Ruta del Flysch
Zumaia a Deba
Sábado, 14 de abril de 2018
Cuando
en alguna ocasión hablamos del Gran Libro de la Naturaleza Viviente, es para
dar a entender el gran conocimiento, la gran sabiduría que esconde, y de la que
podremos beneficiarnos tanto en cuanto sepamos leer en sus páginas, leer entre
líneas, los mecanismos de los que se vale para mantenerla viva, que no dejan de
ser otros que los mismos que se vale para mantenernos vivos. La clave para
alcanzar ese conocimiento está en acercar nuestra conciencia a la de ella.
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Millones de años en un solo vistazo |
Pero
hoy, hoy es distinto.
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Aspecto parcial del flysch |
Hoy
hemos podido ver con nuestros propios ojos, sentir con nuestros propios
sentidos ese libro, porque con un enorme respeto hemos pasado por el canto de
sus hojas, en unos pocos minutos hemos paseado por millones de años de historia
de la evolución, por encima de unos seres vivos encarcelados en capas solidificadas,
sedimentadas, que conformaban el lecho marino, y que a lo largo de millones de
años, tan solo unos segundos en el reloj geológico, se vieron impulsadas a
salir a la luz y mostrar su inigualable belleza.
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Al comienzo de la ruta en Zumaia |
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Camino hacia el mirador |
El
sendero Algorri, de la ruta del Flysch, da comienzo en Zumaia, en concreto en
la ermita de San Telmo, desde donde desciende hasta las mismísimas entrañas
desentrañadas de nuestro más remoto pasado, en el que el fondo marino decidió
darle la batalla al tiempo y se elevó dejando al descubierto unas bellísimas
formaciones que son las páginas de un libro abierto, en el que los estudiosos
saben leer con precisión el resultado de las distintas convulsiones que ha
sufrido nuestro planeta, consideradas por los geólogos como un verdadero fenómeno
a nivel mundial, y que no dejan de hacernos pensar en lo efímero de nuestras
vidas, de nuestras alegrías y tristezas, de nuestros entusiasmos y
preocupaciones, de nuestro latir, en definitiva, comparado con el del planeta,
manifestado en el mundo mineral, del que vivimos y nos sustentamos el resto de
reinos vivos.
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Desde la ermita de San Telmo |
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Transitando por el flysch |
Con
sumo cuidado y respeto bajamos a ese lecho en el que se libran una y mil
batallas diariamente entre las propias rocas y las idas y venidas de unas implacables
olas que las mareas, fieles a su rutinaria cita, azotan sin piedad a estas
extraordinarias formaciones como avergonzándose de que muestren tanta belleza
que para sí quisieran guardar todavía. Unas batallas decimos cuyos más
aparentes resultados los tenemos en esa extensísima playa de bolos moldeados
por acción de las aguas y los vientos a lo largo de miles y miles de años.
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Estratos. En aragonés, ralleras |
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Las barranqueras del entorno |
Al
cabo de hora y media recorriendo el resbaladizo flysch y los incómodos, pero
bellísimos, bolos, nos acercamos a una de las vías de escape. Tomamos un camino
que nos va subiendo a la par que tomamos perspectiva sobre todo lo andado sobre
el terreno. Pronto formamos parte de ese verde paisaje de prados, cuyo
horizonte se confunde con el azul del cielo, que hoy se ha querido abrir para
mostrarnos su esplendor. Los caminos de tierra no han sido capaces todavía de
absorber la ingente cantidad de agua de lluvia que han recibido en las últimas
semanas, ofreciéndonos todo el sobrante para alborozo de nuestras botas y
pantalones.
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Caminando hacia el interior |
Otra
hora y media más y nos ponemos en el mediodía, alcanzando el mirador de
Portutxiki, sobre los acantilados de Sakoneta, desde el que se puede dar un
repaso visual como un resumen de todo lo anterior. Capas y capas de sedimentos
perfectamente organizadas, en las que los expertos ven con claridad los
movimientos orogénicos medidos en miles, millones de años.
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Desde el mirador Portutxiki |
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El flysch tierra adentro |
A
partir de aquí un continuo subir y bajar montes para adaptarnos al relieve del
camino, y en otras dos horas más nos vamos aproximando a Deba, pasando por la
ermita de Santa Catalina antes de llegar, y luego por la de San Roque. Una
entrada al pueblo que se hace tras el discurrir por una bonita vereda que no quiere pasar
desapercibida, ofreciéndonos también una buena ración de barro, del que alguna
tradición habla como el origen de la humanidad, y con el que aún andamos a
vueltas desde entonces. Barro que conjuga dos de los cuatro elementos. Del
resto, aire y luz, también hemos terminado bien servidos al poder contemplar
los amplísimos espacios hasta el lejano horizonte allá donde termina el mar y
empieza el cielo.
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Ermita de Santa Catalina |
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Vereda camino de Deba |
Y
como hemos perdido el tren de las 13:45 hay que esperar al siguiente una hora más
tarde, que nos lleva a la estación de Zumaia, punto de inicio de esta
espectacular ruta por unos escenarios totalmente inéditos para las habituales
andanzas, y que hoy ha
congregado a una treintena de socios y amigos por unos parajes alejados de su hábitat
natural que son los Pirineos, cuya formación comparte origen con todo este
solar que tiene al descubierto una de las maravillas geológicas a nivel
mundial. Una ruta la de hoy, decimos, con el marchamo de calidad de la Sección de Montaña del CP Mayencos de Jaca, gracias hoy especialmente al amigo Julio.
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En buena mesa con buena compañía |
Y
tras haber recorrido 15,5 km en 6 horas de tiempo total, del que 4h 30’ han
sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado, con tanto sube y baja, de
entorno a los 700 metros D+/D-, no hay mejor cosa que hacer que despedir esta
extraordinaria jornada en torno a una buena mesa, con buena comida y buen
servicio, en buena compañía, en el Errota de Orio. Totalmente recomendable.
Wikiloc: https://www.wikiloc.com/hiking-trails/flysch-de-zumaia-a-deba-23994387
Hola.
ResponderEliminarQue bonita es la costa Vasca, y en particular este tramo del GR.121 que recorrer todos la zona de acantilados.
Yo solo conozco la parte inicial de Zumaina, e incluso he podido darme un baño en la playa de San Telmo. Esa fotografía de la barranquera resulta espectacular.
Un saludo
Sí, Eduardo. Hay rincones por ahí sólo bellos para los ojos que los contemplan. Gracias.
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