miércoles, 24 de mayo de 2017

La Silleta, la cumbre de Valdoria

IXOS MONS
La Silleta (788m)
Sábado, 20 de mayo de 2017



            De nuevo por tierras turolenses, concretamente por el Bajo Martín, un río tributario del Ebro, y que, junto a la Sierra de Arcos, vertebra esta comarca. Una comarca de monte bajo, pero que esconde en sus entrañas rincones auténticamente extraordinarios, rincones vetustos, tanto de naturaleza como de restos prehistóricos dignos de visitar, y es lo que vamos a hacer. Hemos puesto la mirada en uno de los montes de esta sierra, La Silleta, que aun siendo ello importante por alzarnos a lo más alto de la redolada, la verdadera singularidad se conserva en el barranco de Valdoria, que forma parte del Parque Cultural del Río Martín. Con el amigo Rafa nos hemos dado una vuelta por todo ello, admirando cada uno de los puntos de interés que nos muestra la ruta, y que no son pocos.

Comienzo del sendero

Anárquicas formaciones de conglomerados
            Para ello partimos de la carretera de Albalate a Andorra, la A-223, en cuyo PK 25 tenemos el arranque de una pista que tomamos, dejando el vehículo al final de la misma, a unos 2,9 km. Desde aquí más vale estar atentos para no perder detalle. Desde los primeros pasos por el sendero, ya se impone sin imponer un silencio que acompaña nuestro deambular por este inicio del fondo del barranco, habitado entre otras especies por el introducido ciprés de Arizona. En un punto determinado, el sendero se bifurca, pudiendo optar por seguir por ese fondo de barranco o tomar el que se va elevando en busca de las paredes. Unas imponentes paredes de arenisca horadadas, que sirven de cobijo a las grandes aves rupícolas. Se continúa con unos conglomerados que no han resistido el paso del tiempo, desgajándose grandes moles de piedra, creando una verdadera anarquía pétrea junto a la que pasamos, incluso por el interior de esas formaciones, ayudados por peldaños de madera y sirga como pasamanos. Unos roquedos muy visitados por la avifauna local, a juzgar por la enorme cantidad de guano depositado en la salida.

A la salida del interior

Pequeño embalse de Valdoria
          Seguimos nuestro sendero, que se ciñe a la vertical del conglomerado, formando una escorrentía con gran profusión vegetal. Lo llaman el Rincón del Gorgo. La mañana sigue su curso, igual que nosotros. Comienzan a sucederse las construcciones que hace un siglo se dispusieron para la recogida y traída de aguas a Albalate, que de esa época culminan en unos depósitos rupestres de agua, aprovechando unas concavidades bajo los conglomerados, y a los que accedemos a través de unas grapas. El momento más íntimo con la roca se desarrolla cuando nos tenemos que quitar la mochila para avanzar con mayor facilidad. Una gran mole ha decidido bajar a beber al barranco, aunque afortunadamente no lo ha conseguido del todo, teniendo que pasar entre la piedra y el agua. A través de una escalera metálica nos situamos al pie de una presa de 15 metros, construida en los años 60, cuando se decidió taponar la cabecera del barranco para embalsar más agua para el suministro a Albalate. La superamos ayudados de una hilera de grapas de la época y otra más actuales. La lámina de agua refleja serenamente todo lo que le rodea, y suponemos que también a nosotros en el momento de encaramarnos a la pared por la pequeña ferrata que nos ayuda a superarla, una ferrata equipada con grapas y sirga como línea de vida. Es francamente fácil, pero es en la facilidad donde hay que extremar las precauciones y no relajarnos.

Ferrata para superar la cuenca del embalse

Huerto de Valdoria
            Llegamos a un cruce que nos da la opción de continuar el sendero o de desviarnos momentáneamente para hacer una visita a la Cueva del Huerto. Pues allá que vamos. Tras detenernos unos instantes para observar la evolución de unos ejemplares de cabra montés, continuamos unos cientos de metros por un sendero elevado sobre una cornisa, que rodeando un pequeño circo nos lleva a un punto donde tenemos que volver a bajar al fondo del barranco mediante una escalera metálica. El misticismo vuelve a nosotros. Entramos en el llamado Huerto de Valdoria, junto a la Cueva del Huerto, de donde mana toda el agua del barranco, y que según dicen nunca ha dejado de manar. La surgencia viene de una cueva, que según dicen también, comunica con la Cueva Negra, que luego visitaremos.

Surgencia de la Cueva del Huerto

Escalera para acceder al Huerto
           El lugar sólo merece nuestro silencio y respeto. Salimos de él por la misma escalera, y por el mismo sendero llegamos al mismo cruce, desde el que seguimos dirección ya a La Silleta, hasta una pista, que abandonamos para visitar el mirador, que nos muestra todo lo mejor que sabe, y hoy lo hace hasta la cordillera nevada del Pirineo. Como el ascenso a La Silleta está carente de sendero, al menos que sepamos, nos incorporamos a la pista para seguirla unos cientos de metros, hasta que deja de subir y comienza a bajar. Ahí mismo nos decidimos a meternos de lleno en el monte buscando su máxima altura, algo que conseguimos tras veinte minutos de sortear piedras, aliagas y secas jaras que dejan rayas no sólo en el track que vamos grabando.

Vistas desde el mirador, con el Pirineo al fondo

Aspecto del mirador
            Tras llegar a ese punto indefinido que, con 788 metros de altitud, tomamos como cumbre, bajamos por el mismo sitio, o parecido, de nuevo a la pista, para volver al cruce del mirador y tomar el sendero de descenso en dirección a la Cueva Negra, a la que llegamos desde el cruce, tras algo más de una hora desde la cumbre. Se trata de otro de los lugares llenos de mística, al menos eso intuimos que ha ocurrido aquí a los largo de los últimos milenios. Unos grandes paredones de conglomerados cierran este circo. Unos paredones que albergan grandes concavidades que con seguridad han tenido mucha vida en el pasado, de hecho se han encontrado restos de dos personas, útiles y cerámicas datados en el Eneolítico-Bronce Antiguo (2500-1500 a.C.).

Llegada a la Cueva Negra

            Volvemos al cruce y tomamos ya el camino de salida, y que ayudados por David y José Ignacio que vienen a nuestro encuentro en vehículo hacemos en un cuarto de hora hasta la carretera A-1401 en el PK 31. Una singular ruta por las entrañas de la Sierra de Arcos, en la que hemos recorrido 13,3 km, en 4h 45’ de tiempo total, del que 3h 55’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado nada desdeñable de 665 metros D+ y 720 D-, en una mañana que se ha portado en lo meteorológico y por una ruta señalizada en parte como Sendero Turístico de Aragón.






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