AQUERAS MONTAÑAS
Tour del Aneto
Domingo 17 a viernes 22 de julio de 2016
“El pirineísta va al Aneto como el
católico a Roma o el atleta a las Olimpiadas. A la máxima cumbre, al último
peldaño. A darles a los picos un vistazo definitivo desde el más levantado
mirador. Nosotros, además, fuimos al Aneto a que el más alto y fino viento del
Pirineo nos batiera sobre el pecho la camisa roja de la Agrupación Deportiva de
Jaca”.
De esta
forma épica narraba D. Juan Lacasa Lacasa en agosto del año 34 del siglo pasado
su incursión a ésta la más alta cumbre pirenaica, siguiendo los pasos de los
precursores que descubrieron y hollaron las altas cimas de estas montañas. Unas
montañas que se desangran, y más en las últimas décadas, reduciendo en
extensión y espesor sus más valiosos tesoros milenarios como son sus glaciares.
Pero no vamos a hablar de su ascensión, que no hemos hecho, sino de su rodeo.
En un más que amplio recorrido de siete días, intercalando una de clavo, para
ascender, ahora sí, al tresmil más oriental, el Mulleres, con un numeroso grupo
de viejos amantes de las montañas, nos embarcamos en esta nueva aventura, con los
grandes, en torno a los más grandes.
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Uelhs deth Joeu |
Domingo, 17
de julio. Primera jornada. Artiga de Lin – Hospice de France. Tras una breve toma de contacto ayer con el entorno alrededor del fenómeno
geológico que representan los Uelhs deth Joeu, reunidos todos ya en el
hotel de Viella, damos comienzo a estas jornadas de auténtico delirio por
bellos parajes, cargados de historia, entorno al macizo del Aneto-Maladeta. Los
rodantes nos acercan hasta Artiga de Lin, que ve pasar bajo sus pies la enorme
surgencia de las constreñidas aguas que vienen del forao de Aigualluts, en la
cabecera del Ésera, verdaderas lágrimas vivientes de los agonizantes glaciares
del macizo. Una vez allí, nos emboscamos para incorporarnos al barranco de
Pomero e ir subiendo lenta, pero firmemente hasta el llamado Pas dera Escaleta,
tras casi tres horas para salvar los primeros mil metros de desnivel.
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En la Tuca dera Escaleta, con buen fondo |
Parada obligada para echar bocado y trago. Estamos
bajo la línea de muga, hecha visible a través de enormes hitos. Un muy bien
trazado camino, que pareciera una calzada, nos sube al Coth de Linfern, muy a
los pies de la Tuc dera Escaleta, verdadera atalaya sobre el valle que hemos
recorrido al subir, sobre el que se eleva el gran macizo de Aneto-Maladetas. No
somos todos los que subimos, por lo que aceleramos el paso para bajar y tratar
de alcanzar al resto, algo que hacemos en el Col de la Monjoia, donde volvemos
a hacer dos grupos. Uno que baja por el trazado establecido, y otro que
preferimos seguir cresteando hasta dar alcance a otra excepcional atalaya, ésta
sobre el Baix Arán. Estamos hablando de la Tuca Entecata, que con sus 2.265
metros de altitud cierra por el nordeste un circo que alberga pequeños lagos,
algunos de ellos condenados a su colmatación.
Bajamos hasta la cabaña de Arro, para seguidamente seguir
por el camino en busca de incorporarnos al itinerario original, que nos
obsequia con una fuente de buen agua y nos mete en un hayedo, para depositarnos
sanos y salvos en el Hospice de France, donde reposarán nuestros huesos esta
tarde y noche, sin perder de vista el enorme barranco del Puerto de Benasque,
campo de juego de mañana.
Resumen técnico primera etapa: Artiga
de Lin – Hospice de France.
Distancia: 15,1 Km.
Tiempo total: 7h 55’. En movimiento:
5h 5’.
D+: 1.510
m. D-: 1.455 m.
Altura
Máxima: 2.465 m. (Tuca Escaleta). Mínima: 1.320 m.
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Subiendo hacia el Portillón de Benasque |
Lunes, 18 de
julio. Segunda jornada: Hospice de France – Hospital de Benasque. Segunda jornada de esta travesía, que hoy comienza en
el alto valle de Luchon, concretamente en el Hospice de France, el análogo al
Hospital de Benasque en esta vertiente del Pirineo. Afortunadamente vamos a tener
casi todo el camino a la sombra. Es lo que tiene el madrugar. Los primeros
pasos discurren por el fondo del valle, hasta cruzar el barranco, donde ya se empiezan
a empinar, hasta que comienzan las zetas, donde ya no hay solución de continuidad.
Vamos dejando abajo el cauce del barranco, y lazada tras lazada vamos ganando
altura sin remisión.
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El Salbaguardia, reflejado en uno de los Boums |
El nuevo cruce del barranco no hace más que añadir más
y más vueltas y revueltas a nuestro camino, hasta que al cabo de dos horas y
media alcanzamos una plataforma en la que se suaviza el terreno. Entramos en
una caótica cuenca, con un abrigo en estado semiruinoso. En un cuarto de hora
más alcanzamos el refugio Benasque, junto a uno de los lagos Boums du Port, que
refleja la silueta de nuestro posible objetivo del día, el Salbaguardia.
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En el Portillón de Benasque |
La sombra de la subida por el barranco hace tiempo que
quedó atrás. El sol cae con todo su peso. Nos refugiamos en unos barracones
para echar un bocado… y a continuar. Y cómo?, pues volviendo al camino y a sus
zetas, para ir tomando perspectiva sobre esta cuenca y alcanzar el ansiado
Portillón de Benasque, punto más alto de toda la travesía, a no ser porque día
a día le vamos añadiendo algo. Y lo que hoy toca es el Salbaguardia, que junto
con el pico de la Mina son los verdaderos centinelas de este paso, auténtico
símbolo de los pasos transfronterizos, culminado artificialmente, y quizá el
más usado por pastores, comerciantes, contrabandistas, peregrinos y refugiados de uno y
otro lado.
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Lacs de la Montagnette |
Aquí se nos abre una de las panorámicas, quizá la más
apabullante de todos los pasos de la travesía. Ante nosotros, el
impresionante macizo de Aneto-Maladetas en todo su esplendor. Abrazos, fotos de
rigor, y mientras parte del grupo se queda contemplándolo, hay otra que vamos
tomando el marcado sendero para ir subiendo a la cumbre de este monte, que está
casi 300 metros más arriba. En menos de una hora ya lo hemos alcanzado, y a la
impresionante vista sobre el valle de Benasque y sus montañas, se añade la del
valle de Luchon y los lagos de su cabecera. Son momentos en los que es difícil
digerir tanta majestuosidad, tanta luminosidad, tanta belleza, que remueve
todos los resortes del alma humana. Un verdadero y arrebatador éxtasis, del que
pronto tenemos que salir para comenzar el descenso, los compañeros aguardan.
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Desafiando |
Y efectivamente, allí los tenemos, en el Portillón,
contemplando a un funámbulo en la cuerda floja. Bueno, eso es lo que se dice,
porque está tensa, y bien tensa la cinta que tiene asida a una y otra pared de
esta enorme brecha. Ya agrupados, descendemos un tramo, y en un lugar cómodo
nos disponemos a echar un bocado. Y en hora y media nos plantamos en el fondo
del valle, entrando en el circuito del recién marcado GR 11.5, una variante que
le da también la vuelta al macizo, pero mucho más ajustada, poniendo en valor
el nuevo refugio de Llauset.
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Ya en Llanos del Hospital |
Una llegada por lo que son las pistas de esquí nórdico de
Llanos del Hospital, y llegamos a ese establecimiento que ha sabido resurgir de
sus ruinas, siendo hoy en día referente del turismo de montaña, y sede de la
Fundación Hospital de Benasque, que tanto está haciendo por recuperar el rico
pasado de estos lugares. Un paseo por los alrededores, rindiendo tributo a esas
cabañas pastoriles puestas en valor, acompaña al caer de la tarde sobre estos
bellos parajes.
Resumen técnico segunda etapa: Hospice
de France – Hospital de Benasque.
Distancia:
14,1 Km.
Tiempo
total: 8h 40'. En movimiento: 5h 20'.
D+: 1.485
m. D-: 1.135 m.
Altura
Máxima: 2.736 m. (Salbaguardia). Mínima: 1.374 m.
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Nos incorporamos al sendero |
Martes, 19
de julio. Tercera jornada: Hospital de Benasque – Cerler. Seguimos con tiempo estable. Caluroso, por tanto.
Bien se vale que gran parte de la ruta de hoy la vamos a hacer también a la
sombra, aunque veamos entrar el sol en el valle, el subirnos al sendero camino
a Baños conseguimos burlarlo. Sí, y este sendero no sólo nos resguarda a la
sombra, sino que nos ofrece otras muchas cosas, aunque se pueden resumir en una
sola, un auténtico placer el de auparse con él, el de contornearse con él, el
de disfrutar con él, de esta mañana por uno de los valles más espléndidos del
Pirineo.
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Camino a Baños |
En hora y media larga nos presentamos en los viejos
Baños de Benasque, tan viejos que no se conocen a ciencia cierta sus orígenes,
aunque no tanto como los de Luchon, con vestigios romanos. Un par de lazadas de
carretera asfaltada y retomamos el sendero, que nos deja en la pista que une
Plan de Baños con Plan de Senarta, no sin pasar por el estrepitoso barranco que
trae las esencias del ibón de Cregüeña, uno de los más extensos del Pirineo, si
no el que más. La llegada a Senarta viene acompañada de un parón para repostar.
Atravesamos la zona de acampada hasta el arranque de la pista de Vallibierna,
donde se cierra el anillo del GR 11.5 para continuar por la original, que es la
que seguimos nosotros, pero en dirección contraria, para dirigirnos hacia abajo
por la pista, que un delicioso sendero entre bojes va burlando.
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Plenilunio en Cerler |
De nuevo en ella, se pasa cerca del camping Ixeia, y
luego, tras pasar el puente de San Chaime, donde abandonamos el GR 11, nos
dirigimos ya decididamente hacia Benasque junto a la carretera, ya que el
sendero que discurre por la margen derecha intuimos sin restaurar desde las
últimas grandes avenidas. En un caluroso ambiente llegamos a Benasque, donde
aprovechamos para comer en unos veladores al amor de unas frías birras. Todo
ello sin pensar mucho en el tramo que nos queda hasta Cerler, que casi todo él
a la sombra, nos ventilamos en hora y cuarto. Entramos por el cementerio, y aún
tenemos que recorrer unos cuantos cientos de metros hasta el hotel, donde esta
noche descansaremos, no sin antes darnos un paseo nocturno para contemplar la
salida de la luna en su recién estrenado plenilunio.
Resumen técnico tercera etapa: Hospital
de Benasque – Cerler.
Distancia:
18,7 Km.
Tiempo
total: 8h 45'. En movimiento: 5h 10'.
D+: 1.010
m. D-: 1.225 m.
Altura
Máxima: 1.840 m. (Cno. Baños). Mínima: 1.120 m.
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En el collado de Basibé |
Miércoles,
20 de julio. Cuarta jornada. L’Ampriu
– Castanesa. Esta cuarta
jornada la comenzamos con rodantes, ya que tenemos previsto subir al pico
Castanesa, que añadirá unas tres o cuatro horas. Es Bárbara la encargada de subirnos hasta l’Ampriu. Y ahí estamos, en
torno a las ocho de la mañana, como todos los días, dispuestos a emprenderla.
Por la pista subimos hasta en collado de Basibé, desde donde tenemos que tomar
el camino de ese pico, el añadido de hoy. Las condiciones climatológicas han
cambiado, y las nubes han venido a ocupar lo que estos días atrás era un cielo
radiante. A ocupar, decimos, y de qué manera. Tras valorar la situación,
decidimos no arriesgarnos y seguir nuestra ruta.
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Bordas de Obarra |
En hora y cuarto de descenso sin sendero definido, nos
presentamos en una cabaña ya a pie de pista, donde echamos un bocado y seguimos
la bajada por este valle virgen… de momento. Pasadas las bordas de Obarra, el
barranco de Basibé recibe el de la Sierra Negra, conformando el Baliera, que ya
vamos acompañando hasta nuestro destino de hoy. Pero antes sigamos disfrutando
del camino. De un camino al que se incorpora un numeroso grupo scout de
Zaragoza, entre cuyos miembros nos vamos intercalando, especialmente para dar
ánimos a chicos de 11 /12 años que van escachados con sus mochilones.
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Poste indicador del GR 18 |
Bordas de Teodó d’Ardanuy, cruce del barranco y nos
presentamos en el desvío hacia Denuy a través del GR 18.1 o HU-PR 100, que nos
llevaría a esa pequeña aldea, pero que no tomamos, siguiendo bajando por la
pista, en la que enseguida nos topamos con la señal de GR 18 o Sendero de la
Ribagorza, que en el término de Montanuy, en el que nos encontramos, ha sido convertido
en Sendero Turístico, y que baja del collado de Salinas, al que llegaremos
mañana, pero no por aquí, sino colgados por todo el cordal.
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Fonchanina |
En menos de una hora nos presentamos en Fonchanina,
otra pequeña aldea que ve pasar el tiempo con más pena que gloria. Los cielos
empiezan a cumplir sus amenazas, y tras enlazar los más avanzados del grupo con
los más retrasados, volvemos a hacer la goma huyendo del agua que comienza ya a
caer. Dos kilómetros de carretera asfaltada median hasta Castanesa, en cuya Ca
de Graus recalamos. Comemos, reposamos, y visita al pueblo, que como hace dos
años nos recibe con amabilidad. Visita a la iglesia y a su torre. También a una
parte de la casa de Don Rafael. Y ya en la plaza, rompemos esos corros de
veladas vespertinas para unirnos a ellos y tratar de integrarnos, al menos por
unos minutos, en esas conversaciones de pueblo, con sus cosas. Y poco más, de
vuelta al redil y a esperar que la noche para un día.
Resumen técnico cuarta etapa: L’Ampriu – Castanesa.
Distancia:
16,2 Km.
Tiempo
total: 5h 30'. En movimiento: 4h.
D+: 660
m. D-: 1.100 m.
Altura
Máxima: 2.287 m. (Collado Basibé). Mínima: 1.365 m.
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Valle de Castanesa. Fonchanina y Denuy |
Jueves, 21
de julio. Quinta jornada: Castanesa
– Aneto. Seguimos
con el tiempo revuelto. Javier y Maribel nos dejan para cumplir con sus
compromisos santiagueros. Nosotros tenemos que subir al pueblo hasta sus
últimas consecuencias, y por un barranco de indefinida traza vamos subiendo
hasta el collado del Qüeso, a cuyo lomo nos aupamos para no dejarlo ya en más
de cinco horas. Este enorme cordal, vierte al Baliera y al Barrabés, haciendo
de su tránsito un verdadero disfrute a dos aguas.
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En el Cornadelo, con buen telón de fondo |
Son varios los montes que subimos y bajamos,
constituyendo un verdadero rompepiernas, que sólo con calma y paciencia somos
capaces de llevar a cabo. Punta la Cuasta, Capsareta, Cornadelo, varias son las
cimas que se suceden, hasta llegar a ésta última, trabajosa ésta última, a la
que se accede sin esfuerzo tras el realizado ya para conseguir auparse a su
vértice geodésico vecino. Estamos a 2.445 metros de altitud, y es la máxima
altura de hoy, de modo que la aprovechamos para echar un bocado y disfrutar de sus
más que amplias vistas.
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Solitario barranco del Forco |
Ante nosotros las cabeceras de los valles de Basibé,
que transitamos ayer, coronada por el pico Castanesa; y por el otro, el de
Llauset, interrumpido por el embalse, cuya presa se intuye. Por encima de ambos
le alza la solana del gran macizo Aneto-Maladetas. Hacia el sur, los valles se
van rindiendo hacia la tierra llana. Una cerca metálica nos acompaña de bajada
hasta el collado de Salinas, donde nos incorporamos el GR 18, que nos baja por
todo el barrando del Forco hasta la cabaña Bisbe, donde aprovechamos para echar
trago de su buena fuente. Ya por pista, en una hora alcanzamos la vieja
carretera del embalse, que en otros veinte minutos dejamos plantada por el
sendero que nos va subiendo valle arriba hasta que se nos abre a la vista el
valle de Barrabés, desde donde comenzamos a descender hasta dar de nuevo con la
carretera a la altura de unas antenas de telefonía.
A menos de un kilómetros entramos ya en Aneto, y
callejeando llegamos hasta Casa Moliné, con ganas, muchas ganas de llegar. La
acogida, como siempre, muy buena. Esta familia se lo curra. Su cerveza fría y
su cena caliente reconfortan cuerpo y espíritu.
Resumen técnico quinta etapa: Castanesa – Aneto.
Distancia:
20,1 Km.
Tiempo
total: 8h 50'. En movimiento: 5h 55'.
D+: 1.320
m. D-: 1.410 m.
Altura
Máxima: 2.445 m. (Cornaledo). Mínima: 1.360 m
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Arranque hacia el Mulleres |
Viernes, 22
de julio. Sexta jornada: Hospital de Viella – Aneto. La dureza de la etapa de ayer ha hecho de criba para la de hoy, que fuera
de programa se ha añadido para salirnos de la ruta y adentrarnos en uno de esos
valles alpinos, uno de esos valles que confluyen en el gran macizo, y que de no
ser así, pasaríamos de largo. Nos estamos refiriendo al de Mulleres, que
alcanza este pico que se aúpa para pasar de los tres mil metros, y que es el
más oriental de todo el cordal, haciendo muga con la vecina Cataluña. A él se
puede acceder desde la Besurta, pero también desde la boca sur del túnel de
Viella, donde aún queda algún vestigio de ese hospital de peregrinos, típico de
los grandes pasos fronterizos.
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Desniveles |
En resumen, que sólo con la compañía de José Luis y de
Armando emprendemos esta jornada llena de dudas en lo meteorológico. Y decimos
dudas, aunque en realidad los pronósticos no dejan lugar a ellas. Tras una
madrugada de espanto, Mario de Casa Moliné, nos acerca hasta el arranque, que
hacemos algo pasadas las 6 y entre dos luces. Comenzamos viendo el pico, pero
pronto se le ve frecuentado por malas compañías, a las que no sabe renunciar.
Aun temiéndonos lo peor, y aprovechando la madrugada insistimos en nuestro
empeño. Los primeros pasos se realizan por terreno casi llano, por el fondo del
valle, hasta que los saltos de agua indican que hay que salvar ya los
desniveles que los producen.
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Media vuelta |
La cosa va de mal en peor, hasta que tras haber superado
un gran resalte junto a una cascada, y habiendo pasado como hora y cuarto,
tomamos la decisión de volver sobre nuestros pasos. El monte ahí se queda, en
sus asuntos, que parece le han interesado más que los nuestros. No le guardamos
rencor, pero si no nos quiere nos tenemos que ir. La idea era que el resto del
grupo saliera como un par de horas más tarde y subiera hasta donde subiera,
poderlo coger a nuestro regreso del pico, pero así… cambio de planes. Cuando
conseguimos cobertura les alertamos del panorama, y les proponemos que suban
andando hasta Conangles, a donde nos dirigimos nosotros. Una vez allí, de
vuelta a Aneto. Esa una alternativa para no echar una mañana al olvido.
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Hospital de Viella |
Se consolida el plan. Al llegar nosotros al Hospital
de Viella comienzan a alcanzarnos los nubarrones, y de muy malas maneras, con
agua, viento y frío, lo que hace acelerar el paso. El agua se torna piedra justo al entrar en el
bosque, lo que nos amortigua el arbolado. Aun así,
seguimos por la pista decididos al encuentro del refugio, al que finalmente
llegamos en medio de una gran tormenta de granizo. Almorzar y esperar es en lo
que ocupamos el tiempo, hasta que a las dos horas llega el grupo, habiendo sido
pasto también del mal tiempo. Es su momento de almuerzo. Y cuando parece que se
han calmado ya los elementos, emprendemos el camino de vuelta a Aneto, a donde
llegamos tras más de dos horas de descenso.
El mal tiempo se consolida por la tarde, que pasamos a
cubierto. Tras la cena, los postres, el brindis, los reconocimientos y… cómo
no, los cánticos llenan el espacio del comedor. Emoción. Y a la cama.
Resumen técnico sexta etapa: Hospital de Viella – Aneto.
Distancia:
16,9 Km.
Tiempo
total: 8h 30’. En movimiento: 4h 30'.
D+: 1.015
m. D-: 1.050 m.
Altura
Máxima: 1.940 m. (Punto de retorno Mulleres). Mínima: 1.286 m
Sábado, 23
de julio. Séptima jornada: Hospital de Viella – Viella. Séptima jornada, sí, pero para el grupo, cuya
disciplina abandonamos para hacer el tránsito a Jaca, ya que mañana nos espera
otra movida con el club. Una etapa que ya conocemos, ya que desde el refugio de
Conangles ya hicimos hace dos años. Esta vez, con unos cientos de metros menos,
la hacen desde el Hospital de Viella, para cruzar su puerto y caer en Viella,
tras un largo, muy largo descenso.
Por nuestra parte, nos ahorramos la caminata. Es Mario
quien nos acerca hasta Viella, donde tenemos el vehículo para volver a nuestros
orígenes. Han sido, por tanto, cinco días de tránsito en torno al mayor macizo
de nuestra cordillera, a través de un amplio anillo de seis días de
duración, con unos 115 km., con 5.500/6.000
metros de desnivel acumulado (D+), pasando por cinco grandes valles: Arán,
Luchon, Benasque, Castanesa y Barrabés, con cinco grandes collados: Coth del
Infern, Portillón de Benasque, Collado de Basibé, de Salinas y Port de Vielha,
de unos 2.400 metros de altitud media, habiendo ascendido a varios montes,
entre los que destaca el Salbaguardia, de 2.736 metros, como máxima cota de
toda la travesía. Hemos sentido el latir de la montaña. Como diapasones, hemos
vibrado con ella. Y sólo nos podemos mostrar agradecidos, tanto por lo que
hemos hecho como por lo que nos hemos dejado de hacer. Un verdadero placer el
haber compartido caminar y camino con dieciséis incombustibles diesel
trotamontes.
Los tracks, en:
Et. 7. Hospital de Viella – Viella: