domingo, 25 de septiembre de 2022

Sahún/Saunc - Ibones de Barbarisa/Barbaricia, por el barranco Surri

 


AQUERAS MONTAÑAS
Sahún/Saunc - Ibones de Barbarisa/Barbaricia
Martes, 20 de septiembre de 2022

            “La Ball de Barbarizia es un buen ejemplo de valle glaciar donde se pueden admirar todos los elementos característicos de este modelado. A lo largo del valle, desde el circo más alto donde se aloja el ibón Chelau, hasta el fondo del valle con los diferentes escalones donde descansan los demás ibones, se puede leer perfectamente todo el legado de las épocas más frías”.

Pasaje que firma Javier Cabrero en su libro Todos los ibones del Pirineo aragonés.




            A lo que nosotros añadimos que tiene el cuerpo partido, partido entre dos municipios, San Juan de Plan y Sahún, partido entre dos comarcas, Sobrarbe y La Ribagorza, pero no así el alma, porque es mucho más antigua, que le viene de cuando no había municipios ni comarcas, ni fronteras… El retirarse los hielos de la última glaciación dejó al descubierto unas bellísimas cuencas que siguen conservando los últimos vestigios de aquella época, y que son como grandes y profundos ojos mirando al infinito, unos ojos que captan toda clase de energías, pero también a nosotros cuando vamos a visitarlos. Nos atrapan, sí. Es algo que, para el que lo entiende no necesita explicación, y para el que no… quizá no la haya. Es difícil explicarlo si no se parte de la conjunción de los cuatro elementos, tierra, agua, aire y luz.


            Pero vayamos al principio, que no es otro que la población de Sahún/Saunc, capital del municipio, que comprende, además, los núcleos de Eriste/Grist y Eresué/Erisué, además del emplazamiento del santuario de Nª Sª de Guayente. Salimos, decimos, de la parte alta del pueblo, en el aparcamiento junto a la estatua homenaje al fallero. Comenzamos a callejear siguiendo las indicaciones, hasta salir de él por delicioso camino. Tras pasar la indicación de entrada en el ENP Parque Natural Posets-Maladeta, pasamos junto a la pequeña ermita de San Martín/Martí y, por camino a tramos empedrado y todavía por el bosque, pasamos por un antiguo horno de cal. Seguidamente dejamos a la derecha el desvío para la ermita de San Pedro Mártir. La fuente de Ratiels, junto a un barranco, agoniza a la espera de nuevas lluvias. Dejamos a la izquierda el desvío para Rabaltueras, y seguimos adelante, porque un par de repechos nos aguardan para alcanzar la ermita de Santa Chulita, en un claro del bosque, que te permite ver lo que ella ve, la imponente sierra de Chía.


            Continuamos por delicioso sendero, de nuevo por el bosque, cuando pasamos junto a una gran pared, que cobija las ruinas de lo que fuera un corral de ganado. A las dos horas de marcha, y cerca de los 1700 metros de altitud, al parecer, salimos definitivamente del bosque cuando, al pie del desvío al Foradet, comienza una dura y descarnada subida, que nos sitúa en la estiba de la cabaña d’els Prats, donde el pastor se afana en echar su ración de sal al nutrido rebaño, que la toma con sumo gusto. Hasta esta cabaña llega una pista desde el collado de Sahún, restringida para uso pastoril, de modo que enseguida damos con ella, pero seguimos nuestro camino para alinearnos con el barranco Surri y su caudalosa avenida que, para seguirle el paso hay que superar una considerable altura por medio de una canal, que se asciende sin mayores dificultades que las derivadas de la cuesta.




            Finalmente, tratamos de tú al barranco y lo cruzamos, para seguir ascendiendo, incorporándonos al camino que viene del collado de Sahún, y que ya tomamos para ascender a los Eristes, pasando por más ibones de los que vamos hoy a visitar. Contorneándonos como lo hace el estrecho barranco, lo acompañamos en sus últimos compases, los primeros para él, antes del desagüe del ibón Chico de Barbarisa/Barbaricia, al que llegamos, asistiendo a su importante merma de agua. Lo dejamos ahí, tranquilo, y en lugar de ir hacia el ibón Gran de Barbarisa/Barbaricia, continuamos el sendero para subir a un cabezo donde poderlo contemplar en toda su magnitud, algo que hacemos con sumo gusto, constituyendo así el punto de retorno de nuestra ruta de hoy.



            Estamos en el punto medio de este alargado valle glaciar y su precioso circo, que alberga más ibones, los llamados Ibonets, y otros más arriba, y que constituyen la base de los imponentes picos de Eriste, el Gran, o Central, y el Bagueñola, o Sur, ya que el Beraldi, o Norte, está algo escorado hacia el NE. Todo ello constituye la sierra oriental, porque a poniente tenemos otra, menos agreste, menos alta, la de las Blancas, con el pico Barbarisa. Momento de serenidad, disfrutando del entorno, al que es imposible devolverle lo que nos aporta, pero él es así, no nos lo tiene en cuenta. Y sin más, bajo un cielo radiante, que le da más esplendor si cabe a este lugar, emprendemos la vuelta con el Cabo Pientes enfrente de nosotros, en lontananza, como suave montaña antes de acometer el más salvaje roquedo de Chía.



            Y como la ruta es de ida y vuelta por el mismo itinerario, vamos pasando por los mismos hitos reseñables que a la subida, entre los que se encuentran, el ibón Chico, la cabaña d’els Prats, la ermita de Santa Chulita, la de San Martí, y la entrada al pueblo, que hacemos tras 7 horas y 25’, habiendo recorrido 18,4 km y salvado un desnivel acumulado en torno a los 1310 m D+/-.


Bibliografía:

Todos los ibones del Pirineo Aragonés. Javier Cabrero. Editorial Pirineo (1999)

Webs:

Sahún 

Red Natural de Aragón  

Hijo de la Tierra  





Las fotos y el track




sábado, 24 de septiembre de 2022

Circular Chía - Ermita de la Virgen de la Encontrada, un paseo por los asomes de Chía

 


IXOS MONS
Circular Chía - Ermita de la Virgen de la Encontrada
Lunes 19 de septiembre de 2022

           ”… han sabido transmitir, de generación en generación hasta nuestros días, una fe popular hecha de leyendas y milagros, de coplillas y gozos, de novenas y romerías. Todo un legado devocional y patrimonial de gran valor que debe conservarse para mantener vivas las señas de identidad que durante siglos han caracterizado a los habitantes”. 

Palabras de JJ Azanza, recogidas en el blog de villadechia.es.



            En la página del Ministerio de Inclusión leemos: “Algunas de estas imágenes de la Virgen tienen la cara negra”, según explica Adrian L. Ibáñez en su obra Misterios de las vírgenes populares, “podría deberse a la adopción por parte del culto popular cristiano en sus primeros siglos de elementos iconográficos y atributos de antiguas deidades femeninas de la fertilidad, cuyos rostros se realizaban en marfil (elemento que al oxidarse se vuelve de un color negruzco). En otros casos el humo de las velas acababa quemando las caras. El culto a estas vírgenes negras estaba extendido por el Imperio Romano tardío".



            Al estar cerrada la ermita, no hemos comprobado el color de la tez de la que nos ocupa, aunque por imágenes no parece que sea muy morena, pero si abrimos un poco el foco podemos llegar a decir que la Virgen Hallada, la Aparecida, la Bien Aparecida, la Encontrada… son formas de nominar a las estatuas de la virgen que fueran escondidas en tiempos medievales convulsos, cuando hacer alardes de inclinaciones religiosas era un verdadero peligro, al margen de si la pieza en cuestión tuviera un cierto valor o cuya fábrica fuera de prestigiosas manos. O simplemente la recurrida leyenda de la descubierta por pastores o inocentes niños en algún lugar del monte. De cualquier modo, siempre se han relacionado con cuestiones milagrosas o sobrenaturales. Son muchos los ejemplos que nos han llegado a nuestros días, la Virgen de Covadonga, la de Guadalupe, Montserrat, Aránzazu, Candelaria, por nombrar algunas de las muy conocidas, pero seguro que es muchísimo más frecuente de lo que se piensa.



            La que es objeto de nuestra visita hoy, tampoco está exenta de su halo de misterio que hunde sus raíces en la leyenda en la que encantarias, moros, persecuciones, cuevas, ríos… en fin una amalgama de la que forman parte elementos sacros y naturales siempre con final feliz. Vamos, pues, a ese enclave para ver, lo que él ve y tratar de sentir lo que él siente.



           Para ello hemos de acercarnos a la villa de Chía, de la que recoge Antonio Ubieto que se hace mención en la Colección Diplomática de Obarra (nº 61), de Martín Duque, citando a un Franco de Gia, entre 1015 y 1019. En cuanto a la propiedad de la tierra, se menciona que, en 1099 Pedro I de Aragón la dio al monasterio de San Pedro de Tabernas (actual municipio de Seira), que posteriormente fue incorporado al de San Beturián (Victorián). En censo de 1375 contaba con 32 fuegos.



            Partimos de la mismísima puerta del ayuntamiento para dirigirnos hacia el sur por sus callejuelas, llenas de rincones con encanto. Pasamos junto a una zona de esparcimiento infantil y, enseguida ya al camino, que se transita de forma muy cómoda, primero despejado, luego entre bojes. Dejamos a la izquierda una fuente y al poco encontramos un banco, estratégicamente colocado y, a continuación, una pequeña concavidad en la roca, aprovechada para la colocación de un Belén infantil. 



          Con la ermita ya a la vista, solo nos queda llegarnos hasta ella. Tras cruzar la verja, lo primero que nos transmite su cuidado espacio con césped y el Turbón al fondo, es serenidad, paz y serenidad, quizá contagiada por esa mágica montaña.




           Las vistas sobre la gran depresión que forma el río Ésera, que circula por el seno de lo que fuera un enorme glaciar, son realmente impresionantes. A nuestros pies, El Run, Castejón de Sos, los pueblos de El Solano, y todas las montañas que los cobijan. Y si echamos la vista atrás, tenemos la villa de Chía, bajo la impresionante sierra que lleva su nombre, a la que nos aupamos en días precedentes. Si se llega aquí en apenas veinte minutos, es más el tiempo que apetece permanecer en este lugar para contemplar lo que desde aquí se contempla, un auténtico balcón desde el que ensanchar la mirada hacia el infinito. Hay otra cosa que llama nuestra atención, y es que, a diferencia de lo frecuente que es adentrarse hacia la montaña para visitar las ermitas de los pueblos, en este caso, es al contrario, hay que salir de ella.








          Para el regreso, podemos optar por volver por el mismo sitio, o si preferimos hacerlo por otro, creemos que menos interesante, es por la pista que se abre a la izquierda del sendero, y que nos baja a la carretera que, en cosa de medio kilómetro que, con cuidado, tenemos transitar para entrar en el pueblo y llegar al punto de arranque, habiendo recorrido en este caso 2,7 km, en 45 minutos, salvando apenas un desnivel acumulado de 40 m D+/-



Bibliografía:

Los pueblos y los despoblados I. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)

Webs:

Villa de Chía  

Sipca 

Piedras Sagradas  

Espacio Misterio 

Hijo de la Tierra 





Las fotos y el track


viernes, 23 de septiembre de 2022

Circular Benasque/Benás - Anciles/Ansils - Cerler/Sarllé, los pueblos de cabecera

 

IXOS MONS
Circular Benasque/Benás - Anciles/Ansils - Cerler/Sarllé
Lunes 19 de septiembre de 2022

            Anciles, pequeña población situada a unos dos kilómetros al SW de Benasque, al pie del pedregoso barranco de Remáscaro, y donde también proliferan las viejas mansiones señoriales con bellas portaladas renacentistas y abundantes blasones, como Casa Barrau, Casa Mora, Casa Suprián, y otras varias”. De este modo, Cayetano Enríquez de Salamanca, hacía referencia a la actual pedanía, hace casi medio siglo, por la que el tiempo pierde su concepto cuando paseas por sus calles.



            Traemos Anciles/Ansils porque, junto con Cerler/Sarllé, son las dos poblaciones que vamos hoy a visitar partiendo de la cabecera del valle y del municipio, Benasque/Benás. Un bonito paseo que se puede hacer tranquilamente en tres horas, como tres son las etapas recorridas, la primera llana, más o menos, para llegarnos a Anciles y su precioso casco urbano, la segunda de subida para alzarnos sobre el valle a 1540 msnm, en el pueblo considerado como más alto del Pirineo aragonés, y la tercera de bajada al punto de partida, centro neurálgico del alto valle del río Ésera. Una circular en la que vamos a disfrutar de la diversidad del mundo natural, circulando junto a la ribera y por caminos de viejo entre el rico bosque, así que… sin más dilación.


            En Benasque, junto al puente carretero sobre el río Ésera, de su margen derecha, sale una ancha pista que lo acompaña hasta otro puente que debemos cruzar. Son unos veinte minutos, en los que dejamos atrás una zona recreativa y deportiva. Una vez cruzado, los pies nos llevan a seguir la pista, pero mejor tomar la alternativa de un camino que se abre a la derecha, para continuar al poco por un sendero a la izquierda, que nos deja en la plaza de San Gregorio, a las puertas de Anciles, población a la que podemos entrar para pasear de forma atemporal por sus calles, admirando las casas señoriales con su historia grabada en cada una de sus piedras. Si eso hacemos, nos habremos dejado atrás una calle a la izquierda con las marcas del PR-HU 33, en cuyo caso hay que volver para retomarlas, abandonando el pueblo y entrando ya en el bosque, y su camino empedrado, en cuyos primeros compases se halla el cementerio de la población.





           Seguimos por camino flanqueado por tapiales que lindan viejos campos. Se cruza el barranco de la Selba, y cuando abandonamos el bosque se nos presenta una imagen que no guarda mucha armonía con el entorno, un muro de contención del barranco de Remáscaro, pero antes de llegar a él, cruzamos el de Puimestre. El principal, el de Remáscaro, según información que da un pequeño panel, “…está considerado uno de los barrancos más potentes de España, incluso de Europa. Está formado por los barrancos de Ampríu y Ardonés, que recogen el agua de una gran cuenca. El cauce tiene un gran desnivel, desciende más de 1000 metros en tan apenas 3 km, y recorre unas laderas muy inestables correspondientes a depósitos morrénicos”. Así se las gasta este barranco. Las fuerzas de la naturaleza son imparables, como recuerdan los que fueron testigos y damnificados en la avenida de 1963.








            Llegamos al pueblo junto a la terminal del telesilla de El Molino, y alcanzamos la carretera, por la que circulamos con sumo cuidado, dejando a la derecha las urbanizaciones y el casco viejo, digno también de visitar. De cualquier modo, recorremos como unos 800 metros hasta encontrar el camino para iniciar el descenso, que pasa por el cementerio, para tomar el PR-HU 27, o camino del Felegás. A poco más de media hora nos cruzamos con el de La Saleta, por el que ya transitamos hace unas semanas para subir a Ardonés. Continuamos por el nuestro, que nos baja a un camino más ancho que nos da entrada ya a la parte baja del pueblo, junto a la rotonda, teniendo que, únicamente, cruzar el puente para llegar al punto de partida.


            Una bonita circular, visitando los dos núcleos de población dependientes de Benasque en un recorrido por la naturaleza y la historia de estos lugares, habiendo invertido 3 horas y recorrido 9,3 km, salvando un desnivel acumulado total de en torno a los 450 m D+/-.



Bibliografía:

Por el Pirineo aragonés. Rutas del Sobrarbe y La Ribagorza. Cayetano Enríquez de Salamanca. Editado por el propio autor (1974)

Webs:

Heraldo de Aragón 

RAE 

Hijo de la Tierra




Las fotos y el track