Año XIII. Entrega nº 898
Del escocés John Muir (1838-1914) se puede decir que fue uno de los naturalistas pioneros, en una época en la que comenzaban a despertar las conciencias de unos pocos, encaminadas a sensibilizar al público en general a través de la difusión de sus observaciones, de sus análisis, de sus experiencias, en definitiva. Traemos una de sus citas, que nos llama la atención, que fue la de que “no estás en las montañas, las montañas están en ti”.
Tiene que venir gente aventajada a recordarnos lo obvio, que todo lo que mira el ser humano es a través de sus gafas, de sus filtros, algo que le condiciona enormemente. Dicho de otra manera, nada podemos ver si no lo llevamos en el interior de cada uno. Por eso es tan importante esa búsqueda, ese descubrimiento, todo eso que vemos alrededor, y que no es otra cosa más que un reflejo de lo que atesoramos interiormente. Y si aplicamos esta reflexión general al mundo natural, a las montañas en particular, ya la cosa no puede ser de más alta cota… como ellas mismas.
Si existiera un registro de las personas que alcanzan cada montaña, estamos en la creencia de que el de la que vamos a visitar hoy no iba a estar muy concurrido. Hoy vamos en busca de una de esas montañas que, aun engrosando la lista de los tres miles, puede quedar algo opacada por el segundo de esa lista, el Posets, que se desparrama por los cuatro costados, estando nuestro objetivo en el flanco norte, a sus pies, a su sombra. Es por eso por lo que también hay que quererlos, también hay que visitarlos, también hay que juntar su corazón con el nuestro y, a modo de diapasón, comprobar que su latir se acompasa con el de esa misma montaña que llevamos dentro. Hoy lo hacemos… con el Veteranos.
En el maravilloso entorno del Parque Natural de Posets-Maladeta, una ruta de alta montaña que nos acerca a esta cumbre desde el refugio de Estós, de donde partimos para incorporarnos al GR 11 en dirección al puerto homónimo, o de Chistau, que con aquel terreno conecta. Los primeros compases discurren entre bosque de pino negro, hasta que salimos de él para, a los tres cuartos de hora de la salida encontrarnos cara a cara con el río Estós que, tal y como se las gasta estos días, estábamos convencidos de que nos va a ganar la partida, como así ha sido.
Así ha sido, decimos porque, por si fuera poco, al río se le une el barranco de Clarabide, lo que nos obliga a descalzarnos. Continuamos siguiendo las marcas rojiblancas, hasta que en una hora más las dejamos justo en una de esas señales en las que se cruzan los colores, para ir ya ganando más altura y entrar en una bellísima y singular pequeña cuenca que alberga unos ibones que entendemos son los del Pico Royo de la Paúl.
Esta cuenca forma parte de otra mayor, con claras evidencias de un pasado glacial, del que forman parte, naturalmente, esas cubetas. Las vamos dejando atrás conforme nos aproximamos a la collada Negra (2875 m), que nos da vistas al valle de Viadós, cabecera del de Chistau. Estamos a los pies del pico Veteranos, uno de nuestros objetivos de hoy. El que no era es un promontorio que le da continuidad tras el collado, y que subimos en un momento, descubriendo en su cumbre que se trata de El Cabo (2894 m), con un espectacular asome sobre el puerto al que no hemos llegado, y las montañas que lo circundan.
De vuelta a la collada Negra para dar comienzo a la ascensión del Veteranos, con tramos de echar manos y otros de cresteo, sin mayor dificultad si se está acostumbrado a este tipo de terreno. A lo que no se está tan acostumbrado es a la imponente visión del gigante local, el segundo en altitud de los Pirineos, al Posets, que ya va a atesorando algo de nieve y que, en una hora desde el collado podemos contemplar ya desde la cima.
En el cordal que nos une median los Gemelos, que los teníamos como opción, pero las previsiones meteorológicas anunciaban, y parece que se van confirmando, que al mediodía llegaban chubascos. De modo que, sin más dilación, comenzamos el descenso, no sin antes echarle un recuerdo a ese diapasón que sentimos vibrar.
Del regreso poco se puede contar, porque comparte itinerario con el de subida que, salvo el ascenso a El Cabo realizamos literalmente. Cresteo y destrepe con cuidado, como siempre, collada Negra, y en busca del GR 11, que ya no dejamos hasta el refugio, llegando al “trote gorrinero” la última media hora para mojarnos tan sólo con las primeras gotas de lo que luego sería más serio.
Con una enorme satisfacción, habiendo subido a saludar a uno de los adláteres del gigante de la zona, y que le da medio nombre al parque natural, terminamos esta ruta, a la que le hemos dedicado 6 horas y 40 minutos, de las que casi 4 han sido para el ascenso, para recorrer los 11,9 km, salvando un desnivel acumulado de en torno a los 1310 m D+/- (1240 m Wikiloc), alcanzando la máxima altitud de los 3131 m del pico Veteranos.
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