miércoles, 13 de abril de 2022

Ermita de San Sadurní, desde Castejón de Sos por Sesué (PR-HU 86)

 


IXOS MONS
Ermita de San Sadurní
Castejón de Sos - Sesué - Castejón de Sos (PR-HU 86)
Viernes, 8 de abril de 2022

            Continuamos por tierras ribagorzanas, recorriendo antiguos caminos del viejo condado para unir naturaleza y tradición por el bajo valle de Benasque, visitando la ermita de San Sadurní, junto al Castellaso, en el municipio de Sesué, por cuya capital pasaremos en una ruta de ida y vuelta desde Castejón de Sos.



            En esta población,  frente a un crucero a pie de carretera, hay una estrecha calle por la que nos metemos, dando inicio a la ruta. Tan estrecho es el callejón, apenas pasa un coche, que lo culmina un arco que comunica las viviendas de ambos lados. Unos rincones con sorprendentes elementos que evocan otros tiempos. Salimos en clara dirección norte, por ancha pista jalonada por enormes chopos. En poco nos topamos con un cruce, seguimos rectos. Dejamos a la derecha el aparcamiento de caravanas, y un poco más adelante, a la izquierda la Borda Blanca. Cruzamos por un puente el barranco de Liri. Seguidamente, otro cruce, y también rectos. Se nos presenta una bifurcación, y tomamos el ramal de la izquierda. A los cuarenta minutos de andar por pistas, nos metemos a la derecha, dando inicio a un ancho camino que pronto se convierte en una senda que promete, y de hecho da, da buenas sensaciones, da buen ambiente, da lo que no dan las aburridas pistas.



            A los diez minutos, dejamos a la izquierda los restos de una gran casa de piedra, cuya ruina ha venido a rematar un enorme pedrusco que ha tirado el muro más pegado al sendero. Y en otros diez minutos más llegamos a la central eléctrica de Sesué, y una vez sobrepasada, al puente carretero, desde donde nos incorporamos a la carretera local de Sesué, a donde llegamos en un pis pas, pasando primeramente por una moderna urbanización, antes de llegar al casco viejo del pueblo. Nos acercamos hasta la parroquial de San Chinés, del siglo XI, con modificaciones posteriores que apenas dejan lucirse sus orígenes románicos. Un lugar que ya se mencionaba en el año 893 en el Cartulario de San Juan de la Peña, nº 7 pág. 33.









            Un poco más arriba, en dirección norte, encontramos la tablilla que nos indica nuestro destino, la ermita de San Sadurní, por un sendero que nos sube hasta dar con la pista, que seguimos ascendiendo, y una vez salvados algunos zig zags llegamos a un alto, en el que dejamos la pista para meternos por un sendero a la izquierda, que en cuatro pasos nos deja en la ermita.



            Está enclavada en una privilegiada atalaya junto al Castellaso, promontorio que se deja ver desde la distancia, de hecho, es una de las mayores alturas del municipio de Sesué, y que alberga una vía ferrata. Cuenta la tradición cristiana que este santo, Sadurní o Saturnino, vivió en el siglo III d.C., y que vino desde Egipto hasta las Galias e Hispania para evangelizar estas tierras, en manos de los romanos. De pequeñas dimensiones, el escaso valor arquitectónico está compensado con lo armonioso de sus proporciones, pero, sobre todo, por los cuidados alrededores y el emplazamiento. Un muy agradable lugar que, junto con la bonanza meteorológica, invita a estar un buen rato contemplando las excelentes vistas que ofrece. Se ha perdido ya la tradición que reunía cada 1 de mayo a romeros de los alrededores, quedando únicamente un mero testimonio de las gentes del cercano pueblo.


            Las dos horas invertidas hasta llegar aquí merecerían, como mínimo, otras dos de estancia, tiempo que limitamos a media, que verdaderamente nos sabe a poco. Volvemos sobre nuestros pasos hasta dar al cuarto de hora con un desvío de la pista, a mano derecha, que nos indica la ermita de San Pedro, y que no nos resistimos a tomar. Es un ramal de la pista, que pronto dejamos para meternos por un sendero, que nos lleva hasta lo que queda de ella, un pequeño templo de dudosa tipología lombarda, que se conserva en estado ruinoso. Volvemos a la pista y enseguida encontramos el sendero para continuar con el regreso volviendo sobre nuestros pasos. Unos pasos que nos llevan hasta Sesué, para deshacer lo andado hasta aquí, carretera local hasta el puente, central eléctrica, sendero y pistas con ambiente de soto ribereño hasta llegar finalmente al punto de partida, Castejón de Sos.





            Una agradable ruta, compartida en gran parte por el anillo “Sesué-Villanova-Sahún”, y que hemos culminado en 4 horas y 15 minutos, para recorrer los 15,7 km de ida y vuelta, salvando un desnivel acumulado de 335 m D+/-.


Bibliografía:

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados III. Antonio Ubieto. Anubar 1984

Web:

Románico Aragonés

Senderos FAM





Las fotos y el track

martes, 12 de abril de 2022

Circular Castejón de Sos, Bisaurri, Urmella y Arasán, por el PR-HU 89 y parte del PR-HU 88

 


IXOS MONS
Circular Castejón de Sos
Castejón de Sos - Bisaurri - Urmella - Arasán - Castejón de Sos
(PR-HU 89 y parte del PR-HU 88)
Jueves, 7 de abril de 2022

            "Es esta sepvltvra del reverend frai Gaspar Español prior que fve de esta casa. Murió el AD (anno Domini) 1613". Texto que se puede leer en una de las lápidas de lo que se va conservando del antiguo monasterio de los Santos Justo y Pastor, en Urmella. La otra, de justo tres siglos después, dice: "Restaurada el año 1913 siendo párroco D. José Ademá y Ribera".



            Traemos esto porque es lo que hemos encontrado en la red de redes referente al monasterio citado, y del que no teníamos conocimiento, como de tantas y tantas otras cosas, y lo cierto es que nos ha sorprendido, porque contrasta su deplorable estado con la importancia que tuvo antaño, considerado el segundo templo románico de La Ribagorza tras el de Obarra.



            Estamos pasando unos días por La Ribagorza, descubriendo nuevas rutas, bellos rincones apartados de la vorágine del turismo blanco, algo que les ha permitido a los pequeños pueblos escondidos en los pequeños valles, conservar ese ambiente rural que poco a poco se va desvaneciendo. Nos hemos acercado hasta Castejón de Sos para hacer una circular uniendo alguno de esos pueblos del llamado Solano de Benasque, aprovechando parte de la red de senderos marcados como PR, en concreto el PR-HU 89, lineal, que une la población citada con la de Arasán, pasando por Bisaurri y Urmella, volviendo a Castejón de Sos por el PR-HU 88, o Camino del Solano, desde Arasán, que luego visita además Liri y Sos, aunque nosotros no, al menos en esta ocasión. Son señalizaciones, ambas, que han quedado desdibujadas por el tiempo, por lo que no va a ser fácil hacer la ruta si no se dispone del track.


            Partimos, como decimos, de Castejón de Sos, de un lugar muy próximo al ayuntamiento, pero al otro lado de la carretera. Enseguida salimos del terreno urbanizado para tomar una pista con muchos bolos y que, al rato se empina bastante. En poco más de media hora llegamos a Bisaurri, cuyas tierras pertenecían, según Antonio Durán, al monasterio de San Victorián en 1566. No sabemos si será o no por eso, pero nos recibe muy tranquilo. 



            Salimos a la N-260, que transitamos con mucho cuidado algo menos de 300 metros dirección norte, para meternos por un camino al término del puente sobre el barranco de Bisaurri. A partir de ahí, se van sucediendo senderos y pistas, hasta llegar a cruzar el barranco de Urmella, y luego subir hasta esta pequeña población, la más interior del valle. Un perro nos da la bienvenida y, seguidamente sale la dueña de su casa. Es Margarita que, muy amablemente, nos cuenta que el pueblo llegó a estar casi deshabitado, quedando únicamente un par de hermanos ganaderos, siendo gentes de diversos puntos de España las que fueron llegando, y al verse prendidos del lugar, se liaron a comprar fincas y casas para restaurarlas, viviendo ahora 11 personas, en concreto ella, en una borda de casa Marcial. Al igual que lo mencionado para Bisaurri, y según las mismas fuentes, también sus tierras pertenecían al monasterio de San Victorián en 1566.





            Seguimos nuestro camino, guiados por unas muy tímidas señales de PR, pero básicamente por el track que llevamos. Saliendo del pueblo tomamos a la derecha una pista de cemento que nos lleva a otro conjunto de edificios, entre los que destaca el monasterio de los santos Justo y Pastor, o lo que queda de él, una pieza más, de las muchas, que engrosan la vergonzosa lista del rico patrimonio que se lleva el abandono y el tiempo. Sus orígenes se enraízan en las primeras décadas del siglo XI, cuando los maestros lombardos campaban por estos lares, aunque más por otros. Los avatares de la vida, las interrupciones en la construcción, las posteriores reformas y el mencionado abandono han dado como fruto el sumamente lamentable estado en el que se encuentra. Pero no nos íbamos a ir de allí sin conocer y departir con otra persona, Guillermo, que también vive en una borda, en este caso de casa Marcelina, y es tanta paz la que destila como desquiciado está este mundo.


            Se ofrece amablemente a acompañarnos unas decenas de metros para mostrarnos lo que es el antiguo camino a Arasán que, como coincide con nuestro track pues eso, miel sobre hojuelas. Lo seguimos, y vuelve a combinar sendero con pistas, hasta que finalmente se llega a unos campos, con la vista puesta ya en este nuestro siguiente hito, que alcanzamos por una vereda que nos recibe muy descuidada. Tres horas desde el arranque, para encontrar una pequeña población con un aire muy rural. Salimos a la carretera de Liri, que cruzamos para meternos de nuevo en un sendero, para llegar en poco más de media hora, tras haber cruzado de nuevo la carretera, a nuestro destino, que es el punto de origen, habiendo completado del lineal PR-HU 89, desde Castejón de Sos hasta Arasán, e incorporarnos allí al circular PR-HU 88.






            Una bonita vuelta por unos caminos que piden a gritos un repaso, pero que ha contado con la visita a tres pueblos del Solano de Benasque, dos de ellos con un tamaño que les ha permitido conservar ese ambiente rural, y donde hemos encontrado gentes encantadoras, que han priorizado la paz, la tranquilidad y el alejamiento a todo lo contrario, sobre cualquier otra cuestión vital. Una vuelta, decimos, en la que hemos invertido 3 horas y 50 minutos, para recorrer 11,7 km, con un desnivel acumulado de 560 m D+/-.


Bibliografía:

Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados I. Antonio Ubieto. Anubar 1984

Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados III. Antonio Ubieto. Anubar 1984

Web:

Románico aragonés

J. Díez Arnal




Las fotos y el track

miércoles, 6 de abril de 2022

Pic oriental de la Gradillère, con raquetas por el circo d'Anéou

 


A TUCAS ALBARS
Pic oriental de la Gradillère (2256 m)
Martes, 5 de abril de 2022

            “El cielo es azul, sin una nube. La nieve es tan blanca que me arden los ojos” es uno de los fragmentos de Cometas en el cielo, la opera prima del escritor afgano Khaled Hosseini, novela publicada en 2003, con más de 23 millones de ejemplares vendidos traducidos a más de 50 idiomas; fue llevada al cine con el mismo nombre, por Marc Forster en 2007. Ambientada en el Afganistán previo al desastre hace mención a ese elemento blanco que representa un inconveniente más de sus duras vidas, y que para nosotros entra a formar parte de nuestro mundo lúdico. 



            Así ha sido en esta salida que hemos hecho un grupo de amigos por el circo d’Anéou. Y la verdad es que teníamos ganas porque, aunque sí habíamos pisado la nieve este invierno al encontrarla de paso, no recuerdo haber programado salida alguna que la tuviera como escenario en la mayor parte de la jornada, como ha sido el caso.



            A pocos kilómetros por debajo del puerto del Portalet, en territorio francés, aunque las montañas no entienden de eso, se sitúa un ensanche en la carretera utilizado, normalmente, para hacer la ruta hacia el lago y refugio de Pombie, bajo el Midi d’Ossau, una archiconocida y característica montaña, con un nombre manido, pero que sencillamente hace referencia al sur del valle del que toma el nombre, y que ya hemos visitado en varias ocasiones. 



            Pero el circo d’Anéou es más que el Midi d’Ossau, mucho más. Es una amplísima extensión de terreno rodeada de montañas que, si bien no destacan por su altitud, merece la pena visitarlas en cualquier época del año, siendo un auténtico paraíso para los amantes del blanco elemento, especialmente para el esquí de montaña, pero también para los que gustan de moverse con raquetas, porque hay muchas y variadas rutas de diversa dificultad. Las hay con poco desnivel, porque así lo permiten las grandes amplitudes, y las hay para realizar ascensiones a cualquiera, o casi, de sus montañas.



            Los que realizan el esquí de montaña hay que suponerles que conocen el medio y que saben “leer la montaña” en cuanto a los riesgos que representa la actividad. Es muy curioso observar las trazas que llevan a cabo, en zetas subiendo y en eses bajando.



            Para los que prefieran paseos tranquilos con raquetas, aunque el riesgo cero no existe en montaña, prácticamente carece de ellos, y es la gran amplitud la que permite darlos cómodamente. Otro concepto distinto es el que acoge a los más avezados en montaña y que se fijan como objetivo la ascensión a alguna cumbre. Para ello, también se necesita un buen conocimiento de la montaña y de su puntual estado, laderas expuestas, inclinaciones, cornisas, barrancos… también del estado de la nieve, si está para raquetas o para piolet y crampones.



            En nuestro caso, estaba blanda y no requería el uso de material técnico, de modo que… a disfrutar con las raquetas.




            Salimos del citado aparcamiento para bajar al puente y calzarnos ya con lo que va a ser la herramienta que nos permita progresar por el terreno nevado. El track que llevamos, aun a sabiendas de que está hecho también con raquetas, hay que tomarlo solo como referencia, pudiendo elegir en cada momento la ruta a seguir. Nos dirigimos hacia el oeste, cruzando algún barranco. Los primeros cabezos van quedando atrás para dejar a las vistas nuestro objetivo, el pic de la Gradillère.






            Una fuerte cuesta nos aúpa hasta el collado homónimo, también llamado de Bious-Artigues, que es el valle al que da vista. Reponemos fuerzas y nos disponemos a realizar el último tramo, una loma muy venteada en la que escasea la nieve, por lo que la apuramos al máximo y optamos por portear las raquetas y terminar sin ellas.




            A las tres horas desde el arranque, los 2256 msnm de esta cota nos facilitan unas excelentes vistas sobre todo el terreno que hemos dejado atrás, ese amplísimo circo d’Anéou, con el coloso Midi d’Ossau, algo retirado de él, pero con presencia absoluta. También la próxima cima del occidental, algo más alta, para cuya ascensión debatimos, no terminando el grupo por decidirse debido a las pendientes palas de acceso a la cumbre.




            La estancia se hace muy confortable debido al día soleado y carente de viento, un auténtico regalo de la naturaleza. Tras algo más de una hora de disfrute total, emprendemos el descenso casi hasta el mismo collado, para virar hacia la derecha y descender por una loma descarnada y meternos por un ancho, pero pendiente tubo, ya con raquetas, gracias a que estaba blanda la nieve, de lo contrario hubiera requerido crampones.





            Y poco más, vamos en busca del itinerario más frecuentado, para aprovechar la ancha huella y nos vemos de nuevo en el coche en 5h 50’, habiendo recorrido una distancia de 8,4 km, y salvando un desnivel acumulado de 560 m D+/-, completando así una corta, pero muy aprovechada, jornada de alta montaña, con muy buen ambiente y en buena compañía.





Las fotos y el track