domingo, 21 de octubre de 2018

Barranco del Infierno, bajo el otoño de Tendeñera

IXOS MONS
Barranco del Infierno
Domingo, 21 de octubre de 2018



            Siempre se piensa en los días otoñales como grises, tristes, sin color, apagados, que no invitan a otra cosa que al recogimiento. Pues no, no son así todos los días otoñales, también los hay alegres, soleados, con ganas de marcha, y que incitan a eso, a la marcha. Mientras la parte más meridional y levantina de la península naufraga, por aquí, por el norte, por el Gran Norte, estamos bajo la influencia de un anticiclón que hace suaves las jornadas de montaña. Hoy, con el amigo Toño, nos vamos al barranco del Infierno, uno de los desagües principales por el sur de la Sierra de Tendeñera, con la que tenemos una gran deuda, y quizá sea hoy el día de comenzar a pagarla.


            Hoy nos apetecía bosque. La ruta de hoy tiene que ver con el terreno y sus recursos, esos oficios perdidos. En este caso con la pez, ese elemento que los antiguos habitantes de Yésero elaboraban a los pies de Tendeñera y que se encargaban de comercializar, cuyo uso se destinaba a los botos, barricas… pero sobre todo al marcado de ganado, cuando había… hoy en día es una especie en peligro de extinción.


            En la carretera del puerto de Cotefablo, justo enfrente al desvío de Yésero, parte un sendero que te mete ya de lleno en el bosque, para circular durante unas decenas de metros por el desbroce bajo los cables de alta tensión. Pero pronto nos volvemos a vestir de bosque, que como en un grupo de personas siempre hay quien se entera antes que los demás de lo que pasa a su alrededor. Y lo que pasa es que el verano se ha ido, es más, también el primer mes de otoño, ya que estamos entrando en escorpio, signo de agua, concretamente de aguas freáticas. Pero hoy vamos a disfrutar de esas gotas que retiene la vegetación, tanto la de suelo como las que caen de las hojas de los árboles.


            A la media hora de discurrir por el solitario bosque, encontramos el desvío para la Viñuela, que no tomamos, lo reservamos para la vuelta. Enseguida se nos presenta una cabaña, la Loreta según los mapas, bien conservada, y con murales en su exterior sobre la fauna y la flora del lugar. Pasamos por terreno otrora humanizado, unos viejos campos que va fagocitando el bosque, con unos muros de piedra que también coloniza el musgo. Seguimos hacia Plana Fornos, como indica un letrero. Cruzamos varias veces el barranco. En una de ellas para conectar con ese sendero de la Viñuela que, como decimos, a la vuelta tomaremos.


            En dos patadas nos llegamos al lugar donde estaban ubicados los hornos de la pez, con su panel informativo, gracias al que nos enteramos de algo, porque el terreno no está definido, está siendo pasto de la vegetación. Continuamos un poco más y volvemos a cruzar el barranco, y de nuevo otra vez. Subimos por un estrecho sendero, pasando por un tramo muy delicado, en el que hay que extremar la atención, ya que está colgado sobre un buen trecho de vacío sobre el lecho del barranco.


            En poco ya salimos a la pista que sube de San Bartolomé de Gavín, para no dejarla ya hasta el refugio cabaña de Gavín, diez minutos más arriba, considerado como la cima de hoy, ya que el tiempo no nos da más de sí y tenemos que regresar. Desde aquí ya estamos más cerca, mucho más cerca de la gran muralla que representa Tendeñera. Ya sentimos su latir. Ya sentimos sus ganas de atraparnos, y no la culpamos por ello. Mientras esto ocurre entre nuestro corazón y el de ella, el mundo sonoro se hace eco del ganado vacuno que todavía queda por aquí. Pues nada, cuatro fotos, y media vuelta, para desandar lo andado hasta algo pasado esos hornos de pez, donde nos encontramos que el sendero sigue hacia la Viñuela.


            Con el sol ya dorando más si cabe la paleta de colores que presenta el follaje, lo tomamos para volver por la margen derecha del barranco, hasta que se vuelve a cruzar y juntarse con el de la Loreta, por el que continuamos ya hasta el punto de partida, culminando así una mañana emboscados por el barranco del Infierno y su otoño, en 4 horas de tiempo total, del que algo más de 3 han sido en movimiento, para recorrer 10,6 km, y 850 metros de desnivel acumulado D+/-.


*Los pies de foto de hoy... a gusto del consumidor.

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