AQUERAS MONTAÑAS
Las Frondiellas
Aguja Cadier (3.016 m)
Frondiella Norte (3.053 m)
Pico de la Frondiella (3.060 m)
Frondiella Central (3.049 m)
Lunes 18 de agosto de 2014
Cuando en la vida tienes algún
déficit, ésta te va llevando, te va llevando… porque no quiere que te quedes
con sueños sin cumplir. No hace ni mes y medio que estuvimos por estos pagos
haciendo el pico Cristales, donde comienza la Cresta del Diablo, afamada por su
dificultad, y que conecta esta cumbre con la del Balaitús. Y es que el Balaitús
es mucho Balaitús. Hoy, nos proponemos hacer otra cresta de este macizo, las
Frondiellas, que si bien no se puede decir que como la anterior llegue hasta
él, sí que está en su macizo, en sus dominios, y más asequible al común de los mortales.
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En la presa del ibón de Respomuso |
Cinco mayencos nos juntamos en esta ocasión. Con Sara, Luis, Josemari y Rafa, para no hacer más penosa la
jornada, optamos por subir al refugio de Respomuso la víspera, de modo que nos
quitamos casi la mitad del desnivel de ascenso. Es lo que hacemos. Partimos de
la Sarra, y en dos horas alcanzamos la presa del ibón, custodiado por Nª Sª de
las Nieves. Veinte minutos más y ya estamos en el refugio, que para ser domingo
por la tarde goza de mucha actividad. En resumen, que está petao.
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Primeras luces sobre las cumbres |
La tarde va terminando de caer
sobre el circo de Piedrafita y sus picos, cuyas largas sombras se van afilando
en el horizonte. Su paulatino oscuro manto va cubriendo con delicadeza montañas y valles. Mientras todo ello ocurre, dentro bulle la actividad propia de la cena. Pronto
al catre, para levantarnos sobre las seis y desayunar en el primer turno. Noche de refugio. Y la mañana? La
mañana amanece serena, sin saber muy bien lo que le espera, como nosotros. Amanece como es ella. Amanece calma, serena, como se fue la tarde, como si se hubiera dejado algo inconcluso. Salimos con ella de la mano.
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La lucha del sol contra la Cresta del Diablo, genera contrastes que cubren
de forma tétrica el espacio de la Vuelta Barrada |
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Primeros pasos a cuatro patas |
Salvo los primeros pasos, que son
para bajar las escaleras metálicas del refugio, el resto ya son entre para arriba y
endiabladamente para arriba, con la ventaja de que pronto vamos tomando altura
y perspectiva sobre esta extraordinaria cuenca. Amenazante, se va perfilando en
el horizonte la Cresta del Diablo, que para los más expertos une el Cristales
con la cabeza del macizo, con la mismísima cumbre del Balaitús. Sus afilados
dientes dejan entrever ya un sol que viene a nuestro encuentro, formando unos
contraluces espectaculares en este enorme espacio de la Vuelta Barrada, que aún
mantiene en su seno alguno de esos vestigios glaciales en forma de ibón. Pronto
los neveros se suceden, neveros que vamos capeando con más o menos cuidado,
hasta que nos encontramos con el definitivo. Largo, empinado, y cuanto más se
alarga, más empinado. Crampones y piolet. Un cuarto de hora largo, a cada
minuto le correspondía un grado más de desnivel.
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Progresando por la Brecha Cadier |
Finalmente, y salvando una
salvaje rimaya, nos volvemos a encaramar ya en la roca, y a cuatro patas. La
Cresta del Diablo no nos quita ojo, pero nosotros a lo nuestro, que no es otra
cosa que ir progresando en esta canal que llaman la Brecha de Cadier, hasta
llegar al collado, que da vista ya al mundo Arriel. Estamos ya a 2.995 metros,
y se puede decir que aquí comienzan las Frondiellas, esta cresta que sustenta
al Balaitús por el oeste. Opcional es subir la Aguja de Cadier (3.016 m). La subimos,
aunque nos tenemos que contentar con hacer cumbre con las manos, ya que con los
pies es imposible, la afilada arista cimera nos lo impide. Pero nos
conformamos, claro, especialmente al aparecer ante nuestra vista al padre del
macizo, la cumbre del Balaitús.
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En la cima de la Aguja Cadier |
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Subiendo hacia Frondiellas |
Si cuidado hay que tener para
subir, más para bajar. De nuevo al collado y nos disponemos a subir ya hacia las
Frondiellas. En poco más de media hora sorteando bolos a dos y a cuatro patas,
pasamos por la cima Norte (3.053 m), para seguir durante otro cuarto de hora
más y alcanzar el pico, que con sus 3.060 metros es la cumbre más alta de todo
este bello cordal. Pero aún queda otra, la Central (3.049 m), con lo que
concluimos los cuatro tresmiles. Desde aquí existe la posibilidad de seguir
hasta la Occidental (2.992 m), pero pilla ya algo más separada, y tendría que
ser a base de destrepar, incluso rapelar, y volver a subirla. Hay una opción, y
es la de bajar por donde debemos hacerlo y acometerla desde allí, pero ya hemos
tenido bastantes emociones por hoy. Y no es porque no llega a tres mil, eh?, que la queremos igual.
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En la cima del Frondiella Norte |
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Balaitús |
Nos disponemos a afrontar el
largo, larguísimo, descenso. Hay que seguir cuidadosamente los hitos, puesto
que hay pasos que o los coges bien o te enriscas. Llegamos a nuevos neveros,
que optamos por pincharlos, aunque el amigo Josemari nos vuelve a dar otra
lección de bajar a escoba. Más bolos, más bajada. Dudas y más dudas para seguir
encarando la bajada, que nos resuelve el mapa del GPS, haciéndonos bajar por
lugares que no hubiéramos sospechado. Casi tres horas desde la última cumbre
hasta el Inferior de Arriel. Son un grupo de ibones estos de Arriel que viven
en unas cubetas que forman el Balaitús con sus Frondiellas, el Pallas y los
picos de Arriel. Sí, viven, y lo hacen a gusto, a pesar de estar represados.
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Mundo Arriel y Palas |
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Comenzando el descenso |
Nos hace duelo perder altura, y
salir de este entorno siempre mágico de agua y roca, pero no hay más remedio.
Salimos al barranco de Arriel, por donde baja el agua que le permiten los
ingenios hidráulicos, asomados ya al valle del Aguas Limpias, más cerca o más
lejos de esta corriente de agua que lo alimenta. Llegamos en una hora al GR 11,
cerrando de ese modo el círculo que abrimos ayer a nuestro paso por aquí camino
del refugio de Respomuso. Otra hora más, que recordamos, en montaña siempre es
la que sobra, y llegamos a la Sarra al cabo de más de nueve de andanzas hoy por
estas montañas, por estas crestas, por estos ibones y barrancos, por estas
subidas y bajadas que templan el cuerpo y el espíritu. Contando con lo de ayer,
han sido 20,9 km, en un tiempo transcurrido aproximado de 12 horas entre las
dos jornadas, con 7 en movimiento. Con 1.825 metros de desnivel positivo acumulado,
que fue fraccionado entre los dos días, y lo mismo de descenso, que nos los
hemos comido todos hoy. Gracias a todos, especialmente a Luis, que se ha prestado amablemente a marcarnos el camino, un camino que nos ha llevado a hacer los cuatro tresmiles de esta preciosa arista.
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En la cima del Pico Frondiellas |
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