y Cinco (1585), sus impresiones al paso por estas tierras, acompañando a Felipe I en un viaje por el antiguo Reino de Aragón. ¿Que a qué se estaba refiriendo?, pues al río Jiloca, el Siloca del Cantar del Mío Cid. El Jiloca que recoge al Pancrudo y con ambas aguas riega una fértil vega, hasta se rendir en el Jalón a la altura de Calatayud,  y que trae sus esencias hasta el mismísimo Ebro aguas arriba de Zaragoza. El Jiloca que se va abriendo paso entre sierras de ese Sistema Ibérico, 
Palomera y Menera en este caso. El Jiloca que da nombre a toda una comarca. El Jiloca cuya depresión hemos contemplado desde dos puntos distantes, pero cercanos, como son el Palomera y el San Ginés, uno a cada lado de esas dos comarcas hermanas, como son la suya propia y la de Teruel, de donde es Pedro, del CM Javalambre, nuestro acompañante de hoy.

Ruta de la Virgen del Castillo,  en Aguatón
Horno de la tejería
            Palomera. Una desapacible mañana nos recibe en un desierto Aguatón, a donde llegamos directamente por un desvío de la A-23, y desde donde comienza nuestra ruta de hoy, concretamente junto a los lavaderos. Los primeros 8 km los hacemos en coche por buena pista, de los que 2,5 están asfaltados. Dos puntos de interés a destacar en ese trayecto motorizado. En primer lugar, y al poco de salir nos encontramos lo que queda de la tejería de Silverio Royuela, que dejó de funcionar en 1946.Y lo que nos queda es parcialmente el horno y una caseta. Con arcillas del cercano barranco del Majanillo, aquí se fabricaban para venderlas en este municipio y los colindantes.

Ermita de la Virgen del Castillo
Pórtico de la ermita
            Seguimos por la pista, y a unos 6,4 km del pueblo se encuentra la ermita de la Virgen del Castillo, cuya construcción actual data de 1727, habiendo noticias de mucho antes. La tradición, que alimenta siempre a este tipo de emplazamientos, cuenta que sobre 1170 se apareció la virgen como agradecimiento tras haber conquistado el territorio para los cristianos. En 1634 se creó una cofradía que agrupó a gentes del pueblo, Torrelacárcel, Santa Eulalia, Torremocha, Villarquemado y Singra que concurría los días 13 y 14 de septiembre para ganar las indulgencias plenarias concedidas por la bula del Papa Urbano VIII.

Arranque del sendero

Llegando al roquedo cimero
            A 8,2 km de Aguatón nos encontramos la pista cerrada por una sirga, lugar donde dejamos el vehículo y nos echamos a andar, encontrando enseguida a nuestra derecha el arranque de un sendero con baliza de PR, que se mete por un empinado barranco, y que al cabo de unos 20’ nos sube a un collado que nos da ya vista a toda la depresión del Jiloca. Aquí nos incorporamos al SL-TE 3, señalizado como Sendero Turístico de Aragón. Con nuestro objetivo a la vista, siguiendo el sendero alcanzamos el pie del roquedo cimero, a donde llega una estrecha canal que lo sube desde el oeste. Unos cuanto pasos más, y llegamos arriba, donde conviven dos vértices geodésicos, uno a la altura del suelo, y otro aupado a un gran pedestal de piedras, como de cinco metros, al que no somos capaces de subir debido al desatado viento reinante. Desde el punto más alto de la Sierra de Palomera, las vistas son impresionantes, especialmente hacia esa depresión del Jiloca, dejándose ver tras ella, nuestro siguiente objetivo, el San Ginés.


Canal que da acceso a la cima por la cara oeste
Súper vértice geodésico
            Para el descenso, optamos por bajar por el este, hasta un collado cercano, desde donde parte un estrecho, pero definido sendero que nos lleva hasta la pista, que siguiéndola alcanzamos la sirga, y detrás, el vehículo. Desde el pueblo han sido 19,7 km., habiéndole dedicado 2 h de tiempo total, del que 1h 35’ han sido en movimiento, para salvar en torno a 630 metros de desnivel acumulado D+. El tramo andando, desde la sirga, han sido 3,5 km., que hemos recorrido en 1h 10’ de tiempo total, del que 55’ han sido en movimiento, con unos 260 metros de desnivel acumulado D+. Una buena mañana entre carrascas y cierzos.





Arranque desde Peracense
            San Ginés. Desde Aguatón, nos dirigimos de nuevo a la A-23, que enfilamos dirección Zaragoza, para salirnos a la altura de Villafranca del Campo, que atravesamos para llegar finalmente hasta Peracense, ofreciéndose ya durante el camino ese alto de San Ginés, coronado por un sinfín de antenas, entre las que destaca una de cerca de cien metros de altura. Al pasar por el  pueblo, nos sorprende el edificio de la iglesia, de piedra rodena, esa arenisca rojiza tan pegada al terreno. En la parte alta, y con la silueta ya de lo más visible de su castillo, se encuentra un apartadero, con peirón y abrevadero, donde dejamos el vehículo.

GR 24

Castillo de Peracense
            Pero detengámonos un momento ante tal monumento. Se trata de uno de los castillos más bellos y desconocidos de Aragón. Situado sobre un montículo de arenisca, muy escarpado, en la parte más meridional de la Sierra Menera. Con restos arqueológicos correspondientes a la Edad de Bronce, se sabe que ha tenido uso a lo largo de la historia, debido entre otras cosas a su singular emplazamiento entre la riqueza minera de los alrededores y la rica vega del Jiloca. Ha estado en manos islámicas, y finalmente ganado a la cristiandad por los vecinos de Daroca, según se informa en el Fuero de Daroca, otorgado por Ramón Berenguer IV en 1142. Posteriormente, vuelve a ganar importancia estratégica al ser muga entre Aragón y Castilla. Con la reunificación de ambos reinos va perdiendo su hegemonía, volviendo a estar activo en las guerras carlistas.

Destinos rotos
Objetivo a la vista
            Pero nosotros a lo nuestro, que es echarnos a andar desde este punto situado en lo alto del pueblo, y donde tomamos ya el GR 24 dirección Pozondón. Un GR señalizado como Sendero Turístico de Aragón. Enseguida cruzamos las antiguas vías del tren minero, que transportaba el hierro desde las minas de Ojos Negros hasta el Puerto de Sagunto, y que languidecen a la espera de poner en valor ese itinerario. Tras pasarlas, la pista empieza a enseñarnos los dientes con un desnivel considerable, pero siempre sin dejar de ver nuestro objetivo.


GR 24, en un incomparable escenario junto al castillo de Peracense
Sendero entre jaras
            En veinte minutos llegamos a un alto, el collado del Mirador, en el que tomamos un sendero a mano izquierda, siempre de la mano del GR. Este sendero discurre por entre pinos y retorcidas jaras, hasta alcanzar una pista de cemento tras unos roquedos. Desde allí ya son cuatro pasos para llegar hasta la ermita de San Ginés, en una amplia cima, acompañada por un buen puñado de antenas, los restos de una torre de vigilancia y el vértice geodésico, entre roquedo y sabina rastrera. De nuevo la mirada tiene la oportunidad de expandirse hasta el infinito a los cuatro costados. Menos viento que en el Palomera, pero tampoco vamos mal servidos.

Llegada a la amplia cima
Juego de la Calva
            Al filo de comenzar el descenso, junto a esa pista de cemento, hay una pequeña explanada de hierba en la que se intercalan algunas grandes piedras. El amigo Pedro, que estuvo en Peracense de Maestro durante algunos años, me cuenta que cuando se subía de romería a la ermita, era tradición jugar a la Calva, que consistía en tirar piedras desde una de las grandes del terreno a otra, distante como unos diez o doce metros, con un sencillo sistema de puntuación: si se le daba directamente, dos puntos; y si era de rebote, uno. Gentes sencillas con juegos sencillos, sin actualizaciones de versión, sin problemas de espacio en la memoria, sin incompatibilidades… en fin, otros tiempos.


Restos de la torre fortificada

            El descenso lo hacemos por el mismo itinerario. Bajada por el sendero hasta la pista, hasta ese mirador desde donde se tiene buena vista sobre el castillo de Peracense, a cuya localidad llegamos en un pis pas, tras haber recorrido 5,2 km, en los que hemos invertido 1h 45’ de tiempo total, del que 1h 20’ han sido en movimiento, con 370 metros de desnivel acumulado D+.



            Una jornada, en definitiva, en la que nos hemos aupado a dos extraordinarias atalayas sobre el Alto Jiloca, el Palomera y el San Ginés, con 630 metros de desnivel acumulado D+, con 3 horas de tiempo total, del que 2h 15’ han sido en movimiento, y con 9 km en total, que no son muchos, pero los suficientes para que hayamos disfrutado de estas tierras fronterizas que lo fueron, a uno y otro lado del Jiloca, escenarios de pugnas y batallas, y apacibles, quizá demasiado, hoy en día.




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