lunes, 30 de julio de 2012

La Collarada

AQUERAS MONTAÑAS
La Collarada (2.886 m)
Domingo, 29 de julio de 2012


Otro día más, otra madrugada más, otra mañana más de montaña, con buena compañía, esta vez con Juan, Ramón y Danielle, un grupo humano un poco diverso, pero con algo en común, y es ese amor, esa pasión por las montañas, por esa manifestación del medio natural que se empina como antenas hacia el infinito.

Una noche serena da paso a una desnuda mañana en lo celeste, y de eso nos damos cuenta subiendo por la pista hacia la Trapa (1.750 m). La verdad es que da un poco de miedo pensar que nos va a caer a plomo el sol durante todo el recorrido, ya que no hay más sombras que las que hacemos nosotros. Veremos.

La mañana se despereza en la Trapa
Una pareja de jabalíes con sus jabatos, ajenos a todas estas reflexiones, se ven sorprendidos por las primeras luces del alba hozando en el lecho de unos rastrojos. Bien de mañana y ya están ganándose el pan. Cuánto tenemos que aprender los humanos. Continuamos nuestro rodar hasta la Trapa, a donde llegamos sobre las siete y cuarto de una mañana que, como digo, a cualquier persona extrañaría lo absolutamente despejada que está, pero es Ramón quien dice que todos los pronósticos consultados daban nublado, e incluso fresco, a media mañana.

Emprendemos la marcha por los pastizales que hay detrás del refugio, hasta alcanzar la base de la canal, que hay que ganarse, por seguridad, a puro de ayudarte con las manos por las cadenas. En muy poco tiempo se suben unas decenas de metros que permiten ampliar la visión sobre todo el patio circundante. Comienzan a salir nubes por detrás de Collarada, pero bueno, no pasa nada, no? La mañana sigue serena, y con un ambiente limpio, puro, que ayuda a apreciar más, si cabe, todo esto que sentimos por la montaña… y ella lo sabe. Unas flores de Edelweiss llaman nuestra atención, qué frágiles, qué humildes, cuánta belleza! Un quebrantahuesos planea sobre nuestra posición. De lo mejorcico del mundo animal y floral sale hoy a nuestro encuentro. Nuestro reconocimiento y respeto.

Edelweiss
Seguimos nuestro ascenso sin perder de vista la cumbre, y eso es recíproco. Una cumbre que se la ve un poco triste, no sé, si es el día, que poco a poco se va apagando, o es el déficit de agua, pero parece como si nos quisiera decir algo.

Con paciencia, nuestras botas van acariciando todas esas zonas herbosas que vamos encontrando a nuestro paso. Las nubes, desperezándose, van ya yendo y viniendo de un lugar a otro, de un valle a otro, confiriendo unos juegos de luces y sombras que invitan a estar pendientes de las montañas que se ven y de las que no se ven, que van alternando constantemente. Quién pudiera estar allí arriba con ellas, con esas nieblas que se desplazan con extrema facilidad… Pero ese don, no lo tenemos en éste nuestro cuerpo físico, que lo tenemos aquí, en este lugar que hemos elegido hoy para darnos el homenaje de participar de estos paisajes y de esta montaña, y por ella, y sólo por ella, tienen que discurrir nuestros músculos, nuestros huesos, hasta con humildad domesticarla y ponerla a nuestros pies.

En plena canal cimera
Un poco antes de llegar a esa enorme roca que marca el comienzo de la canal cimera, paramos a echar un bocado y a abrigarnos, porque la ausencia de sol y el viento hacen que se sienta fresco, bueno, frío, que admitimos todas las opiniones. Enseguida nos metemos en esa canal, cuyas fauces calizas nos engullen y alertan de que hay que extremar las precauciones, porque hay muchas piedras sueltas. Una vez en el collado, se abre nuestra vista al dominio Ip, con todos los picos del circo pugnando por asomarse en el ibón, que no lo tienen fácil debido a la reducida lámina de agua. Tiene que llover; también por aquí.

La última y breve trepada y cima, que después de tres horas de ascensión, nos recibe con cara de susto por todo lo que ve en la atmósfera, que no es otra cosa que amenazantes nubes que le privan de la vista. También a nosotros. Esas nubes no vienen solas, que rachas de viento las acompañan, y poco a poco van esparciendo al éter los escritos de unas banderas de oración. Es el Hom Mani Padme Hum que invita a los seres humanos a ser compasivos, entre ellos y con el medio.

Ibón y circo de Ip
No querríamos salir de aquí, pero sabemos que hay que hacerlo, y lo hacemos, pero no por la canal, sino por el camino hacia el collado de Ip, al que no llegamos, ya que a unos 1.650 metros de altitud, y justo donde la caliza cede el protagonismo a la arenisca, el capo Juan nos saca del camino y nos lleva por la pedrera, en paso horizontal y dando vista ya al valle del Aragón, hasta casi alcanzar el camino normal de subida, por donde continuamos ya la bajada. Es un tramo en el que hay que estar muy atentos porque hay muchas piedras sueltas y tiene un considerable desnivel, pero… no sé, es distinto, es agradecido este paso Bazán.

Enfilando el descenso
El descenso. El descenso lo hacemos dando un repaso a los distintos puntos de vista que  tenemos los actores que convergemos en estos escenarios, escenarios de comedias y tragedias, concluyendo que estos son muy grandes, y que han de tener cabida para todos, y que entre todos tenemos que ser capaces de aunar esfuerzos para vivir y dejar vivir, para beneficiarnos todos y no perjudicarnos ninguno. No sólo hay motivos materiales, ciertamente, no sólo está la explotación ordenada de los recursos, también hay que dar cabida a los del placer, a los del esfuerzo, a los de la superación, a los de la pedagogía y a los de contagiar a propios y extraños nuestro amor por las montañas, que en definitiva es un medio para ensanchar el alma fortaleciendo todos sus resortes. Que nadie sienta que el monte, el bosque, la montaña, los espacios abiertos, en definitiva son propios; y que todos sintamos que hay, o puede haber, más agentes operando en el mismo territorio. Respeto, mucho respeto entre todos y especialmente con el medio.

Bajar la canal y recorrer el pastizal es lo que nos queda para terminar esta agradable ascensión a esta montaña, que mira a todas las demás por encima hasta que le alcanza la vista al tan próximo reino de los tresmiles.

Casi dos mil cuatrocientos metros de desnivel acumulado, que nos han permitido, en menos de seis horas, subir, disfrutar, charlar, integrarnos en este seco, pero bonito territorio y finalmente bajar. Otra bonita mañana con mal tiempo, que nos miraba pero sólo de reojo, y que en definitiva nos ha permitido, junto con una buena compañía, un mejor disfrute. Como siempre, gracias.

En la cima de la Collarada


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/Collarada02# 

El Castillo de Acher


AQUERAS MONTAÑAS
El Castillo de Acher (2.384 m)
Sábado, 28 de julio de 2012

           Javier, un viejo amigo, de los privilegiados, y más en estos tiempos, porque su trabajo y su pasión son una misma cosa, entregado en cuerpo y alma a la música y también al contagio entre sus allegados. Eso es de toda la vida, quizá desde antes de que fuera consciente de ello, pero últimamente ha encontrado una veta en la montaña, ha querido explorar cómo suena su mundo en este tridimensional, y finalmente ha encontrado su hueco para acompañarnos en esta bonita mañana montañera.

            Mañana montañera para la que hace tiempo teníamos elegido el objetivo, el Castillo de Acher (2.384 m), esa altiva fortaleza pétrea que se empina sobre todo su dominio, y que deja claro que todo su alrededor tiene que bailar al son de su música.

Haya singular
            Ocho y poco de la mañana, con Javier, Isabel, Fran y Olga arrancamos de Oza, ese cruce de caminos, Estriviella, Espata, Senda de los Ganchos, la Mina, es mucho y muy bonito lo que aquí confluye. Arrancamos, digo con la vertiente oeste a nuestra vista, el desagüe de ese valle colgado de singular belleza. Entramos en el bosque, un bosque más que agradecido por los chaparrazos de agua de estos dos días pasados, que han venido a aliviar, en parte, el estiaje propio de la estación. Pronto, el sol hace penetrar sus rayos a través del follaje de las hayas, altas, esbeltas, que tienen que estirarse en su busca, en busca de la luz.

            El camino está bien delimitado, no obstante, la llegada de la figura de protección de Parque Natural, ha traído unos carteles estratégicamente puestos en algún desvío. Hora y cuarto para atravesar el bosque, ¡ay, cuánto te vamos a echar de menos a partir de ahora! Pero la compensación es la amplia panorámica que se nos va ofreciendo de los montes cercanos y no tan cercanos. Seguimos por pastizales, al amor de unas viejas marcas de gran recorrido, se trata de un antiguo trazado de la GR-11. Y seguimos, digo hasta un desvío bien señalizado en una enorme roca, que hay que tomar a la izquierda, para ir aproximándose a la base de la roca e ir tomando altura a lazadas, por una no muy cómoda pedriza, hasta alcanzar la canal, una canal que en algún tramo obliga a desempuñar los bastones y dejarse acariciar las manos por esta noble caliza.

Valle colgado cimero
            En diez, quince minutos se alcanza ya, quizá, el momento culminante de la mañana, y eso aún sin ser la cima, pero la panorámica que nos ofrece es asombrosa. Se trata de un valle colgado, que en dirección este-oeste, ha conseguido que no le hayan regalado el nombre a esta bella montaña. Acher es el dominio, el territorio, pero Castillo se lo ha ganado por méritos propios. Para la cumbre, ya a la vista, queda como media hora, y es porque nos entretenemos en explorar, en el flanco sureste, una chimenea, la de los franceses dice Olga.

            Finalmente, todos en cumbre, con algún otro grupo. Abrazos, risas, reconocimientos, agradecimientos, miradas a lontananza a todas direcciones, admirando esos valles que se descubren, y otros ahogados por las nieblas… en fin lo propio en estos momentos que quisiéramos compartir con todos, con los que pueden subir y con los que no pueden subir, con los que han subido y con los que nunca subirán.

            En lo meteorológico, las nubes adquieren vida propia, se dejan mecer por el viento, y van y vienen a su antojo, haciéndonos dudar en algún momento sobre si nos van a mirar más de cerca o no.

            La bajada, como todas, más tediosa, más cansina… ¿por qué será que gusta más subir que bajar?, ¿por qué será que gusta más ir que volver?, ¿por qué será que cuesta tanto salir de las cumbres?, quizá porque se está muy a gusto en ellas, quizá porque se está más cerca de lo que se anhela, quizá porque se está más lejos de lo que te ata… aunque esto también te ata, pero es distinto ato, es mejor ato…

Chipeta Alto, llegando a Oza
            La bajada, digo, sin más complicaciones. Ir disfrutando de la perspectiva sobre el entorno, mientras la hay. Luego bosque, y finalmente de nuevo al punto de partida, donde le damos un homenaje al cuerpo con un refrescón en el río, relajante, hidratante, que sienta… bueno, cómo sienta. Luego, mamá Olga nos ofrece una comida campestre, a la que se escusa Javier, que ha tenido que marchar ya a tierras bajas, otras obligaciones le reclaman.

            Poco más de seis horas de actividad, contando paradas, han llenado esta mañana montañera. Muy bien, buenos paisajes, buena cumbre y buena compañía. Como siempre, gracias.

           

Foto de cima. Castillo de Acher.



El reportaje completo de fotos, en:

viernes, 27 de julio de 2012

La Cresta Norte de Astún

AQUERAS MONTAÑAS
Cresta Norte Astún 
Sin nombre 2.105 m
Arnousse 2.141 m 
Benou 2.271 m 
Belonseiche 2.297 m 
Escalar 2.286 m
Moines 2.349 m
Jueves, 26 de julio de 2012


Llego a casa, y del libro “Por el valle del río Aragón”, editado en 1990 por Prames, leo:

“Estas montañas están elaboradas sobre materiales rojovinosos del permotrías, momento geológico a caballo entre el paleozoico y el mesozoico, por lo que no presentan formas agresivas como sus vecinas calcáreas del Aspe o Collarada. Pero las formas redondeadas, no deberían hacernos olvidar el espectáculo que la cresta nos puede ofrecer…”.

En fin, que si lo llego a leer antes de ir, igual me hubiera echado atrás, con semejante descripción, como que asusta un poco, no? Bueno, estamos hablando del cresterío que cierra al norte el valle de Astún, y que es muga con el país vecino, pero como decimos a menudo, esta nuestra casa no entiende de eso, sólo de bellos paisajes y de buena acogida al montañero. Hoy la ha habido. Sí, aunque un poco, bueno, bastante ventosa, pero gracias a ello hemos llegado a casa secos.

Hace mucho tiempo que me rondaba, pero no terminaba de atreverme con ella, así, en solitario. Pero ahí ha estado Danielle empujando y haciendo posible conseguirla. Vamos con ello.

Pic d'Arnousse
Ocho y media de la mañana, que con sus 17º de temperatura nos da que tiene mucho margen para ir subiendo. Pocos coches. El sol queriendo asomar por la Raca, y nosotros arrancando del mismo puesto fronterizo en la carretera del Somport (1.632 m). Ante nosotros unos paredones rojovinosos, ya me entendéis, pero el problema no es el rojovinio, no, el problema es que se ven varios caminos y ninguno mejor que los demás. Tomamos el que mejor nos parece, y para mí que demasiado escorado al norte, pero bueno, seguimos por él. Bien, hasta el fondo de un barranco, pero luego surgen las dudas. Por algún sitio hay que tirar, pues eso, que seguimos por donde nos parece, encaminándonos hacia una pequeña canal, con una trepada un poco delicada, al final de la cual se nos abre un nuevo escenario, un pequeño valle colgado, que optamos acometerlo hacia el norte, de modo que hacemos la primera cumbre de la mañana, un pico que está en el mapa, pero sin nombre (2.105 m).

Bajamos al Col Mayou (2.092 m), para subir al Pic d’Arnousse (2.141 m), y seguimos cresteando. Ahora toca bajar al Col d’Arnousse (2.085 m) para subir el Pic de Benou (2.271 m), donde nos encontramos una pareja de vascos. Bajamos a otro collado, sin nombre, para subir al Pic Belonseiche (2.297 m), donde echamos un bocado, que no es que lo necesitemos a priori, pero es que todavía quedan dos, y el último el más alto. También llega en dirección contraria a la nuestra una pareja de franceses. Las preguntas de rigor, con unos y con otros. Es así.

Ibón de Ranas
Seguimos bajando a otro collado, para subir el Pico del Escalar (2.286 m), y tras él, a bajar hasta tomar el camino que sube del Col des Moines (2.168 m) hacia el pico, a donde llegamos sobre la una, cuatro horas y media después de haber salido de Somport. Esta es la etapa reina, la mayor cota de la mañana.

El Pic des Moines, o Pico de los Monjes (2.349 m), la verdad es que se deja querer, aunque un pelín exigente, porque te obliga en la roca cimera a estar más atento a tus movimientos, a las presas, a los agarres, hay que echar las manos en algún paso, pero es muy agradecido cuando finalmente le acaricias el lomo con tus botas, y la recompensa que te da en forma de panorámica es una delicia. Ni un grado, ni uno sólo, de los trescientos sesenta tiene desperdicio. La mirada se mece entre tantos y tantos horizontes, a los cuatro costados. Las runas de la memoria se estrujan para reconocer picos, ponerles nombres, momentos, gentes... Más picos que nombres, más picos que momentos, más picos que gentes… Es como cuando se deshoja una margarita, éste sí, éste no, éste habrá que ir, éste habrá que ir otra vez… Nuestros pensamientos trascienden, el entorno los recoge, aquí seguimos, dice. Volveremos, respondemos. ¡Cuánta vida por vivir!

Siemprevivas
Tras la bajada con los cinco sentidos por la roca, al trotín trotando hasta el collado. El viento arrecia. Seguimos bajando hasta el ibón de las Ranas o de Escalar (2.078 m). Cerca está el de Astún o Truchas (2.144 m). Ambos barrancos se juntan en el fondo del valle de Astún, dando nacimiento al río Aragón, que da nombre no sólo al valle sino a la comunidad autónoma. Pues poco más, llegada a la estación de Astún, y aproximación asfaltoandando hasta el vehículo, estacionado en Somport.

Ha sido un paseo muy agradable, aunque con mucho viento, pero que le ha estado dando cuerda a las nubes para que fueran pasando de largo, porque la verdad es que ha habido momentos en los que se ponía la cosa seria.

Cinco horas y media subiendo y bajando montes, con unos 1.800 metros de desnivel acumulado, y seis picos, más alguno que otro menor, es lo que nos hemos encontrado en esta cresta, que tras los primeros vaciles, el resto ha ido como la seda. Todo ello, es lo que ha constituido la actividad de esta mañana de verano. Como siempre, gracias.


Midi d'Ossau, desde el collado des Moines

El reportaje completo de fotos, en:

miércoles, 25 de julio de 2012

Os sentís cansados?




En la sociedad actual, y más cuanto más ocioso se está, y más posibilidades se tenga, claro, se ha impuesto la idolatría al cuerpo. Todo va encaminado a aparentar más y mejor. La mejoría de nuestro aspecto físico se ha convertido casi en una obsesión, pero, amig@s, lo físico, lo material es perecedero, y tarde o temprano el tiempo nos va a poner a todos en el lugar que nos corresponda. Mirad qué reflexión:

"«Mantenerse joven», se ha convertido en un ideal en la actualidad, y sin embargo, toda la cultura contemporánea enseña a los humanos a envejecer lo más rápidamente posible. Bien, no físicamente claro está: cada día se inventan cantidades de productos y de métodos para mantener la forma física, para guardar la línea, para eliminar las arrugas, etc. Pero interiormente, psíquicamente, los hombres y las mujeres envejecen cada vez más pronto, porque es cada vez más pronto que abandonan la sencillez, la espontaneidad, y la confianza mostrándose desconfiados, calculadores, hastiados y apagados.
¿Queréis permanecer jóvenes? Sólo existe un método: guardad vuestro corazón de niños siempre vivo, amoroso, interesándoos por todo, perdonando enseguida, alegrándoos por las cosas más pequeñas, olvidando rápidamente las vejaciones, las tristezas y las caídas, manteniendo un corazón siempre dispuesto a amar, a abrazar el mundo entero, un corazón que no se estrecha, que no se enfría. Mientras conservéis el calor de vuestro corazón, no podréis envejecer."

A poca gente se le oye anhelar un rejuvenecimiento interior, un rejuvenecimiento psíquico, que nos permita ver las cosas como si fuera la primera vez, sentir las cosas como si fuera la primera vez, vivir las cosas como si fuera la primera vez. El pasotismo se ha instalado en la sociedad actual, y hemos de recuperar la capacidad de sorprendernos, hemos de recuperar la ligereza, la frescura de los primeros años, y sólo haciendo verdaderos esfuerzos por conservar joven nuestro corazón lo conseguiremos.


No se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere.
José Ingenieros

El corazón que ama siempre será joven.
Anónimo



Muchos ánimos a todos.

lunes, 23 de julio de 2012

Trabajos penosos?






Todos los comienzos son duros, también los arranques de semana. Una pequeña reflexión para ayudar a aliviar ese lunes.

"Cualesquiera que sean las circunstancias, pensad en analizaros con el fin de daros cuenta de lo que hacéis, y en especial de cómo lo hacéis.
Por ejemplo, os veis inducidos a realizar a diario tareas más o menos interesantes o agradables. Pero sean o no interesantes o agradables, no podéis escapar a ellas. Entonces, observad bien cómo os manejáis cuando debéis hacer un trabajo que no os gusta demasiado: suspiráis, refunfuñáis, os aplicáis sin convicción, sin amor. No veis que con esta actitud hacéis más difícil la tarea; y entonces, no solamente los esfuerzos que os veis obligados a hacer no os aportan nada interiormente, sino que os destrozan. Mientras que si aprendéis a considerar las cosas de otro modo, si decidís que vais a considerar este trabajo que os molesta como una ocasión para ejercitaros y progresar, cambiaréis vuestro estado de conciencia y os parecerá menos penoso."

Es un poco lo de siempre, saber distinguir entre la situación y el cómo nos afecta, el cómo la afrontamos. También podemos ayudarnos pensando que siempre puede ser peor lo que nos suceda. Si, además, de vez en cuando pensamos en los demás, estaremos obligados a concluir que la vida de una persona, no es mejor ni peor que la de cualquier otra persona. Todo ello va a contribuir a nuestra higiene mental. Los demás?, los de nuestro alrededor?, ellos verán...

Repartiendo mercancías en Katmandú

"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa."
Mahatma Gandhi 

"Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria." 
Marco Tulio Cicerón


Muchos ánimos a todos. Y buena semana.




jueves, 19 de julio de 2012

Sufrimos injusticias?



Otra perlica que hemos encontrado hoy en nuestros buceos matutinos. Viene al pelo por todo lo que estamos padeciendo socialmente. No es objeto de este blog el análisis de la actual situación político-social, y por eso no lo haremos, pero sí tiene cabida en él el aspecto emocional, el cómo lo encajamos, el cómo nos defendemos ante tanta agresión.

"Podéis ser víctimas de graves injusticias por parte de los seres humanos. Si verdaderamente no sois culpables, haced todo lo que podáis interiormente para resistir. No deis jamás a nadie la posibilidad de destruiros. ¿Qué os importa lo que piensen unas personas tan ciegas? Basta con que escuchéis el juicio de este tribunal interior que es vuestra conciencia, esa chispa de infinito y de eterno que habita en vosotros.
Preocupaos ante todo de tener lucidez respecto a vosotros y de comportaros siempre con honestidad y desinterés. Luego, deciros que lo que sois, vuestra dignidad, vuestro honor, no dependen de la opinión que los demás tengan de vosotros. Vuestra conciencia os sostiene, y esto debería bastaros para continuar caminando con la cabeza bien alta."

Pensaréis algunos que lo importante es la acción. Puede ser, pero no menos importante es ver, analizar, cada cosa que pasa a nuestro alrededor, cada pensamiento que tenemos, cada sentimiento, cada impulso, para ver en definitiva cómo nos afecta y en qué grado tenemos el control de nosotros mismos. Pensemos que ninguna actitud negativa va a aportar absolutamente nada positivo a la resolución de un conflicto, y tener bien claro, pero bien claro, siempre, que una cosa muy distinta es el problema en sí mismo, y otra el cómo lo vemos, el cómo nos afecte. Sólo cambiando la visión que tengamos del problema, estaremos en condiciones de poderle hacer frente. Si nos apabulla, si nos dejamos apabullar, perderemos el rumbo, porque se instala el nerviosismo, se instala la oscuridad en nosotros. Sólo con lucidez seremos capaces de ver con claridad, que es el punto de partida de la razón y de la aplicación del criterio correcto. 

Hay que ser mentalmente fuertes, muy fuertes. Pensemos que el agresor ha empleado la mente para maquinar la agresión, y por eso el agredido tiene que emplear, igualmente, la mente para repelerla. De nosotros depende.

Muchos ánimos a todos.


Amanecer desde el Gondogoro-La (5.700 m) (Baltoro - Pakistán)




Desgraciados los que miden mal y pesan mal; los que cuando otros miden, exigen la medida llena, y cuando miden ellos, disminuyen la medida y el peso de los otros.
Mahoma.


Si sufres injusticias, consuélate, porque la verdadera desgracia es cometerlas.
Pitágoras.



lunes, 16 de julio de 2012

Los Arrieles

AQUERAS MONTAÑAS
Arrieles (2.824 m y 2.688 m)
Sábado, 14 de julio de 2012

Otra salida de Mayencos, bajo la tutela de Aragón Aventura, hoy con Javier Garrido. Cuatro y media de la mañana. Francamente hacía días, muchos días, que no veía esa hora en el reloj, había olvidado que existía. Pero no sólo nosotros, que hay ocho más que también la ven. Vamos con las presentaciones. Isabel y Fran que duermen con su super autocaravana en La Sarra. Javier Garrido “el capo” y Joserra salimos de Jaca. También Javier Lacadena y José Mª Bonet, y Fernando Sin; Miguel Herrero acude desde Panticosa.

Poco amigable nos recibe el Portalet
El haberla diseñado circular obliga a un mayor despliegue de vehículos. Acudimos todos a La Sarra, para dejar un par de coches, y marchar con otros dos hasta la cabaña de Soques (1.375 m). Tras unos días de calor in crescendo, hoy es el primero de una notable bajada de temperaturas, y se nota, son las 7 cuando arrancamos y lo hacemos por poco con un solo dígito en el termómetro, y la soledad es fría. El Portalet ya nos había recibido con cara de muy pocos amigos, pero hombre, cómo te pones así?, si vamos a recorrerte, si vamos a reconocerte, si vamos a admirarte, si vamos a agradecerte… el qué?, pues el que estés ahí, te pongas como te pongas… nosotros insistimos, y tu poca hospitalidad la vamos a corresponder con respeto y humildad, eso es lo que podemos hacer. Eso es lo que haremos. A pesar de todas estas reflexiones, las nieblas persisten en su postura. Nosotros lo haremos en la nuestra. Es el único modo de que entren en razón. Y ya veremos si lo conseguimos.

Bueno, el camino comienza en un bosque de hayas, por el que pasamos silenciosos por si hay alguna todavía en duermevela. Salimos de él, y una buena cantidad de yeguas con sus potrillos comparten camino, rosada y mañana. También una multiplicidad de especies florales, que pugnan por llamar nuestra atención. A la primavera, como ser vivo, también le cuesta llegar a estas altitudes, se entretiene demasiado por el llano y a lo que llega por aquí ya lo hace atropellada por el verano. Ascenso didáctico en el aula de la naturaleza.

Fondo del arroyo de Arrious
Continuamos, hasta que se abre el valle, por cuyo fondo se va desperezando el arroyo que viene del collado de Arrious, pero nosotros hemos de tomar el camino de la derecha, para ir ganando altura, lo que nos permite, y el ir y venir de las nieblas también, ver las cumbres del Midi auparse para comprobar que hay vida por encima de este espeso manto de nieblas.

Ameno camino, que consigue que nos presentemos en el collado de Soba (2.450 m) casi sin enterarnos. Apenas son las nueve y media, y llevamos dos horas y media de recorrido. Vamos tratando de tú a una cresta, o al menos eso nos parece, que tenemos a nuestra derecha, compuesta por el pico Soba (2.624 m), Brecha de Arrious (2.602 m), el pico Soques (2.718 m), el Ferraturas (2.699 m), el de L’Ourade (2.552 m) y el de Peyrelue (2.430 m). Estamos, en el collado, digo, en la misma frontera administrativa, y también lo es todo el cordal descrito, aunque las montañas no entienden de mugas, ni tampoco los paisajes, ni la climatología, que de lo que sí entiende es de vertientes, y aquí se nota, porque damos vista al valle del Aguas Limpias, cuyas vibrantes aguas se amansan en La Sarra, y el cambio es radical. Al abrigo de las nortadas, el clima es más seco, más cálido, como más amigable. Sólo las nieblas sobrantes, las más osadas cruzan estos altivos montes.
Vertiente del Aguas Limpias, desde
el collado de Soba

Desde el collado de Soba, hasta el del Arriel (2.608 m) es pan comido, apenas 150 metros de desnivel. Aquí, la vista hacia el norte es espectacular, o al menos eso nos dice Javier, que hacemos un acto de fe, porque las nieblas siguen empeñadas en hacernos creer que no ha merecido la pena llegar hasta aquí, pero no se van a salir con la suya. Veremos. Estamos entre el pico Arriel (2.824 m), o Saldiecho, que también se llama, y el Pequeño Arriel (2.688 m). Nos quedan algo más de 200 metros de desnivel para alcanzar el principal, y nos ponemos a ello.

Pico Arriel, desde el collado
A la vista, una pirámide perfecta. Al poco de comenzar, la senda se empina tanto que los bastones estorban más que ayudan, y hay que recogerlos para emplear las manos en agarrar la roca, migajas de apoteosis orogénica. Un delicado paso final, con patios a dos aguas, y qué patios!, y llegamos a lo más alto, ganándole la partida a una mañana que no termina de definirse. Diez y media; tras tres horas y media, nuestra perseverancia alcanza esta cumbre menor del Pirineo, cumbre humilde, pero que nos muestra con orgullo todas sus virtudes, y que no son pocas.

Banderas de oración
 Om Mani Padme Hum cabalga por el viento, es el mantra tibetano que llama a la compasión de los humanos y que destila unas banderas de oración. El sol, como nosotros, insiste, y va persuadiendo a las nieblas para que se retiren y nos dejen admirar semejante patio de vecinos. El presidente de la comunidad, el Sr. Balaitús, o pico Moros (3.144 m), con sus faldas de encajes de Frondiellas (3.069 m), que nos tapan las otras faldas, las de las crestas del Diablo. Al norte, el Sr. Pallas (2.974 m). Entre ambos, por un lado el grupo de ibones de Arriel, y por otro el de Arremoulit, separados por esa frontera que los hombres se han empeñado en dibujar en los mapas, pero que sobre el terreno, ambos grupos son como los dos ojos de una misma cara. Ojos profundos que miran al infinito.

Pallas y Balaitús

Ibones de Arremoulit y Arriel
Abrazos, risas, reconocimientos, agradecimientos, mostrarle nuestros respetos, intimar con la montaña, en definitiva. Algún bocado. A nuestros pies, el Aguas Limpias, que bravo sale del embalse de Respomuso, cuya presa y parte de él también vemos. Circo de Llena Cantal, con sus guardianes, las Fachas, Pecicos, Zarre, Gaurién, Piedrafita, Tebarray..., y más al sur Forqueta y Musales. Por encima de ellos, los Infiernos, Arnales, Pondiellos, Argualas, Algas, Garmonegro... Y más por encima de ellos todavía, se asoman las Tres Sorores, sí, las tres. Hacia el suroeste, el valle de Tena, amurallado por el sur por la Partacua y Sabocos y Tendeñera, y más al oeste Punta Ezcarra, Pala de Ip, Tronqueras, Collarada, Anayet..., a caballo estos últimos con un pie en el Aragón. Los dominios del Midi siguen inmersos en las nieblas, impidiendo a esas altivas cumbres el asomarse más para ver lo mismo que nosotros vemos, y sentir lo mismo que nosotros sentimos.

Circo de Piedrafita
Cuarenta minutos en la cima del Arriel es poco tiempo, muy poco tiempo para poder admirar todo lo que esta mañana nos alumbra, y que agradecemos como un regalo, porque no es esto lo que nos anunciaba hace unas horas. Pero hay que marchar, hay que bajar del éxtasis, hay que bajar de las alturas, hay que comenzar el descenso, con más cuidado si cabe que el ascenso. De nuevo al collado, y ahora sí, ahora sí que podemos poner imagen a lo que hemos oído acerca de la vista que los murallones estrechan, y que encuadran a los ibones de Arriel bajo la sombra del gigante local, bajo la sombra del Balaitús, que todavía luce algún penacho nivoso.

En la cima del Arriel
El hermano pequeño del Arriel nos mira celoso, pensando que vamos a pasar de largo, pero no es así, claro que no es así. No es mucho lo que en panorámica nos va a aportar, pero también hay que hacerle los honores, total son apenas 80 metros de desnivel. Se deja querer.

La Sarra y Lanuza. Tendeñera y
Partacua cierran el valle de Tena
Otra vez al collado de Arriel, para volver al de Soba, cuyo dominio nos engulle para hacer el descenso, vestidos de bosque los últimos compases, y llegar al camino que baja de Respomuso, y que nos ha de llevar a La Sarra. GR-11 con exceso de señalización a nuestro juicio, es lo que tiene la popularización desmedida de la montaña, sin criterio.

Son las tres de la tarde cuando llegamos a La Sarra (1.445 m), con más coches que donde los hacen. Esto parece un concesionario multi marca. Quién te ha visto y quién te ve! En fin, antes hablábamos de frío y soledad, pero ante espectáculos como éste, cómo se echa en falta! También hemos hablado del turismo de montaña, pero es que esto es otra cosa, esto es el turismo del chuletón. Nos tomamos unas buenas birras para aprovechar la infraestructura, ya que está… Y a Soques a por los coches.

Ocho horas de actividad. En torno a 2.900/3.000 metros de desnivel acumulado. Una extraordinaria jornada que hemos sacado adelante sabiendo persistir más que las nieblas mañaneras, sabiendo perseverar más que ellas, sabiendo subir más que ellas. Buen recorrido. Buena compañía. Gracias a todos. Y colorín colorado…

La Sarra. Fin de la travesía, con un agradecido Arriel
que se aúpa al fondo de la imagen para salir en la foto

El reportaje completo de fotos, en 

viernes, 13 de julio de 2012

Gabardito

Gabardito de Canfranc
ENTRENOS
Gabardito (1.590 m)
Viernes, 13 de julio de 2012

Después de estar un día haciendo el zángano, obligado era echarnos al monte, y lo hacemos con ropa de correr, bastones y mochila ultra-ligera, para hacer ca-co (acrónimo de caminar correr). Elegimos una ruta ya hecha hace tiempo, o eso pensábamos, porque la vuelta viene con sorpresa...

Mañana despejada, con calor, quizá el día que más de los precedentes. El parquin habitual del Centro de Interpretación Subterránea de Villanúa ocupado con los preparativos de la 2K Collarada del domingo que... vaya tela, eso sí que es para hombres, los chicos hacemos estas otras cosas.

Collarada, Collaradeta y Espata
Diez de la mañana, salimos a la carretera, y en dirección norte, a unas decenas de metros sale una pista de tierra a mano izquierda que, para empezar, no se deja tratar de tú, se agarra y se agarra.  Menudo pedregal. Los ímpetus mañaneros se van calmando (a D.g.). Vamos tomando altura, y en un vistazo, a nuestra derecha, el Collarada, Collaradeta y la Espata juntos. Al pronto, en frente los Lecherines. Lo de las fotos... lo de las fotos no deja de ser un pretexto para ir descansando de vez en cuando, lo tengo claro.

Lecherines
Se pasa por debajo del tubo que lleva, o trae, no sé, agua a una mini central; y sigue la pista, abriéndose la vista hacia la cabecera del valle, una vista presidida por la Raca. Seguimos con curvas y más curvas, cuesta y más cuesta. Se pasa una valla para el ganado y en seguida se llega al cruce del sendero que viene del barranco de los Meses, por donde llevamos idea de volver, pero...

Fuente de los Abetazos
Pronto alcanzamos la fuente de los Abetazos, con no mucho caudal, pero fresquísima, como siempre, no defrauda. Una pareja, con la conversación de rigor... calor, eh?, de dónde venís, a dónde vais... son preguntas, las dos últimas, digo, que parecen recurrentes, pero en montaña nunca se sabe si posteriormente hay que echar mano de las respuestas... ojalá no, claro, pero vale más tenerlas.

Seguimos nuestro ascenso en busca ya de las praderas de Gabardito, que alcanzamos al cabo de algo más de una hora desde el inicio. Unos metros antes de llegar, vemos un cartel que no sé cuánto tiempo llevará ahí, pero muy poco. Indica el descenso por el barranco de Aguaré, y señala que hay clavijas y que es difícil. Bueno, de momento vamos a disfrutar del momento Gabardito, que luce una bonita primavera tardía. Buscamos y buscamos, pero no encontramos, a quién? a Heidi, Pedro y as crabetas, claro, pero no, no están, de modo que atrapamos digitalmente los alrededores y para abajo.

Al pasar de nuevo por el cartel, pensamos, bueno, difícil, difícil... tan difícil no será. Lo mejor es ir a comprobarlo, así es que cambio de planes para el regreso. Y lo que nos tememos es que este camino de bajada nos deje bastante más alejados de lo previsto. Veremos.

Cadenas y peldaños
Senda por un solitario y triste bosque, y digo lo de triste porque está seco, muy seco, y los árboles te lo van diciendo a tu paso. Pronto se da vista ya al barranco, y cambia también el piso; estamos en roquedo y, efectivamente, hay pasos un poco arriesgados, que los han solucionado con unas cadenas y peldaños. Esto era todo el peligro. Un poco más de descenso y estamos en el seno del barranco, que hay que atravesar para entrar de nuevo en el bosque, que no se abandona ya hasta el final, hasta la carretera... sí, así de crudo, pero al mismo tiempo cocido, pero de calor.

Unos cientos de metros corriendo por asfalto para alcanzar la entrada del otro barranco, el de los Meses, que es por donde teníamos previsto haber bajado, para seguir por el camino de Santiago hasta Villanúa. Pero claro, este barranco que no hemos hecho, pues eso, que habrá que hacerlo, no? La respuesta es sí, y el polígrafo dice que bueno, vas a hacer lo que te dé la gana... pues hazlo...

Fuente de la Pajeta
Te lo pone fácil, le hacemos caso y emprendemos otra subida. Es que es tan delicioso este camino, que aunque sea de subida después de haber bajado, pues nos adentramos. Se pasa por unos viveros forestales abandonados, se cruza el barranco, se zinzaguea, y se zinzaguea. Se alcanza un roquedo a mano izquierda, y en un rincón nos encontramos la Fuente de la Pajeta, que es una oquedad en la roca, por la que pasa, no siempre, agua, y que si quieres beberla lo tienes que hacer con una paja, sí, de esas de los refrescos.

Bueno, seguimos para arriba y encontramos un cruce que indica a Villanúa, y por el que siempre que hemos pasado por aquí nos hemos quedado con la copla de que había que explorarlo. Es el momento. Incómoda senda que nos lleva de nuevo a la pista por la que hemos subido por la mañana. Así es que se han terminado los descubrimientos, a partir de aquí, bajar y bajar, sin sorpresas, bajar y bajar, bajo el inclemente.

A la una y media nos deja la pista en la carretera, y al poco, de nuevo en el coche. Bueno, pues muy bien, nos refrescamos en la fuente, nos cambiamos de ropa y a casa. Una buena, calurosa, pero buena mañana. 

Siempre hay cosas nuevas que aprender. Siempre hay caminos nuevos que recorrer.


El reportaje completo de fotos, en:

https://picasaweb.google.com/chematapia/Gabardito1590M