IXOS MONS
Muela del Horcajuelo (1707 m)
La Muela (1663 m)
Cerro Morrón (1730 m)
Sábado, 27 de marzo de 2021
Mucho se ha escrito sobre el Moncayo. Mucho el Moncayo ha inspirado a escritores, poetas, viajeros… o simplemente a personas sensibles, que han encontrado en su magia un instrumento para vehicular sus sentimientos, como los que expresaba Gustavo Adolfo Becquer, el poeta sevillano que pasó un tiempo en el monasterio de Veruela, desde donde escribió sus famosas Cartas desde mi celda, de las que entresacamos: “…me he empapado de inspiración a la sombra de los seculares bosques que cubren la falda del Moncayo, por entre cuyos laberintos de verdura corren esas aguas limpias y transparentes cuyo rumor convida al reposo y a la calma”. Bueno, pues hoy nos viene que ni pintado para dar comienzo a este relato de una nueva salida, porque se lleva a cabo precisamente por esas faldas, por laberintos de verduras, por entre aguas limpias…
Hace cuatro años, enfrascados nos hallábamos en los contenidos del libro “100 cimas, 100 paisajes. Aragón comarca a comarca”, y que de la mano de Prames se publicaba hace ahora justo tres años. En él se recogen las rutas de ascenso al punto más alto de cada una de las 33 comarcas aragonesas, más otras dos cotas de interés, que más el Aneto suma el mítico centenar de montañas. La sierra del Moncayo articula tres comarcas: Tarazona y el Moncayo, el Campo de Borja y la del Aranda. Nueve ocasiones, pues, para acercarnos a esta tierra y sus encantos. Hace cuatro años, decimos, tocaba venir por aquí para hacer esta ruta, variada y completa ruta, que combina el tránsito por dos barrancos de gran interés, con el ascenso a tres cotas que, si bien no tienen la altitud del pico San Miguel (con sus 2314 metros, máxima altura de la provincia de Zaragoza y del Sistema Ibérico en su conjunto), sí que gozan del mismo ambiente de Alta Montaña, no envidiando para nada a muchas rutas pirenaicas.
Hemos querido recuperar del año perdido esta incursión al
Moncayo, un escenario poco frecuente para la
Sección de Montaña del Club Pirineísta Mayencos de Jaca, para venir a estos lugares siempre mágicos. Aunque discurre íntegramente por el término municipal de
Añón, es a
Alcalá de Moncayo donde acudimos para el inicio de la ruta para dirigirnos por el
camino de Albeca, y tomar luego ya el de
Morana, que es
PR-Z 3 desde el pueblo. A unos 4,7 km encontramos un parquin donde dejamos el vehículo. Hasta ahí, tres puntos de interés. El primero lo encontramos en una
carbonera recuperada y puesta en valor, recordemos que es zona de carrasca. El segundo, el
refugio de El Tejar. Y el tercero, que al poco antes de dejar el coche, salta a la vista unos corrales que albergaban un proyecto de recuperación de la
Cabra Moncaína, en riesgo de extinción… como lo han hecho las instalaciones.
Tomamos el PR-Z 3, y antes de entrar en la senda, se discurre por un ancho espacio de camino adaptado, hasta una plataforma habilitada como mirador. Enseguida sale el arroyo a tu encuentro, y que te va a someter durante dos horas y media a una constante yincana en la que te enreda en un juego de cruzarlo y volverlo a cruzar incontables veces con audaces y divertidos contorneos integrado en una espesura que, salvando las distancias, recuerda las zonas subtropicales del Himalaya, por su exuberancia, por su frescor, por sentirte permanentemente acompañado de esos invisibles seres que pueblan el bosque. Un bosque en el que destacan grandes ejemplares de acebos, cuyos pies hembra ofrecen esas características bolas rojas.
A los veinte minutos del comienzo se abre la circular, en un punto próximo a la unión de los dos barrancos, el de Morana, por el que subimos, y el de Horcajuelo, por el que regresaremos. Aquí abandonamos el PR-Z 3, dejándolo a la izquierda, tomando nosotros el sendero de la derecha. En otros veinte, dejamos a la izquierda una cabaña, y al poco alguna de las instalaciones de la central de Morana. Ya se ha cruzado el arroyo en varias ocasiones. Tras la central se discurre junto a una estrecha acequia por la que se apresuran las aguas, y que recuerda a las levadas de la isla de Madeira. La diversión está asegurada en los interminables cruces del barranco, estando colocadas las piedras estratégicamente para dar el paso, así como algún pasamanos, pero aun con todo, en esta época del año con más caudal no es difícil catar el agua. Sobre el trazado del sendero, te vas encontrando hitos, pero hay que estar muy pendientes porque hay algún tramo en el que se pierde la traza, lo que hace agudizar la atención.
La salida de la vegetación viene acompañada de unos saltos de agua, que contribuyen al cambio de ambiente. Al paso por la umbría de la Tellana, y antes de acometer el ascenso, a las dos horas y tres cuartos, se hace obligada una parada para echar un bocado, mientras contemplamos esas aguas que proceden del prado Herrería, y que plácidamente remolonean antes de decidirse meterse en el barranco. Estamos en las estribaciones del Lobera, uno de los grandes del eje principal del Moncayo. Sin llegar al collado, se efectúa un brusco giro a la izquierda para subir a nuestra primera cota, la Muela del Horcajuelo, que se alcanza en veinte minutos, y que nos ofrece unas espectaculares vistas sobre la dehesa y también sobre nuestros próximos objetivos, aupados a un gran macizo al sur de donde nos encontramos.
Bajamos al collado, donde nace el
barranco de Horcajuelo, y que tenemos que descender, pasando por los
Corrales de Arriba, cuyos restos atestiguan esa antigua construcción de piedra seca. Más adelante los de
Abajo, todavía en pie. Al fondo de la vaguada nos cruzamos con el
GR 90* y el antedicho
PR-Z 3, que tomaremos para el regreso, porque antes, hay que alzarse a esta enorme mole para alcanzar
La Muela y el
Cerro Morrón. Una vez en la pista nos introducimos por un barranco en dirección SE, por el que la hierba va dejando paso al canchal y luego al roquedo. Hay que irse desviando hacia la derecha, para alcanzar los 1663 metros del punto más alto de la primera cota, que sigue perteneciendo a
Añón (comarca de
Tarazona y el Moncayo), aunque sin ningún esfuerzo alcanzaremos la mismísima cornisa, que es de
Purujosa, comarca del
Aranda, a donde tiene unas extraordinarias vistas, incluida la
Muela de Beratón, que compartimos con la vecina
Soria. Estas dos últimas también fueron objeto de una visita anterior para dicha comarca en el citado trabajo.
Un ligero descenso para subir a nuestra tercera cota del día, la más alta de ellas, el Cerro Morrón, con su vértice geodésico, y sus grandes vistas hacia las Peñas de Herrera y la Tonda, que también contamos con ellas para la comarca del Campo de Borja. La cara norte de este macizo se muestra aparentemente inexpugnable, pero buscando siempre se encuentra alguna debilidad para el descenso, que lo hacemos a través de una delicada canal, que nos conduce ya a las laderas próximas a la pista, donde volvemos a tomar, ya definitivamente, ese PR-Z 3, que por el barranco del Horcajuelo nos lleva hasta los vehículos, pasando por debajo de esa característica formación que llaman la Torre de Morana. Al poco se cierra la circular y se ven abrazarse ambos barrancos en unas mismas aguas, donde hay quien dice que es la formación de la Huecha, aunque no es eso lo que dicen los mapas, y que tras 51 km desemboca directamente en el Ebro.
Bueno, pues una más que interesante y variada ruta, en la que hemos combinado el paso por barrancos con rabiosa vegetación, con puertos de montaña y con el ascenso a cotas que no envidian para nada a muchas de nuestros Pirineos. En total, han sido 19,6 km, recorridos en 8h 15', con un desnivel total acumulado de 1190 metros D+/-, por lugares solitarios moncaínos.