sábado, 25 de enero de 2025

La Ruta de las Ermitas de Ayerbe, en olor de santidad

 Año XIII. Entrega nº 918


IXOS MONS
La Ruta de las Ermitas de Ayerbe
Viernes, 24 de enero de 2025

            “El 28 de abril de 1083 el rey Sancho Ramírez de Aragón dio al monasterio de San Juan de la Peña la mitad de los bienes señoriales del castillo de Ayerbe”. Antonio Ubieto.


Restos del castillo de San Miguel


            Esta cita, rescatada por el historiador Antonio Ubieto Arteta del Cartulario de San Juan de la Peña, nº 241, es una muestra más del férreo binomio iglesia-estado que, con más de mil años de antigüedad sigue sin envejecer. Lógicamente, hoy en día ya no está motivado por las razones de antaño, que eran las de ir colonizando territorio a medida que se iba reconquistando; trozos de tierra terrenal, valga la redundancia, a cambio de alojamientos celestiales procurados desde las jerarquías clericales para esos reyes cuyo territorio donaban para el usufructo monacal con el deslome del pueblo.



            Esos avances castrenses traían aparejada, como decimos, la fundación de monasterios, algunos hoy en día ya desaparecidos, y otros que permanecen como testimonio de la historia. Como construcciones menores estaban las ermitas, pequeños templos algunos cuyo origen se pierde en legendarias apariciones. Y es que, tanto unos como otros, servían de alimento psíquico, de pan celestial, que no del otro, para consolar la ignorancia de aquellas gentes que tenían que agachar el lomo para conseguir, éste sí, pan terrenal para cubrir las necesidades de sus señores.



            Pero como no podemos juzgar los hechos de la historia con los ojos del siglo XXI, nos limitaremos a disfrutar de la mañana por esos lugares de reconquista terrenal y de conciencias en los que se irían sembrando esos pequeños templos, algunos muy antiguos, que han resistido el paso del tiempo y que están ahí, en unas tierras con muy poco valor hoy en día, en las que trabajan los últimos héroes rurales, que son objeto de nuestra más sincera admiración y respeto.



            Nuestro destino de hoy es la milenaria villa de Ayerbe, conquistada por Sancho Ramírez en 1083. A la muerte de su hijo Pedro I, en 1104, tras el fallecimiento de la primera esposa, de éste, Inés de Aquitania, en 1095, habiéndole dejado dos hijos (Pedro e Isabel) que morirían al poco de nacer. Se casó en segundas nupcias con Berta de Aragón en 1097, concediéndole como dote parte de sus tierras que, a la sazón eran las de Agüero, Murillo, Riglos, Marcuello, Ayerbe, Sangarrén y Callén, entre otras. Se daría en llamar el Reino de los Mallos*, que lo fue de forma efímera hasta 1104 que, sin haber obtenido descendencia real, fue su cuñado Alfonso I, apodado el Batallador, quien se erigiría como Rey de Aragón y de Pamplona.


El Reino de los Mallos


            Es una parte muy importante de nuestra gran historia, ese ser vivo que continuamente está añadiendo pequeñas historias como ésta, sobre unos territorios que son objeto hoy de nuestro paseo, de nuestro recuerdo a los momentos convulsos que tuvo que vivir, bajo la atenta mirada de esas inéditas formaciones rocosas. Unas altivas peñas formadas por conglomerados de cantos rodados, cementados por carbonatos, que miran al río Gállego por encima del hombro, fruto del último vaciado del fondo marino que se llevó a cabo cuando se elevaron los Pirineos en la orogenia alpina, hace como unos 50 millones de años, cuarto de hora arriba o abajo.



            Y en esa combinación de maravillas naturales y vestigios humanos que pueblan el territorio nos hemos movido, saliendo de la plaza Mayor de Ayerbe, escenario de grandes ferias rurales en las épocas de esplendor. Nos dirigimos hacia el pinar para visitar, en primer lugar, los restos de una ermita, dedicada a la Virgen de la Cuesta. Continuamos por la senda entre pinos, asistiendo a un bello amanecer, para llegar a culminar este cerro de San Miguel, con sus dos cabezos, encontrando en el primero de ellos la ermita, fechada en el siglo XII, de origen románico, aunque las sucesivas restauraciones jueguen en contra de su identificación. La última, bastante reciente, al reparar los daños de un rayo, que destruyó la espadaña.



Restos de la ermita de la Virgen de la Cuesta


Ermita de San Miguel


            Al norte, en otro cabezo, se hallan los restos del castillo medieval, tomado por Sancho Ramírez en 1083 en sus avances para dominar la tierra llana de la Sotonera, con la vista puesta en el valle del Ebro, algo que conseguiría su descendencia. En aquellos tiempos, exentos los montes del arbolado actual, se tenía visión sobre los de Marcuello y Loarre. Desde el mirador d’os Muros, apenas se aprecia más vista que la de las copas de los pinos, dejándose entrever parte de los mallos* grandes de Riglos.



Restos del castillo y, al fondo, la ermita de San Miguel



            Bajamos a la pista, para seguirla, lo que va a ser la constante de la jornada, así como el escaso desnivel, pero no nos importa, no siempre van a ser despiadadas cuestas por terreno imposible. Una pista que se va abriendo hacia el norte, ofreciéndonos una extraordinaria panorámica de esos mallos*, que se alzan sobre campos de marcado cultivo mediterráneo. Al cabo de hora y media llegamos a la ermita de San Pablo, donde dicen que predicó el apóstol en su camino a Zaragoza. Ahí es ná… Su primera mención se encuentra en 1618, gracias al Libro de Cuentas de la Cofradía de San Pablo Apóstol. En las cercanías languidecen en su agonía los restos de un caserío que, sin duda, capitalizaría una pardina*.



Mallos de Riglos


Peña Rueba


Mallos de Agüero


Ermita de San Pablo

Ermita de San Pablo

            Seguimos camino, y al cabo de algo más de una hora llegamos a lo que podríamos considerar la cima de hoy, y tratándose, como se trata, de una ruta en olor de santidad, la chincheta de la cima la ponemos en el templo con mayor enjundia hoy en día de la ruta, el santuario de Nª Sª de Casbas, cuyo origen fue una capilla de estilo románico, convertida en un edificio barroco del siglo XVIII, y que alberga lo que dan en llamar la Capilla Sixtina del Alto Aragón. De autoría desconocida, muestra un profuso derroche de pinturas de gran colorido, datadas a comienzo del siglo XVIII, realizadas con una técnica al seco. Todo ello se puede ver a través de visitas organizadas en los meses de verano.


Mallos de Riglos al completo

            Muchas de las fundaciones de ermitas con advocación mariana tienen en común la aparición de la virgen en el lugar donde se ha erigido el edificio o en un sitio cercano. En este caso, la leyenda contradice la norma, y sirve de excepción, ya que se cuenta que en el siglo XIII los habitantes de un pueblo llamado Casbas, en el condado de Toulouse (Francia), escondieron la virgen de su parroquia para protegerla de los cátaros, y cuando fueron a buscarla había desaparecido, apareciendo en el actual emplazamiento donde hoy se encuentra el santuario y cuyo origen fue una ermita románica, se cree que la parroquial de un poblado medieval. 



            La historia más reciente nos lleva a 2014 cuando, por Decreto 73/2014, de 29 de abril, del Gobierno de Aragón se declaraba bien de interés cultural, en la categoría de monumento. En junio de 2017 se abrió al público tras una rehabilitación, en la que se invirtieron 150 000 €, a cargo del Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Ayerbe, o sea, curiosamente tan sólo dinero público de la sociedad civil regional, provincial y municipal. Y lo que es más curioso todavía es que encontramos una carta del 3 de mayo de 2020, dirigida al obispado de Huesca ante su intención de inmatricularse el monumento. “Cosas veredes amigo Sancho”. Desde entonces, varios fallos judiciales se han decantado por la solicitud clerical. Sí, “cosas veredes”.


Santuario de Nª Sª de Casbas





            Con ese sentimiento agridulce, nos vamos aproximando a la pedanía de Losanglis (originalmente Los Ángeles), para visitar la parroquial, que reza a Santiago el Mayor. Volviendo a nuestra ruta, cruzamos la A-125, que pasa por Biscarrués, otro punto emblemático de resistencia popular. Seguimos por el camino de Losanglis a Fontellas, por una pista que nos lleva a esta segunda pedanía de Ayerbe, a la que llegamos cruzando un restaurado puente sobre las, también restauradas vías de tren, en un paso más, de los muchos que quedan, para la reapertura de esa tan anhelada línea internacional Zaragoza-Pau por Canfranc. No cabe duda de que Aragón es tierra de reivindicaciones... por algo será.


Aproximándonos a Losanglis

Parroquial de Santiago el Mayor, en Losanglis

Heráldica en casa "el Herrero", en Losanglis





            La llegada a este pequeño núcleo la hacemos con gran sorpresa, debido a la cantidad de edificios de nueva planta, al parecer para turismo rural, y que conviven con algún caserón de época. Los orígenes documentados los encontramos, anotado por Antonio Ubieto, en el Cartulario de San Juan de la Peña nº 241, como Fontilgas, conociéndose 4 fuegos en 1495, y así debió ser a juzgar por las pequeñas dimensiones de la parroquial de Santa AnaEl nombre de la localidad deriva de una fuente cercana, sobre la que pesa la leyenda de que el abuso de sus aguas produce sordera.


Fontellas


Fontellas

Fontellas

Parroquial de Santa Ana, en Fontellas

            Volvemos sobre nuestros pasos para cruzar el puente del ferrocarril y seguir por la pista a la vera de esa renovada vía, que está anhelando su estreno que no para de sufrir retrasos. Tras un buen tramo, se disocia de la vía para entrar en un carrascal, desde donde vemos ya la ermita de Santa Lucía en un descampado, a la que nos acercamos.


Ermita de Santa Lucía

            Encontramos un pequeño templo, de origen románico, posiblemente de la segunda mitad del siglo XII, de una sola nave, con la curiosidad de que poseía tres ábsides, que se nos antojan demasiados para sus dimensiones. El que se conserva en mejor estado es el central; el norte se ha ido desfigurando con el paso del tiempo; y el del sur sería destruido para construir la actual torre.


Ermita de Santa Lucía

Ermita de Santa Lucía

Castillo de Loarre, en la lejanía

Llegando a Ayerbe

            De vuelta a la pista, sólo nos queda terminar la ruta en la A-125, que se dirige a Biscarrués, en un punto muy próximo a Ayerbe, a cuya plaza Mayor llegamos tras 5 horas y 10 minutos, habiendo recorrido 18,8 km una vez depurado el track, que nos llevaba a los 20. El desnivel salvado ha sido de en torno a los 420 m D+/- (325 m D+/- Wikiloc), habiendo alcanzado la altura máxima de los 708 msnm de los restos del castillo de San Miguel.



*GLOSARIO

Mallo = Gran pináculo rocoso formado de conglomerados

Pardina = Gran extensión de terreno para explotación agropecuaria


Texto confeccionado acudiendo a diversos recursos.

Bibliografía: 

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados I. Antonio Ubieto. Anubar (1984)

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados II. Antonio Ubieto. Anubar (1985)

Inventario artístico de Huesca y su provincia I. Antonio Naval y Joaquín Naval. Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, del Ministerio de Cultura (1980)

Las pardinas del río Asabón. Óscar Martín. El autor (2017)

Las cruces protectoras de Losanglis y Fontellas. José Luis Villarroel y José Antonio Cuchí. Argensola (2014)

Web:

Ayerbe 

BOE  

SIPCA  

Senderos FAM  

Románico aragonés 

Patrimonio Cultural de Aragón 

Reino de los Mallos 

Turismo Hoya de Huesca 

Virgen de Casbas  

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Wikiloc   

RAE  

Tesoros RAE

Fundeu  

IGN 

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Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.



















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