lunes, 24 de noviembre de 2014

Sagitario evolutivo

SAGITARIO evolutivo
22.nov.14 09:38

21.dic.14 23:03
(hora solar)


            Una vez terminado el segmento de Libra, con Sagitario iniciamos la recta final del otoño. Como venimos haciendo, tras definir con sendas frases sus arquetipos involutivo y evolutivo, pasamos a dar unas pinceladas de lo más destacado atendiendo al nivel de evolución del individuo.




            El Arquetipo Involutivo es: “busco el alimento”, por el que primeramente, el individuo, tenderá a la búsqueda de la riqueza, la gloria y la fama, tendiendo después al alimento del alma, empleándose en el descubrimiento de nuevos horizontes mentales, filosóficos y espirituales. El Arquetipo Evolutivo es: “veo la meta, alcanzo esa meta, y luego… veo otra”, sirviéndole ya para tras ese propósito de desarrollo en etapas primitivas, con deseos puramente animales y egoístas, ponerse conscientemente a esa lucha por sus ideales para poco a poco ir explorando dentro de sí mismo el amor, la sabiduría y la verdad.

            El Tipo Inferior de Sagitario encuentra que no hay suficiente integración entre la individualidad, o ser superior, y la personalidad, o ser inferior, predominando su astral, que le impele a la satisfacción de sus deseos. Indolente y perezoso, tendente a la gula y a la bebida, bajo el lema de “comamos y bebamos, que mañana moriremos”. Vividor, gusta de gastarse el dinero con sus amigos en juergas, en un ambiente bohemio. Sin escrúpulos. De mentalidad conservadora e inmovilista. Independiente debido al egoísmo que le atrapa. Impulsivo e imprudente, jugador, que se excita ante las apuestas y los riesgos. Le atrae la velocidad y las situaciones extremas, en las que su cuerpo astral vibra intensamente. Temperamental, abrupto y doliente  en el diálogo, que no sabe modular, mostrándose excesivamente sincero e incisivo. Se siente muy importunado por quien abusa de su amistad, tomándose demasiadas confianzas o limitándole su libertad de expresión.

           El Tipo Medio de Sagitario es ambicioso con el dinero y el poder para satisfacer sus deseos, sintiéndose orgulloso y arrogante por ello. Desarrolla la pedantería, exagerando sus propios méritos y autoaprobación, tendiendo a una superioridad injustificada, a un esnobismo con tintes crueles, que le granjearán que su entorno le desprecie, lo que le hará sufrir y reconocer la Ley Grupal por la que nadie vive para sí, sino para los demás, acudiendo a su vena religioso-filosófica que le hace explorar y madurar, necesitando un ideal por el que luchar. De mente más sintética que analítica, pasa fácilmente de los detalles. Va conformando ya en su interior ese “Yo” de intensidad y expansión que busca sus propios límites para superarlos. Se va volviendo extrovertido e inquieto. Aventurero, nómada, apasionado por los viajes, como un reflejo de esa búsqueda del más allá. Idealista, promotor, optimista y confiado en sus propias fuerzas, creerá más en las posibilidades que en los inconvenientes de una nueva empresa. Entra ya en la comprensión de la ley y el orden, necesarios para la evolución pacífica de la sociedad y del individuo, aunque todavía se muestra conservador con lo establecido. Va desarrollando la benevolencia y el altruismo. Luchador, defensor con celo y coraje de los que considera injustamente tratados.

            El Tipo Superior de Sagitario, ya va transformando esas ansias de búsqueda exterior por las de un encuentro hacia sí mismo, dirigiendo su impulso hacia el conocimiento, la cultura, la religión, la perfección en definitiva, desembocando en una realización personal, moral, filosófica o espiritual. Su meta ya no es la individualidad, sino la colectividad. La ambición de etapas anteriores se torna en aspiración por el conocimiento, por la integración en el reino del alma. Cuando desarrolla esa facultad sensitiva de la correcta orientación de la conciencia hacia el pensamiento divino, se le abren nuevos campos en la intuición y la inspiración, comprendiendo que debe ponerlos al servicio de los demás en una misión de pastor en el mundo, apuntando su vida inquebrantablemente hacia un ideal de sabiduría y conocimiento, dirigida hacia el Plan Divino.

            Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Sagitario y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.


                 
                El orto del sol al comienzo y final de Sagitario, es (hora solar):
22 de noviembre             amanece 07:09
21 de diciembre              anochece 16:51


                Las lunas de este mes de Sagitario, son (hora solar):
·         Nueva, en Sagitario                     Sábado, 22 de noviembre, a las 12:33
·         Creciente, en Piscis                     Sábado, 29 de noviembre, a las 10:07
·         Llena, en Géminis                        Sábado, 6 de diciembre, a las 12:28
·         Menguante, en Virgo                   Domingo, 14 de diciembre, a las 12:52

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Fuente del texto: Apuntes extractados de Antroponomía y Vitacultura
Imágenes: Extraídas de diversas web.





domingo, 16 de noviembre de 2014

De nivoteo por el Castillo de Acher

A TUCAS ALBARS
Castillo de Acher (2.384 m)
Sábado, 15 de noviembre de 2014



            Los días pasan, los meses pasan. Las hojas caen, también las del calendario. Haciendo funambulismo con el tiempo, hoy toca visitar de nuevo la Selva de Oza, ese lugar mágico de nuestro Pirineo, que se ha merecido a pulso el figurar entre los espacios protegidos de nuestra Comunidad Autónoma. Conocido como Parque Natural de los Valles Occidentales, agrupa éste y otros adyacentes, gracias a su enorme riqueza medioambiental y paisajística. Montes que no envidian las grandes alturas pirenaicas porque se miran a sí mismos, y se sienten orgullosos de lo que son, alturas modestas pero bravas, muy bravas, que colaboran a que la cordillera, que viene medio arrastras desde el Cantábrico, pase de ir de rodillas a ponerse en pie. Hoy, con Mayencos, seguimos dando cumplimiento al programa de la Sección de Montaña. Hoy, con Mayencos, nos vamos al Castillo de Acher.

El bosque de muda
            Pues eso, hoy, con Sara, Javier, Josemari, Paco y Jose, hemos sido escoltados por una compañía de lujo, Olga, cuyo conocimiento de estos montes, de estos bosques, de estos caminos, siempre añade un plus de placer a nuestras caminatas. Con todos ellos, y con ese placer, nos acercamos hasta la Selva de Oza para encarar la subida a este barco varado en el tiempo, y que se ha comprometido a destilar, a contribuir con sus barrancos de la cara norte, a hacerse mayor, en definitiva a ese todavía incipiente Aragón Subordán, que después de brindarnos el enorme espectáculo de las Aguas Tuertas, tras haber roto aguas en las faldas del Marcantón, se despeña por esa cascada al comienzo de Guarrinza. Sí, un río que con su apellido indica a las claras su subordinación de ese Aragón, que da nombre al territorio y que tanta historia lleva a través de su geografía. Geografía, territorio, que no olvida tanta sangre, tanto sudor y tantas lágrimas de antiguos moradores que ya participaron de su 15M particular antes de ser inventado.

Cruzando el barranco de la Espata
            Pero vamos a lo nuestro, porque la mejor forma de rendir homenaje a nuestra historia es la de patear sus músculos, patear sus nervios, patear sus venas abiertas al infinito. Unas venas, unos barrancos, especialmente crecidos en estos días de incesantes lluvias que la tierra ya esperaba con impaciencia. Unas lluvias de las que huíamos en el día de mañana y por lo que nos hemos adelantado a hoy, pero que no ha habido forma de engañarlas. Aquí somos, que dicen los chesos. Aquí somos, recién llegados y viendo llover. Hay otras opciones, pero con las mismas escasas garantías. Las borrascas van y vienen, dejando nieve en las alturas. Nos pilla el cuerpo perezosillo. Un cuerpo que apenas se ha habituado al otoño, de repente se tiene que enfrentar al invierno, y tarde o temprano lo tiene que hacer. Es buen momento. Vamos.

Ojos del bosque
            Arranque con chubasqueros, pantalón de agua y paraguas. Arranque con un extremo W del Castillo de Acher que nos mira por encima del hombro, que nos mira de reojo, por alguno de esos espacios que esporádicamente le dejan los nubarrones. Nos enfrentamos a una montaña con faldas jaspeadas de mil colores, que desborda nuestros sentidos, y con blusa blanca e inmaculada. Una blusa que lentamente lleva tejiendo toda la noche… y sigue. Una montaña otoñal de cintura para abajo, e invernal de cintura para arriba. Dejamos un Subordán otrora tímido, y que hoy ruge porque luce con todo su esplendor, un royo esplendor que le aportan los sedimentos que trae desde su cuna, confiriéndole esa precoz pubertad que va a ir in crescendo a lo largo del valle.

El musgo revive
            Salimos, decimos, vistiéndonos de bosque desde el mismo inicio. Un espacio habitado por bellísimos seres encerrados en cuerpos de diversas formas, y que nos muestran su decadencia culminando una parte de ese ciclo vital, y que prometen trabajar hacia su interior en estos meses que vienen, para volver a renacer con más vigor, con más experiencia, con más vida, en definitiva. Son los grandes ciclos de la Naturaleza a los que estamos sujetos. Favorecer nuestra integración en ellos es dirigirse al equilibrio, a la salud. Lo contrario… el desequilibrio, la enfermedad y la muerte prematura. Todo está ahí, en ese Gran Libro de la Naturaleza Viviente, que tantas lecciones nos da.

Progresión ya por terreno nevado
            Con estas y otras reflexiones compartimos ese ambiente reinante que invita a ello. Un empinado sendero que cruza la pista de la Espata nos hace acortar y enlentecer el paso… aunque no a todos, los hay que no se han dado cuenta de semejante inclinación. Tres cuartos de hora con apenas visibilidad sobre los montes cercanos obliga a fijarnos más en lo que nos rodea, y que no nos cansamos de describir. Esas hojas, que ya han cumplido su aérea función, se humillan poniéndose a los pies de ese ser que les ha dado la vida, siguiendo con su contribución de enriquecer el suelo y continuar con ese incesante ciclo de la vida. Sí, la materia se transforma, pero no la esencia.



El bosque encantado
            Barranco de la Espata, que se crece ante nuestra presencia, se nos echa encima, pero no va a poder con nosotros, que lo vadeamos aunque no sin dificultad. Salimos del bosque, dejamos atrás esas faldas de mil colores y poco a poco vamos alcanzando esa blusa blanca, esa blusa de invierno, más espesa a cada paso que damos. Niebla cerrada. Ambiente invernal. Los hitos casi, casi, ya invernando también. La nieve nos oculta el piso, que de tasca pasa a pedregoso. En una hora más llegamos a esa gran roca que marca el comienzo de la subida por la ladera en busca del paso a la antecima, a la que no llegamos todos. Las condiciones climatológicas empeoran, a más altura, más frío, más niebla, más viento, que hacen más penoso el ascenso, que hacen que la montaña cree un vínculo especial con los que no la acometen, gestando una nueva invitación para su visita. Sí, eso hacen las montañas que en algún momento no se dejan, un compromiso que hay que reconocer y valorar, y con el que hay que sentirse cómplices. Humildad y buenas relaciones con esos seres vivos que nos atrapan en sus faldas y nos acogen en sus cumbres.

Junto al río
            Dos horas y cuarto hasta aquí. Mientras el grueso del grupo sigue subiendo en busca del paso que les acerque a la cima, nosotros emprendemos el descenso en busca de esos terrenos menos inhóspitos, más serenos, donde vive la vegetación ocupada en su muda. Dejamos atrás esos suelos nevados, que van solidificando, creando placas. De nuevo nos vestimos de bosque para circular a través de él, con un plácido caminar que invita a la contemplación y al enriquecimiento. Nos sentimos que no vamos de paso, como otras veces. Al llegar a la pista de la Espata, abandonamos la pendiente trocha para continuar por ella, por hacer tiempo y por esperar menos abajo. Voces lejanas que resuenan en nuestra bóveda y recuerdos en sepia llenan la conversación. Aprovechamos para hacerle una visita a esa Corona de los Muertos que tantos secretos oculta todavía, hogar de vida y muerte de nuestros antepasados que gustaban, como nosotros, de estos lares. Unos bellos lugares, con bellos rincones y bellos momentos, que hoy se han mostrado celosos de su intimidad. Fotos que hemos hecho, no han salido. Algo que no nos había ocurrido anteriormente. Otro motivo más para volver.


            Dos de la tarde y llegamos a los coches. Ni quince minutos pasan cuando llega el resto del grupo. Cambio de impresiones entre bocado y bocado, contemplando la popa de ese gran barco, que ahora se deja ver más que antes. Y poco más. Enhorabuena a algunos y recordatorio para cumplir promesas a otros, a los que hemos hecho algo más de 12 km en 5 horas, con 4 en movimiento, para hacer de los 1.000 metros de desnivel con casi 1.200 acumulados. Los que se han encumbrado hasta los 2.384 metros de su máxima altura en la cima norte, pues como 270 metros más. Vale. 




martes, 11 de noviembre de 2014

I Maratón Blanco Jacetania

CARRERAS MONTAÑA
I Maratón Blanco Jacetania
Domingo, 9 de noviembre de 2014


            La climatología va dando tumbos sin cesar, y no hace fácil seguirle el paso. Apenas unas jornadas relajadas tras la primera nevada que dejó vestidas de gala las cumbres pirenaicas, y vuelve a visitarnos otra borrasca atlántica que anuncia frío y lluvia para el domingo en el que se celebra este I Maratón Blanco Jacetania, que recorre por el Valle del Aragón, el Camino de Santiago desde Jaca hasta las estaciones de esquí de su cabecera. Todo un viaje en contra dirección por ese peregrinaje de la historia.

Preparativos de la víspera
            Con muy poco tiempo para su preparación, la administración comarcal ha querido poner en marcha esta iniciativa deportiva que, a través de ese GR 65.3.1, hace de antesala para la temporada invernal, polarizada en las dos estaciones del valle, Candanchú y Astún. Y su organización ha recaído en el Club Pirineísta Mayencos, con gran experiencia en eventos de diversa índole. Así pues, tras unos días previos de verdadera vorágine, finalmente el domingo se da la salida a 60 participantes, 6 de ellos mujeres. Todo un éxito, habida cuenta del corto tiempo dado para su difusión y organización, y de encontrarnos ya fuera de temporada para este tipo de pruebas, pero sus simpatizantes tendrán que ir acostumbrándose, pues ha venido para quedarse entre nosotros en estos días del calendario.

Últimas recomendaciones
            La tristeza de la mañana se ve compensada por el incesante goteo de corredores que previamente se va acercando a la Ciudadela en busca de su dorsal, en busca de ese número que lo va a identificar a lo largo de esta jornada deportivo-festiva. Unos corredores que, a pesar de un grado más que de otoñal mañana, transmiten alegría, transmiten ganas, transmiten apuesta por conseguir el reto que se les presenta. Los voluntarios, auténticamente imprescindibles para el desarrollo de la prueba ya están en sus puestos. Simpatizantes, miembros de Andarines del Club Atletismo Jaca, los ciclistas del BTTAVA, y recursos propios del club organizador, ya han recibido las instrucciones precisas para el buen cometido allá cada uno donde le haya tocado. A estos hay que añadir los prestados por los municipios por donde pasa la carrera, Castiello de Jaca, Villanúa y Canfranc, que han colaborado también con avituallamiento en sus respectivas localidades. Destacar también la presencia de Cruz Roja y Protección Civil.

Al paso por puente Torrijos
            Sin más preámbulos, tras unas breves palabras del director de carrera Luis Lardiés, a las nueve en punto de la mañana, y bajo una incipiente lluvia, se da la salida en los glacis de la Ciudadela, junto a la entrada de este castillo pentagonal en magnífico estado de conservación, único en Europa, y que mandado construir por Felipe II, data de finales del siglo XVI. Salida que se hace rápida, estirándose pronto la carrera. Los corredores recorren todo el paseo de la Cantera, y en el Árbol de la Salud se incorporan al Camino de Santiago, pasando por lugares emblemáticos como la ermita de San Cristóbal, puente Oliván, puente Torrijos, desembocadura del Ijuez y Castiello.

La dura cuesta de Castiello de Jaca
            El discurrir el trazado, en muchos de sus tramos, paralelo a la carretera, y el haber varios puntos de conexión entre ambos, facilita el seguimiento de los corredores, que desde los primeros compases se van distanciando ya unos de otros estirándose la carrera. Un recorrido que aunque bien es verdad que va subiendo valle arriba, no hay grandes desniveles, al menos hasta Villanúa, punto medio en cuanto a distancia se refiere. Excepción clara ha sido el paso por la localidad de Castiello de Jaca, que su empinada calle de Santiago pone un poco de picante a este, de momento, relativamente cómodo trazado. La cabañera es el escenario hasta Villa Juanita, donde obligado es pisar un corto tramo de asfalto para retomar esa cabañera hasta la colonia de Salesianos, donde se cruza la carretera y se sigue paralelo a ella hasta la zona deportiva de Villanúa y centro de interpretación de las grutas, donde hay otro punto de avituallamiento. Hasta aquí han venido escoltados por bicicletas por delante y por detrás del cuerpo de corredores.



Voluntarios de Andarines del
Club Atletismo Jaca, en Canfranc
            Aquí, en Villanúa, decimos, nos ponemos en acción portando esa bandera verde de cierre de carrera, exponiéndonos a tener que seguir el ritmo del último participante,sea el que sea. Mientras llega, vemos pasar a todos, caras conocidas algunas, claro. Entramos en acción. Once de la mañana. Los corredores llevan dos horas de continuo subir y subir. Llegan los últimos, se juntan dos parejas, una de Barbastro y otra de remeros guipuzcoanos, que salen primero del avituallamiento, uniéndome por tanto a los primeros. Vamos haciendo caco con los de Basbastro. Pasamos prácticamente juntos los cinco por el puente de abajo de Canfranc, localidad en la que encontramos colaborando caras conocidas del CA Jaca. Nos avituallamos, se van yendo los de Barbastro, y ya con Alex y Eli hasta el final.

Recogiendo cintas,
al mal tiempo...
            Aunque de forma débil, ya ha comenzado a llover, y con esta pareja del Hibaika, andando, pero a muy buen ritmo continuamos nuestro trayecto. El siempre delicioso tramo de bosque entre las dos localidades canfranquesas nos deja a los pies de la presa, cuya altura hay que superar para abordar ese incómodo tramo carretero y meternos ya de lleno en Canfranc Estación, de cuyo avituallamiento también participamos. A partir de aquí es donde vienen los más fuertes desniveles, que hacen aflojar el ritmo, pero sigue siendo decidido. El camino sube, la temperatura baja, tanto que el agua se convierte en nieve, y lo es más cuanto más nos acercamos a Somport, donde comienza ese Camino de Santiago aragonés. Desde la entrada a Candanchú hasta aquí, hemos pasado por esas ruinas del Hospital de Santa Cristina, verdadero hito jacobeo de aquellos peregrinos que por aquí llegaban exhaustos tras haber pasado el puerto.



Llegada cerrando la carrera
            Los kilómetros finales se desarrollan por el asfalto de la carretera hasta la estación de Astún, dando una vuelta frente a los edificios para tras haber superado una última rampa, llegar hasta ellos, donde está situado el arco de meta. Cinco horas, treinta y cuatro minutos y cuarenta y seis segundos, en una última pero muy meritoria posición para Alex y Eli, que hoy han decidido desplazar de los cuartos delanteros a los traseros su máximo eje de fuerza y resistencia, haciendo un épico ascenso desde Piedras Rojas hasta la meta con viento y nieve en un medio que no es el suyo. Para quitarse el sombrero. Por nuestra parte, desde Villanúa, dos horas menos, pero participando de este invernal escenario, que sugiere ya el comienzo de una blanca temporada que hemos querido celebrar con esta prueba.

Pódium absoluto
            Terminar de recoger la meta y bajada al polideportivo de Canfranc, escenario en el que se nos brinda la comida, tras de la cual se celebra la entrega de trofeos y sorteo de regalos. Las clasificaciones completas las podéis encontrar en el enlace que ofrecemos al pie. Destacamos la primera posición absoluta para Antonio Blanco, de Huesca, que ha completado los casi 35 km y más de 1.200 metros de desnivel acumulado positivo, en 2h 38’ 41’’. La primera fémina ha sido Sandra Brunet, del 2kv Villanúa, en 3h 53’ 43’’. Destacar también la primera posición de veteranos, que ha sido para el mayenco Fran Osanz (3h 9’ 27’’). También ha recaído en el CP Mayencos el premio a club más numeroso.

Pódium femenino
            Estos y el resto de trofeos han sido ofrecidos a sus merecedores por parte de José Mª Abarca, Presidente de la Comarca de La Jacetania, y los alcaldes de las localidades del valle, Álvaro Salesa, de Castiello de Jaca; Tito Terrén, de Villanúa; y Fernando Sánchez, de Canfranc. Seguidamente se procede al sorteo de regalos, entre los que se incluyen 4 pases para cada una de las estaciones de esquí. Y con unas palabras de agradecimiento a las fuerzas vivas de la comarca, patrocinadores, colaboradores, voluntarios, y cómo no, a los participantes, se da por finalizado este I Maratón Blanco Jacetania 2014. Al año que viene… más.



  



Las clasificaciones, en:


Toda la información de la prueba, en: http://www.maratonblancojacetania.es/

martes, 4 de noviembre de 2014

El otoño vertical de Oza

VÍAS FERRATAS
Articalena
Viernes, 31 de octubre de 2014


            De nuevo nos echamos al monte para darle la mano a este otoño que poco lleva entre nosotros, y que nos tememos que tiene las horas contadas. Cambiamos de valle. Cambiamos de perspectiva. Hoy nos vamos a la vía ferrata de Articalena para contemplar desde la altura, la verticalidad del otoño de la Selva de Oza.

Progresando
            Una vez pasado Hecho, nos vamos metiendo por ese valle que poco a poco se nos va echando encima, y que nos acompaña hasta bien arriba, pasado ese congosto con nombre diabólico, hasta llegar a la Selva de Oza, que nos recibe de muda. Una gran revolución desde el interior está haciendo la delicia de los sentidos. Una gran parte de ese verde mar de verano que se ondula a merced de los vientos del norte, se torna en colores decrépitos, marrones, ocres, rojizos, que invitan a la reflexión sobre las idas y venidas de la vida.

Haciendo la vía
            Nos acercamos a la base de la ferrata, y hay que torcer mucho el cuello para seguir visualmente grapa a grapa sus inicios, que son verticales, muy verticales. Del todo. Muy aparentes esas grapas, que donde fallan es porque hay agarres en la roca. Y cuando fallan ya del todo toca trepar, ayudados por la relajación de la verticalidad y las oquedades de la roca. Encontramos unos muelles disipadores en unas tiradas largas de sirga. Con el material adecuado y empleado convenientemente se va con plena seguridad, no obstante, si alguien se cree inseguro tiene la oportunidad de no seguir subiendo gracias a una sirga de evacuación que sale a nuestra derecha.

Presas aparentes
La erosión de la caliza nos muestra su debilidad ante el agua y el tiempo. Ambos factores facilitan el tránsito cálido e íntimo por la roca. Son pasos de IIº+ que como mucho nos obligan a sentir cómo se estiran nuestras extremidades. Pasos que, una vez bien asegurados nos permiten deleitarnos con la contemplación a vista de pájaro de este extraordinario valle. Tras la contemplación, vuelta a la faena. La vía nos va llevando hacia la cresta este de la peña, encontrando un último paso, puede que de III, antes de terminar de subirla.

Selva de Oza
            A partir de aquí, continuamos por sendero de monte no siempre muy definido, pero que no ofrece ningún problema al haber hitos con frecuencia. Finalmente llegamos a la cumbre de este peñasco, la Articalena, con sus 1.490 metros de altitud, desde donde se nos ofrecen unas vistas más ampliadas que las que hemos venido teniendo al subir. Al macizo que alberga la Peña Forca, que nos ha estado acompañando visualmente todo el tiempo, se añade un emergente Castillo de Acher, dominando entre otras vertientes la de Guarrinza al norte, ese valle que se alinea paralelo a la cordillera, y que alberga un sin número de vestigios megalíticos. De ellos, de su entorno, el Maestro García Omedes dice: “…hay vida en el valle… hay muchas preguntas y pocas respuestas… estás condenado a dudar de todo, pero nunca a que este valle es mágico. Ya lo sabían sus antepasados hace seis milenios. Durante este tiempo, hemos inventado rituales, dioses y religiones a nuestra medida. Volver a Guarrinza para pensar sobre todo ello, es tan inquietante como bello”.

            El regreso lo hacemos por su vertiente norte, pasando por encima de un búnker y saliendo ya del bosque, por un sendero que nos lleva a media ladera prácticamente hasta la caseta de Sabucar, algo que se nos antoja largo, muy largo, optando por ir recortando monte abajo, procurando no entrar en el bosque para no perder perspectiva. Un barranco nos ayuda en la faena. Poco más de una hora sin dejar de tomar perspectiva vertical sobre un otoño que se nos va, y algo más de media para volver al fondo del valle.