lunes, 1 de octubre de 2018

La Gran Facha, la dama de la frontera

AQUERAS MONTAÑAS
La Gran Facha (3005 m)
Sábado, 29 de septiembre de 2018



            “El Parque Nacional de los Ibones de Panticosa y del Circo de Piedrafita ya es una realidad”. Qué bonito titular para un despertar. Sí, ayer soñé que soñaba, y que del sueño despertaba con una noticia de alcance. Tras varios años de estudios y de debate entre el mundo científico, el montañero, los conservacionistas, la propiedad, las administraciones estatal y autonómica, y demás entes implicados, se ha llegado a un acuerdo para declarar esta zona como Parque Nacional. Se centraría en un área próxima a las 10000 Has, y comprendería en torno a unos 60 ibones, auténticas joyas arqueológicas, vestigios de un pasado glacial con un alto valor ecológico, medioambiental y paisajístico que desde hace años clamaba por integrarse en una figura de protección. ¿Parque Nacional? ¿Parque Natural? Nada menos para una zona ésta que encandila los sentidos, que enamora el alma y que vendría a aumentar los espacios protegidos de nuestra tierra.

Embalse alto de Pecicos

En el collado Sur de la Gran Facha
            ¡Ay!, ¡qué bonito es soñar! Lo peor de la ensoñación es la transición a la vigilia, pero si ésta está ocupada por una salida de la Sección de Montaña del CP Mayencos… siempre es más suave, siempre es más llevadera. Y si es a lugares integrados en esa soñada área protegida, ya casi ni se nota esa vuelta a la realidad. Una realidad vivida por ocho montañeros del club que siguen imparables con los hitos marcados en su calendario de actividades, y que en esta ocasión nos ha llevado a visitar una cumbre lejana, tanto que es bilingüe, altiva, tanto que desde su base parece inaccesible, tosca, poco hospitalaria, tanto que está rota por los cuatro costados. Con este tipo de montañas ocurre lo mismo que con los perros fieros, que al principio te ladran, pero si te acercas a ellos con humildad, con seguridad, con verdaderas ganas de hacerte con ellos, finalmente, y tras un exhaustivo reconocimiento olfativo no solo se calman, sino que se ponen a tus pies. Es lo que ha hecho ésta nuestra montaña de hoy. La Gran Facha.

Cuesta del Fraile

Bachimaña Inferior, bajo la mirada del refugio
          Ocho luciérnagas en las frentes alumbran el camino del arranque del refugio de la Casa de Piedra del Balneario de Panticosa, para introducirnos en ese barranco del Caldarés, para ir descubriéndolo poco a poco con las primeras luces del alba, por la cuesta del Fraile, hasta el cruce para entrar al de los Ibones de Bachimaña al cabo de hora y veinte. Con aire de puerto entramos en ese mundo precisamente, el de Bachimaña, con su ibón Inferior, represado, y el Superior, más represado aún.


La magia de la montaña

Desvío para el puerto de Marcadau
            Rodeamos el Superior siguiendo las marcas del GR 11, hasta que en otro cruce, cuarenta minutos más tarde, lo dejamos que vaya a lo suyo para continuar nosotros en dirección a Marcadau y meternos en el barranco de la Canal, y en consecuencia en la cuenca que lo alimenta, la de Pecicos. Es ahí cuando a los primerizos en esta ruta la montaña nos da un baño de realidad. Es ahí cuando se nos presenta nuestro objetivo de hoy con toda su crudeza. Es ahí, cuando en una distancia visual directa de tan solo algo más de kilómetro y medio tenemos un desnivel cercano a los 600 metros. Es ahí. Es ahí donde decidimos echar un bocado para ir digiriendo el asunto.

A punto de entrar en el barranco de la Canal

Rarezas de la naturaleza... Y de la roca, ¿qué me decís?
            Ibón de Pecico de la Canal abajo, y el Embalse de Pecico encima, son los que hay que ir pasando por su margen izquierda, derecha de la marcha, no sin antes hacer un alto en una singular roca que pone de manifiesto su retorcido pasado. La presión y la temperatura, millones de años ha, han hecho de ella una verdadera singularidad, que ya en merecido reposo se muestra al mundo. La travesía cercana a la orilla del ibón, aunque sin apenas desnivel hay que salvar tramos de piedras que la hacen algo incómoda, pero la verdadera incomodidad viene desde el inicio del canchal, fiel a su apariencia. Muy vertical y de piedra muy suelta, que hay que ir sorteando hasta llegar a la base de la roca del Pecico Oriental, donde tienes ya algo más sólido y estable donde echar manos para salvar el último tramo, más vertical y descompuesto todavía que permite alcanzar el collado sur de la Gran Facha.

Sí, a esa, a la más alta. Dispuestos a todo.

Últimos metros de la chimenea para alcanzar el collado
            Un collado éste que ya da vista al mundo Respomuso en particular y al enorme circo de Piedrafita en general. Tomamos un respiro para afrontar los casi 200 metros de desnivel que restan hasta la cumbre, que hacemos en menos de media hora de incesante trepada por la amplia loma. Se llega a una especie de antecima, desde la que superando un par de peligrosas hendiduras a dos aguas, se alcanza la cima de esta montaña, que se aúpa cinco metros para entrar en la élite de los tresmiles pirenaicos.


Camino a la cumbre

Imagen de Mariano Javierre,
extraída del blog El Pirineo de Jose
            Cada 5 de agosto, día de la Virgen de las Nieves, si el tiempo lo permite se celebra una eucaristía en la cumbre, junto a una hornacina, que reúne a decenas de montañeros de uno y otro lado. Se conmemora el final feliz de un accidente acaecido en octubre de 1941, se cuenta que por intercesión de la Virgen de Lourdes. Sin entrar a valorar el “milagroso rescate”, únicamente lo citamos porque creemos que es digno de mención, ya que es la base de esta celebración anual que se viene realizando desde hace casi ya ochenta años, habiéndose creado en su tiempo la Asociación Amigos de la Facha, que promueve el encuentro anual.

Circo de Piedrafita

            Estas y otras reflexiones nos acompañan mientras nuestra retina se afana por recoger todo cuanto es capaz de absorber, nuestro cerebro de procesar y nuestro corazón de asimilar. Una verdadera orgía sensorial que te hace sentirte humilde y pequeño ante tanta grandeza, pero orgulloso y grande al propio tiempo, porque montañas como ésta se fijen en ti y te conquisten.

Valle de Marcadau

Cuidadoso descenso
            Apenas veinte minutos, que se hacen veinte segundos, para dejar volar todo aquello que de uno puede volar, y emprendemos el descenso por el mismo itinerario, que si la subida ha sido con sumo cuidado, hay que hacerlo extremando la precaución, concentrando la atención en cada paso y cada agarre de las manos. De hecho nos cuesta más tiempo bajar que subir el tramo hasta el collado.

El gigante Vignemale guía nuestros pasos hasta alcanzar el ibón

Un remanso de paz en medio del duro granito
            Pero la fiesta no termina en el collado. Hay que bajar la descompuesta canal, y luego el interminable canchal hasta llegar a la orilla de Pecicos, donde se puede empezar ya a respirar. No se puede negar que es una montaña que se lo hace currar. Y por lo visto no debe ser mucho mejor por cualquiera de los otros itinerarios. De nuevo culto a la roca de retorcido pasado y salimos de esta cuenca callada, de esta cuenca asombrada por todo lo que en sus aguas refleja. Salimos, decimos, a la de Bachimaña, nombre que comparte también como Cúspide de Bachimaña al referirse a la Gran Facha.

Bramatuero Inferior y Bachimaña Superior. ¡Qué planeta, xD!

            Llegados al cruce del GR 11, no lo dejamos ya hasta la Casa de Piedra, emblemático refugio montañero del Balneario de Panticosa, punto de partida de nuestra salida de hoy, a donde llegamos tras 9 horas y media de tiempo total, del que 6h 25’ han sido en movimiento, para recorrer 19 km y salvar un desnivel acumulado en torno a los 1600 m D+/-. Y aunque no pase apenas de los tres mil metros, tiene su puntito.


Si queréis ver más imágenes, picar aquí. Y si queréis ver el track, aquí.

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