sábado, 14 de octubre de 2023

Mondiniero y Tozal de Comas, bajo los cielos de Tendeñera... y de Paco

 Año XII. Entrega nº 840



AQUERAS MONTAÑAS
Mondiniero (2294 m)
Tozal de Comas (2342 m)
Jueves, 12 de octubre de 2023


            Georges Sonnier, nacido en la francesa ciudad de Angers en 1918, abandonaba prematuramente sus estudios de medicina, motivado por la guerra, y pronto recibía la llamada de la montaña. Un alma sensible, sin duda, que nos dejó plasmada su visión en su obra maestra, de la que extraemos una frase con permiso de las demás: “El sueño y la acción reconciliados se hermanan en la cima inmaterial. La ascensión se culmina entonces verdaderamente. Y más allá de la acción, pero mediante ésta, pueden brotar el comentario inspirado del escritor o del artista y la armonía de la contemplación. La montaña es uno de los caminos del conocimiento”.




            Y así es, porque siempre aprendemos algo en nuestras salidas a la montaña. Aprendemos algo sobre el entorno, sobre los seres que lo pueblan, aprendemos algo sobre las gentes con las que vamos, pero, sobre todo, y más importante si cabe, aprendemos algo sobre nosotros mismos, sobre nuestra capacidad de admiración, sobre nuestra capacidad de resistencia, sobre nuestra humildad al vernos tan insignificantes entre tan magno escenario. Es todo un proceso el ir materializando esa cima inmaterial de la que nos habla Sonnier, el ir haciéndolo lentamente, sobre el terreno, el ir ganando altura progresivamente, pacienzudamente, sintiendo cada paso, cada respiración, el movimiento de cada brizna de hierba a nuestro paso, sintiéndonos observados por esa fauna en libertad y por todos y cada uno de los seres que habitan las montañas, hasta que alcanzamos la cima, y luego… sintiendo cómo se mece el ser al llegar a la plenitud.


            Es algo, tanto más intenso como consciente seas de todo ello. Y para buscar esa consciencia, para buscar esa plenitud, hoy hemos elegido hacerlo bajo los cielos de la imponente sierra de Tendeñera, ascendiendo a su contrafuerte más oriental, que parte del pico Fenés, escudero del de Otal, por unos frondosos bosques, que van dejando paso a los pastos de montaña que aprovecha el ganado, el poco que va quedando ya, y de cuyos movimientos somos testigos. Pero si nos fijamos en el subtítulo, deambulamos bajo los cielos de Tendeñera, que son los mismos que los de Paco, ese amigo que surcará por ellos desde ese viaje que, prematuramente, emprendió este verano. Seguimos tu track para esta ruta, que es tu ruta, la que nos marcamos hoy; ¡va por ti, Paco! 


            Tendeñera es una de las Sierras Interiores del Pirineo, y sus aproximadamente 17 km de longitud se alzan entre las cuencas del río Gállego y del Ara. Paralela al eje pirenaico, su fachada norte presenta unos enormes peñascales que se dejan caer vertiginosamente sobre las montañas de Sabocos, el Rincón del Verde y el valle de Otal, sin embargo, en la ladera sur presenta unos relieves que conforman contrafuertes intercalados por profundos barrancos. Sarasé/Puyas Lanas y barranco del Infierno, Bachesango y barranco del Puerto, Toronzué y barranco del Sorrosal, Tozal de Suaso y barranco de las Sarriesas, y Mondiniero y Tozal de Comas, que, como el yin y el yang, son a grandes rasgos los que se suceden creando bellos cordales y profundos barrancos. El pico Tendeñera, que toma el nombre del conjunto, se aúpa para elevar sus 2845 msnm sobre el Mondarruego que, a la entrada del valle de Ordesa, disfruta de la misma altitud.


            Pero metámonos en faena. Con las medias luces del amanecer sobre el aparcamiento del barranco del Sorrosal, junto a la carretera, próxima a Linás de Broto, partimos por la misma como unos 700 metros en dirección a Broto. Tomamos una pista a mano izquierda que, como en otros 150, la abandonamos para tomar un sendero a mano derecha, que nos mete muy decididamente en el tupido bosque de cajicos que van fagocitando los bancales que llevan décadas reposando de otras muchas de intensa labor. Como una hora de vueltas y revueltas disfrutando de las esencias del bosque, cuando va clareando y dando paso a los pastos de montaña. La vista se amplía hacia los horizontes, el más alto, el que tenemos enfrente, nuestro primer objetivo, el Mondiniero, que alcanzamos al cabo de hora y tres cuartos desde el arranque. Sin haber llegado al techo de la jornada, ya nos ofrece unas extraordinarias vistas sobre el entorno, especialmente sobre lo más cercano, el roquedo cimero que corona esta impresionante sierra.





            Dejamos atrás el vértice geodésico que culmina esta montaña, y bajamos hasta el collado homónimo, con unos primeros pasos sobre inclinada pendiente, que van buscando la traza del camino. Hemos perdido unos 120 metros, y ahora hay que ganarlos, y 50 más, para llegar, ahora sí, al techo de hoy, a los 2342 msnm del Tozal de Comas que, de forma humilde, pero exigente, se alza sobre el resto de cordales. Todo ello bajo la atenta mirada del pico Otal, y su escudero el Fenés. Las vistas, sobre las que dejamos mecer la mirada, son muy parecidas a las del anterior, al sur el cordal Manchoya-Pelopín-Erata, que forma un circo que acoge por el sur al Sobrepuerto, y que al norte le hace sombra a la vega de Linás de Broto, que fue escenario de la primera edición de la carrera Vuelta Último Bucardo. Al norte, la imponente sierra, con sus tres señas de identidad: Sabocos, Tendeñera y Otal.







            Después de apabullarnos con este ambiente, toca dejarlo atrás, y lo hacemos primeramente perdiendo altura hasta el collado del Cebollar, para continuar bajando por la ladera oeste del cordal hacia el barranco de las Sarriesas, a cuyo seno llegamos tras más de media hora de penoso descenso por pendiente ladera herbosa y sin sendero. Más de cinco horas y media desde el arranque bien se merece un descanso junto al arroyo, en el que nos refrescamos. Unos tres cuartos de hora más en dirección SW para cambiarnos de barranco, y caer al de Planas d’Abozo, donde tomamos ya la pista, aunque no por mucho tiempo, porque un sendero a la derecha nos invita a burlarla, y que nos lleva definitivamente al del Sorrosal, que no abandonamos ya hasta el punto de partida. 










            Una distancia de 14,9 km, recorrida en 8 horas y 35 minutos, con un desnivel acumulado total de 1485 m D+/-, según el GPS, y 1290 m D+/- según Wikiloc. Una exigente y variada ruta por terreno poco frecuentado, a diferencia del cercano Ordesa, cuya entrada han tenido que cortar momentáneamente por exceso de aforo. En nuestras manos está el elegir ser oveja o cabra. Y tú, ¿qué elijes?


Bibliografía:

La montaña y el hombre. Georges Sonnier. Editorial RM (1977)

Web:

Mendikat

Wikipedia

Wikiloc

RAE

IGN

Geamap

Hijo de la Tierra

El Pirineo no se vende






Las fotos, con sus comentarios, y el track

*La publicación de las rutas de este blog, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre su uso.


viernes, 13 de octubre de 2023

Foratulas Central y Oriental, por el circo de Brazatos

 Año XII. Entrega nº 839


AQUERAS MONTAÑAS
Foratula Central (2581 m)
Foratula Oriental (2574 m)
Domingo, 8 de octubre de 2023

            “La ruta sube y se retuerce incansablemente en medio de un fantástico paisaje salpicado de pequeñas cascadas y con los abetos creciendo en inverosímiles posiciones en los verticales murallones de los acantilados. Y en ocho kilómetros de recorrido nos planta en el soberbio circo que cobija al Balneario de Panticosa, a 1636 metros de altura”. Cayetano Enríquez de Salamanca.



ullerco.com

El Pirineo Aragonés

            Este texto, del ínclito Enríquez de Salamanca, está extraído de una de sus numerosas publicaciones, datada en este caso en 1974, cuando hacía ya tres años que lo experimentamos personalmente en nuestra primera subida al balneario. Y sí, lo estrecha de la carretera entonces daba la impresión de que se retorcía mucho más de lo que lo hace ahora, hasta el punto de que en las curvas, el autobús tenía que hacer maniobra al límite de dejar las ruedas bien cerca del precipicio, pero nuestra extrema juventud no veía más allá, sólo veía, o ni siquiera se llegaba a intuir, lo que nos íbamos a encontrar al llegar a ese lugar tan especial, tan sorprendente, y que no deja de hacerlo a pesar de las docenas de veces que lo hemos visitado.



            En efecto, es un lugar muy especial, que data de la época de los romanos, y que muchas han sido las vicisitudes que desde entonces ha soportado, teniendo épocas de gran prestigio y otras de declive, incluso de olvido. En la última de esplendor, nos cuenta el emérito catedrático de Geografía Física, Eduardo Martínez de Pisón, que “El tradicional viaje a los Baños de Panticosa más que responder a una llamada de la montaña era un traslado de gentes urbanas a un enclave también urbano emplazado en el alto Pirineo”. La actual… no sé cómo llamarla, casi es preferible que cada uno lo juzgue. Vale más centrarnos en la riqueza paisajística, esa que tanto nos gusta, y es con esas gafas con las que acudimos de nuevo, para evitar el daño que hace a la vista el ver en lo que se ha convertido. Así que, nosotros sí que acudimos por esa “llamada de la montaña”.


            Aunque son casi ilimitadas las rutas que nos ofrece, básicamente parten de tres puntos, a cual más exigente, ya que el balneario se encuentra en lo más profundo de un circo glaciar. Si al balneario se accede por el sur, los otros tres puntos cardinales, aproximadamente, marcan las salidas. Quizá la que menos hemos visitado es la que parte hacia el este, y que se inicia siguiendo el trazado del GR 11, al que nos incorporamos con su permanente zigzagueo mientras vamos contemplando cómo los incipientes rayos solares van iluminando las cimas de enfrente, Argualas, Algas, Garmo Negro… todos nos devolvían esas primeras luces matutinas. Al cabo de una hora del arranque, dejamos a la izquierda el desvío para el mundo Lavaza.



            En cuarenta minutos más encontramos una tablilla que nos indica a los ibones de Brazatos, punto en el que abandonamos el GR 11 para tomar un sendero a la derecha y dirigirnos al Inferior, que encontramos plácido, muy plácido en su cuenca. No dejamos de mirar nuestros objetivos, las Foratulas que, al estar en el otro lado de este gran circo, nos obliga a rodearlo en toda su amplitud. Una hora tardamos en llegar al paraje llamado Hoyas de Brazato, ocupado también por pequeños ibones, vestigios de la época glaciar. Al tiempo que seguimos ladeando, vamos haciéndolo ascendiendo, hasta encontrar el camino que, con más inclinación todavía, nos sube al collado Bajo de Brazato, al menos a uno de ellos, porque los más no se ponen muy de acuerdo en ello. Cuatro horas y media hasta aquí.





            El collado nos da vista al mundo Piniecho en primer término, cuyas dos puntas ya visitamos el año pasado. Un muy breve descanso precede a la continuación de la ruta. Estamos justo a los pies de las montañas que queremos ascender, aunque no lo hacemos todos debido a lo inestable e inclinada de la travesía que hay que realizar por la vertiente sur, hasta encararnos con la más inclinada, si cabe, canal herbosa que nos sube al collado entre las dos cimas. La ley de progresividad invita a empezar por la Oriental, más cercana y algo más baja que la Central, pero nos decidimos por esta primera cuya cima alcanzamos en menos de un cuarto de hora. Bajada al collado entre ambas, para subir a la Oriental. Sus algo más de 2500 metros, altitud muy inferior a los no muy lejanos tres miles de la zona, están compensados con su aislamiento, de modo que ofrecen unas impresionantes vistas sobre el entorno. 










            Es mediodía solar, y la luz, plena ya en los valles, pone nuestras miradas en contacto con esas maravillosas montañas con las que se ha visto salpicada la extensión que alcanza nuestra vista. Es un auténtico privilegio estar aquí y ahora, sintiéndonos conquistados de nuevo por las montañas, que han permitido que, con gran respeto y admiración, nos aupemos a ellas.  


            De nuevo al collado, para desandar la travesía que nos conduce al Bajo de Brazato, en el que no encontramos ya a los compañeros, ya que ha pasado como hora y media desde que los dejamos. Pero no hay problema, porque ya habíamos hablado de la ruta que íbamos a emplear para el descenso, de hecho, conforme vamos bajando se nos van haciendo visibles por donde esas Hoyas de Brazatos, donde nos esperan, para continuar ya juntos lo que queda de descenso, al que le metemos dos horas y media desde el collado, dos menos que para la larga subida.



            Finalmente, tras habernos incorporado al GR 11 en el último tramo, llegamos al balneario tras haber recorrido 10,9 km, en 8 horas y 40 minutos, salvando un desnivel acumulado en torno a los 1035 m D+/-, en una muy buena jornada montañera, en buena compañía.


Bibliografía:

Por el Pirineo aragonés (rutas de La Jacetania). Cayetano Enríquez de Salamanca. Edita el autor (1974)

Fuentes mineromedicinales de la provincia de Huesca. Pablo Saz Peiró. Instituto de Estudios Altoaragoneses (1992)

El Alto Pirineo. Eduardo Martínez de Pisón. Ibercaja (2002)

 

Web:

Uller 

FAM 

Wikipedia 

Wikiloc 

RAE

IGN 

Geamap 

Hijo de la Tierra 

El Pirineo no se vende  






Las fotos, con sus comentarios, y el track

*La publicación de las rutas de este blog, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre su uso.