viernes, 15 de febrero de 2019

Ibón de Estanés, en sus más blancos sueños

RAQUETAS
Ibón de Estanés (1777 m)
Mujer Muerta (1857 m)
Jueves, 14 de febrero de 2019



            "No he de adornar con palabras superfluas una grandeza tan manifiesta."

            Comenzamos hoy nuestro retazo de la belleza con estas palabras del escritor italiano Edmondo de Amicis. Y todo porque en ocasiones te extasías tanto contemplando las bellezas naturales que nos ofrece la montaña que no sabes qué decir. Hoy hemos aceptado gustosamente la amable invitación que Carlos, de Os Andarines d’Aragón, en su programa “Por esos andurriales”, nos ha ofrecido para acompañarlos en su visita al ibón de Estanés. Hubiera sido fácil declinarla, porque ya hemos estado en ese bellísimo lugar más de veinte veces, más que entre todos los otros ibones juntos, pero no hemos querido perder la oportunidad de visitarlo de nuevo, porque un lugar, nunca es el mismo, siempre tiene distinta luz, siempre distinto aire, por él siempre corre distinta agua, con frecuencia se va con distinta compañía, y además… uno tampoco siempre es el mismo. Pues este uno, que también es distinto hoy, no se va a esmerar, como dice Amicis, en adornar una grandeza tan manifiesta. Sería una torpeza.

Les enfants de la patrouille prêts pour la marche 

Al paso por el puente de la Gave d'Aspe
            Al filo de las diez de la mañana llega el autobús con gentes andarinas, gentes que disfrutan de la actividad más antigua del ser humano, que es la de caminar. Caminar y ver, caminar y observar, caminar y compartir, caminar y disfrutar, en definitiva. Pero quizá, en general, no estén tan bregadas en hacerlo por la alta montaña, por terreno incluso nevado. Pero de eso se trata, de una actividad de raquetas, contando con que ya hubo una avanzadilla que preparó dos días antes, para asegurar el itinerario, con que el grupo iba fajado con personas expertas, y que el buen tiempo tampoco se quería perder la jornada, qué más se podía pedir.

Pasado la cabaña d'Escouret

Otro momento de la progresión
            Se partía del aparcamiento de Sansanet, cuya entrada estaba ya bloqueada por la nieve. En ese acceso nos colocamos las raquetas bajo los pies, y nos ponemos a la faena. La cincuentena de personas componentes del grupo pronto se alinean para cruzar el estrecho puente sobre la Gave d’Aspe, que en su más tierna infancia cursa bajo nuestros pies venida de aguas y nieves del macizo del mismo nombre, y que ya en su juventud se marida con la Gave d’Ossau en Oloron. El circo del Aspe, al norte del macizo guarda en su seno el nacimiento, y es éste cordal el que divide las aguas, siendo mediterráneas las de su cara sur. Pero dejemos la geografía y sigamos con lo nuestro.

Aspe y Llena de la Garganta, dos colosos

Contemplando el vasto espacio
            Continuamos por el hayedo, que en unas zetas nos da un respiro en un plató dominando la granja de Escouret, donde hacen buenos quesos. Es por ella por donde nos abandona la Senda de Camille, que va en busca d’Espelunguère. Volvemos al hayedo y lo seguimos hasta su límite, justo en la güega de los dos países donde volvemos a estar bajo ese manto azulado y soleado, del que vamos a disfrutar ya hasta la vuelta a este mismo lugar. Hacemos un breve descanso para esperar a los más rezagados, aprovechando quien quiere para echar un bocado; otros, con la contemplación ya tenemos bastante.

Una de las bellas imágenes de la jornada

Candanchú
            Una corta, pero pronunciada cuesta, nos da paso a pisar más llano para ir ganando terreno al ancho barranco, que no dejaremos ya hasta la llegada al ibón, en cuya antesala nos detenemos para admirar su ausencia, para disfrutar su ausencia, para contemplar su ausencia. Su ausencia visual, porque estar, está, bajo una capa de nieve y hielo que deja la lámina blanca y serena, al abrigo de los fríos del invierno, y a la espera del despertar primaveral. Bajamos hacia su cuenca, y en un lugar junto a unas rocas, antes de llegar a lo que se presume la orilla paramos para echar un bocado, aunque alimentan más las risas y las conversaciones que el propio bocadillo.

Llegando al ibón

            Aquí vendría el espacio y el tiempo para magnificar la ya extrema belleza del entorno, pero como seguro no haríamos justicia, nos remitiremos a las palabras con las que abríamos. Pero aun así no nos resistimos a decir que el paisaje estaba sencillamente espectacular, la magia que le confiere la nieve bajo un cielo totalmente azul es algo difícil de igualar.

Al comienzo del regreso, con los dos grupos a la vista

Otra de las bellas panorámicas del día, sobre Bernera
            Para el regreso estaba previsto que se partiera el grupo en dos. Los que van más justos pudieron disfrutar volviendo por el mismo itinerario, y otra parte, como la mitad, subíamos una pronunciada cuesta para encaramarnos al cordal que cierra el barranco por el norte, y que se da en llamar la Mujer Muerta, desde cuyos 1857 metros, 80 por encima del ibón, ofrece unas vistas extraordinarias sobre las montañas cercanas y no tan cercanas. Por ejemplo el Midi d’Ossau, el Balaitus y las Frondiellas, el Anayet y su familia, Collarada y la suya, Aspe y la suya… todo muy familiar. Sin perder de vista también al grupo que ocupaba el fondo del barranco. Al final del recorrido por las alturas, nos uníamos a él al filo de la güega, para continuar ya el descenso todos juntos. Bosque de hayas, Escouret, puente de Gave d’Aspe y Sansanet.

Bajando de la Mujer Muerta

Ya de vuelta, en un claro del hayedo
            De este modo, se concluía una jornada de montaña en la que compartíamos caminar y camino con las gentes de Os Andarines d’Aragón y con la belleza blanca de estas montañas. Con un grupo tan numeroso, los tiempos desarrollados siempre son inferiores a cuando se va un grupo reducido, pero es otra forma de disfrutar, porque al final es de lo que se trata. En el caso de hoy le hemos metido 5h 30’ de tiempo total, del que 3 horas han sido en movimiento, para recorrer 8,8 km, y salvar un desnivel acumulado de en torno a 690 metros D+/-. Definitivamente, un día para recordar, y más por parte de aquellos andarines menos acostumbrados a hacerlo “por estos andurriales”.


Las fotos y el track

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