AQUERAS MONTAÑAS
TRAVESÍAS VARIAS JORNADAS
Circular Eth Setau Sagèth
Martes 2 a sábado 6 de julio de 2013
Esta semana ha sido de
retos. Reto el hacer una travesía circular de cinco días por los montes de
Arán. Reto también el hacerla integrado en un grupo de veinte personas, a las
que, salvo a una, no conocía con anterioridad. ¿El resultado? Pues no ha podido
ser mejor. En cinco días hemos recorrido cerca de cien kilómetros pateándonos
una buena parte de esta desconocida para mí tierra de Arán. Y lo hemos hecho de
una forma más que satisfactoria, compartiendo caminar y camino, donde siempre
ha sido más importante lo primero que lo segundo.
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Gastronómica asamblea |
Buen comienzo de julio. Tras
la ferrata del último día de junio, esta primera semana de julio, que comienza
con el mes, nos ha traído este regalo. Comenzamos el lunes con una asamblea
gastronómica en Puente de Montañana, donde una de las cuestiones que se trata
es la pequeña frustración que representa el estar cortado el paso a la Artiga
de Lin, motivado por las últimas inundaciones, que es donde se encuentra el
paraje llamado Los Ojos del Judío, o los
Uels deth Joeu, en aranés, que no es otra cosa que la surgencia de agua
correspondiente a la que desaparece en el Forau de Aigualluts, a los pies del
glaciar del Aneto. La Naturaleza siempre dándonos lecciones, por un lado recibe, y por otro da. De modo que hay que improvisar, y dada su cercanía, y aunque
unos pocos ya lo habíamos visitado hacía pocas semanas, decidimos ir al
congosto de Mont-Rebei. Así es que para allá que vamos, y lo hacemos hasta el
puente colgante y un poco más allá, para ver de cerca esas pasarelas de madera
adosadas a la pared.
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Hotel Tuca, en Betrén (Viella) |
Vuelta a Puente de
Montañana, y por la tarde a Viella, donde nos alojamos en el Hotel Tuca, del
cercano Betrén. Estamos hablando de un circuito organizado, con dos etapas
terminando en refugios de montaña, pero otras tres en poblaciones, donde se
puede elegir alojamiento, y en este caso el agraciado ha sido este pedazo de
hotel. Bueno, pues no vamos a hacer ascos.
Comencemos con unas
pinceladas del Valle de Arán. Es un reducto situado en la vertiente norte del
eje pirenaico, al contrario que lo que ocurre con casi todo el resto de valles
españoles, que terminan en la frontera situada en los puertos. Ello le confiere
un clima similar al de los valles franceses, donde son más abundantes las
precipitaciones. Este valle, regado por el río Garona tenía su comunicación
natural con Francia, por lo que la influencia occitana y vasca ha sido evidente
a lo largo de la historia. Fue a principio del siglo pasado cuando se abrió el
paso con el vecino valle de la Bonaigua, afluente del Noguera Pallaresa, a
través del puerto del mismo nombre; y a mediados del mismo siglo, con el
Noguera Ribagorzana, que hace muga con Aragón, a través del túnel.
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Destrozos del Garona |
La lengua propia de los
habitantes del valle es el aranés, que es una variante del occitano. El propio
nombre del Val d’Aran, en sí mismo es una redundancia, porque significa valle
de valle, ya que aran proviene del antiguo vascuence, y significa también
valle. Las ocupaciones tradicionales han sido la agricultura y ganadería de
montaña, pero tan paupérrimas hoy en día han dado paso al sector terciario,
enfocado al turismo de montaña.
Hay vestigios
prehistóricos, como en muchos lugares del Pirineo, siendo incorporado por César
al imperio romano durante la conquista de las Galias. En el siglo X ya aparece
vinculado al Condado de Ribagorza, cambiando varias veces de mano a lo largo de
la historia. En 1130 es Alfonso I el Batallador el que reina en el valle, y en
1175 pasa a formar parte de la Corona de Aragón mediante el tratado de
Emperanza, firmado por Alfonso II, sobrino nieto del anterior. Francia y Aragón
son los que se han ido disputando el territorio, hasta que en el siglo XV, el
Sindic d’Aran lo anexiona al Principado de Cataluña, aunque en las guerras
napoleónicas vuelve a formar parte del Departamento francés del Alto Garona. Es
en 1815 cuando es devuelto a España, recayendo definitivamente en la provincia
de Lérida a los pocos años. Y así están las cosas hoy.
Este ligero repaso histórico no es nada inocente, no. Especialmente dedicado para los que les gusta trazar fronteras, anchas por sus partes, claro, para que tomen perspectiva de que lo que ayer fue, hoy puede no serlo, para volverlo a ser mañana, o viceversa. El conocer, entender y tolerar es una de las mejores actividades que puede realizar el ser humano. Y que por encima del Pirineo navarro, aragonés, catalán, andorrano o francés, está el Pirineo, o los Pirineos, como gusta decir a algunos, tan distintos y con tanto en común. Este es el verdadero país, el montañés, el pirenaico.
El Valle de Arán, con 633 Km2, hoy en día,
está formado por tres zonas geográficas: el Naut Aran, el Mijaran, y el Baish
Aran, siendo en estas dos últimas donde nos vamos a mover. Son 33 pueblos,
agrupados en 9 municipios, que albergan a algo más de 10.000 habitantes, que
tienen en Viella su capital, con más de la mitad de ellos.
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Km. 0. Preparados, listos, ya... |
Primera jornada. Betrén (Viella) – Bossost. Salimos
directamente desde el hotel, callejeando, y en seguida quedamos impactados al
ver los destrozos que ha hecho la impresionante crecida del río Garona,
motivada por las enormes lluvias y deshielos de hace tan sólo dos semanas. Hay
tramos verdaderamente reventados, especialmente cuando el río traza curva. Pero
nosotros a lo nuestro. Pronto encontramos la traza del camino. Estamos en el GR
211, aunque la etapa de hoy, más que una de montaña es una visita turística por
un montón de pueblos a los que tenemos que ir subiendo y bajando, pero que nos
viene bien para ir haciéndonos al terreno. En alguna ocasión hay que salirse
del circuito establecido, por haber sido dañado algún camino o paso del río. La
mañana está serena, aunque daban tormentas para hoy. Veremos.
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Un sin fin de aldeas a visitar |
Los pueblos por los que
pasamos son Vilac, Mont, Montcorbau, Betlán, Aubert y Arrós, todos ellos del
municipio de Viella y Mitg Arán. Recalamos para comer en Vilamós, que
aprovechamos para visitar su románica iglesia de Santa María que presume de
lápidas funerarias romanas. El silencio de su interior atropella al nuestro,
invitando al recogimiento y a la admiración de su austera estructura.
Begós, Arrés de Sus y
Arrés de Jus, preceden a un largo descenso por húmedo bosque, que nos deja
junto al llamado Pònt deth Pas deth Lop, en la vieja carretera, que nos hace
salir a la nueva en variante improvisada, y donde podemos ver de nuevo los
estragos de la riada. Y en poco ya entramos en Bossost, cuyas calles nos
entregan en brazos de la Hostería Catalana, que nos arrulla esta noche. Primera etapa: Viella - Bossost. Distancia:
25,3 Km. Tiempo total: 8h 40'. En movimiento: 6h 45'. Desnivel positivo
acumulado: 856 m. Negativo: 1.145 m.
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Salida de Bossòst |
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Llegando a Caneján |
Segunda jornada: Bossost - Refugio de Honería.
Finalmente, ayer se pusieron por el norte serias nubes de tormenta, sin llegar
hasta aquí, y hoy sale una mañana con nubes abrazadas a los picachos cercanos,
y que esperemos verlas desaparecer a lo largo del día. Bossost, con 1.200
habitantes, es el tercer municipio en población, y como pueblo ribereño que es,
se ha visto muy afectado por el desbordamiento de un fiero Garona. Un desvío
del itinerario, debido a los desprendimientos, nos obliga a pisar de nuevo
asfalto para alcanzar otro de los núcleos importantes de población, Les, con
casi otros 1.000 habitantes, y también tremendamente castigado. Jaime I de
Aragón ya tenía aquí su lugar de descanso, concretamente en el castillo, hoy en
ruinas. En la salida nos encontramos la románica capilla de Blas de Sebaste,
San Blai, donde reposan los restos del último Barón de Les. En la Edad Media
tuvo mucha importancia un centro termal, ya utilizado en tiempos de los
romanos, cuyas fuentes están cegadas por la construcción de una central
hidroeléctrica a mediados del siglo pasado. Otra más.
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Descanso en el arranque de la subida
a Caneján |
Un delicioso camino de
bosque nos lleva a un puente cerrado al tráfico, pero que podemos cruzar.
Salimos de nuevo a la carretera general, donde en seguida vemos en lo alto y
vigilando la entrada al Valle de Torán, el pueblo de Caneján, al que tenemos
que acceder desviándonos en Pontaut, último lugar habitado antes de llegar, al
cabo de kilómetro y medio, a la frontera con Francia. Cruzamos de nuevo el
Garona y nos despedimos de la carretera asfaltada que sube a nuestro próximo
objetivo, porque nosotros lo hacemos por un ancho camino, calzado de ordenadas piedras,
y vestido de bosque, que dicen tiene tantas curvas como municipios esta
comarca, 33.
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Soledad compartida |
Caneján, que sacia
nuestra sed y nos ve marchar contento, porque sabe que nos ponemos en buenas
manos. Y no son otras más que las del bosque que nos acoge con un cierto grado
de extrañeza, ya que hace tiempo que no ve pasar por aquí a un grupo tan
numeroso. Poco a poco, sin apenas darnos cuenta, nos dejamos envolver por la
magia de este bosque, en el que reposan en paz antiguos restos de viejas casas
de piedra, quizá de mineros, quizá de campesinos, quizá de bandoleros, en las
que otrora habitaban. Porcingles es el mayor núcleo de todo lo descrito, de hecho
aún conserva un censo de tres personas. También sacia nuestra sed. Viejos
carteles. A San Juan de Torán, 2,7 km; y al refugio de Honería, 3,8. A por
ellos.
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Cuánto por compartir |
San Juan de Torán a la
vista, pero abajo del valle. Las nubes llevan su lucha particular por encima de
nuestras cabezas. El puerto se pone bruto. Un gran torrente de agua, al que le
damos nuestros mejores deseos para que viaje con ella, es el punto de inflexión
para comenzar la bajada. Finalmente llegamos a este núcleo, que a buen seguro
llegaría a quedar abandonado, pero que hoy en día luce bastantes casas
arregladas, y con buen gusto, por cierto. Parada y fonda. Y en poco ya llegamos
al refugio, que junto con el refugiero dan muy buen rollito. Tarde de asueto.
Llega Daniel, el guía de Camins que nos va a acompañar mañana en esa
improvisada etapa al no poder hacer la programada por exceso de nieve. Lo que
haremos es subir el camino previsto hasta la Pla de Grauers, para en lugar de
seguir valle arriba, torcer bruscamente a la izquierda para ir ganando altura
hasta el collado de la Poterla, para asomarnos al país vecino y volver por la
misma cresta hasta descender a Caneján.
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Refugio dera Honería |
Como mañana vamos a pasar
una zona de helechos, donde es fácil encontrar garrapatas, el Doctor
Garrapasman, del Garrapats Official Institute, de Garrapatland, nos ofrece una lección magistral acerca de
cómo hay que desembarazarse de ellas, caso de cogerlas. Cena, y para facilitar
su digestión desempolvamos las hojas de cantos. El resultado de esto último se
queda entre nosotros, no quiero que me acusen de violar la intimidad del grupo.
Segunda etapa: Bossòst - Refugio dera Honería.
Distancia: 17,3 Km. Tiempo total: 6h 10'. En movimiento: 4h 40'. Desnivel
positivo acumulado: 644 m. Negativo: 333 m.
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Salida del refugio dera Honería |
Tercera jornada: Refugio dera Honería - Caneján. Ayer
quedó la noche cubierta, y en una visita al Sr. Roca de la Pradera a altas
horas de la madrugada la bóveda celeste estaba espectacularmente despejada, con
una cantidad de estrellas como hacía tiempo que no contemplaba. Sin embargo, la
mañana ha vuelto a salir nublada. Acompañados por Daniel, el recorrido de hoy
ya ha sido descrito en la jornada pasada, que a pesar de ser la más simbólica
en todo este mundo de las minas, la de hoy no ha estado exenta de ese ambiente,
ya que hemos pasado por alguna secuela de la ya desaparecida actividad.
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Conocimiento del medio |
A tramos por camino bien
trazado, y por otros sin ninguna traza de camino, llegamos al collado de la
Portela, ventana con el país vecino, cuyo primer núcleo de población a nuestros
pies, es Fos, también regado por el Garona. Un rato de contemplación, y tras el
cresteo surge la búsqueda de un lugar para comer. Lugar que encontramos, con el
telón de fondo del macizo de las Maladetas, y de otros picos de la cordillera,
que se pierden a nuestra vista.
Llega el inevitable
momento de arrancar de tan magno lugar, y lo hacemos para enfilar ya el
descenso, por tasca primero y por bosque después, hasta Caneján, donde nos
echamos a la bebida, hasta que nos recogen los taxis que nos acercan hasta
Bagergues, encima de Salardú, capital de este municipio del Alto Arán.
Recalamos en el hotel
Seixes, y antes de cenar, la consabida vuelta por el pueblo, muy cuidado, muy recomendable. Tercera etapa: Honería - Caneján.
Distancia: 15,6 Km. Tiempo total: 8h 15'. En movimiento: 5h 25'. Desnivel
positivo acumulado: 766 m. Negativo: 965 m.
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Salida de Bagergues |
Cuarta jornada: Valle de Valartíes - Refugio de
Conangles. Tras ser pasto de la amabilidad de Carmen, la
hotelera, nos recogen de nuevo los rodantes para llevarnos hasta el valle de
Valartíes, donde nos dejan en un punto algo inferior al previsto, también por
las riadas, que se han llevado la carretera. Una pista de circunstancias ha
sido abierta para los camiones que se dedican a los arreglos, pero es impracticable
para estas furgonetas, de modo que vuelta a dar el protagonismo a los pies,
piernas y bastones. Bajo la atenta mirada del Montardo iniciamos la marcha, que
por pista primero y por camino después nos traslada hacia el lago de la
Restanca, con su refugio, que no se puede decir que se deshiciera en
atenciones.
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Lago de la Restanca |
Volvemos de nuevo por
encima de la presa, y tras subir un corto tramo, abordamos un descenso, con
algún paso incómodo, pero que uno tras otro vamos pasando. El valle al que nos
asomamos es el de Ríus, y es quizá donde comenzamos el contacto con la alta
montaña. Grandes paredes, ibones, enormes cursos de agua, neveros… sí, los
componentes de la alta montaña.
Neveros, algunos
pendientes, pero con nieve blanda, fácil de pasar, intercalados por zonas de
bolos nos acercan al lago de Ríus, que dormita bajo una capa de hielo. Le
decimos que ya ha llegado el verano, que se desperece y que ofrezca todas sus
bendiciones al mundo. Sabemos que nos oye, pero disimula, debe estar bien en su
letargo. No le culpamos, a veces este mundo da tanta pereza… Terminamos de
echar el bocado y de hacernos fotos con el gigante bello durmiente y lo
rodeamos por su margen izquierda, para llegar ya al Port de Ríus, desde donde
damos vista ya a la carretera general, en un punto muy próximo a la boca sur
del túnel. ¿Hasta ahí hay que llegar? Sí, hasta allí mismo, y un poco más.
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Lago helado de Ríus |
Pues al tajo. Comienza el
descenso con un pequeño nevero, que se salva sin mayores problemas, y a partir
de ahí una incesante bajada que, como siempre, hacemos a las más que
justificadas dos velocidades. Gran árbol, gran sombra, para agruparnos.
Seguimos, y seguimos. Pasamos como podemos un barranco lateral, y llegamos casi
al fondo del circo, para dirigirnos, en poco ya, al refugio, que hoy es el de
Conangles, donde nos encontramos a un guarda que parece que ha tenido mejores
días, o eso pensamos, porque si éste ha sido el mejor… Y poco más, baño en el
río, cena y a dormir, que aquí no estamos solos. Ah, sí, se me olvidaba, en
previsión de que mañana tengamos neveros en la bajada, hace José Luis gestiones
con Camins, organizadora del circuito, para que nos dejen en el refugio un par
de piolets. Éxito de gestión. Cuarta etapa: Valle de
Valartíes - Refugio de Conangles. Distancia: 19,3 Km.
Tiempo total: 8h 55'. En movimiento: 6h 40'. Desnivel positivo acumulado: 1.019 m. Negativo: 896
m.
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Salida del refugio de Conangles |
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Hospital de Viella |
Quinta jornada: Refugio de Conangles - Betrén (Viella).
Desandamos el tramo de pista y un trozo de sendero de
ayer, y nos presentamos en el Hospital de Viella, unas viejas casas que daban
vida a este final de valle, a este circo, que es lo que era antes de la
construcción del túnel. A él confluye por la derecha hidrográfica el barranco
de Mulleres, que trae las lágrimas de ellas, de las petrificadas en su macizo,
y que forma un precioso valle colgado. Terminaba el siglo XII cuando se tiene
constancia de la existencia de este hospital, que daba albergue a los que por
allí se acercaban o pasaban. Pastores, peregrinos, contrabandistas, bandidos,
viandantes en general que tenían en este lugar cobijo y descanso.
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Reflejos en Trauses |
Posiblemente algunos,
muchos, siguieran el mismo camino que nosotros, que vamos a Viella por su
puerto. Nos encaramos a un barranco, que vamos superando por su margen derecha,
hasta que llegamos a unos llanos para quedarnos extasiados ante los reflejos de
unas paredes cercanas, con nieve a sus pies, que se asoman en unos pequeños
ibones, los de Trauses, como para decirnos que son doblemente bellos. Seguimos subiendo hasta
lo que nos venía pareciendo ser ya el puerto, pero no, que hay que hacer una
larga travesía horizontal hasta el verdadero paso. Y en esa travesía nos
encontramos un pequeño nevero cuyo paso aseguramos, y luego otro en el que ya
no nos da tanto de sí el cordino, y en el que hay algún paso delicado, la nieve
está más dura que ayer. Bien por los piolets. Bien por el cordino.
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En el Puerto de Viella |
Llegada al puerto, desde
donde damos vista ya al valle de Arán, con Viella su capital. Como teníamos la
opción de subir a la Tuca del Puerto de Viella, la mayoría nos emprendemos con
ello. Cuatro se van bajando poco a poco, y María Jesús nos espera en el
collado. En cuatro patadas llegamos a la cima, desde donde hay unas vistas
increíbles sobre ese gran macizo que es el del Aneto y las Maladetas. Bajada ya
todos, por un largo y pendiente nevero, pero ya con buena nieve, hasta dar con
los cuatro de punta, que nos esperan en un apacible lugar junto al arroyo que lo
va desangrando. Comida y a seguir el descenso, el largo descenso. Lago de la
Fontfreda, con alguna blanca legaña invernal todavía.
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El lac Redon |
En la cabaña del Pontet
comienza una pista emboscada, que vamos atajando en ocasiones, y que nos saca
ya a la vertiente norte del túnel acercándonos a Viella, pero por salir más
cerca del hotel hemos de subir una corta pero pronunciada rampa, que después de
lo que llevamos ya encima, nos parece una mala broma. Y como todo tiene su
final, esto también. Llegamos al hotel, y a decir verdad, con bastantes
ganicas. Quinta etapa: Refugio de
Conangles – Betrén (Viella). Distancia: 18,9 Km. Tiempo total: 8h 30'. En
movimiento: 6h
15'. Desnivel positivo acumulado: 965 m. Negativo: 1.553 m.
Parece que haya pasado un
mes desde que hemos salido de aquí mismo. Y tan sólo han sido cinco días, pero cinco
intensos días, en los que hemos sido testigos de primera mano de los brutales
efectos que la tremenda riada de hace dos semanas ha causado en los pueblos
ribereños y en las infraestructuras. Han sido cinco intensos días en los que
hemos pasado por gran cantidad de pequeños pueblos que aún conservan ese rancio
sabor de aldeas de montaña al abrigo de santos y vírgenes. Cinco días intensos
en los que hemos pateado bosques y prados, hemos cruzado barrancos, neveros y
collados, hemos pasado junto a bellos ibones, nos hemos aupado a balcones que
para todos los días los quisiera, hemos compartido, en definitiva, caminar y
camino. Cinco días, en los que en total,
han sido 96,4 km, con 40h y 30' de tiempo total, y 29h 45' en movimiento, para salvar 4.250 metros de desnivel positivo
acumulado, y 4.890 negativo. Todo ello en cinco días. Un verdadero placer.
Como siempre, gracias a todos y a todo.
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Con Javier, en la cumbre |
El reportaje completo de fotos, en:
Y las de José Luis Gómez, en: