lunes, 25 de noviembre de 2013

Hielo y barro en La Solana de Jaca

ANDADAS
Hielo y barro en La Solana de Jaca
Sábado, 23 de noviembre de 2013




            Mañana fría y estorbada, pero soleada. Mañana con hielo en los pacos, y barro, mucho barro, en las solanas. Mañana compartida con gente estupenda del grupo de andarines del Club Atletismo Jaca, con los que hemos visitado los pueblos de La Solana de Jaca, o los de la Vereda Oeste, como indica en algún cartel urbano. Sí, todos estaban ahí, Banaguás, Abay, Novés, Araguás del Solano, Caniás, Guasillo y Asieso. 30 km compartiendo caminar y camino para poner negro sobre blanco los datos técnicos de esta "Marcha de Jaca, pueblos de La Solana", incluida en el Calendario de Andadas Populares de Aragón, coordinado por Os Andarines d'Aragón, y fomentado por la FAM, a celebrar el próximo 25 de mayo.

Cuidadín!!!
            Son las nueve, y nueve somos los que salimos de la plaza Biscós, con la intención de regresar a ella tras la consecución del recorrido. Será el punto de partida y de llegada de esta marcha. Catedral, Ciudadela, Rompeolas y Camino de Santiago, frío, desolado y venteado. Cementerio y más Camino de Santiago, helado, muy helado, escenario de comedias. Lo abandonamos para meternos en el soto en busca del puente colgante, con escarchas y puntillas que le ha traído la noche. El barranco, más practicable de lo esperado, nos deja en el camino del río, el que va a Abay, pero nosotros retrocedemos dirección Jaca para subir a Banaguás, primer pueblo de los 7. No hay término medio, salir de los hielos es meterse en los barros.

En el puente colgante
            Banaguás, que nos regala unos higos tardíos que dan sombra a la fuente. Azúcares, energía al cuerpo. Recorremos sus solitarias calles para salir al camino que nos lleva a Abay. Por entre barrancos y coronas, sombras y soles llegamos a la entrada de este pueblo, que nos recibe con una gran alfombra blanca, que esconde trampas y que hay que evitar caer en ellas. Parada y fonda. Bocado, trago y risas. Saludos a un enhiesto jinete, que tras su pipa va montando en su corcel, que pausado hace el paseíllo ante nosotros.

Camino de Novés y Araguás del Solano
            Llevamos dos horas, y de nuevo nos echamos al camino. Es el que va en dirección Ascara, que lo seguimos hasta toparnos con el Lubierre, que debemos cruzar y remontar hasta dar con Novés. El río, como era de esperar, va a su rollito, y no le importa nada el si nos da o no facilidades para pasarlo. No nos las da. Hay quien lo prueba por aquí, hay quien por allá, hay quien se descalza, y hay quien tiene más paciencia y aprovecha el paso de un paisano en su todoterreno. Río, sol, aire, mucho aire, y el jinete… todo en el mismo escenario. Tanto él, como el del vehículo nos advierten de que no nos será difícil llegar a Novés por el río, pero que el camino está cortado por las últimas avenidas. Y así es, nos obliga a cruzarlo otras dos veces. Más risas, más comedias, más acordarse de que se podrían tener las garras más largas…

Entrada a Caniás
            Por un camino entre campos, y con trazas de que están arreglando, llegamos a Novés, entrando por su herrería. Es el tercero, y como en los anteriores, homenaje a sus calles, a sus rincones, a sus casas, a sus gentes, a sus recuerdos. Salida a la general de Aísa y subida a Araguás del Solano, esta vez por carretera. De nuevo bocado y trago en la plaza, junto a la fuente, junto a la Casa del Pueblo, junto a la casa también de uno de sus ex alcaldes, con el que compartimos el momento. Salimos del punto más lejano y más alto del recorrido.

Entre flores, en Caniás
            Otro camino de viejo, embarrado camino de viejo, nos lleva de nuevo hasta la carretera general, que transitamos durante unas decenas de metros para saludar de nuevo al Lubierre a través del antiguo molino. Río arriba hasta dar con una de las entradas a Caniás, por una senda que nos ofrece bellos rincones. La habitual vuelta al pueblo y salida a la carretera, que en pocos metros nos deja en el camino de vuelta. Un camino que, al haber sido recientemente trabajado, está con más barro, si cabe… que cabe.

           Más coronas y barrancos. El más destacado el de Castelillo, con su flamante y nuevo puente de madera. Pedazo de costerón camino de Guasillo, a donde llegamos sin saber muy bien qué es lo que pesa, si los kilos, los años, el calor, que también pasamos, los kilómetros, o el barro en las zapatillas… igual es un poco de todo. Plaza de la iglesia de Guasillo, y ya van 6, trago y camino, esta vez ya para Asieso, el último, que también nos espera con sus calles vacías, su penetrante olor a corrales, a chimeneas, en fin, a pueblo, a vida auténtica.


            Por la senda de los Indios bajamos hasta la carretera general de nuevo, al pie del cerro de San Miguel, para por las margas llegarnos al puente, y en pocos metros meternos en dirección oeste para subir al Rompeolas por la Diagonal. Cantera, Ciudadela, que rodeamos, y finalmente Catedral y plaza Biscós, que nos recibe con frialdad, con lo que la queremos.

          Bien, amig@s, más de seis horas y media, contando paradas, para recorrer estos 30 kilómetros, con unos 740 metros de desnivel positivo y los mismos de negativo, en un auténtico rompe piernas, habida cuenta que desde el punto más alto y el más bajo del recorrido tan apenas hay 200 metros de diferencia. Todo ello revestido de fríos, vientos, hielos y barros, pero con un sol y una compañía que ha podido con todo. Esperemos que a los participantes en, el ahora lejano, mayo próximo, les guste tanto como a nosotros.



El reportaje completo de fotos, en:

El track de Sara, en:

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