sábado, 15 de abril de 2017

Peñarroya, aupado al techo de Teruel

IXOS MONS
Peñarroya (2.028 m)
Martes, 11 de abril de 2017



            Tres comarcas cierran Aragón por el sur, Sierra de Albarracín, Comunidad de Teruel y Gúdar-Javalambre, pero particularmente esta última aún se estira todavía más en esa extremadura regional. Tierras con un rico pasado, tierras de fronteras, tierras repobladas, tierras convulsas por mil y una batallas, que orgullosas hoy de su pasado, quieren construirse un futuro en el que poner en valor sus enormes atractivos medioambientales y paisajísticos. Flanqueada por las dos grandes serranías que le dan nombre, constituyen el extremo suroriental del Sistema Ibérico, como haciendo un último intento por empinarse para ver el mar.

Panel informativo del STA GR 8, en Valdelinares

Cumbre del Peñarroya
            Con la ayuda de Javi, el guarda del refugio de Rabadá y Navarro que la FAM tiene a los pies del Javalambre, y acompañados por Sara y Marisa, hemos acudido para ver no sólo la comarca, sino toda la provincia desde sus máximas alturas. Y esas máximas alturas son dos, Javalambre y Peñarroya, una en cada sierra, que pugnan por ser la mayor, aunque sólo esta última, con ayuda de la mano del hombre lo consigue. Las dos miden 2.019 metros, pero la de Gúdar se prolonga a través de un espectacular pódium, alcanzando los 2.028 metros que indica oficialmente la señal del vértice geodésico.

Ermita de Loreto, en Valdelinares

Aquí comienza nuestra ruta
            No queremos saber si esta pugna va más allá. Lo que sí nos interesa es disfrutar de su ascenso, de su estancia y de su descenso, que es a lo que estamos “condenados” los que nos gusta este noble oficio de maridarnos con la naturaleza, con esta casa de todos, de la que algún día salimos y de la que tenemos añoranza por volver. Y es lo que hacemos de vez en cuando. Para la jornada de hoy partimos de Valdelinares, que presume de ser el núcleo de población más alto de España. Sus escasos 100 habitantes, piensan, sienten, obran, a casi 1.700 metros de altitud, todo un reto, sólo superado por la genética. Bien, ahí vamos.

Señalización del GR 8

Abundantes narcisos nos acompañan en el camino
            Salimos de Valdelinares por la TE-V-3 hacia el norte, una carretera que va en busca de la A-226 en el tramo entre Allepuz y Villarroya de los Pinares. A unos 800 metros de la ermita de Loreto dejamos el vehículo junto a la señalización del STA GR 8, siguiendo las marcas en dirección a Alcalá de la Selva. Cruzamos el barranco de las Ranas y comenzamos a subir por una vereda entre pastizales, donde los narcisos salen a nuestro paso ayudados por lo templado del ambiente. Tenemos enfrente la Sierra de Gúdar, cosida por las pistas de esquí. En menos de una hora nos presentamos en la carretera que va a esas pistas, concretamente en el collado de la Gitana, donde comienza la circular.

Sierra de Gúdar, con las cicatrices de las pistas de esquí

Cruz de la Gitana, en su alto
        Unas enormes graveras, incómodas visualmente, caracterizan este puerto. Junto a ellas, una cruz de madera lleva inscrito el nombre de este alto. Por ella nos dirigimos para bajar por el barranco que lleva también su nombre, todavía salpicado de manchas de nieve, hasta dar en un cuarto de hora con el área de recreo de La Chaparrilla, rodeada de pinar, y dotada de refugio, merendero y fuente, así como de una pequeña balsa, que hace las delicias de los batracios. Un breve descanso y continuamos por la pista, hasta abandonarla en cinco minutos, para tomar a mano derecha, en una zona descarnada, un sendero poco definido, pero muy bien señalizado con hitos, grandes hitos, que con una considerable inclinación, salva los doscientos metros hasta la amplia meseta que hace de cumbre de este monte. La entrada se hace a través de una curiosa escalinata de piedra que flanquea el roquedo cimero, y que termina junto al panel orientativo y a un pluviómetro.

Refugio de La Chaparrilla

Escalinata cimera
            A pocos metros, el enorme pedestal que aúpa a este monte a la cota más alta de la provincia de Teruel. Sobre una ancha zapata, a la que se accede por escalera de piedra, se alza otra más estrecha y alta, que alberga el vértice geodésico, que si lo quieres tratar de tú, hay que alcanzarlo a través de 12 grapas metálicas. Lo hacemos, claro, cómo no. Y ahí estamos, sintiéndonos los más altos de la provincia bajoaragonesa en ese momento, contemplando la panorámica que se nos abre a los 360º, que es auténticamente impresionante, sobre todas las sierras circundantes, incluido nuestro siguiente objetivo, el Javalambre, pero eso será esta tarde. Ahora a disfrutar.

Panorámica desde el Peñarroya

Haciendo cumbre
            Para el descenso tomamos otra ruta, hacia el NW. Lo primero que nos encontramos es un monolito con una placa difusa, pero en la que se adivina que es de la Guardería Forestal del Estado. Seguimos por la pista, que abandonamos para tomar un ancho y rojizo camino a mano derecha, que nos hace girar, como dándole la vuelta al monte, y por entre pino negro nos baja a un cruce, y posteriormente, y por pista alcanzamos el puerto de la Gitana, justo al otro lado de las graveras, dando por finalizada la circular. Sólo resta bajar hasta el coche por el mismo GR 8 que hemos tomado para subir, algo que nos lleva como tres cuartos de hora de auténtico placer, caminando entre narcisos y las características sabinas rastreras.

Mirador del Peñarroya

            Lo alcanzamos al filo de las tres de la tarde, habiendo recorrido como 11,2 km, en 3h 35’ de tiempo total, del que 2h 40’ han sido en movimiento, para cubrir un desnivel acumulado de 645 m D+ y D-. Teruel también existe.






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