100 cimas, 100 paisajes. Aragón comarca a comarca
Presentación en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza
el lunes, 2 de abril de 2018... donde tuvo lugar la 101
Esta tarde se presentaba en el IAACC,
conocido popularmente como museo Pablo Serrano, de Zaragoza, el libro “100 cimas, 100 paisajes. Aragón comarca a
comarca”, editado por PRAMES. El acto estuvo presidido por el Consejero de
Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, José Luis Soro, en el
que participaba también el Gerente de PRAMES, Sergio Rivas, quien presentó su
línea editorial, en la que encaja perfectamente la publicación. Seguidamente
dio la palabra al autor, quien esbozó las claves de su libro, sus orígenes,
cómo surgió la idea, las alianzas, el desarrollo con el trabajo de campo y la
posproducción, que ha dado lugar a esta obra que ahora sale a la luz. Cerraba el acto el Consejero, quien remarcaba el gran abanico de posibilidades que abre la publicación en el ámbito del turismo rural. La mesa
de ponentes estaba arropada por personalidades en la primera fila de la platea;
de un lado Juan Martín, Secretario Técnico de la Consejería, Antonio Angulo, del
Gabinete del Consejero, Jorge Marqueta, gerente de Turismo de Aragón, y Jorge
Díez, gerente de SARGA. Y por el otro, Luis Masgrau, Jesús Rivas y Carmen
Maldonado de la FAM, y Chusé Aragüés y Rafa Yuste de PRAMES.
Este párrafo podría servir como nota de prensa de
un evento de presentación de este libro o de otro cualquiera. Frías palabras que,
aun siendo necesarias, no representan el verdadero espíritu de lo que allí se
estaba cociendo. Cierto es que se estaba mostrando en primicia la publicación
de un libro “… imprescindible para Aragón,
y que condensa toda nuestra esencia…”, según palabras de Soro, que como consejero
del ramo lo ensalzaba diciendo que “… sirve para fomentar la movilidad turística y,
por lo tanto, la dinamización social y el desarrollo económico equilibrado y
sostenible”. Añadía que el autor ha
puesto en valor el exhaustivo trabajo realizado en esta publicación que “… además se alinea perfectamente con
los objetivos que perseguimos desde el Departamento: aprovechar todo el
potencial del patrimonio natural y cultural de Aragón para reforzar una oferta
turística única y diferencial”. También que “… nos ayuda a poner en valor la Red de Senderos Turísticos de Aragón,
que nos acercan al paisaje, al patrimonio, a los Espacios Naturales Protegidos
y, sobre todo, nos permite hacerlo en familia, en compañía de los nuestros”.
Palabras que profundizan un poco
más en los objetivos y contenidos del libro que, en un acto como ese se hacía
necesario ensalzar como una herramienta más para fomentar el turismo, turismo
rural, en aras de un acercamiento de los visitantes a nuestras bellezas
naturales. Pero en realidad, el protagonista no era el libro, ni mucho menos su
autor, el protagonista, o mejor los y las protagonistas eran los montes y
montañas de nuestra Comunidad Autónoma, y lo que representan. Una vez apagados
los focos del evento, que nos han deslumbrado al no estar habituado a ellos,
podemos volver a la serenidad de tantos y tantos momentos, se cuantifican en
100, pero son muchos más, los vividos para poder plasmar en una guía de montaña
la forma de llegar a esas tantas cimas de Aragón, repartidas por todo el
territorio, comarca a comarca.
Para hacer este trabajo, el
único mérito que tiene es el de la constancia, la perseverancia, el no reblar. Y
naturalmente, el compromiso, el haber dado la palabra, el acuerdo, el apretón
final de manos, signos todos ellos del carácter aragonés, del que me honro en
ser partícipe. Todo lo demás es dejar fluir la esencia de lo que te inspiran
las montañas, que en el caso de uno es puro sentimiento, es pasión, es poesía,
es interacción, es… tener asimilado que forma parte de las relaciones estrechas
entre dos seres vivos. No es casual
que las cimas estén en lo alto, y las depresiones en los fondos del valle. Reflexión
ésta que bien nos podría servir para el ser humano.
La inspiración
para este trabajo vino del reto que se impuso Carlos Sanz en 2014. Este
montañero aragonés, trasplantado hepático, se propuso, y lo consiguió, subir a
los puntos más altos de todas las comunidades autónomas españolas. Por un lado
quería demostrar que aun con una minusvalía, “si se quiere se puede”, y por
otro el visualizar la necesidad de la donación de órganos. Aun siendo atractivo
el reto, preferí en su momento mantenerme en los límites aragoneses, y sólo con
esa trasposición territorial ya se consiguió duplicar los objetivos, pasando de
17 a 33, que son las comarcas. Hay tres niveles de actuación que el ser humano
tiene que implementar ante cualquier empresa que quiera poner en
funcionamiento. Primero es el mental; de repente, un vehículo, identificado o
no, circula por la autopista de nuestra mente, los radares lo captan, lo interceptan, se nos
ocurre algo. Seguidamente interviene el corazón, con su deber de revestirlo de deseo.
Ya tenemos una idea fría, pensada, madurada… y posteriormente templada, deseada. Sólo nos
queda pasar a la acción. Ésta es la verdadera Trinidad, la verdadera esencia de
la Creación, el pensamiento, con sus valores masculinos, y el sentimiento, con
los femeninos, alumbran una criatura: la voluntad para llevarlo a la acción.
Y esta idea,
madurada y deseada, se configuraba en torno a dos líneas maestras: las montañas
y el territorio, dos elementos presentes en la esencia de PRAMES desde su
fundación hace treinta años, están en su ADN, por lo que no fue difícil
conectar. La cuestión es que la idea tuvo recorrido de ida y vuelta, ya que en
la editorial, sin saberlo por mi parte, ya existía de hacía tiempo ese
proyecto, solo que con 3 por comarca, que con el Aneto se completaban las 100, y
fue lo que me ofrecieron, de modo que como uno es de “un paso atrás ni para
coger impulso”, ahí es donde estuvo ese apretón de manos, ese punto de
inflexión para ponerse a trabajar.
Lo inmediato fue
identificar esas 100 cimas, para lo que hubo que revisar mapas, localizar las
zonas montañosas de las comarcas, observar mugas y determinar esas tres cimas
más altas de cada una de ellas, porque inicialmente así se concibió el
proyecto. Acto seguido fue el desarrollar la estrategia clave del éxito, que no
era otra que la de contar con el territorio, hacerles partícipes, darles voz, y
la oportunidad de que se viera reflejado en cada una de las páginas del libro.
Para ello había que elegir al club de montaña más representativo de cada
comarca… y se hizo. Seguidamente se tuvo que contactar con ellos,
transmitirles el proyecto, consensuar las cimas y tratar de que te acompañaran
en su consecución. En esta labor de consenso se abandonó la idea inicial de las tres de mayor cota, conservando, eso sí, la más alta, dejando a su criterio las dos restantes, de esa forma se hacía más participativo el proyecto.
La respuesta,
como es natural, fue muy diversa. Con unas más dificultades que con otras,
porque incluso hay alguna comarca que carece de clubes de montaña, al cabo de
dos años y medio se pudo concluir el trabajo. Un trabajo que aunque lleva solo
una firma, es absolutamente coral, porque han participado más de 100 personas,
entre guías y acompañantes, pertenecientes a 26 clubes de montaña, incluido el
CP Mayencos de Jaca, o asociaciones senderistas. Se recogen 117 cimas, aunque
100 son las protagonistas, 8 de las cuales superan los tres mil metros de
altitud, describiendo 91 rutas, ya que alguna sirve para encadenar dos cimas, y
en un caso solo, las tres. Se ha tratado de poner en valor tanto la red de
refugios como la de senderos, ambas totalmente complementarias, y que están
adquiriendo día a día más adeptos. Los refugios se van modernizando implantando
las últimas medidas en tratamiento de residuos, entre otras, y los senderos
engrosando esa red de Senderos Turísticos de Aragón, que pone a nuestra tierra
en el mapa a la altura de los territorios con mayor atractivo turístico para
ser visitados.
Desde el Aneto, naturalmente la más alta, hasta la más baja, el Balcón, una atalaya que con
sus 368 metros de altitud se asoma al padre Ebro en su tranquilo discurrir por
tierras del Bajo Cinca, y que curiosamente, al estar en el municipio de Fraga,
también está en la provincia de Huesca. Desde la una a la otra, decimos, en
esos 30 meses, nuestros pies han recorrido en torno a 1.100 km, con cerca de
70.000 metros de desnivel acumulado D+/D-, entre los que hemos podido disfrutar
acompañado, en ocasiones solo, de los paisajes más variopintos de nuestra
tierra, desde el intenso verde de los bosques alpinos del Pirineo, hasta los
más mediterráneos del Sistema Ibérico. Desde los blancos hielos glaciales,
auténticas joyas geológicas del pasado, hasta los ocres de las tierras más áridas
de los Monegros oscenses o zaragozanos. Desde esa isla atlántica rodeada de
ambiente mediterráneo como es el Moncayo, hasta los rojizos del rodeno. Todo
bajo unos cielos azules o teñidos de amanecer o de atardecer, que no se han
querido perder tampoco el momento. Hemos pasado calor, hemos pasado frío, nos
ha llovido… toda una diversidad de manifestaciones del tiempo, como diverso es
el territorio. Desde las calizas hasta los granitos, desde las areniscas hasta
los conglomerados, como conglomerados han sido los sentimientos que nos han
inspirado nuestras andanzas por estas montañas.
Han sido, pues, 100
no, muchos más los momentos intensos vividos, cuyo mayor trabajo ha consistido
en condensarlos en esas 464 páginas, con 383 fotografías y 91 mapas, MIDE y
perfiles que acompañan a las distintas ascensiones, y que agrupadas por
comarcas, vienen precedidas en cada una de ellas por una breve reseña de la
misma y un mapa de ubicación de sus tres cimas, con una pequeña foto de cada
cumbre. Un trabajo concienzudo que ofrecemos a los interesados en esas dos
líneas maestras comentadas, que son el territorio y sus montañas, y que gracias
a PRAMES y la colaboración de Turismo de Aragón de la Consejería de
Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, y con
el agradecimiento también a la FAM, y a todos
aquellos que nos han guiado o acompañado por esos caminos, podemos poner en
vuestras manos, con la ilusión de poderos hacer amar más, si cabe, las montañas de nuestra tierra.
Algunos
testimonios: