Año XIV. Entrega nº 925
Érase que se era, que una expedición compuesta por seis miembros tiene por objetivo abrir una ruta invernal a una montaña que sólo había sido ascendida en verano. Tras hacer juntos la aproximación al campo base, lugar destinado a reponer fuerzas y establecer la estrategia para acometer el asalto final, uno de los miembros, ajeno a dichos cometidos, toma la iniciativa y se dispone al empeño decidido de ir subiendo montaña arriba ante el asombro del resto del grupo, que se queda descolocado ante tal irrefrenable impulso.
Ante la parálisis en la que se ha visto sumido al grupo, no le queda más opción que tratar de seguirlo visualmente y esperar a su regreso, todo ello en la confianza de que no se le ocurra bajar por otras rutas, ya exploradas, por vertientes más amables. Aunque bien es cierto que, en el ínterin, durante la larga espera, se barajan otras opciones que, de momento, no se ponen en práctica.
Al cabo del tiempo, el intrépido y audaz expedicionario, un veterano alpinista bregado en mil batallas, da muestras de vida en lo alto de la montaña, iniciando seguidamente su descenso, que calma la inquietud del grupo al ir siguiendo su trayectoria.
Una vez reunido el grupo, y viendo que siguen abiertas las opciones de hacer cumbre, ora como grupo, ora como cordada de algunos miembros, se recurre a una de las consideradas en los largos momentos de espera, que es la de vadear la montaña por su cara norte, por una larga pala de nieve dura, con una peligrosa combinación entre pendiente y dureza de la capa que, tras una incursión, esa combinación incrementa la percepción de riesgo, lo que añadido a ignorar el estado del resto del itinerario, pone en alerta al grupo, volviendo sobre sus propios pasos.
De nuevo en el campo base, y al punto de la inanición, se impone restablecer fuerzas y replantearse la expedición, considerando una nueva incursión a esta montaña en un futuro, que seguro nos dará una nueva oportunidad. Pero cuando lo que parecía ser la humilde asunción de la situación hay dos miembros del equipo que confían en sus fuerzas para acometer el ascenso, de modo que, renunciando a la inmediata reposición de alimentos, forman cordada para intentar el asalto a cumbre por improvisado itinerario, que se va valorando paso a paso hasta alcanzar el punto álgido de la montaña, cuya breve estancia es sumamente placentera, no sólo por la gesta en sí, sino por ver el resto del mundo a sus pies, con la mente puesta en los sufridos y pacientes miembros del grupo que, por segunda vez, esperan y esperan.
Con sumo cuidado, inician el descenso al campo base, donde son recibidos por el grupo, que abandona el lugar en buena armonía, hasta el término de la expedición, dando así por concluida esta aventura un tanto alejada de la ortodoxia alpina pero que, aunque ha aupado sólo a la mitad del grupo a la cima de la montaña, es todo el grupo el que ha culminado con éxito la expedición.
Este relato, extraído de la imaginación, e inspirado en la prolija literatura de montaña, podría asemejarse a cualquier otro que haya sucedido realmente en los albores de las conquistas de las más altas montañas del planeta. Es el que le ha evocado a un junta letras, como el que suscribe, salvando las distancias de espacio y tiempo y, por supuesto, con muchísima menos épica, a lo largo de la experiencia de una nueva incursión a ese espacio que tanto adoramos, como son las montañas y lo que representan.
Estamos hablando de una montaña con nombre corto cuando se asoma a Aragón, y largo cuando lo hace a Navarra, aunque eso son cosas nuestras, porque ella vive feliz en su mundo, vive feliz sin tanto apego, vive feliz viendo cómo gentes de buena voluntad se acercan a ella… vive feliz.
Hablamos del Maz, cuya cima güega* con Navarra, donde es conocido como Txamantxoia. Es el objetivo marcado para hoy, con tal fin nos dirigimos al Parque Natural de los Valles Occidentales, atravesando el valle de Ansó, hasta llegar a su último rincón civilizado, que es el refugio de Linza, en el Plano de la Casa. Unas decenas de metros antes de llegar al mismo, frente al aparcamiento, nos adentramos en el hayedo, los primeros pasos sin sendero, pero con una tablilla a la vista que ya nos indica nuestra ruta, señalizada con la traza bicolor del parque.
El tránsito por el bosque de las desnudas hayas nos ofrece una lección más de ese Gran Libro de la Naturaleza Viviente, en uno de sus capítulos más instructivos, en el que nos da a entender la gran sabiduría del mundo natural en el uso eficiente de sus recursos: cuando no necesitan un elemento, se desprenden de él, pero lo hacen poco a poco, mostrándonos esa transformación cromática que se lleva a cabo en esos órganos que, lejos de ser ya improductivos, pasan a formar parte de otro ciclo natural en el suelo.
Un suelo que constituye una cómoda alfombra y que ahora pisamos con gran respeto a lo largo de una hora, hasta abandonar este mágico hayedo, en el que se intercala algún enorme y robusto ejemplar de abeto, que le da el contrapunto de color.
Salimos del bosque, y a lo que el sendero se va dirigiendo hacia la cara norte para iniciar el verdadero ascenso, vemos, como preveíamos, que el camino hiberna bajo una capa ya continua de nieve. A partir de aquí no vamos a replicar lo narrado en los primeros párrafos, a los que, si le quitamos épica… y mucha, nos da una idea certera de lo ocurrido en las siguientes dos horas y media.
De nuevo al bosque para bajar hasta los vehículos, dando así por terminada esta poco ortodoxa incursión a una montaña que hoy nos ha tratado de forma diferente a cada uno. Y esa ortodoxia se ve reflejada en los datos, porque hemos tardado 6 horas en hacer 5,6 km y 675 m D+/- de desnivel acumulado, alcanzando algunos, y por ende, el grupo, la altitud de los 1941 msnm del Maz.
GLOSARIO
Güega = Muga, frontera
Texto confeccionado consultando diversos recursos.
Web:
Parque Natural de los Valles Occidentales
Las fotos, con sus comentarios
El track no se publica debido a las distintas opciones iniciadas y el haber hecho cumbre por un itinerario no aconsejable
Nota: La publicación de la ruta constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario