domingo, 2 de abril de 2017

Pico del Águila y Ordás, los vigías del viento

IXOS MONS
Pico del Águila (1.619 m) y Ordás
Sábado, 1 de abril de 2017



            Breve cuña de mal tiempo en la montaña, pero tenemos la solución, marchar a la tierra baja, a esa a la que recurrimos siempre en estos casos, a esa nada celosa que nos acoge siempre que vamos, a esa menos visitada, menos contemplada, pero que guarda unos encantos sólo reconocibles para aquellos que nos deslizamos por sus senderos, que nos aupamos a sus alturas, que sabemos valorar lo que ella es. Hoy nos vamos a la Sierra de Guara.

Salimos de Arguis
Progresando por el bosque
            Sí, con los amigos Toño, Petri, Mª Jesús, su Carlos, Marisa, Sara y otro Carlos más, partimos del mismo borde del embalse de Arguis, que más lleno no puede estar, para hacer una bonita circular, subiendo al pico del Águila por el barranco Castil de Villas, una depresión entre la Punta de la Viñaza y nuestra loma, dejando a la Peña Roya al norte, para bajar por Ordás, ese conjunto arquitectónico que con sus varios elementos lucha por sobrevivir, sin apenas conseguirlo. Sólo su visita puede revivir su memoria.


Los vientos perfilan los pinos
            Pico del Águila y Ordás, sí, los vigías del viento, que hoy, desde luego han tenido mucha faena. Y hete aquí que nos convertimos en esos transeúntes también del viento, porque está endiablado. Y en su compañía nos dirigimos hacia un marcado rumbo este para meternos en el bosque por un bien definido sendero que pronto nos va descubriendo a nuestra derecha ese bravo barranco llamado Castil de Villas, para una vez sobrepasada esa ralla que culmina en la Punta de la Viñaza, dejarnos cambiar de barranco, esta vez al de Forna.

Cuenca de Arguis

Tras el sendero un breve tramo de pista para alcanzar la cumbre
            Entre unos y otros, nuestro tránsito por el bosque se ve intercalado con algún claro, a través de los que podemos ir viendo más perspectiva sobre ese terreno que dejamos atrás, sobre esa cuenca de Arguis, en cuyo fondo yace ese embalse alimentado por el Isuela y todos los barrancos que de las Calmas por el sur y de Bonés por el norte a él vierten sus aguas. Y esos bancales entre pueblo y embalse que destilan nostalgia de un tiempo que se fue. También vamos dando vista sobre la Hoya de Huesca, agachada ella para no ser pasto de los vientos.

Cuenca de Belsué
Visgta sur, con destacados montes de la Sierra de Guara
            En cosa de hora y media nos presentamos en el acceso carretero a ese complejo de antenas y repetidores que colonizan la cumbre de este monte, el pico del Águila, que ya nos permite asomarnos a otra gran cuenca, la de Belsué, también con su pueblo y su pantano, embalsado por el Flumen, un recién nacido que le hacen amansarse, naturalmente, sin conseguirlo, ya que han tenido que hacer una segunda barrera en Cienfuens para sujetarlo del todo. Cuatro pasos y nos llegamos hasta la cumbre, asomándonos a esos montes de Gabardiella, Corcurezo, Fragineto, Borón… todos ellos bajo la tutela visual del Tozal de Guara, y el Picón, Peña Amán, Salto de Roldán, Piacuto y tantos otros, algo más alejados.

Ermita de Ordás

Castillo de Ordás
            Poco tiempo para echar un bocado, la mañana está estorbada. Con las mismas, volvemos sobre nuestros pasos hasta tomar el sendero y un poco más, donde está el desvío que nos encamina al mundo Ordás. Un camino no muy cómodo, por el que vamos perdiendo altura, y entendiendo que el viento ha venido hoy para quedarse. Dejamos a nuestra izquierda el desvío que se dirige a Belsué, para seguir el descenso, hasta llegar a una pista, que en poco nos lleva a la ermita de Ordás, como paso previo para alcanzar el castillo. Entre ambos, unos pequeños bancales atestiguan la vida que hubo, y de la que no se sabe mucho. Se trataba de un enclave medieval al amparo de ese castillo, que no es otra cosa más que un gran tapial con su puerta, por la que se accede al extremo de la pequeña planicie a la que no hay forma de acceder por ninguno de sus otros dos lados, ya que están protegidos por unos inexpugnables y enormes murallones que caen a pico sobre el Isuela. La forma que tenían de protegerse sus escasos moradores era la de entrar y cerrar la puerta, así de simple.

En la puerta de la ermita
Interior de la ermita de la Virgen de Ordás
            Volviendo a la ermita, salta a la vista que se trata de un conjunto arquitectónico un tanto desconcertante, pues se compone de varios elementos que si bien las sucesivas restauraciones lo han dejado en muy buenas condiciones, carece de uniformidad. El origen es del siglo XII, aunque se cree que pudiera datar de mucho antes. La imagen de la Virgen de Ordás fue quemada en la guerra civil. Pero sigamos, que de regreso aún nos queda otro punto de interés en este sorprendente dominio de Ordás. Se trata de una reconstruida cabaña pastoril, circular, con su perfecta bóveda, todo en piedra seca, con bancal de pasto a sus pies.

En el Castillo de Ordás
Cabaña Pastoril
             Unos nubarrones que con malas intenciones han asaltado la sierra de Bonés, entran en la cuenca de Arguis despachándose a gusto, pero no contentos con eso, y aliados con el fuerte viento, vienen a nuestro encuentro descargando la correspondiente ración de agua, que nos acompaña hasta alcanzar la carretera general, por cuya orilla, en menos de media hora llegamos al punto de partida en las orillas del embalse de Arguis.

Congosto del Isuela, o Foz de San Climen

            De esta forma, damos por terminada una bonita circular por estos siempre agradecidos montes, a la que le hemos metido 4h 35’ de tiempo total, del que 3h 30’ han sido en movimiento, para recorrer 11,9 km, con un desnivel acumulado de 960 metros D+ y D-. Y como bien está lo que bien acaba, no podía terminar mejor esta media jornada que en torno a una buena mesa, con buena gente, risas, y nuevos proyectos.






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