domingo, 31 de agosto de 2014

Rocher École d'Esquit

ESCALADA
Rocher École d'Esquit
Domingo, 31 de agosto de 2014


            Las brumas se mecen por entre los entresijos del bosque, trayendo un otoño temprano que los árboles ya presienten. Bosques que respiran Atlántico por todos sus poros, y que nos los encontramos al otro lado de los Pirineos. Es lo que tiene la vertiente norte.

            Y allí nos hemos acercado en esta mañana, última del mes de agosto, para hacer unos toques en la húmeda caliza. Oficio que ya teníamos olvidado y que nos falta mucho, mucho, para ponernos al día. De todos modos es divertido volver a colgarse, volver a sentir la roca entre los dedos, volver a ver el mundo desde algo más de altura.


        Nos hemos soltado en tres o cuatro vías que hemos repetido hasta que nos hemos cansado… que ha sido pronto, claro.



Las fotos, en:

Ordesa desde el alero. Faja de las Flores

AQUERAS MONTAÑAS
Faja de las Flores (2.450 m)
y Tozal del Mallo (2.254 m)
Viernes, 29 de agosto de 2014




            El desarrollo de la raza humana ha sido secularmente por tierra. Cuando necesitó más expansión vinieron las conquistas marinas. Y luego… luego sólo quedaba el aire, que ha ocupado los sueños de los precursores, de los atrevidos, de los osados. Algo de esto último hay que tener para teniendo los pies en el suelo subirse a uno de los aleros de Ordesa, desde donde se tienen las vistas más espectaculares del cañón y de los montes cercanos, sin obviar, naturalmente, todo el cordal de Monte Perdido, desde la Punta de las Olas, hasta los Gabietos. Un lugar sin duda emblemático, y no sólo del Parque Nacional, sino del Pirineo entero.

Primeras trepadas
            Con estas expectativas, y con un no muy buen augurio de tiempo, salimos con Sara y Ástrid para su bautizo fajero. En época estival está restringido el acceso de turismos a Ordesa, por lo que hay que dejarlo en Torla y tomar el autobús, que por unos segundos se nos escapa el de las ocho, pero no preocuparse, cada quince minutos sale otro. El nuestro con cuatro gatos. Mañana indecisa en lo meteorológico. Nubes por arriba desperezándose, nubes por abajo ya desperezadas, y que más nos preocupan, quizá por eso, y porque en privado se hayan citado sobre nosotros a lo largo de la jornada. Iremos viendo, siempre hay tiempo de rectificar.

En la chimenea
            La Faja de las Flores es un itinerario prácticamente llano, colgado como a unos 2.400 metros de altitud, que son en vertical más de mil sobre la Pradera, y que recorre el macizo del Gallinero, uniendo el circo de Cotatuero con el de Salarons. Se puede hacer en las dos direcciones. Por Carriata, parte inferior de Salarons, hay dos alternativas, clavijas o sendero por la Fajeta, que también tiene sus tramos de trepada. Y por Cotatuero, por sus clavijas, que no tienen alternativa. Éstas últimas llevan asociada una pequeña chimenea, con clavos algunos doblados, y muy espaciados, al menos para los que no llegamos a la talla media. Hay que añadir que es un cauce natural de agua, y que normalmente está mojada, o incluso escurre agua. Todo esto lo decimos porque siempre es más aconsejable pillarla de subida que de bajada, por lo que la mejor dirección para disfrutar de la faja es la de este a oeste, es decir, la de salida del valle.

En las clavijas de Cotatuero
                Pues bien, esa decisión hemos tomado antes de ponernos a andar, que lo hacemos desde la Pradera en dirección a la entrada de Cotatuero. Muy poca gente en el valle. Nadie en nuestro camino, que vamos haciendo subiendo por el bosque, por un bosque desorientado, desconcertado, no entiende qué está pasando con el tiempo que tantas variaciones tiene, con las estaciones que también han perdido su esencia, su rumbo, su norte. Es algo que aturde, que desequilibra a los seres vivos, y si la salud es equilibrio... Con estas y otras reflexiones vamos subiendo impenitentemente por un camino de bosque que deja entrever, y creemos que va en aumento, ya demasiados ejemplares de árboles cuyos habitantes se han ido a morar a otros sitios. Quizá tenga relación con lo que estamos diciendo. 

Con el circo colgado de Cotatuero
            Pero sigamos. El trazado del camino nos va acercando al cauce del barranco, y es algo sonoro, es algo de lo que nos vamos apercibiendo. Media hora larga y llegamos al abrigo de troncos, muy próximo a ese puente desde el que se inicia la Faja Canarellos, que acerca al caminante hasta el Circo de Soaso. Un cuarto de hora más y dejamos a nuestra izquierda el desvío para otra faja, la de Racón, hermana pequeña de la que hoy nos ocupa, y que recorre el mismo macizo a menor altura.




Clavijas de Cotatuero
Foto de época de todocolección.net
            Al cabo de hora y media escasas llegamos ya a la otrora infranqueable muralla que cierra este Circo de Cotatuero. Merece la pena detenerse un poco ante esto. Muchas leyendas e historias se entremezclan a uno y otro lado de los Pirineos. El hombre siempre ha buscado pasos para permeabilizarlo y hacer más fáciles sus tareas de pastores, peregrinos, cazadores, contrabandistas, arrieros, que de una u otra forma siempre han querido mermar la dificultad que han ofrecido algunos de los pasos que ofrecían acortar distancias. En esta ocasión, estamos hablando de la ruta más corta entre Torla y Gavarnie, que tiene su paso natural por la Brecha de Rolando, y como acceso por Ordesa, por este Circo de Cotatuero.

            Fue Bartolomé Lafuente, a la sazón herrero de Torla, el que recibió en 1881 el encargo del cazador inglés Edward Buxton, para fabricar e instalar 33 clavijas en este imposible paso. Se dice que fue la primera equipación de España, y que fue el mismo Lafuente, el que ayudado por su paisano y pescador de truchas Miguel Bringola el que las colocó taladrando la roca. También se sabe que el coste para el inglés fue de 250 pesetas de la época. Y también, que no las usó, porque por motivos familiares tuvo que volver a Londres, y ya nunca regresó. Evidentemente, los precursores del montañismo no vieron con buenos ojos ese “ultraje a la montaña”, pero con el tiempo, no sólo se fueron acostumbrando a ellas, sino que las pasaron y traspasaron. Como nosotros.

Tobacor
          Tomando las debidas medidas de seguridad, acometemos la subida por la chimenea para encarar ya el paso de las clavijas. Suspendidas en los abismos de Cotatuero, se van pasando horizontalmente, hasta alcanzar los últimos pasos en vertical. Una corta trepada nos sube a un plató por cuyo seno se deslizan las aguas de este barranco ignorantes de lo que les espera. Algo muy común en los seres vivos. Este plató es la antesala de un precioso valle colgado que visualmente nos va a acompañar durante toda la subida hacia la entrada a la faja. Para ello hay varios itinerarios, unos más largos y suaves, y otros más cortos y abruptos. Optamos por uno de estos últimos, que primeramente nos va subiendo por sendero de hierba, flanqueado por enormes colonias de lirios que con su color azul intenso, viven su primavera particular. El contrapunto lo da algún ejemplar albino. Precioso. Conforme vamos ganando altura, conviven con pobladísimas colonias también, de Edelweiss.



Pico Blanco, Taillon, Dedo, Falsa
Brecha, Bacillac, Brecha y Casco
            Nos enfilamos hacia un enorme murallón calizo, con muchas canales que lo superan, pero no todas son válidas, además hay senderos que te despistan. Hay que estar muy atento a los hitos, para salvarla sin más dificultad que la propia de la pendiente. Una zona kárstica nos da la bienvenida a este mundo de espacios casi infinitos, cerrados al norte por el largo cordal que va desde los Gabietos, que miran a Bujaruelo, y la Punta de las Olas, que mira al collado de Añisclo. Entre unos y otros, el Pico Blanco, Taillon, Dedo, Falsa Brecha, Bacillac, Casco, Marboré y sus Cascadas, Espalda y Cilindro, Boudrimones, Soum de Ramond… y entre estos últimos, la joya de la corona, el Monte Perdido.

Marboré, Cilindro, Perdido, Soum
de Ramond y Punta de las Olas
            Sin ensimismarnos demasiado, que aún queda mucha tela que cortar, nos aupamos ya definitivamente hasta una enorme roca que, a la misma altura que la faja, marca ya el camino de acceso, que nos deja en otra gran piedra también. Aquí nos despedimos de estas vistas norteñas que tanto nos han embelesado y que hay que hacerles un buen sitio en nuestra memoria, ya empañadas por las primeras nubes que comienzan a engullir las alturas. Bien. Comenzamos la Faja de las Flores, que a lo largo de sus 3 kilómetros recorre las alturas de la Punta Gallinero. Algo menos de una hora de auténtico éxtasis visual y emocional para recorrer este singular itinerario de difícil acceso.

Disfrutando...
            A mitad de recorrido es cuando nos cruzamos con los primeros seres vivos de dos patas en todo el día. Una pareja de ingleses entrados en años. Otra pareja de jóvenes. Y otra. Nada más. Al llegar al Circo de Salarons ya vamos viendo las intenciones, las negras intenciones de los nubarrones que como sospechábamos se han dado cita sobre nosotros. Son casi las dos de la tarde y toca bajar. En un cuarto de hora nos presentamos en un plató en la parte superior de Carriata, donde está el desvío para las clavijas o la Fajeta. También, aunque no lo indica, se puede tomar el sendero para ir al Tozal del Mallo, que ahí está en su soledad, y que vamos a remediar, al menos por unos momentos.

... de la travesía
            Por agradable camino de tasca primero, y asomándose ya a los abismos en segundo término, nos acercamos hasta el collado que lo une a los inmensos paredones de Mondarruego. Cuatro pasos más y llegamos hasta la cima de este emblemático mallo, guardián desafiante y altivo de la entrada a Ordesa, pero asequible y manso desde estas alturas. Poco tiempo, muy poco tiempo en la cumbre, porque las nubes van avisando poco a poco. Volvemos al plató del cruce y tomamos la opción de la Fajeta, que si bien no tiene el inconveniente de bajar las verticales clavijas, no está exenta de dificultad por los destrepes que vamos encontrando. Media hora de adrenalina pura antes de llegar a la sirga. Y otra media hora ya de buen sendero para alcanzar el desvío de la Faja de Racón, por donde comienza ya a llover, débil pero persistentemente, que sólo aliviamos con la entrada en el bosque.

            Salimos a Casa Oliván, y en dos patadas subimos a la Pradera, donde el autobús de las cinco está presto para salir, y lo hace con nosotros. Cansados, pero felices, porque hemos hecho todo lo planeado y el tiempo, para lo que se preparaba, aún nos ha respetado. Han salido 16,7 km, en 8h 15’ de tiempo transcurrido, con 4h 50’ en movimiento, para hacer unos 1.400 metros de desnivel positivo acumulado, y lo mismo de descenso. Gracias a estas campeonas, por haberme acompañado en esta excepcional ruta.


Las fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/FajaDeLasFloresYTozalDelMallo

El trac, en:

jueves, 28 de agosto de 2014

Virgo evolutivo

VIRGO evolutivo
23.ago.14 04:46
23.sep.14 02:29
(hola solar)



          Virgo nos acompaña al final del verano. Como venimos haciendo, tras definir con sendas frases sus arquetipos involutivo y evolutivo, pasamos a dar unas pinceladas de lo más destacado atendiendo al nivel de evolución del individuo.


            El Arquetipo Involutivo es: “que reine la materia”, porque el individuo se hunde en la materia, a pesar de que subconscientemente busca su alma, y por ello, se propone analizar e investigar todo a su alrededor.  El Arquetipo Evolutivo es: “yo soy la madre y el hijo, soy materia, soy Dios”, para lo que una vez agotadas sus pretensiones investigadores en el plano material, es capaz de descubrir las facetas intuitivas de la mente, abriendo las  influencias de su propia alma.

            El Tipo Inferior de Virgo es introvertido, incapaz de comunicarse, lo que le dificulta la adaptación y la integración. Como alma joven, es inseguro y se apega a lo tradicional a lo moral, represión que le inhibe a la hora de mostrar su afectividad y de vivir con normalidad su sexualidad, con la lógica frustración, escorando, en ocasiones hacia el extremo opuesto, convirtiéndose en extremadamente vicioso y libertino. Hasta llegar a ese posible momento, se muestra muy puritano, pensando que gozar de la vida es pecado, y que es necesario el mortificarse. Al ir madurando, se va haciendo materialista, y propenso a llevar demasiado lo práctico hacia el escepticismo y la duda.

            El Tipo Medio de Virgo tiene angustia por lo desconocido, apoyándose en su sensatez, y sometiendo la vida y sus manifestaciones a un cálculo razonado y reflexivo, pasando todo por su criba personal, perdiéndose con frecuencia en los detalles. Solitario, poco hablador, introvertido, tímido, que tiende a levantar una barrera psicológica difícil de derribar, acumulando esas tensiones que le hacen aumentar su nerviosismo, haciéndose excitable. Demasiado organizado y repetitivo en sus hábitos, lo que le confiere un cierto grado de tranquilidad. No es ambicioso, conformándose con poco. Servicial. Crítico, y escéptico ante cualquier cosa que no se pueda demostrar. De naturaleza práctica, no soporta las demoras, ni los detalles descuidados, ni perderse en los objetivos. De búsqueda constante del alma, pero se pierde en la racionalización de las cosas, en la concreción, en el análisis.

            El Tipo Superior de Virgo, en su proceso evolutivo busca proteger, nutrir y desarrollar la vida del alma, porque en anteriores etapas, inconscientemente, es algo que protegía, inclinándose ahora hacia la pureza, hacia el misticismo. Buscará ese Cristo interior que le propicia analizar e investigar todo, pero bajo un aspecto ya mucho más elevado. Cuando agota sus esfuerzos investigadores en el plano puramente material, descubre las facetas intuitivas de la mente, y se abre a las influencias de su propia alma, descubriendo su verdadero ser, lo que le lleva a un anhelo de servir a los demás, de acuerdo al Plan Evolutivo, pasando del servilismo al auténtico servicio, sometiéndose al deber general, que asume como una parte global de la salvación humana.

            Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Virgo y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.


                 
                El orto del sol al comienzo y final de Virgo, es (hora solar):
23 de agosto                   amanece 05:33
23 de septiembre           anochece 18:11


                Las lunas de este mes de Virgo, son (hora solar):
·         Nueva, en Virgo                             Lunes, 25 de agosto, a las 14:14
·         Creciente, en Sagitario                 Martes, 2 de septiembre, a las 11:12
·         Llena, en Piscis                             Martes, 9 de septiembre, a las 01:39
·         Menguante, en Géminis                Martes, 16 de septiembre, a las 02:06

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Fuente del texto: Apuntes extractados de Antroponomía y Vitacultura
Imágenes: Extraídas de diversas web


Las Frondiellas, tierra que casi vuela

AQUERAS MONTAÑAS
Las Frondiellas
Aguja Cadier (3.016 m)
Frondiella Norte (3.053 m)
Pico de la Frondiella (3.060 m)
Frondiella Central (3.049 m)
Lunes 18 de agosto de 2014



            Cuando en la vida tienes algún déficit, ésta te va llevando, te va llevando… porque no quiere que te quedes con sueños sin cumplir. No hace ni mes y medio que estuvimos por estos pagos haciendo el pico Cristales, donde comienza la Cresta del Diablo, afamada por su dificultad, y que conecta esta cumbre con la del Balaitús. Y es que el Balaitús es mucho Balaitús. Hoy, nos proponemos hacer otra cresta de este macizo, las Frondiellas, que si bien no se puede decir que como la anterior llegue hasta él, sí que está en su macizo, en sus dominios, y más asequible al común de los mortales.

En la presa del ibón de Respomuso
            Cinco mayencos nos juntamos en esta ocasión. Con Sara, Luis, Josemari y Rafa, para no hacer más penosa la jornada, optamos por subir al refugio de Respomuso la víspera, de modo que nos quitamos casi la mitad del desnivel de ascenso. Es lo que hacemos. Partimos de la Sarra, y en dos horas alcanzamos la presa del ibón, custodiado por Nª Sª de las Nieves. Veinte minutos más y ya estamos en el refugio, que para ser domingo por la tarde goza de mucha actividad. En resumen, que está petao.

Primeras luces sobre las cumbres
         La tarde va terminando de caer sobre el circo de Piedrafita y sus picos, cuyas largas sombras se van afilando en el horizonte. Su paulatino oscuro manto va cubriendo con delicadeza montañas y valles. Mientras todo ello ocurre, dentro bulle la actividad propia de la cena. Pronto al catre, para levantarnos sobre las seis y desayunar en el primer turno. Noche de refugio. Y la mañana? La mañana amanece serena, sin saber muy bien lo que le espera, como nosotros. Amanece como es ella. Amanece calma, serena, como se fue la tarde, como si se hubiera dejado algo inconcluso. Salimos con ella de la mano.


La lucha del sol contra la Cresta del Diablo, genera contrastes que cubren
de forma tétrica el espacio de la Vuelta Barrada


Primeros pasos a cuatro patas
            Salvo los primeros pasos, que son para bajar las escaleras metálicas del refugio, el resto ya son entre para arriba y endiabladamente para arriba, con la ventaja de que pronto vamos tomando altura y perspectiva sobre esta extraordinaria cuenca. Amenazante, se va perfilando en el horizonte la Cresta del Diablo, que para los más expertos une el Cristales con la cabeza del macizo, con la mismísima cumbre del Balaitús. Sus afilados dientes dejan entrever ya un sol que viene a nuestro encuentro, formando unos contraluces espectaculares en este enorme espacio de la Vuelta Barrada, que aún mantiene en su seno alguno de esos vestigios glaciales en forma de ibón. Pronto los neveros se suceden, neveros que vamos capeando con más o menos cuidado, hasta que nos encontramos con el definitivo. Largo, empinado, y cuanto más se alarga, más empinado. Crampones y piolet. Un cuarto de hora largo, a cada minuto le correspondía un grado más de desnivel.

Progresando por la Brecha Cadier
            Finalmente, y salvando una salvaje rimaya, nos volvemos a encaramar ya en la roca, y a cuatro patas. La Cresta del Diablo no nos quita ojo, pero nosotros a lo nuestro, que no es otra cosa que ir progresando en esta canal que llaman la Brecha de Cadier, hasta llegar al collado, que da vista ya al mundo Arriel. Estamos ya a 2.995 metros, y se puede decir que aquí comienzan las Frondiellas, esta cresta que sustenta al Balaitús por el oeste. Opcional es subir la Aguja de Cadier (3.016 m). La subimos, aunque nos tenemos que contentar con hacer cumbre con las manos, ya que con los pies es imposible, la afilada arista cimera nos lo impide. Pero nos conformamos, claro, especialmente al aparecer ante nuestra vista al padre del macizo, la cumbre del Balaitús.

En la cima de la Aguja Cadier

Subiendo hacia Frondiellas
            Si cuidado hay que tener para subir, más para bajar. De nuevo al collado y nos disponemos a subir ya hacia las Frondiellas. En poco más de media hora sorteando bolos a dos y a cuatro patas, pasamos por la cima Norte (3.053 m), para seguir durante otro cuarto de hora más y alcanzar el pico, que con sus 3.060 metros es la cumbre más alta de todo este bello cordal. Pero aún queda otra, la Central (3.049 m), con lo que concluimos los cuatro tresmiles. Desde aquí existe la posibilidad de seguir hasta la Occidental (2.992 m), pero pilla ya algo más separada, y tendría que ser a base de destrepar, incluso rapelar, y volver a subirla. Hay una opción, y es la de bajar por donde debemos hacerlo y acometerla desde allí, pero ya hemos tenido bastantes emociones por hoy. Y no es porque no llega a tres mil, eh?, que la queremos igual.

En la cima del Frondiella Norte

Balaitús
            Nos disponemos a afrontar el largo, larguísimo, descenso. Hay que seguir cuidadosamente los hitos, puesto que hay pasos que o los coges bien o te enriscas. Llegamos a nuevos neveros, que optamos por pincharlos, aunque el amigo Josemari nos vuelve a dar otra lección de bajar a escoba. Más bolos, más bajada. Dudas y más dudas para seguir encarando la bajada, que nos resuelve el mapa del GPS, haciéndonos bajar por lugares que no hubiéramos sospechado. Casi tres horas desde la última cumbre hasta el Inferior de Arriel. Son un grupo de ibones estos de Arriel que viven en unas cubetas que forman el Balaitús con sus Frondiellas, el Pallas y los picos de Arriel. Sí, viven, y lo hacen a gusto, a pesar de estar represados.

Mundo Arriel y Palas

Comenzando el descenso
            Nos hace duelo perder altura, y salir de este entorno siempre mágico de agua y roca, pero no hay más remedio. Salimos al barranco de Arriel, por donde baja el agua que le permiten los ingenios hidráulicos, asomados ya al valle del Aguas Limpias, más cerca o más lejos de esta corriente de agua que lo alimenta. Llegamos en una hora al GR 11, cerrando de ese modo el círculo que abrimos ayer a nuestro paso por aquí camino del refugio de Respomuso. Otra hora más, que recordamos, en montaña siempre es la que sobra, y llegamos a la Sarra al cabo de más de nueve de andanzas hoy por estas montañas, por estas crestas, por estos ibones y barrancos, por estas subidas y bajadas que templan el cuerpo y el espíritu. Contando con lo de ayer, han sido 20,9 km, en un tiempo transcurrido aproximado de 12 horas entre las dos jornadas, con 7 en movimiento. Con 1.825 metros de desnivel positivo acumulado, que fue fraccionado entre los dos días, y lo mismo de descenso, que nos los hemos comido todos hoy. Gracias a todos, especialmente a Luis, que se ha prestado amablemente a marcarnos el camino, un camino que nos ha llevado a hacer los cuatro tresmiles de esta preciosa arista.

En la cima del Pico Frondiellas

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miércoles, 27 de agosto de 2014

Monte Grosín

IXOS MONS
Grosín (1.422 m)
Sábado, 16 de agosto de 2014


            En ocasiones, la grandeza está en las pequeñas cosas. Los montes pequeños también merecen nuestra atención. Hoy hacemos una circular para alcanzar el Grosín, una cima menor cerca de Jaca, pero que en su humildad se ha sabido alzar por encima de las demás en esta Sierra d’Angelé, que vierte a dos aguas, contentando por igual al Lubierre y al Aragón, al que rinde. Un Lubierre que pasa a los pies de San Adrián de Sasabe, que tanta importancia tuvo en la fijación del territorio en la antigüedad, en tiempos de la reconquista, y por la vega de Borau, que con sus mil metros de altitud ocupa la cabecera de este valle, y que buena parte de su término municipal está integrado en el Parque Natural de los Valles Occidentales.

Collado de Serés
            Partimos pues de la Tiña de Barrio, comúnmente llamada como la fuente de la central. Dejamos el puente Oliván a la derecha para comenzar a subir por la pista, de la que a las pocas decenas de metros sale un sendero a mano derecha que para por Marcuello y sigue monte arriba, siempre por bosque, ganando altura sin parar. En algún momento sale a la pista, para abandonarla en poco. Se pasa por una vieja caseta forestal en ruinas, y ya en un tramo de pista, junto a una cabaña de piedra bien conservada.

Sendero cimero
            Desde el arranque, una hora hasta el collado. Tomamos dirección NW por la pista que va en busca de la de la Sierra d’Angelé, en claro giro al norte. Al terminar de recorrer la base del monte, y justo antes de una barrera se toma el sendero a mano izquierda, que emboscados de nuevo nos sube hasta la cumbre, en la que tras hora y tres cuartos desde el comienzo, encontramos un vértice geodésico con una piedra plana encima, que nos informa del nombre del monte y de su altitud, 1.422 metros, que aunque humilde no le impide asomarse hacia todo su alrededor para contemplar las vistas que alcanza.

Alto Valle del Aragón
            Por el norte, a sus pies, la Sierra d’Angelé y el valle del Lubierre, con Borau en su cabecera; por encima de ello, la barrera pirenaica, desde todas las montañas de los Valles Occidentales, hasta las más cercanas del Valle del Aragón. Más al este, el macizo de Collarada, con toda la corona de Ip, Partacua, Tendeñera, montes panticutos… Al otro lado, nuestra Peña Oroel y la Sierra de San Juan de la Peña, que como Sierras Exteriores del Pirineo cierran por el sur esa depresión que se da en llamar la Bal’ancha, y que tiene su continuidad en la Canal de Berdún.

Peña Oroel, dominando el Campo de Jaca
            La bajada la hacemos por otro sendero, el que se toma hacia el sur. Nada más salir de la cima encontramos los restos de antiguas fortificaciones, hay quien dice que construidas como apoyo al fuerte de Rapitán, que tenemos al otro lado del valle del Aragón. Este sendero es más incómodo que el que hemos tomado para subir, por el terreno y porque está expuesto al sol, que nos machaca pero bien.

Parroquial de San Adrián,
en Guasillo
            Llegamos a una pista, en la que los indicadores nos anuncian que es el camino elegido para su difusión. A la izquierda iríamos al collado de Serés, para bajar por el mismo itinerario por el que hemos subido. Optamos por ir a la derecha, hacia el W, hasta llegar a la cabecera del barranco de Castelillo, por cuyo sendero nos metemos para en veinte minutos llegar a la pardina de las Planas, habiendo salido los últimos pasos a un cortafuegos.


            Dejamos la corona del Villar a la derecha y seguimos por la pista que acompaña al barranco, hasta que damos con el camino de la Solana, que viniendo de Caniás, nos va a llevar hasta Guasillo primero y Asieso después. Bajada por la carretera hasta antes de llegar a Puente Nuevo, para meternos a la izquierda, hacia la central, y volver al punto de partida. A gusto. Una buena forma de pasar la mañana. Distancia: 16,7 km. Tiempo transcurrido: 4h35’. En movimiento: 3h 45’. Desnivel positivo acumulado: 875 metros. Negativo, el mismo.



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lunes, 25 de agosto de 2014

Por las nubes de Canfranc

AQUERAS MONTAÑAS
Paso del Sarrio
Jueves 14 de agosto de 2014


            A dos días de haber vuelto de tierras búlgaras, y para que no se nos enfríe el cuerpo, nos echamos de nuevo al monte. Y una buena forma de hacerlo es con esta travesía que tanto nos gusta, y que une los dos núcleos de población de Canfranc, el alto y el bajo, los arañones y el quemau, el de la estación y el pueblo… como queráis llamarlos.

El bosque nos va desvelando sus misterios
            Creemos que la mejor opción es cruzar el Paso del Sarrio de bajada por Estiviellas, así es que de nuevo por aquí. Dejamos el coche en Canfranc pueblo, y a dedo subimos hasta la estación, para meternos por el paseo de los Ayerbe y entrar de lleno en el bosque. La mañana se ha levantado ya, pero el sol aún no ha entrado en el valle. Lo va haciendo poco a poco, y nos pilla ya en la subida. Una subida siempre deliciosa, por entre los claroscuros que nos van haciendo guiños.

Paso de Estiviellas
            Salimos del bosque, y algo más arriba… Hora y media tranquila para llegar hasta la llamada Olla de Estiviellas, desde donde se van sucediendo las zetas hasta llegar a la cabaña, que llamaremos refugio de Estiviellas, de sólida construcción, y que ya podía estar mejor acondicionada. Se encuentra en un pseudo collado debajo mismo de la roca de este macizo. Para llegar hasta aquí, hemos dejado a nuestra derecha los desvíos para el pico del Águila y del Borreguil de la Cuca. Dos horas y media largas. Bocado, contemplación y fotos. Canalroya, de Izas, la Raca, Anayet, Midi… y más al oeste todo el mundo Collarada-Ip, con Moleta, Tronqueras, Pala de Ip, Punta Ezcarra, Collarada, que coronan este bello circo.

Nuestro objetivo a tiro
            Nos metemos ya en el punto más delicado de la travesía, que si bien no tiene ninguna dificultad técnica, hay que hacerlo con sumo cuidado, ya que el patio es importante, y las tentaciones de contemplar las vistas también. Recomendación?, la de siempre, para mirar, parar. Importante. En la segunda parte hay una amplia chimenea que tampoco ofrece dificultad, es cuestión de fijarse bien y tantear dónde se ponen las manos y los pies. Finalmente se llega al paso, que nos da vista al mundo Lecherines por arriba y Gabardito por abajo. Más fotos, más contemplación.

Camino del cielo
            De bajada cambia radicalmente el terreno, que si hasta ahora era herboso, se convierte en incómoda pedrera, pero es lo que hay. En quince o veinte minutos pasamos por el desvío de la Gruta Helada de Lecherines, y claro, cómo no entrar. Pues eso, que nos acercamos a ella, y tras superar un todavía enorme nevero en la entrada, accedemos a ella  y constatamos la languidez en que se han convertido los hielos invernales… pero aún queda algo por los suelos.

Mundo Lecherines
            Seguimos bajando, con lo que ello supone de ir perdiendo perspectiva sobre los montes que cierran estos espacios. Pronto la piedra se torna hierba para alcanzar la majada, donde echamos otro bocado al amor de las aguas del abrevadero. Casi una hora más hasta Gabardito, para luego bajar por el barranco de Aguaré, siempre menos frecuentado que el de los Meses. Hoy, nada frecuentado. Sólo nosotros, el bosque, el río y algún trozo de cadena para salvar con más comodidad un par de tramos más comprometidos.

Barranco de Aguaré
            La salida se efectúa cuando el barranco se topa con la carretera, a la altura de la gasolinera, y en dos patadas más, al coche. Una extraordinaria jornada de monte, en la que hemos recorrido 16,7 km, en 7h 40’, de los que 5h 15’ han sido de actividad, para subir 1.235 metros de desnivel positivo acumulado, y descender 1.485. Buen regreso a los Pirineos hemos tenido.










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La ruta, en: