sábado, 30 de noviembre de 2024

Santo Domingo, circular desde Biel

 Año XIII. Entrega nº 909


IXOS MONS
Santo Domingo (1524 m)
Jueves, 28 de noviembre de 2024

            El Departamento de Agricultura Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, en decreto 52/2015 de 8 de abril, declaraba Paisaje Protegido la Sierra de Santo Domingo. En uno de sus párrafos de introducción, lo define como: “El paisaje de la sierra de Santo Domingo se configura como un mosaico de formaciones boscosas naturales, pinares de repoblación, matorrales de transición, pastizales de gran valor ecológico y formaciones rocosas con vegetación incipiente. Desde el punto de vista de la fauna, se identifican mamíferos y aves de gran interés, incluyendo especies catalogadas. Asimismo, el área de estudio presenta un importante legado histórico y cultural, desde asentamientos que datan del Neolítico hasta la Guerra Civil Española”. 


    


            Comprende una superficie de 13 772,64 has, incluidas las 4 094,67 has de las zonas periféricas de protección, todas ellas incluidas en los municipios de Longás, Biel y Luesia, y albergando 4 LICs,  que pasan a ZECs, (Río Onsella, Sierras de Santo Domingo y Caballera, Río Arba de Luesia y Río Arba de Biel) y una ZEPA (Sierra de Santo Domingo y Caballera y río Onsella), en una tierra fronteriza histórica y geográficamente.



            Pero lo que más nos interesa es el gran valor medioambiental y paisajístico que encierra en sus bellos rincones que, aunque parezca que se los guarda para sí, si somos capaces de ir a descubrirlos, nos los muestra de buen grado. Pues a ello vamos, para tratar de armonizar nuestras pulsiones con el paisaje.



            Como a un par de kilómetros de Biel, en dirección NW, llega una pista al paraje que llaman el Marinero, de donde parte la ruta, señalizada inicialmente como PR-Z 117 que, tras remontar unos cuatrocientos metros el río Arba de Biel, se abraza al barranco de Paniagua como una trenza cuyos dos penachos se entrelazan, llegando a tener que cruzarlo en varias ocasiones.






            A la hora y veinte minutos de coqueteo con el arroyo y con el pinar, cruzamos una pista, llegando al corral de Melchor, donde nos saludan unas preciosas yeguas blancas. Continuamos por una pista hasta la próxima collada de Fayanás, que güega con Luesia, donde la abandonamos para subir a pecho un breve tramo de cortafuegos, y dejarlo para volver a un sendero, que nos va subiendo hasta salir del bosque, donde nos encontramos con algún gran ejemplar de cajico, que contempla al Moncayo a lo lejos, sobre el río de nieblas del valle del Ebro.





            Dejamos a la derecha el desvío para Longás, que en su término ya estamos desde hace poco, con lo que hacemos tributo a los tres términos en los que se despliega este Paisaje Natural Protegido de la Sierra de Santo Domingo, cuyo punto álgido, donde se ubica la ermita homónima, ya tenemos a la vista. En este punto converge el PR-Z 117, que sube a la ermita desde Biel, con el PR-Z 118, que lo hace desde Longás. Sólo nos queda el repecho final para alzarnos al amplio collado en el que una yeguada comparte terreno con la ermita y refugio anejo. Algo menos de tres horas hasta aquí.







            Sin dejar enfriar nuestros músculos, acometemos la subida a lo que se podría considerar como la cima norte, una rallera que permite la vista hacia el Gran Norte, que hoy se nos ofrece despejado, y que nos permite pasar lista para comprobar que están todos. De vuelta a la ermita, subimos hacia el sur al punto más alto, que es donde está el vértice geodésico, que se alza en una zona de grandes bojes, hasta los 1524 msnm, siendo el techo no sólo de la ruta, sino de la comarca de las Cinco Villas, ascendido en julio de 2016, para incluirlo en el libro 100 cimas, 100 paisajes. Aragón comarca a comarca (Prames 2018), y que volveríamos a subir al cabo de tres años, en ambas ocasiones desde Longás.









           Volvemos sobre nuestros pasos para echar un bocado al carasol de la ermita, rodeados de yeguas, al cabo del cual emprendemos el regreso. Dejamos el PR-Z 117 que traíamos, para tomar el PR-Z 118 por la pista, hasta que la burlamos por un sendero a mano izquierda, para volver a salir a ella en un punto próximo al Portillo, donde dejamos que el PR vaya, o venga, según quiera, a Longás, para atravesar esta debilidad de la rallera y dirigirnos ya, decididamente hacia el sur, pasando por otro portillo, el de Mallé, por el que salimos del término de Longás para entrar en el de Luesia.



Imagen de José Antº







            En la hora y cuarenta minutos que median hasta entrar en el barranco de Nacelagua, se sucede una combinación de sendas y pistas, pasando por el corral de Mariguarilla. Una vez en el barranco, se trata ya de ir bajando a su vera, con menos cruces que en el de subida de Paniagua. Convergemos con el barranco de la Carbonera al tiempo que con el GR 1, que pronto se hace ancho camino, y que no dejamos ya hasta llegar al punto de partida.










            Una más que agradable ruta por esta sierra que esconde tan bellos rincones y que, en parte de ellos le hemos dedicado 7 horas y 10 minutos, para recorrer 19,5 km, salvando un desnivel acumulado de entorno a los 1015 m D+/- (940 m D+/- Wikiloc), llegando a la altura máxima de los 1524 m del Santo Domingo.



GLOSARIO

Cajico = Quejigo

Güega = Muga, frontera

Rallera = Cresta rocosa, generalmente caliza


Web:

Red Natural de Aragón 

Senderos FAM 

Mendikat 

Wikipedia  

Wikiloc   

RAE  

Fundeu 

IGN  

Hijo de la Tierra 




Las fotos, con sus comentarios, y el track


            Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.






domingo, 10 de noviembre de 2024

Circular Escuer - Yosa de Sobremonte, con el Puntal del Pueyo

 Año XIII. Entrega nº 908


IXOS MONS
Circular Escuer - Yosa de Sobremonte
Sábado, 9 de noviembre de 2024

            Ralph Waldo Emerson (1803-1882), precursor del movimiento del “Nuevo Pensamiento”, en los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, entre otras, nos dejaba la siguiente frase: “La naturaleza siempre viste los colores del espíritu”.



            Y es una frase que nos impacta por su contundente contenido, vinculando la naturaleza al espíritu. Y es que, hoy en día, en una sociedad tan férreamente dirigida hacia el materialismo, hacia el consumismo y la cultura del “usar y tirar”, se hace más necesario que nunca el levantar la mirada hacia arriba y no olvidar que la naturaleza es tan sólo la condensación de lo que esas energías primigenias han sabido crear en la materia del mundo natural.



            En busca de esos colores que, simbólicamente Emerson nos dice venir deslizados desde el espíritu, hemos ido un nutrido grupo de Montañeros de Aragón en un sábado en el que el tiempo también tenía sus colores, amarillos y rojizos en el amanecer, por encima del puerto de Santa Orosia y su eterno vigilante el Oturia, y al acabarse ese fogonazo cromático, se iban tornando más plomizos, incluso amenazando lluvia. 


 

            Desde el nuevo emplazamiento de Escuer, junto a la N-260 que vertebra el valle del río Gállego, en plena Tierra de Biescas, partíamos un numeroso grupo en busca de esos colores, en busca de ese espíritu que los mantiene. Tras la foto de familia a los pies de la parroquial de San Bartolomé comenzábamos la ruta, dejando los depósitos de agua a la izquierda y comenzando a vestirnos con esos disfraces arbustivos de pinos jóvenes, bojes y demás matorrales que amenizan el camino.



            Cabe destacar, y sólo por aclarar que, desde el pueblo, vamos siguiendo tablillas con la indicación del PR-HU 91, pero que la única información que encontramos con ese número corresponde a otra ruta, en concreto a la de Sallent-Pacino, según Montaña Segura, que no está muy lejos de aquí, pero que, evidentemente, no tiene nada que ver con la que estamos haciendo.  



            A los veinte minutos del arranque, el barranco de Escuer, algo crecidico él, nos presenta alguna dificultad, pero nada que no pueda superar este grupo de veteranos montañeros. El desnivel se va haciendo patente para ir ganando altura por encima de él, algo imprescindible para llegar, a la Torraza, último vestigio arquitectónico del viejo poblado de Escuer, del que no tenemos muchas noticias.







            Una aldea, en las entrañas del barranco homónimo, que se adelantaría al comienzo del gran éxodo pirenaico de los años 50 del siglo pasado ya que, promovido por los entonces maestro y cura, incitaron a la población a abandonar las malas tierras, y azotadas por las avenidas del barranco, hacia lo que llamaban “las huertas de Escuer”, en las fértiles tierras del seno del río Gállego, y que poco a poco irían colonizando para construir sus viviendas algo que empezaría a suceder incluso antes de la guerra civil. Se tiene constancia de que había tenido ayuntamiento propio en 1834, incluso que en 1845 se le uniría Arguisal, hasta que lo perdió unos años más tarde en favor de Senegüé, pasando todos ellos a Biescas en la década de 1960.



            La segunda mitad del siglo sería demoledora para este, como para otros cientos de pueblos de la montaña, viendo cómo la naturaleza iba recuperando lo que le pertenecía. A excepción del mayor exponente, la Torraza. Siguiendo con la línea histórica, y remontándonos siglos atrás, en cuanto a la fortificación, podemos decir que fue mandada construir por los Lanuza, familia infanzona del valle de Tena, en el siglo XV, con importantes reformas en el XVI, y que constituiría la mayor fortaleza del valle, formando un buen conjunto defensivo junto con la Torraza de Biescas y la Torre del Moro de Lárrede.



            Pero volvamos a lo nuestro, que aún queda mucha tela que cortar. Tras una breve visita a lo que queda de la fortaleza, reanudamos la marcha por el sendero entre el bosque mixto, con algún gran ejemplar de cajico que sale a nuestro encuentro como queriendo reivindicar una época en las que serían los reyes del bosque. El camino se hace trocha, que nos lleva a una pista en la que nos encontramos vehículos de cazadores, y más adelante a ellos mismos. Todos tenemos nuestras razones para transitar por la montaña, pero cuando las de algunos son tan visibles y colgadas del hombro… Ññññññieeee…









            Seguimos por la pista hasta tomar un desvío a mano izquierda, indicado como “Juan de Fabo”, que nos introduce a un mundo mágico, al fabar de Yosa, y son esos los grandes seres que han medrado en medio de tanta espesura, que quizá sea su propia prole, los que salen ahora a saludarnos con su imponente porte. En varias ocasiones se cruza la pista, hasta llegar a la plana Vaqueriza, punto de partida y llegada para ascender al Puntal del Pueyo que, con sus 1622 msnm no sólo es el techo de nuestra ruta de hoy, sino que lo es de lo que queda de sierra hacia el sur, rematada por la Punta Güe.







            Asome sobre la Val Ancha, sin mucho éxito debido a las nieblas, aunque lo que sí que vemos es la torre de vigilancia de Güe. Foto de familia y, en una pequeña circular, regreso a la plana Vaqueriza, donde aprovechamos para echar un bocado bajo las primeras gotas de agua que, finalmente, no pasan de ser eso, un conato. Continuamos con el descenso por una trocha hasta un cruce, donde tomamos el desvío de la derecha, por una senda que nos devuelve, de nuevo a la pista. 






            Un cartel nos informa de la ruta de la “Selva de Yosa”, justo en la entrada de un sendero que, tras cruzar la pista en varias ocasiones, nos saca definitivamente ya al codo de una cementada, donde nos unimos al GR 15, en un punto muy próximo a Yosa de Sobremonte, a donde llegamos en un pis pas. La reciente festividad de Todos los Santos ha ejercido una influencia floral digna de mención en el cementerio dentro del recinto de la parroquial de San Úrbez.







            Seguimos por una senda, de la mano de la Senda Prepirenaica, hasta dar con el barranco de Aras, que baja más crecido de lo previsto, y nos obliga a cruzarlo por el vado, unos descalzos y otros chapoteando por los cuatro dedos de agua. De nuevo, combinación de sendero y pista hasta que, definitivamente, cogemos, simbólicamente, al canalizado barranco del brazo, por una pista que nos da la oportunidad de asomarnos a esas singulares formaciones geológicas llamadas las “Señoritas de Aras”, y en la que más adelante se despide el GR 15, que baja a Biescas. Una pista que no abandonamos hasta dar con la N-260 a la altura de las tristemente famosas instalaciones del camping de las Nieves, donde espera el bus al grueso del pelotón, optando algunos por recorrer los algo más de 2 km que distan hasta Escuer, punto de partida de la ruta.








            Una preciosa ruta por la media montaña de la Tierra de Biescas muy aprovechada, visitando la Torraza del viejo Escuer, el Puntal del Pueyo, el fabar de Yosa, y esta pequeña población que sobrevive en el Sobremonte. Todo ello guiado por Enrique y Luis. Han salido 17,3 km, disfrutados a lo largo de 7 horas y 40 minutos, con un desnivel acumulado en torno a los 850 m D+/-, alcanzando una altura máxima de los 1622 m del propio Puntal del Pueyo.



GLOSARIO

Fabo. Haya

Fabar. Hayedo

Cajico. Quejigo


Bibliografía: 

Los pueblos y despoblados II. Antonio Ubieto. Anubar Ed. (1985)

Web:

Montañeros de Aragón 

Sipca 

Biescas

Despoblados de Huesca 

Turismo Biescas

Senderos FAM

Mendikat 

Wikipedia  

Wikiloc   

RAE 

Fundeu  

IGN 

Montañeros de Aragón Zaragoza  

Hijo de la Tierra




Las fotos, con sus comentarios, y el track


Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.