viernes, 13 de marzo de 2020

Peña Medio y Cucuraza, balcones sobre los abismos de Tena

IXOS MONS
Peña Medio (1575 m)
Cucuraza (1765 m)
Miércoles, 11 de febrero de 2020



            Ante el estado de histeria colectiva, no sé si fundada o no, en el que vivimos, nos refugiamos, más si cabe, en nuestro mundo, en ese que nunca defrauda. Procuraremos evitar las aglomeraciones, los lugares cerrados, y acudiremos a la fuente de la vida, esa que nos mantiene. En esta ocasión, en compañía de Toño, vamos a una cima menor en el valle de Tena. El Cucuraza es uno de esos promontorios poco agraciados por la altitud, pero que como contrapartida cuenta con el atractivo centrado en sus magníficas vistas sobre dicho valle y el que se abre en Panticosa, labrado por el río Caldarés.

En el punto de arranque

EL ASCENSO
Transitando por el bosque
            Antes de terminar de pasar la población, sobre la misma carretera que sube al balneario, sale a la izquierda una pista que va cogiendo desnivel, encontrando a unos 500 metros un buen apartadero para dejar el vehículo, junto a un muro de hormigón, en el que ya encontramos la señal de la Ruta al Mirador de la Peña Medio. Ya con la mochila al hombro tomamos el desvío que sale a la izquierda, donde a esa misma reseña se le añade la de nuestro propio destino. Pronto el ancho camino se hace senda, que discurre por entre el bosque, y que con señales de pintura azul y blanca y balizas te va subiendo inequívocamente.

Fuente Arrafal

Otro delicioso tramo de bosque
            En diez minutos se pasa por la fuente Arrafal, como así se llama el camino. Y en veinte minutos más se llega al desvío para el mirador, que se alcanza enseguida. El acercarnos a él insufla un chute de admiración sobre lo que nos ofrece. Las cumbres de la sierra de la Partacua aupándose para mirarse al espejo del embalse de Búbal. Las de Tendeñera viendo cómo las altas temperaturas van mermando sus blancas enaguas. Los Piniechos, Tablatos, Baldaraínes, Catieras, y toda esa vecindad, horrorizados también por lo mismo. Y a nuestra espalda, el objetivo de hoy, que ya nos espera.

La sierra de la Partacua, parcialmente reflejada en el embalse de Búbal

Tendeñera, la reina de la sierra homónima
            Retrocedemos hasta el desvío para continuar por el sendero del bosque, y en menos de media hora alcanzamos una pista que viene de Lanuza, y que ya recorrimos parcialmente el día que subimos al Portet. Estamos a 1785 metros, y desde los 1425 ya vamos encontrando, e incluso pisando, alguna mancha de nieve. Una nieve que aquí, que damos vista ya al norte, se hace más patente, incluso imposible de evitar al dirigirnos hacia esa punta a la que queremos llegar hoy. Entre eso y la ausencia de señales se hace más dificultoso ese llegar.

Peña Telera, otra reina, en este caso de la Partacua

Al paso por unos campos, camino de la pista
            El continuar por el bosque nos hace despedirnos visualmente del pico do Garmo, al que le prometemos visita más adelante, y continuamos adivinando en algunos tramos el camino que transitamos, y que nos va descubriendo alguna ralla. Finalmente se abre el tupido velo del bosque y nos presenta la maravilla de vistas que nos ofrece este emplazamiento, algo más bajo que el de la pista, que los veinticinco minutos hasta aquí nos han bajado como unos 20 metros, pero no nos importa lo más mínimo.

Panticosa, a los pies de la sierra de Tendeñera

A CUCURAZA Y DESCENSO
El mirador bajo Cucuraza
            Se aprovecha para echar un bocado, pero más que ese, el que cuenta es el del alma, que vaga a sus anchas… y muy anchas. Las vistas son muy parecidas a las del mirador, pero con algo más de perspectiva, sobre todo hacia el norte. Un poco más abajo del resalte rocoso hay como un mirador, que no aporta nada, pero se baja a visitar. Es difícil el permanecer aquí menos de media hora. Para el retorno, tenemos que desandar el camino hasta la pista, que alcanzamos en poco más de un cuarto de hora, y lo hacemos valorando si para el regreso la vamos a tomar, haciendo una circular, o volveremos por el mismo camino.

En un asome previo, con el pico do Garmo al fondo

Sierra de Tendeñera, desde el propio pico hasta Peña Blanca
            Lo hacemos por la pista que, en algún tramo soporta más de medio metro de nieve. Seguimos con buenas vistas sobre la cabecera del valle de Tena. A los veinte minutos dejamos que siga la pista donde ella sabe y tomamos un sendero que sale a mano izquierda. Un sendero con clara vocación de dirigirse al punto de partida. En media hora nos topamos con el de subida, cerrando de ese modo la circular. Antes hemos cruzado por la tubería de la central y hemos transitado por el bosque, junto a tapiales tapizados de musgo, y que separan los campos de las Saras, seguro que más útiles en otro tiempo.

Tapiales de los campos de las Saras

            En poco está ya el salir a la pista donde tenemos el vehículo, habiendo recorrido 7,8 km, en 3h 20’ de tiempo total, del que algo más de dos horas han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado total de 520 m D+/-, en una mañana que nos ha dado la oportunidad de asomarnos a estas extraordinarias balconadas sobre el valle de Tena.


Más fotos y el track

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