lunes, 27 de abril de 2015

... y San Jorge venció al Dragón

CARRERAS MONTAÑA
XIV Jorgeada
Zaragoza - Huesca
Jueves, 23 de abril de 2015


            Os Andarines d’Aragón, club de demostrada solvencia en la organización de este tipo de complejos eventos, convoca para este año la decimocuarta edición de la Jorgeada, esa caminata que une la primera con la segunda capitales de Aragón, a lo largo de la noche que pare el día de nuestro patrón San Jorge. Varias son las distancias ofrecidas, pero la prueba reina es la de 75 kilómetros a través de los que el dragón, oculto en las sombras de la noche, acecha con su invisible traje de cansancio, sueño, a veces soledad, minando las expectativas del participante, que cabalgando con un San Jorge en su corcel trata de contrarrestar con su paciencia, tenacidad y resistencia.



            Una larga ruta ésta que ya hemos probado en tres ocasiones, rondando las catorce horas de implacable lucha contra nuestro dragón particular. En esta ocasión, hemos subido un poco el listón, apuntándonos a la modalidad de correr. Pues esa es la idea, la de hacer Ca-Co todo lo que se pueda… y un poco más. Para ello, acudimos a la plaza del Pilar sin mucho convencimiento ni entrenamiento, todo hay que decirlo, pero con un impulso decidido.

Risa floja
          Nueve de la noche. De una cálida noche que no disimula sus intenciones. Los cielos se van cargando, y las nubes no resistirán mucho más. Unas torres del Pilar se ufanan en duplicarse en un Ebro sereno, tranquilo, calmo, que da nombre a toda una península, y que infunde esos valores de los que vamos a tirar a lo largo de esta noche y buena parte de la mañana conforme nos vayamos alejando de él. Mucha gente por la calle, gente ajena a lo que nos va a ocupar durante las próximas horas.

Al abrigo de los porches
            Junto a los porches del ayuntamiento ya está montado el escenario con sus protagonistas, José María Gallego, presidente del club organizador, Luis Masgrau, presidente de la FAM, y Marta Alejandre, elegida este año Jorgeador de esta edición. Entre unos y otros hacen entrega de los trofeos de la temporada pasada de las distintas pruebas del Calendario de Andadas Populares de Aragón. Ceremonia pasada por agua en sus últimos compases, y terminada de amenizar, en el interior de los porches, por el grupo Gaiters de Morropreto. Nos juntamos con Jesús, del CA Jaca, que ha decidido salir en esta primera hornada.



Salida de andarines
            Diez de la noche, con el grifo de las pluviales sin terminar de cerrar. Se da la salida a los casi doscientos participantes de este año, y la mojada plaza se vuelve a quedar desierta. Son varias las vueltas que nos damos por el centro, hasta que regresamos de nuevo a eso de las once y media, cuando comienzan a llegar los corredores en busca de sus credenciales. En torno a una cincuentena nos damos cita en la línea de salida, donde nos aliamos con Susana con la sana intención de ir regulando lo suficiente como para llegar… y lo más enteros posibles.



La bendición del santo
            Alea Jacta est. Doce de la noche. Últimas indicaciones de José María Gallego, il capo de todo este tinglado, y comenzamos el día del patrón trotando por un Puente de Piedra que se remanga para dejar pasar al padre Ebro por entre sus piernas, y que no sabemos qué pensará al vernos. El itinerario urbano discurre por Sobrarbe, San Juan de la Peña, Camino de los Molinos, y antes de entrar en el barrio de San Gregorio, tomamos un tramo del Anillo Verde de Zaragoza, que elude el hospital Royo Villanova, que altivo nos mira, para retomar el camino de San Juan de Mozarrifar. Con Susana nos quedamos cerrando la carrera, pero no nos importa, la noche va a ser larga. De momento, escoltados por la local.

Salida de corredores
          00:50 - Km 8. San Juan de Mozarrifar. Primer avituallamiento, sólido para andarines, líquido para nosotros. Llevamos ritmo cansino, pero constante. Seguimos por asfalto, dejando ya el término de Zaragoza.

            01:40 – Km 14,3. Villanueva de Gállego, a donde llegamos tras pasar por su Barrio del Comercio. Junto a la estación de FFCC reponemos fuerzas con un buen vaso de chocolate con bizcochos. La noche sigue serena… nosotros también. Algún tramo más de tierra se ha ganado a la carretera. Ante el asombro del de la garita, pasamos por delante de la entrada de Las Lomas de Gállego, y al poco comenzamos a alcanzar a los andarines de cola. Entre unos y otros, llegamos al siguiente hito.



          03:15 – Km 27. Zuera. Largo recorrido urbano para alcanzar el pabellón polideportivo, en cuyo interior te encuentras un buen despliegue de avituallamiento de sólidos y líquidos, pero lo que más llama la atención es la cantidad de gente que hay sentada en las sillas y tirada por los suelos, descalzos, mirándose los pies… en fin. Al ser punto no sólo de paso sino de partida y llegada, no sabes las intenciones de cada uno de los que están por aquí, perdiendo, además, la referencia del puesto en el que vas. Diez minuticos con este tejemaneje y meneando un poco el bigote y de nuevo al turrón. La salida de aquí es la esperada, los años anteriores ha sido igual, frío, casi de tiritona, así que a tomar de nuevo el trote trotón para coger ritmo. Otro nuevo tramo de tierra para llegar al siguiente avituallamiento.

Avituallamiento del cruce de la cárcel
        04:30 – Km 34. Cruce de Ontinar, con avituallamiento líquido caliente. Nos sellan la credencial y seguimos ruta con un giro brusco hacia el E, para dar otro más aún y volver a tomar dirección N. El trote se hace cada vez menos frecuente en favor del andar. La noche todavía es joven.

          06:00 – Km 42,5. Cruce de la cárcel. Avituallamiento de líquidos y algún sólido. Seguimos con Susana, pero no solos desde hace ya algún tiempo, que unos dolores de viejas lesiones se incorporan al camino. Dolores que poco a poco se van despertando, pero que al ver ellos el autobús junto al avituallamiento lo hacen del todo, preguntando que si pueden subir a bordo. Tras una pequeña negociación, salen ganando, y el pack indivisible sube al rodante. Bueno, pues a lo tonto, ha sido un maratón en 6 horas. Fue bonito mientras duró, pero ahora, con el santo para uno solo, a ver qué pasa. Y lo que pasa es que nos obligamos a trotar, que para eso hemos venido, y lo cierto es que nos sentimos cómodos, más que cuando algún breve tramo lo hacemos andando, que poco apetece, pues la noche está fresca. El canal de la Violada nos acompaña un buen tramo del recorrido. Seguimos hasta las proximidades de San Jorge, poblado de colonización perteneciente al municipio de Almudévar, hacia donde nos dirigimos, viendo cómo las siluetas de las montañas que cierran el arco norte de Huesca, comienzan a desperezarse, queriendo acudir a esta cita.

Avituallamiento previo a Almudévar
            06:45 – Km 48,5. Bajo autovía. Avituallamiento de líquidos calientes, que bien sientan. Aquí nos juntamos con la madre de Susana, que va andando, pero nosotros a lo nuestro, que es acompañar hasta Almudévar al sol que de su cuna sale haciéndose mayor poco a poco para ir alumbrando y calentando. Comenzamos a cambiar las buenas noches con los buenos días, deseos que lanzamos a los andarines que vamos pasando continuamente, pero de corredores ni rastro. Seguiremos yendo los últimos? Curiosidad nada más.



Junto a las brasas
            07:55 – Km 56,5. Almudévar, de antigua fundación, y cuyo topónimo en árabe significa “ciudad en redondo”. Accedemos a ella a través de dos elementos, uno vertical y otro horizontal, toda una simbología. El vertical es un peirón, y el horizontal el canal de Monegros. Tras de ellos, tras ese cruce, la zona baja de este viejo enclave, una zona baja desierta, con unas calles recién puestas, que nos acogen con una cierta indiferencia, pero que nos llevan a este otro gran hito de la jornada, su campo de fútbol, también comienzo y final de otros recorridos. Igual que en Zuera, está la mochila 1 a disposición del que la haya dejado en Zaragoza. Lugar éste más propio para estar un buen rato recomponiéndose los pies y las garras, además de acallar el gastro con un buen bocata de panceta y buen trago de vino. Es lo que hace el personal alrededor de las brasas. Como no nos hace esa opción, repetimos de trenza. Y sin pegar el culo a asiento alguno, seguimos la marcha, tras el cuarto de hora que estamos aquí. Dejamos la banda del verde campo y continuamos callejeando, para pasar por el cementerio y meternos ya en la cabañera real, que discurre entre fosforitos campos de ya no tan incipiente cereal, y de abundantes matas de generoso tomillo, que revientan de aroma el ambiente con su floración recién salida a este mundo. El lejano cielo se pierde en el horizonte, albergando caprichosas formas de nubes. Ya queda menos, resistir es vencer.



Paisaje que nos acompaña
            09:00 – Km 63. Cabañera Real. Un poco antes de dejarla y meternos en sendero, hay otro avituallamiento, en el que te vuelven a sellar la credencial, y te ofrecen líquidos, que no vienen mal. Llegamos ya a ese tramo de sendero roto, sendero en terreno erosionado y por el que hay que ir sorteando las piedras para no tropezar ni clavarte alguna, pero que siempre es preferible a la tediosa pista. Bueno, en tantos kilómetros, tiene que haber de todo. Ya nos vamos asomando a la Hoya de Huesca, la que vamos a conquistar, siempre con la ayuda del patrón. Tanto discurrir por terreno duro, se hace de rogar un tramo que recordamos entre vegetación, lo que le confiere un lecho suave. Pues no, no lo encontramos. El tramo sí, pero el lecho suave no. Estaría, sí, al paso del ganado, pero se ha secado y al solidificarse se torna incómodo de atravesar. ¿Serán excusas? En fin, seguimos. Huerta solar a la vista, y esa apisonadora que como premio a su jubilación la han subido a un pedestal en donde puede contemplar sus antiguos fueros carreteros. En seguida ya llegamos al penúltimo avituallamiento en ruta.

           09:50 – Km 69. Apisonadora Roldán, donde nos ofrecen líquidos y fruta. Atravesamos la autovía por debajo y nos incorporamos a una pista que discurre entre carrascas, con un arranque de un desnivel elegante, que nos hace descabalgar del corcel del santo patrón y hacerlo andando, aunque a buen ritmo. Pasada ya esta pechugada, volvemos a cabalgar hasta el próximo avituallamiento, que está en una rotonda.

Venga, que ya estamos
              10:15 – Km 73. Cruce Universidad. Aquí estamos, para tomar algo más de líquido y continuar, que ya queda poco, muy poco. Tanto es así, que con el objetivo del cerro de San Jorge a la vista, se divisa nuestro destino. Un destino a vueltas entre historias, leyendas y batallas, como la de Alcoraz, mantenida por Sancho Ramírez, que asedió la musulmana ciudad desde el castillo de Montearagón, y que murió en la refriega, agonizando con el siglo XI. Le sustituyó su hijo Pedro I, quien tuvo que vérselas con los refuerzos islamistas de la Taifa de Saraqusta. La oportuna aparición de San Jorge supuso el desempate a favor de los cristianos, lo que le valió el patronazgo sobre este territorio y sobre este pueblo. También nosotros tomamos Huesca, a través de la zona urbana, que se nos hace larga, hay que confesarlo. Y por fin, esquina del hospital para entrar en ese pinar que alberga la gran fiesta de Huesca, y que siguiendo las indicaciones no vemos que nos suba hasta la ermita, como otros años, haciéndolo directamente a la llegada.

            10:40 – Km 75. Pabellón Huesca. Pues sí, parece mentira, pero sí, ya hemos llegado hasta aquí, donde nos encontramos con Jesús, que al haber salido a las diez lleva ya un buen rato. Con los huesos y las articulaciones completamente acartonados, llegamos como podemos hasta las duchas, donde nos reconciliamos con todos ellos. Despedimos a nuestras compañeras de viaje, unas zapas que lo han dado todo por nosotros, peleando en cien batallas.


Plantada del cerezo
            Al mediodía se procede al ritual de todos los años, y al que ningún otro anterior hemos llegado a tiempo, porque era justo cuando llegábamos al pabellón. Pero en esta ocasión no nos perdemos, y es la plantada de un árbol en el cerro. JM Gallego, acompañado por autoridades locales, y jardineros de la segunda capital del reino, dejan constancia de esta XIV edición plantando un cerezo ornamental. Y símbolo tras símbolo, se sube a la ermita a ponerle el pañuelo al santo, algo a lo que ya no nos apuntamos.

Rico, rico...
            Como hay que estar pendiente del bus para el regreso a Zaragoza, somos de los primeros en entrar a comer. A las doce y media entramos al pabellón a dar buena cuenta de la ensalada y de la paella, que hay que ver cómo sienta. Justo cuando anuncian la llamada al bus, llegan los andarines del CA Jaca, que aún nos da tiempo a saludar y a hacernos alguna foto con ellos. Y poco más, gran sobada de regreso de nuevo a orillas del Ebro, a donde llegamos antes de las tres de la tarde.

            Pues esto es lo que ha dado de sí esta nueva Jorgeada, ya de por sí dura, aderezada por el gusto de trotar, y que lo hemos conseguido en la mayoría del recorrido. Son 75 km, que aunque apenas exentos de desnivel, sí que tiene alguna rampeta desafiante. Bien se vale que hemos ido de la mano del patrón, que ha aguantado hasta aquí, trayendo a raya punzada tras punzada a ese dragón que a cada paso acechaba en las tinieblas de la noche. Como aquellos viejos conquistadores, nos sentimos satisfechos, muy satisfechos, y seguiremos diseñando conquistas y dando más batallas.




El reportaje de fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/XIVJorgeada

4 comentarios:

  1. Lo he pasado mal leyendo, hasta creo he sudado,menuda pechada!! pero sobreve todo he alucinado sumando y sumando los km que en los que relatas estupendamente las sensaciones. Doble enhorabuena por tu azaña y contarnosla. Bs

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    1. Enhorabuena Chema.
      No quiero ni imaginarme las piernas al día siguiente.
      Precioso relato.

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    2. Gracias José Antonio. Las piernas, sí, el día siguiente y el otro fueron duros, pero no pasó de ahí. Gracias de nuevo.

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