Año XIII. Entrega nº 859
IXOS MONS
El tejo singular de La Espata
Domingo, 28 de enero de 2024
David Attenborough es una leyenda viva del naturalismo mundial. El casi centenario científico inglés fue uno de los precursores de la divulgación del mundo natural, dando muestras de su inmenso amor por la naturaleza a través de documentales, que han sido vistos a lo largo y ancho de este mudo durante décadas. Una muy buena muestra de ello la tenemos en una de sus frases: "Los árboles antiguos son preciosos. Hay pocas cosas en la Tierra que alberguen una comunidad de vida tan rica dentro de un solo organismo vivo".
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David Attenborough (WWF) |
Una forma muy simplista de dividir el mundo vegetal sería en plantas herbáceas, arbustos y árboles. En ese estado de cosas, serían estos últimos los que estarían en la cúspide de la pirámide, y cuanto más grandes, más ricos en vida, y cuanto más viejos, más ricos en vida… pero, sobre todo, más ricos en generosidad, porque son ellos, los árboles, los bosques, los que son capaces de asimilar el CO2, tan necesario para su crecimiento, que obtienen a través de la fotosíntesis, pero no sólo eso, sino que emiten oxígeno, de modo que es una compensación perfecta para la actual dinámica de la especie humana… aunque se lo estamos poniendo difícil, muy difícil. La reforestación se presenta como el gran desafío para combatir el cambio climático, ya que los bosques juegan un papel esencial en el equilibrio de los ecosistemas, sirviendo, además de soporte para el desarrollo de una gran cantidad de especies animales, como mamíferos, aves, algunos reptiles, insectos y, por supuesto, innumerables seres microscópicos que hacen que todo ello funcione.
Todo ello se da lugar en esos grandes seres vivos que son los árboles. Todos iguales, todos distintos, todos singulares, todos. Pero ahí estamos, para señalar de vez en cuando a alguno por su peculiaridad, y lo incluimos en una lista oficial. Pero eso, el sujeto en cuestión no lo sabe, no lo aprecia, le da igual, sólo se centra en sobrevivir y ayudar a que sobreviva su entorno. Hoy nos hemos acercado a uno de ellos, recientemente incorporado a esa lista. Estamos hablando del
“Tejo de la Espata” (
taxus baccata), declarado como “Árbol singular de Aragón”, el 15 de noviembre pasado, en la
ORDEN MAT/1764/2023 de la misma fecha, por la que se incluye en el
Catálogo de árboles y arboledas singulares de Aragón. Se trata de un espécimen de tan sólo 7 metros de altura, pero al que se le estima una edad superior a los 500 años. El tejo era un árbol sagrado para los celtas, pero eso es otra historia.
Se encuentra en un pequeño desvío sobre una ruta que hemos realizado en numerosas ocasiones, pero que no nos importa repetir para ponerle la guinda. Pero comencemos a confeccionar primero el pastel. Partimos de Villanúa, para tomar una senda que nos lleve a la fuente del Paco, donde iniciativas artísticas adornan el entorno, que contemplamos al cabo de una hora desde el comienzo. Continuamos por la pista hasta el puente que cruza el barranco de Bozuelo, donde la abandonamos para continuar recto por el sendero, que pronto nos hace cruzar el barranco de Piecervera. Hacemos frente ya a fuertes pendientes, que se tranquilizan en los campos de Piecervera, pero dando sólo una tregua, porque el sendero sigue a lo suyo, hasta que echa el resto justo antes de llegar a la pista, límite para los vehículos que, con previa autorización se adentran por estos lares. Otra hora más.
Nos acercamos al refugio del cubilar de la Espata para echar un bocado, reemprendiendo la marcha después por el fondo del valle, hasta que, a los diez minutos, y sin señalización alguna, de momento, hay que desviarse a la izquierda para tomar una traza entre la pedrera y encontrar el tejo antes del achar. Y lo encontramos. No vamos a describir de nuevo, nos remitimos a los párrafos anteriores, sólo diremos que nos encontramos muy a gusto a su lado, donde pasamos solazándonos casi una hora, tras lo cual emprendemos el descenso, volviendo sobre nuestros pasos hasta el refugio, donde retomamos la pista para llegarnos a la Trapa, para disfrutar de otro gran momento al sol en torno a otro poco de aprovisionamiento. Estamos a 1750 msnm, donde constatamos que el techo de la jornada estaba en el tejo, a unos 1840 msnm.
Cinco horas y media desde el arranque, cuando emprendemos la marcha encaminándonos hacia el barranco de Azús que, ya sin más dilación vamos bajando hasta dar con la pista de la Trapa para, a los pocos metros tomar un visible sendero a la derecha, que va burlando la antigua pista, cruzándola en varias ocasiones. Visita al dolmen de Letranz y, finalmente, salida al zafarrancho de las obras del trazado del tren, que dejamos atrás para alcanzar el Camino de Santiago por otro sendero. La llegada a Villanúa es inminente, y con ella, al coche.
En total, ha salido una distancia de 15,2 km, recorridos en 7h 35’ (con mucho tiempo en los descansos), y un desnivel acumulado total en torno a los 990 m D+/-, disfrutando, una vez más de esta ruta, con el añadido del Tejo de la Espata.
Web:
Climate Selectra
Aragón
Torres
Wikipedia
Wikiloc
RAE
Fundeu
IGN
Geamap
Hijo de la Tierra
El Pirineo no se vende
Las fotos, con sus comentarios y el track
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