martes, 26 de junio de 2012

La Senda de Camille


Amanecer desde Arlet
AQUERAS MONTAÑAS
La Senda de Camille (parcial)
Viernes, 22 a lunes 25 de junio de 2012

Ruta largamente demandada por algún miembro (por no decir miembra), finalmente se conforma este grupo, un poco heterogéneo, pero del que se aprovechan todas sus ventajas.
Vertiente norte de Somport

Como hasta el mediodía del viernes no llegan a Jaca la mayoría de componentes, Rubén y yo nos adelantamos, para comenzar a andar en Somport a las 12:45, con la sorpresa de que en la vertiente norte hay nieblas, que traen un fresco viento que nos acompaña en el arranque de esta primera etapa. Sansanet, como siempre, exuberante, acogedor, el barranco del Aspe trae sus mieles hasta aquí para regar los hayedos dejando su impronta en el éter. Esto es magia. En la granja l’Oustaou, el quesero nos secuestra unos minutos para compartir conversación, y de nuevo al bosque, hasta la salida en l’Espelunguère, con paso obligado del puente para comenzar la ascensión al collado de Lapachouaou, desde donde hay unas vistas magníficas del valle y mucho más, con una sinfonía visual entrecortada por las nieblas que van y vienen, y que nos acompañan hasta el territorio Arlet, con el refugio reflejado en el ibón.

Barranco de Aspe
El resto del grupo llega a la hora de la cena. Son Mamen y Quique, Jano y Pilar, Raquel y Chema, y Luis y José Luis. Buena cena y buen descanso, aunque en esto último no se pone la peña de acuerdo, no sin hacernos presa de una calmada tarde, los fondos de los valles duermen ya bajo un espeso manto de nieblas cuyas capas superiores juguetean entre el calor de los últimos rayos de sol y ligeros vientos. Fugaz visita al collado de Arlet para contemplar las Aguas Tuertas, para contemplar Guarrinza, para contemplar todos sus centinelas.

A la mañana siguiente mismo paisaje, mismas nieblas, distinta luz, distintas nieblas, distinto paisaje. Quique, Jano y Pilar pierden el disfrute de andar la senda, pero ganan el de volver por unas crestas made in Jano, que la seguridad con las que las plantea te anima a dejarte llevar.

Dormidas nieblas
El privilegio de seguir nuestro camino lleva emparejado el paso por cabeceras de valles, de valles cargados de nieblas cuya mágica visión pide a gritos un lugar en las runas de la memoria, para acudir a ella en cualquier momento de apuro. Estas reflexiones nos llevan al collado de Soubathou, y luego al de la Liberté, donde una gran placa con su leyenda inmortaliza miedos y esperanzas. A través del Puerto del Palo, otrora paso de peregrinos jacobeos, que con sus casi dos mil metros nos permite tener de nuevo perspectiva sobre la Selva de Oza, la última ya, porque tomamos ese barranco para bajar ya de tiro hasta Lescun, donde se encuentra el camping Lauzart, cuyo refugio nos acogerá esta próxima noche. Paseos, descansos y coladas llenan la tarde. 

Billare y petit Billare
De nuevo, la noche pare un día. Le Billare y le Petit Billare presiden una mañana radiante, joven, fresca, que invita a continuar con las reflexiones de ayer, o con las de cualquier otro día pasado en la montaña, en la naturaleza, rodeado de vida. Es formidable poder fundirse con ello, vibrar con ello, vivir con ello, constatar cuánto nos aporta todo ello, y lo más importante, el pensar, casi obsesivamente, si podemos, si sabemos, si queremos, devolver algo, aunque nada más sea una infinitésima parte. Mientras tanto, el sol va ganando terreno, va ganando fuerza.

Agujas de Ansabère
Las Agujas de Ansabère llaman poderosamente nuestra atención, rompen el paisaje, rompen el horizonte, imploran, claman al cielo, si pudiéramos saber el qué... De nuevo al bosque, cuyos duendes nos llevan hasta el circo del mismo nombre, donde casi obligado es el parar en la cabaña y hacer buen acopio de queso hecho por las rudas manos del habitante de, como reza en la puerta, la “villa de los privados de amor”. Seguramente, aquí lo habrá encontrado. Con el sol por montera hacemos la cansina y pacienzuda ascensión al collado de Petrechema, o Puerta de Ansó, aspacico y callandico, como dice la jota, con humildad, con respeto, por debajo de estos pétreos centinelas que tanto han visto, que tanto han vivido, que tanto han ofrecido.

Cima del Petrechema
A los que nos gusta la guinda, tomamos el trozo de pastel con ella. El compartir cosas no materiales tiene la ventaja de que hay para todos. Aquí hay guinda para todos, y la saboreamos, nos la comemos. No nos conformamos con pasar por el collado, sino que apreciamos uno de sus guardianes y lo abordamos con el mismo respeto y humildad con los que hemos llegado hasta aquí. No se entendería bien que pasando por aquí no subiéramos a la cumbre del Petrechema, y por qué?, porque está ahí y nos quiere tener cerca, nos quiere oler, nos quiere saborear, nos quiere sentir. Todo ello es recíproco. Aunque siempre se dice que lo importante no es la meta, lo importante no es la cima sino el camino, una cumbre es una cumbre. Estar en la misma punta de una de esas antenas que se estiran para buscar el infinito es algo que no es fácil de explicar, ni tampoco de entender, simplemente hay que ganárselo, hay que vivirlo.

Plácido descenso por la normal, hasta el refugio de Linza, donde Beni nos hace partícipes de su dolor por el trágico suceso de Miguelón, cuya vida pende de un hilo desde que un gravísimo accidente le arrebató recientemente casi todo. Alegre Miguelón, amable Miguelón, trabajador Miguelón, a poco que te acompañe el recuerdo aún se le puede ver al mando de esa rétrac currándose el circuito de fondo para esos triatlones organizados aquí, en Linza. Un enorme nubarrón embarga nuestra tarde, ruidosa tarde, refugio repleto de gente en una despedida de domingo que a la mayoría llevará a sus casas, a sus obligaciones. La nuestra, descansar aquí para continuar mañana con la etapa reina.

Sierra de los Alanos
Otra espléndida mañana, otra espléndida etapa por delante, más larga, más dura, más intensa. Asfalto hasta Zuriza, que se rinde a nuestros pies bajo el altivo Ezkaurre. Bajamos por el Petrechema hasta su fusión con el Petreficha, que abrazamos hasta el final de Tacheras. Esa unión da el río Veral, que recorre todo el valle de Ansó, uno de los mayores municipios de Aragón, con 50 km de frontera. Ya nos aguarda la Punta del Achar, ese diente de los Alanos, que pacientemente nos ve subir a su achar, o paso de Tacheras, para adentrarnos en ese puerto seco, zona de tasca, de finos pastos, que nos ofrece unas vistas al sur donde Oroel, San Juan de la Peña, la punta Firé de Riglos, o Peña Rueba reclaman su protagonismo rasgando el azul cielo que no nos da cuartelillo.

Pedregoso descenso por el Estrecho de la Ralla hasta la pista de Espetal, que poco disfrutamos, pues hay que dejarse engullir por otro hayedo para subir hasta el collado de Lenito bajo, desde donde damos vista ya al valle de Hecho y al final de la etapa de hoy, aunque no la alcancemos. Estamos hablando del refugio de Gabardito, y decimos que no la alcanzamos porque nuestros maltrechos pies encuentran descanso en el puente de Santa Ana, no sin antes sufrir un tedioso descenso por unos poco agradables tramos de trochas de extracción de madera.

Los puristas dirían que falta terminar esta última etapa, que es un durísimo ascenso vertical hasta el refugio de Gabardito, y dos más, hasta Lizara una y hasta Somport la otra, para cerrar el círculo, pero no ha habido más tiempo. Una escusa para retomarla. Por nuestra parte, bien ha estado, han sido tres días y una tarde. Una tarde y tres días. En torno a 24 horas de marcha en cuatro jornadas para recorrer casi 80 kilómetros por unas montañas en las que no destacan sus alturas ni sus grandes cumbres, pero que sí te ofrecen lo mejor de sí mismas, y que te obligan a estar bien atento para bien aprovecharlo.

Grupo en el collado de Lenito bajo
Como siempre, gracias a todos y a todo.

El reportaje completo de fotos, lo tenéis en https://picasaweb.google.com/chematapia/SendaDeCamille02

6 comentarios:

  1. Que bonitos recuerdos de esa travesía ya realizada hace dos años. Eso si, la ternura con la que lo cuentas me deja sin repiración.
    No olvideis terminarla, faltan valles maravillosos y ahora en primavera, es todo un espectáculo.
    Muy bonito.
    Javier

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    1. Gracias Javier. Algunos ya la hicimos completa hace dos años también. Fue en verano, y la particularidad de hacerlo ahora es la sorprendente cantidad y variedad de manifestación floral, cada uno de esos humildes seres vegetales que muestran sus mejores galas al caminante y al mundo. Gracias de nuevo.

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  2. Amigo Chema. De la manera que cuentas esta travesía, casi no es necesario recorrerla. Me ha hecho recordar muchos tramos, de los que muchas veces he tenido, como todos vosotros el placer de disfrutarlos.
    FERVAL

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    1. Gracias Fernando. Como tú haces, mientras podamos, habrá que seguir haciendo camino, y contarlo, claro. Gracias de nuevo.

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  3. Leyendo está vuelta es como sí volviéramos a hacer juntos la q hicimos hace unos años.
    Ya tengo ganas de coger la mochila otra vez y volver a recorrer nuestro maravilloso pirineo
    Isabel

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    1. Pronto, Isabel, pronto. Lo importante es que termines de recuperarte.

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