Bujaruelo
Jueves, 28 de abril de 2016
Los Pirineos, un paraíso
que alberga verdaderos tesoros de los tres grandes reinos de la existencia, el
mineral, el vegetal y el animal. Los Pirineos, último reducto meridional de los
glaciares europeos. Los Pirineos, pequeña cordillera, pero gran escenario para
un auténtico disfrute en muy diversas disciplinas, que exige un mínimo de
conocimientos para hacerles frente. Sí, pero no sólo aptitudes, sino actitudes,
porque la montaña, como ser vivo, también merece nuestro respeto, como ser vivo
también está sujeto a cambios de humor, como ser vivo también tiene su lado
amable y sus recovecos, sus hostilidades, sus secretos, que aunque nos
empeñemos en desvelar, será mejor asumir que son cosas suyas, pero que hay que
tener en cuenta.
Esa montaña que, como ser vivo
necesita de su alimento, que lo obtiene del sol, de la luz, del agua y del aire.
Pero también de los seres que la habitan, que con su equilibrio con el medio
contribuyen a esa armonía. Y de las risas, y de los gozos, y del agradecimiento
del ser humano cuando obtiene lo que busca. Da. Da mucho, pero también se cobra.
Ocasionalmente, la mala praxis o la fatalidad hacen que no todos los que salgan
a ella vuelvan. Siempre ha sido un misterio ese comportamiento, lo sigue
siendo, y mucho tienen que cambiar las cosas en esta relación para conocerlo a
futuro. Es saludable que entre los seres queridos se comparta todo, pero
siempre hay pequeños espacios, pequeños resquicios de libertad, en los que cada
uno guarda celosamente su espacio. La montaña también los tiene, y a veces es
grande, muy grande su tributo.
Estamos viviendo unas jornadas,
especialmente familiares y amigos, críticas, desesperadas, porque el tiempo
siempre juega en contra en estos casos. El sábado 23, Chema García salió en
solitario del refugio de Bujaruelo para dar un paseo por el río Ara, en dirección
a sus fuentes, o al menos eso es lo que dejó dicho antes de salir. Sigue
estando en situación de desaparecido. Desde entonces, familia y amigos han puesto
en marcha una gran ola de solidaridad, que como un tsunami ha movido esos
resortes que los montañeros tenemos de entrega y ayuda allí donde haga falta
prestarla cada uno con su voluntad y limitaciones a la hora de moverse por la
montaña.
Salto del Carpín |
Una de esas llamadas a la
colaboración, ha sido atendida por un nutrido grupo de Os Andarines d’Aragón,
al que nos hemos adherido sin importarnos el cambio de planes, pues
inicialmente se iba a visitar el Arco de Piedrafita, esa singular formación
geológica en las faldas de la Partacua, que los caprichos del binomio erosión y
tiempo nos han dejado para deleite de los sentidos. Pues centrándonos ya no en
lo que no fue sino en lo que sí fue, y con el ánimo de poder echar una mano en
ese rastreo recalamos en el puente de los Navarros.
Subiendo a la vera del Ara |
Nuestra aportación era la de
subir por la pista de Bujaruelo hasta el puente de Santa Elena y continuar por
el sendero del GR 11 hasta San Nicolás, bajando por la pista. Desde hace unos días
se han incorporado a la búsqueda numerosos grupos de rescate, de la Guardia
Civil de Montaña, de la UME, Protección Civil, forestales... que han establecido el mando único para la
coordinación de las labores de búsqueda. Es por eso, que momentos antes de
iniciar el camino se presenta un voluntario diciendo que en varios viajes de
coche nos van a ir subiendo a San Nicolás, para ser controlados y distribuidos por
el mando, de modo que vamos acompañando al río hasta que vamos siendo recogidos
todos. Una vez allí, nos dividimos por grupos y nos asignan zonas y un efectivo
de los grupos profesionales de rescate.
En nuestro caso, bajamos con dos
grupos por el GR 11 hacia el puente de Santa Elena, que aunque es la dirección
contraria a la anunciada, tras los primeros días de búsqueda por los lugares
evidentes, hay que ampliar el radio de acción. A pesar del mal tiempo
anunciado, la mañana está radiante, con unas nubes que ponen su nota de color y
de frescor en el cielo azul. La montaña está verdaderamente exultante, la
humedad acumulada en los estertores del invierno y comienzos de esta primavera
le confieren un aspecto que excede a los sentidos. Pero todo ello se ve
ensombrecido por la pesadumbre de nuestra tarea.
Saliendo al puente de Santa Elena |
Vamos circulando despacio por el
sendero, prestos a cualquier aspecto anómalo de él y sus alrededores,
aprovechando sus ensanches para ensancharnos con él, aprovechando sus asomes al
río para asomarnos al río con él, aprovechando sus recovecos para preguntar sin
recibir respuestas, participando de ese nudo en la garganta de familiares y
amigos. Un recorrido que viene a costar no más de una hora, nos cuesta más del doble.
Llegamos al puente de Santa Elena y coincidimos con otro grupo que vuelve del
tramo de GR 11 que baja al puente de los Navarros. Eso de que baja es un decir,
porque comienza por un fuerte ascenso hasta encaramarse a una plataforma, en la
margen derecha del río. También se suman los grupos que han estado rastreando
de San Nicolás hacia arriba. Todo el grupo unido ya, bajamos al puente de los Navarros en busca del bus,
dando por terminado este breve pero intenso tiempo compartido con la búsqueda y
la desesperación.
Las fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/6279653631824346945
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