domingo, 12 de julio de 2020

Llena del Bozo, entre los mundos de Bernera y Aspe

AQUERAS MONTAÑAS
Llena del Bozo (2566 m)
Sábado, 11 de julio de 2020



            “Cuando la montaña os llega al corazón, todo viene de ella y os lleva a ella.”. Una más que acertada frase de Franz Schrader, un alpinista francés, que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX, y que amaba las montañas pirenaicas, contribuyendo a su cartografía debido a su formación de geógrafo y cartógrafo. Y al margen del autor de la misma, hemos de decir que la compartimos plenamente, porque el vínculo que se establece entre el corazón de las montañas y el de uno mismo es inexplicable. Todo viene de ellas. Todo nos lleva a ellas. Es algo obsesivo, rayando lo enfermizo. Bendita enfermedad, que lleva aparejada la cura.

Rayando el alba por los gigantes del circo de Aísa

Entrando el sol por los mundos Lecherines y Rigüelo
            Hoy hemos vuelto al hospital, a la fuente de esa cura para tratarnos la enfermedad. Hoy hemos vuelto a las montañas. En concreto al valle de Aísa, al circo de Igüer, a ascender y rodear la Llena del Bozo, la más occidental de la sierra del Aspe. Y la hemos encontrado un poco despistada, medio dormida, mecida entre nieblas, que pronto se han disipado, concentrándose en el fondo de los valles. De Aísa parte una pista asfaltada que recorre el valle, llegando hasta un paraje que se da en llamar la Cleta, donde se dejan los vehículos justo antes de una puerta metálica que impide el paso del numeroso ganado que hay en la zona.

Arranque en la Cleta

EL GRAN CIRCO DE AÍSA Y EL MUNDO LLENAS
Comienzo y fin de la circular
            Durante el recorrido carretero ya se va abriendo a la vista esa gran sierra del Aspe que cierra el circo de Aísa. Un amplio espacio bicéfalo, por un lado, al oeste el barranco de Igüer, y al este el de Rigüelo, cuna del río Estarrún, al que se le añade el primero. Entre ambos el mallo Peñarruaba, por cuya larga y ancha loma discurre el frecuentado sendero de subida al Aspe, y que tomamos una vez nos hacemos partícipes de este bello lugar, con las aguas serpenteando y arrojándose por las cascadas.

Del mucho ganado de la zona

Dejamos atrás las nieblas por el valle de Aísa
            Cruzamos, pues, el barranco y emprendemos la subida por esa loma, indicada como SL-HU 105, que da un buen paseo por el circo, y que abandonamos al cruzarnos con el GR 11.1, que lo cruza desde el collado del Bozo, al oeste, y el de Rigüelo, o Magdalena, al este. Como tres cuartos de hora hasta aquí, durante los que se va admirando igual lo que tenemos enfrente como lo de nuestra derecha, los mundos Rigüelo y Lecherines. Dejamos ambas rutas y seguimos de frente para, a los veinte minutos toparnos con un abrevadero, y seguidamente una gran piedra, punto de inflexión de nuestro camino, puesto que dejamos el que llevamos que suba al Aspe, y nos incorporamos a otro a la izquierda, mucho menos evidente, que nos va llevando al mundo Llenas.

Transitando por el mundo Llenas


EL ASCENSO
Valle colgado previo a la Brecha Wallon, al fondo
            Se va ascendiendo por sendero no siempre visible, y que va dejando atrás los enormes paredones de la Llena de la Garganta, para introducirnos en un sorprendente circo pétreo bicolor, donde se maridan el blanco de las calizas con el royo de las areniscas. Se alcanzan las rocas de los contrafuertes de la Llena del Bozo, donde se puede seguir subiendo por la incómoda pedriza o hacerlo por la chimenea, que no tiene dificultad, solo prestar bien atención a los agarres. Superada la misma aparecemos en un pequeño valle colgado, que nos encontramos con un buen corro de nieve dura. Lo recorremos hasta el circo para subir al collado, llamado Brecha de Wallon, y que ofrece unas extraordinarias vistas sobre el valle de Esper, al norte, en primer término.

Unas buenas vistas desde la Brecha Wallon

Los vecinos Aspe y Llena de la Garganta

            Continuamos por el sendero dirección NW, hasta arrimarnos ya a la pared, para acometer su ascenso a través de una debilidad, por la que hay que emplear nuevamente las manos. Es una roca de muy buena adherencia, pero hay que tener cuidado con las piedras sueltas. Se deja a la izquierda un pequeño collado entre nuestra cima y tras cotas menores al sur, que se van quedando atrás. Solo resta ya la última cuesta para auparnos a la cima de la Llena del Bozo, desde la que se tiene una muy amplia perspectiva sobre el entorno, y donde coincidimos con Alfonso y Jesús, mayencos ellos.

Vista hacia el oeste, presidida por el Bisaurín

EL LARGO DESCENSO
La zona francesa invadida de nieblas
            El valle de Aspe francés duerme bajo un buen mando de nieblas, al igual que alguno por los que hemos transitado para llegar, y que nos ha hecho dudar de su comportamiento, pero al final ha sido bueno. Tras el habitual disfrute de cumbre, nos planteamos el descenso hacia el barranco de Igüer por la loma norte. Con cuidado vamos sorteando los tramos de piedra y los de hierba. Dejamos que los eventuales compañeros sigan el descenso por la interminable pedrera, y nosotros lo hacemos fieles a esta loma, que finalmente nos deja en el lecho del barranco, donde tras cruzarlo nos incorporamos al GR 11 en su nuevo trazado como Sendero Turístico de Aragón, y que alcanzamos en tres cuartos de hora. El recorrido por el sendero se hace muy cómodo, y en cuarenta minutos más alcanzamos el collado del Bozo, al que llegan desde Lizara el GR 11 y el GR 11.1 cogidos de la mano, siendo este último el que debemos seguir para ir descendiendo a la zona de Izagra, con su ibón colmatado y su dolmen, uno de tantos vestigios megalíticos de los Pirineos.

Barranco de Igüer

Ibón colmatado de Izagra
            En media hora encontramos un poste que nos señala la dirección de ese dolmen, que no nos resistimos a ir a visitarlo. De vuelta al desvío, retomamos el GR 11.1 hasta dejarlo al toparnos con el cruce del SL-HU 105, que ya no abandonamos. El sendero pronto se convierte en pista, que seguimos bajando por este valle de Igüer hasta cerrar la circular, primeramente, y en poco ya hasta la Cleta.

Dolmen de Izagra

            De este modo se concluye una bonita circular por un bellísimo paraje, incluyendo la ascensión a uno de los gigantes del lugar, la Llena del Bozo, habiendo recorrido 13,7 km, en poco más de 7 horas de tiempo total, del que 4h 25’ han sido en movimiento, con 1175 m de desnivel acumulado D+/-.


Más fotos y el track

3 comentarios:

  1. Hola Chema.

    No conozco el dolmen y el ibón de Izagra, así que me parece una buena idea este recorrido circular a la Llena del Bozo.

    Hace tiempo que voy detrás de la corona del Aspe, he subido algunos de sus picos de forma individual pero este me falta.

    Un saludo

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    1. Pues ánimo. Gracias.
      Por cierto, el ibón de Izagra hace años que no lo conoce nadie, está colmatado.

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    2. Si, si, ya lo vi en la foto. 🙂

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