lunes, 29 de mayo de 2017

Modorra, en lo alto de la Sierra de Cucalón

IXOS MONS
Modorra (1480m)
Sábado, 27 de mayo de 2017



            En la parte norte de la extensa comarca del Jiloca, lindando con la del Campo de Daroca, se encuentra la localidad de Cucalón, que da nombre no sólo al municipio, sino a una singular sierra, o mejor dicho, a un conjunto de sierras, pertenecientes al Sistema Ibérico turolense, pero con identidad propia. Se trata de la propiamente dicha de Cucalón, la contigua de Oriche, Fonfría, y parte de la de Herrera. El Modorra, con sus 1480 metros es de lo más alto de estas sierras, y lo más de la de Cucalón. Está situado, como decimos, en lo alto de esta sierra, visible desde los cuatro puntos cardinales, y elevada sobre una gran loma, agreste por el norte, y suave por el sur. Una montaña humilde, pero agradecida, que nos ofrece una muy buena panorámica sobre el entorno, es objeto hoy de nuestra visita.

Ermita de Santa Ana, a la entrada del pueblo

Balsa de Cucalón
            Cucalón es una población de apenas un centenar de habitantes, y lo primero que nos sorprende al llegar son las grandes dimensiones de la ermita de Santa Ana, así como la gran altura de la  torre de la iglesia de Santiago, de la que se conserva sólo la mitad. Cruzamos, pues, el pueblo, para llegarnos hasta la balsa, un refrescante rincón en la parte este del mismo, justo en el arranque de la carretera TE-V-1521 a Bádenas. Al poco de tomarla, la dejamos, para meternos por una pista a mano derecha, que deja los depósitos de agua y continúa con la visión de un lugar parecido a algo así como de extracción de gravas. Seguimos la pista, y a unos 4,5 km alcanzamos la pequeña ermita de San Lorenzo, que según informaciones es lo que se conserva de otra de mayor tamaño, ubicada en un antiguo poblado medieval, y contigua a unos viejos corrales ya en desuso.

Ermita de San Lorenzo

El cereal aguanta como puede la pertinaz sequía
            Con la Sierra de Cucalón como telón de fondo, dejamos el vehículo junto a la ermita, y nos echamos a andar continuando por la pista como unos 350 metros, donde se nos abre otra a la izquierda, que tomamos, porque hemos decidido hacer una circular, subiendo por su empinada cara oeste para acceder a la plataforma cimera, y bajando por la larga y tendida loma, regresando por la depresión del barranco de la Cañada. Pues ahí vamos.

Enterada en el bosque

Llegando al roquedo
            Continuamos por la pista, que entre agotados campos se va dirigiendo hacia la sierra. Tras dejar a mano izquierda un abrevadero, la abandonamos, metiéndonos a mano derecha por un camino mucho menos definido, y que parece ha dejado de dar servicio a otros campos más alejados, pero más cercanos al comienzo del ascenso. Un comienzo que coincide con la entrada en el bosque. Quejigos, marojos, enebros… nos acompañan, teniendo que ir buscando los mejores pasos para ir dirigiéndonos hacia los roquedos cimeros.

Escrutando el horizonte

Llegada de la vira por la cara norte
            Una vez llegados arriba, nos acercamos hasta su proa norte, viendo la llegada de una vira que seguramente va subiendo obligando al personal a echar las manos en algún tramo. Las vistas desde aquí son auténticamente espectaculares. Es lo que debe pensar un ejemplar de cabra montés que comparte con nosotros el mismo paisaje, las mismas sensaciones de libertad sobre unas extensas tierras en las que se alternan las sierras y las depresiones, donde se van intercalando pedazos de terrenos cultivados y otros que lo fueron. El fuerte viento reinante no tarda en llevarle mi presencia, lo que hace que corra para cobijarse en el bosque.

Vértice geodésico y buzón de cumbre, en el Modorra

Vistas al norte
            A poca distancia tenemos el vértice geodésico, al que nos acercamos sin dejar de admirar todo lo que se extiende a nuestros pies. Nos llama la atención el precioso valle de El Colladico, al abrigo de la Sierra de Oriche, que desafiante se cierne sobre esta población y la de Piedrahita, por donde discurre el río Nogueta. Llegamos a lo más alto de esta sierra, la de Cucalón, habitada por el vértice, como decimos, y un sorprendente buzón de cima. Permanecemos el tiempo justo para cobrarnos la recompensa del esfuerzo, sin parar de admirar todo lo que la retina es capaz de absorber y el cerebro de procesar.

Precioso valle de El Colladico, con la Sierra de Oriche al sur

Barranco de la Cañada
            Estamos en lo alto de una gran loma alargada, con orientación norte-sur, o casi. El descenso lo hacemos por la Plana, y al poco de comenzarlo nos incorporamos a unas roderas de vehículo, que nos llevan hasta una caseta con pretendida labor de soportar algún medidor, tumbado por los vientos que azotan estos parajes. Unas decenas de metros más adelante, abandonamos la dirección sur para seguir por la loma, que dibuja un amplio semicírculo coqueteando con el límite del término municipal de Bea, que tenemos ya a la vista a nuestra izquierda. A diferencia de en la subida, aquí ya no hay que estar pendiente del terreno, es mucho más suave y el camino te va bajando, metiéndote de lleno en el barranco de la Cañada, otra depresión en la que los lugareños han sabido arrancarle terrenos para el cultivo, formando un mosaico de color, en el que se ufanan en sacar su provecho.

Paisajes

Abrevadero en el camino
            A través de varias revueltas, el camino va buscando ese fondo del valle para ir discurriendo por él, dejando atrás algún corral en ruinas, como el de la Rinconada. En poco ya llegamos al cruce donde hemos comenzado el ascenso, y a la ermita de San Lorenzo, inicio de nuestra ruta. Una ruta en la que hemos recorrido 8,5 km, en poco más de dos horas de tiempo total, del que 1h 40’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado +/- de unos 400 metros, por otro de los puntos de interés de esas sierras calladas que conforman nuestro Sistema Ibérico aragonés.




Track. Ermita San Lorenzo – Modorra: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17983586

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