lunes, 15 de junio de 2015

Puyada a Oroel con la CEVCamí

IXOS MONS
Peña Oroel (1.769 m)
Domingo, 14 de junio de 2015



            Colla Excursionista de Vilanova del Camí. En su programa Excursions 2015, en el 14 de Juny leemos: “PEÑA OROEL. Sortirem des del Refugi d’Oroel, i passarem pel mirador d’Oroel i per una Font dita dels Forestals. Peña Oroel está situada prop de Jaca, amb impresionats vistes del Pirineus…”. Pasan de la veintena. Gentes sencillas, amantes de lo sencillo, que han decidido rebasar sus límites territoriales habituales para campar por nuestros fueros en busca de esa sana ambición que, también sanamente, nos consume a los amantes de la libertad, a los amantes de la naturaleza, a los amantes de la montaña, en definitiva.  

            Debido al mal estado de la carretera del Parador no ha sido prudente llegar con el autobús hasta él, teniendo que rediseñar el recorrido, algo que ya hicimos hace unas semanas con Cayo, Hipólito y Javier, que vinieron de avanzadilla a tantear el terreno. Sobre esa ruta acordada, aún le han dado una sabia variación. El autobús nos sube hasta Barós, de donde partimos, para subir hasta el Parador por su barranco. Tras subir y bajar a la Cruz, la vuelta la hacemos hasta Jaca por el de San Salvador. Vamos.


Acogida en Barós
            Iglesia, lavadero y fuente. Elementos de Barós que son testigos de la acogida a los caminantes que vienen a descubrir otros lugares, y donde les ubicamos sobre el territorio. Provincia, comarca, localidad y reino. Monumentos e historia. Todo ello queda atrás, así como la parroquial de San Fructuoso y la ermita de Santiago, ambas del siglo XI, con las primeras expansiones del cristianismo.

Progresando por el bosque
          La mañana ha amanecido con brumas. No era su voluntad. Quería agradar, pero las lluvias de ayer la han obligado a ello, a pesar de todo, debajo del brazo portaba el firme compromiso de que nos va a traer un sol potente que las va a barrer. No hay que recordárselo, conforme el barranco nos va engullendo, conforme nos va haciendo partícipes de su lozana soledad, vamos comprobando que la Cruz se va empinando para vernos mejor. Fuentes de Barós, todavía dormidas, no las queremos despertar. Cruce de barrancos y vamos empinando ya el sendero por el bosque, que nos lleva hasta la carretera del Parador, al que nos acercamos en dos patadas.


  
Fragancias
            Se impone una parada para echar un bocado, y dicho y hecho. Entre las espléndidas vistas que nos ofrece el Campo de Jaca y nuestra altiva peña, nos acomodamos para tomar fuerzas. Nos esperan 567 metros de impío desnivel, que comenzamos a ritmo llevadero… pies y lengua van al paso. Las treinta y tres curvas se van sucediendo por un bosque al que le ha venido muy bien la lluvia de estos días atrás, porque andaba ya pelín justo. Bien contadas, llegamos al collado, pero un poco antes nos detenemos en esas recuperadas construcciones de piedra de viejos usos domésticos, neveros, pozos de hielo, les llaman, precursores de las primeras neveras de hielo y de los actuales frigoríficos que las sustituyeron.



Llegando a la Cruz
            Agrupados ya, nos enfilamos por el sendero de la arista, hasta confluir con el de la vaguada en ese gran hito que hacemos mayor contribuyendo con nuestra aportación. Llegada a la Cruz y repaso a los montes, a ver si están todos en su sitio. Sí, lo están, aunque alguno jugando al escondite con esas nubes que se enredan con ellos y que amenazan una tarde un poco movida. Tampoco nosotros nos libramos de ellas sobre nuestra vertical, que si no pasa de ahí tampoco viene mal la sombra. Reconocimiento, agradecimiento y saludo a todos los vientos de la rosa, foto de familia y más ligeros ya emprendemos el descenso.

Reponiendo fuerzas en el Parador
            Sobre las dos y media llegamos de nuevo al Parador y sus mesas entre el bosque, que aprovechamos para aposentarnos y reponer fuerzas. Con el gastro más calmado emprendemos la bajada a Jaca con otro talante… que hasta aquí no ha sido malo. El grupo se estrecha para entrar en el barranco de San Salvador, que nos hace disfrutar de su frescura y del murmullo de su voz. Y lo que más temíamos a estas horas cansinas de la joven tarde, el sol por el tramo entre la salida del barranco y la llegada a Jaca, también nos lo solucionan esas nubes que hacen lo mejor y no hacen lo peor.



            Llegada al Gas, no sabemos de qué tipo, pero sí con unas aguas saturadas de yesos. Y por el reciente sendero entre éste y Escolapios, llegamos hasta el bus, que esperando está. Son las cinco de la tarde, y el camino es largo, así que besos y abrazos, otra foto de familia y despedida hasta que queráis. Un verdadero placer haber compartido caminar y camino con buena gente.
  



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